El jefe y la recepcionista Cap 6

Cap 6: “cocinando con mi jefe”
karen Pttzn
“Esto no hará más que crecer mi corazón”
Bella POV
-Por supuesto, le pagaría.
Oí la mención del dinero, parpadeé. Debería de contratar una mejor experta en cocina. Pero esto era una oportunidad para superar mis miedos, era ridículo pasarse el resto de mi vida evitando algo que me gustaba como cocinar. Seguro que Alice, la hermana de Edward le había comentado de que se buscara a alguien profesional. ¿Pero por que yo?.
-¿En que está pensando?- me preguntó preocupado.
Solté lentamente el aire.


-Estaba pensando en que tendremos que buscar un lugar adecuado, en uno donde la cocina esté realmente grande.
Edward sonrió con evidente alivio y en ese momento me alegre de no haber rechazado la sugerencia.
-Tengo un salón perfecto, tiene todo lo necesario para que practiquemos.
-Si, supongo esta bien.
-Pero tenemos que hacerlo fuera de las horas de trabajo, por supuesto. Tampoco hace falta que lo gritemos a los cuatro vientos.
-No diré ni un palabra.
-Espero que podamos encontrar una tarde que nos vaya bien a los dos, o durante el fin de semana.
Asentí.
-Cualquier día me va bien.
-¿Que tal si el jueves por la tarde, sobre las siete y media?
Levantando la copa a modo de brindis dije:
-De acuerdo, trato hecho. No olvide su gorro y su mandil.
Edward sonrió.
-Gracias por recordármelo, podría haberme llevado un traje de negocios.
-Necesitaremos muchas cosas.
-Yo me ocupo, trataré de comprar todos los ingredientes necesarios. Pasaré a recogerla el jueves a su casa.
Bebí un poco más de vino y empecé a relajarme. Si no perdía los nervios, podría ser divertido.

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Edward POV
-Ya sé que vas a decirme que soy metomentodo, pero te he buscado información sobre las recetas y todo eso.
-Eres una metomentodo- le dije sin malicia- te agradezco el esfuerzo, pero ya lo tengo solucionado.
-¿ya tienes quien te enseñe?
-No se porque te extraña tanto.
-Digamos más bien que estoy fascinada ¿Quien te va a enseñar?
-Hm…- titubeé- una cocinera por supuesto.
-Oh, hermanito que bien! eso es fantástico bien hecho.
Al colgar, deseé sentirme tan seguro como parecía. Ahora que había hablado con Bella, me pregunté sino había perdido el juicio. ¿Que estaba pensando? ¿Que habría pensado Bella al respecto? Deseé poder saber lo que pensaría.
Al entrar por la mañana por las puertas de la empresa la vi sentada tras la recepción, mi sentido común se había derretido como plástico barato en un microondas. Claro que la idea de tener como profesora de cocina a una recepcionista y darme órdenes era menos apetecible que la de compartir esos ratos con Bella. Todo estará bien siempre y cuando las clases no desequilibren la relación de jefe y empleada.

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Bella POV
Pasé los días flotando en el aire, tratando de apartar de mi mente las imágenes de la cita en el bar y de olvidar la maravillosa experiencia de sentarme junto a él en su coche cuando me llevó a casa. Estaba segura de que el jefe de Cullen´sford no tenía segundas intenciones conmigo, y además, lo último que deseaba era ser una más en la lista larga de mujeres que recibían sus ramos de violetas semanales. De hecho, me preguntaba por que Edward no le había pedido a una de ellas que le enseñara a cocinar. ¿Querría mantenerlo en secreto? ¿Quizá para no revelar lo que él consideraba un punto débil? Fueran como fueran las razones, una cosa era segura: cuando empezaran las clases, nuestros papeles cambiarían. Yo sería la experta, la profesora, Y Edward Cullen el alumno.
El jueves por la tarde, empezó la llegada de Edward a mi casa. Edward traía una camiseta color Beige y unos pantalones desgastados y recordé que era malo quedarsele viendo una persona tanto tiempo asi que aparte la mirada. Se veía absolutamente perfecto. ¡Que distinto estaba! Tan normal, tan relajado…
-¿Ocurre algo? – preguntó él.
Carraspeé y aclaré la garganta.
-No,no ocurre nada, nada en absoluto.
-He traído lo que me has pedido – En el asiento trasero, estaba el gorro y el mandil.
-Bien hecho.
Durante el trayecto a través de las calles oscuras, traté de poner en practica lo que había aprendido en las clases de yoga para mantener la calma. “Lo importante es respirar. Respira despacio y con calma”.Afortunadamente, Edward estaba concentrado en el tráfico y casi no hablo. Al llegar al salón, metió el coche en el aparcamento. Entramos al salón. Estaba hermoso, climatizado y con una cocineta muy linda.
-¿Le parece bien?- preguntó Edward
-Perfecto.- estaba nerviosa, no sabía como empezar- Empezaremos con algo fácil y básico, un pastel.
-Mmm… me parece bien.
-Bueno, póngase el mandil y el gorro.
-¿No me veré raro?
-Tranquilo, aqui no hay nadie más que yo.
-Confiaré.
Edward se colocó el mandil y el gorro. Se veía hermoso.
-Veamos, vamos a batir tres claras de huevo, hágalo en este recipiente.
-Bella, en realidad no tengo la menor idea de como se hace esto.
-Mire, sólo le dará un golpesito al huevo, lo partirá en dos, y sólo utilizará la parte blanca, ¿ Entendió?
-Creo, déjeme intentarlo.
Edward le dio un golpe duro al huevo y éste se cayó al piso, obviamente todo hecho pedazos. Carcajeé.
-¿De que se ríe?- preguntó consternado.
-Hay Edward, era un toque ligero, además es cerca de la tabla, si lo hacemos muy duro el huevo saldrá volando y se partirá en mil pedazos.- Edward no dijo nada asi que voltié a verlo, y estaba observandome detenidamente, sentí un mar de nervios.
-¿Que pasa?- dije
-Nada- dijo un poco sonrojado.- Déjame volver a intentar. Edward volvió a agarra otro huevo y lo partió un poco más decente- ¿así?
-Aja, no te podría decir perfecto, pero hemos avanzado. Ahora, con la mano agarra la parte amarilla, osea la yema, son mucho cuidado.
-Será pan comido.- Edward la agarro con la mano y la apretó fuerte que me salpicó en la cara toda la yema.- ¡Bella perdóname! no soy bueno en esto.
-No te preocupes.
¿Desde cuando nos empezamos a llevar de Tú?
Edward agarró un pedazo de papel y empezó a frotármelo en la cara.
-Te apestará la cara con el huevo.- se medio rió.
-Lo sé- estaba un poquito furiosa.
Por un mínimo instante nos miramos el uno al otro, y me dí cuenta que estabamos a escasos centímetros. Empecé a acercarme más, pero de nuevo, mi instinto me detuvo y me alejé de él.
-Terminaré de hacer los huevos, no vayamos a terminar amarillos los dos- Bromeé.
Edward me dio una mirada furibunda, pero luego se relajó.
-Lo siguiente es poner en un tazón el azúcar, la harina, las claras del huevo, leche, polvo para hornear y vainilla.
-Eso si lo podré hacer.
-Espera, me apartaré de ti, no vaya a ser que yo termine siendo el pastel.
-Bien dicho- dijo con una sonrisa.
Que perfecto y hermoso se veía Edward cuando era despreocupado y divertido. Me encantaba así, pensé que lo gruñón no se le iba a quitar nunca. Agregó los ingredientes perfectamente y mezcló con el cucharon correcto.
-Bien Edward.
-Aprendo rápido.
-Si, me doy cuenta. Ahora engrasaremos el molde donde irá colocado el pastel y vaciare…- Edward se estaba buscando algo en la alacena.- ¿Edward que haces?
-Buscaré la grasa para el molde.
Le di una mirada furibunda. Lucharía bastante con este hombre.
-Edward , cuando hablo de engrasar, hablo de ponerle mantequilla al molde.
Se sonrojó.
-Perdón, es esto soy nuevo.
-Aja, bueno como te decía, vaciaremos la mezcla en este molde y lo meteremos al horno por 30 min a 190°-
-Bien.- Edward siguió mis instrucciones y vació la mezcla en el molde. Abrió el horno e introduzco el traste y cerró.
-¿ves que fácil es?- dije
-Si, jamás me había tomado la molestia de cocinar mi propia comida, generalmente como fuera de casa, nunca me he preocupado por eso.
-Los hombres nunca se preocupan por eso mejor dicho.
Cuatro limonadas y 30 minutos después, sacamos del horno el molde, el pastel estaba completamente esponjado, se veía delicioso.
-Lo veo y no lo creo.- dijo Edward
-¿que sucede?
-Mi primer pastel en 26 años.
Me carcajeé.
-La mia la tuve a los ocho, y nada bien debo decir.
-¿Que te sucedió?
-Se me quemó, y además le quedaron pedazos de cascaras de huevo.
-AJA! y tu dices que soy un cocinero pésimo.
-Pero yo tenía 8 años! no se puede comparar a tu edad.
-Mmm… es verdad, pero para mi primera vez lo hice perfecto.
-Aja. Ahora volveremos a utilizar claras de huevo para el merengue, y un poco de saborizante de chocolate.
-Te toca hacer las claras.
-¿Tu eres el que tiene que aprender no?-
-Si pero… ¿no quieres que te vuelva a salpicar verdad?
-Estaba bien yo lo haré. Pero tu le pones el saborizante.
-De acuerdo.
Batí las claras y Edward le colocó el saborizante. Hicimos un cucurucho y rodeamos el pastel con la mezcla. Por último, le agregamos fresas.
-Se ve delicioso – dijo Edward
-Lo mismo digo. ¿Quieres un pedazo?
-Por favor.
Corté dos pedazos y luego probamos. Delicioso.
-Está riquísimo, no cabe duda que somos excelentes.
-Bella acuérdate quien hizo el pastel ¬¬
-Esta bien, en tu primera prueba tienes 10. Creo que ya es suficiente por hoy.
Edward asintió. -Gracias, te agradezco mucho tu ayuda. Ahora tengo que pagarte.
-Oh, no, no es necesario. Lo hago encantada, pero no soy profesional.
-Necesitaré más clases de cocina. Si te parece bien, me gustaría invitarte a cenar, en señal de agradecimiento.
-No creo que sea una buena idea.
-¿Por que no?
-Sería como una cita.
-¿Y eso es un delito?
-Tú eres mi jefe.
-Bueno, eso es cierto. No metamos la empresa en esto. Tú te dedicas unas tardes a ayudarme, asi que lo mínimo que puedo hacer es llevarte a cenar.
Continuará…