Cap 8: Breathe Me

Capítulo VIII

Aprisiono mis manos entre las suyas y con fuerza me estampo contra la pared más próxima, colocando mis brazos por encima de mi cabeza.

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, atronando mis oídos. Pensé que iba a salirse en cualquier momento de mi pecho; cuando inclino su hermoso rostro para apoderarse de mis labios en un beso posesivo.

Bajo una de sus manos introduciéndola dentro de mi camiseta explorando la piel desnuda, me ruborice al recordar que justamente hoy no me había colocado sujetador, cuando tomo uno de mis pezones entre sus dedos índice y pulgar jugueteando y acariciándolo con maestría una ráfaga de deseo recorrió mi cuerpo produciendo fuego en mi pelvis.

—Tu piel es perfecta, tan cálida—sus ojos verdes llameaban de deseo.

— ¡Edward!

Desabrocho el botón de mis vaqueros soltando la otra mano que aprisionaba las mías, con cuidado bajo lo suficiente el pantalón para introducir su mano en mi feminidad.

— ¡Oh Bella! —Alzo la camiseta para apoderarse de uno de mis pezones, succionaba frenético, mientras con sus dedos realizaba movimientos circulares sobre mi clítoris—Estás tan mojada…

—Yo…Yo…—susurre incoherente sosteniéndome de sus hombros. Ningún pensamiento racional se cruzaba por mi mente. Sólo existía Edward Cullen para mí.

—Agárrate fuerte, vamos amor, coloca tus manos en mi cuello.
Así lo hice.

Me cargo hasta una habitación que se encontraba en la planta baja de la casa, a unos pasos del comedor.

—Te deseo tanto Bella—dijo él sacando la camiseta por mi cabeza—Me vuelves loco…—me coloco con cuidado sobre el colchón, quedando él de pie frente a mí. Iba a desabrocharse la camisa pero lo detuve negando con la cabeza.

La expresión que mostro su rostro reflejo que lo había tomado como un rechazo de mi parte y desesperada lo saque de su error. —Quiero hacerlo yo—susurre bajito sintiendo como el calor subía a mis mejillas.

Con dedos temblorosos desabroche cada botón de su camisa. "Acaso era cien botones"pensé nerviosa pues no veía cuando acabar. Cuando hube terminado mi calvario acaricie su pecho descubriendo como se contraía su estomago al pasar mis manos por allí.

—Deja de torturarme—murmuro con voz ronca tomando mi mano y conduciéndola hasta su pelvis, fue asombroso sentir su dureza contra mi piel.

Tratando de no parecer ansiosa desabroche y baje la cremallera de sus pantalones con paciencia, me aventure a tocar su sexo sobre el bóxer provocando un gemido ronco de su parte.

Me estaba volviendo loca, cada vez que escuchaba un jadeo de él quería gritarle que me tomara de una vez, que necesitaba sentirme suya.

—Ya no más—dijo deteniendo mis manos.

Se hinco a mi altura bajando mis vaqueros con cuidado, sólo mis braguitas cubrían mi cuerpo y por alguna extraña razón no sentía vergüenza de mostrarle mi cuerpo, me encontraba sonrojada, cierto, pero eso ya era tan parte de mi personalidad que me era imposible evitarlo.

No sé en que momento Edward hizo que su camisa y pantalones desaparecieran pero quedo igual que yo; solo con una prenda cubriendo su majestuoso cuerpo.

Admire cada musculo que conformaba su hermoso cuerpo, imagine las horas de trabajo que llevaron a formar su dura figura.

Para mí no existía ser más bello que Edward.

Marco un camino de besos de mi cuello hasta mi hombro, deteniéndose para succionar y susurrarme lo bien que sabia mi piel.

Cuando llego a mis pechos creí desfallecer, lamio, succiono y soplo mis pezones avivando cada terminación nerviosa. —Tus senos son perfectos—murmuro para después chupar un pezón con fuerza y delicadeza a la vez, una combinación que resultaba magnifica.

Solté un gemido y enrede mis dedos jalando sus cobrizos cabellos, necesitaba sostenerme de algo porque si no creo me desmayaría en cualquier segundo.

De un momento a otro ambos nos encontrábamos completamente desnudos, nuestros sexos rozándose y gemidos roncos brotando de nuestras bocas.

Recorrió con sus labios cada rincón de mi anatomía, cada beso que posaba sobre mi piel me quemaba como si sus labios fuesen fuego y cada uno marcaba mi piel como suya.

Al posicionarse en la entrada de mi sexo supe que ya estábamos listos para fundirnos en uno sólo, soñé tantas veces con este momento que me sentía tan tonta no sabía que tenia que hacer. ¿Y si no le gustaba?

—Relájate—pareció notar mi tensión— ¿Estás segura? —inquirió atacando con besos seductores mi hombro.

¡Como poder negarme, si esto era lo que más deseaba! Ser parte de él.

Las palabras no salían de mis labios, por lo que tuve que asentir con la cabeza.

Edward empezó a besarme olvidando que se encontraba en la entrada de mi sexo y con una estoca me penetro. No mentiré diciendo que no dolió, ya que no es cierto; vaya que si dolió pero la sensación de ser completamente del hombre que más amaba en el mundo sobrepaso y echo a un lado la pequeña incomodidad que sentía.

—Pasara—me reconforto acariciando mi nuca, busque sus labios desesperada, necesitaba tanto sentirlos.

Acomode mis piernas alrededor de su cintura indicándole que podía continuar. Empezamos a balancearnos en la danza descrita como la más placentera del universo. Me llenaba y resultaba asombroso lo bien que se sentía tenerlo dentro de mí, ya no éramos Edward e Isabella Cullen en este instante fuimos uno sólo.

Sus movimientos se volvieron rápidos incrementado la excitación que sentíamos, pego su boca a mi oído susurrándome lo bella que le parecía y lo maravilloso que se sentía, y de repente sin esperarlo un rayo de placer azotó mi cuerpo elevándome a lugares maravillosos, había llegado por fin a la cumbre del placer, y él en unas embestidas más me siguió depositando con un alarido ronco toda su semilla dentro de mí, lo que provoco sorprendentemente que alcanzara el clímax nuevamente aprisionándolo con fuerza con las paredes de mi sexo.

—Te amo Edward—susurre antes de caer en los brazos de Morfeo.

…

Una suave caricia interrumpió mis sueños, cerré los ojos con fuerza no queriendo despertar. Había sido el sueño más maravilloso que jamás haya tenido.

—Despierta dormilona—susurro la voz de terciopelo de Edward. —Vamos arriba que ya está anocheciendo y tienes que alimentarte.

No había sido producto de un sueño, todo fue verdad. Quería pararme y hacer un bailecito de alegría; todos los besos, las caricias, los susurros, los gemidos ahogados y el placer, no fueron producto de mi imaginación como pensé en un principio, todo era real.

—No quiero—refunfuñe como niña chiquita, si por mí fuera me quedaba así para siempre.

—Lo siento señorita—soltó una risita—Bueno. Ya no tanto.

Me ruborice sabiendo a lo que se refería.

—Pero tiene que alimentarse para reponer fuerzas—siguió y de pronto beso mis cabellos. —No hagas eso—murmuro ronco.

— ¿Qué? —pregunte distraída no sabiendo de que hablaba.

—No me acaricies de esa forma Bella, porque si no…

— ¿Si no qué? —lo rete soltando una risita. Me encontraba tan feliz.

— Le aviso señora Cullen, que debe prepararse para el segundo asalto y creo que puede causarte cierta incomodidad.

—No lo creo señor Cullen, estoy más que lista—lo provoque sentándome a horcadas sobre su pecho.

— ¡Dios santo! —Exclamo mostrando su particular sonrisa torcida— ¿Dónde quedo la tímida Bella Cullen?

—Ha desaparecido—reí antes de tomar entre mis manos su pene e introducirlo dentro de mí.

Gemimos al unísono y volvimos a enredarnos en los placeres del amor.

*Mi dirección de blog: caralunadc3.blogspot.com

N/A: Bueno mis amores aquí esta lo que tanto esperaban…

Ya sucumbieron a la pasión, a ver que pasará en el próximo capítulo.

Gracias Chicas por todos los comentario, las alertas y favoritos. Me siento muy feliz por la aceptación de mi historia. En el blog estoy describiendo a cada uno de los personajes de la historia, para que se enteren de datitos sobre ellos.

Ahh… se me olvidaba en unos minutos subiré el adelanto del próximo capítulo en el blog.

Besitos

Luna