Por Shell Craig
Siempre se puede hablar de un cambio antes y después en todo, en una relación, en la escuela, en el trabajo, cosas que nos marcan de manera especial, lo mismo pasa con Twilight, esta historia que nace del sueño de una ama de casa la madrugada de un 02 de Junio del 2004, en el que consistía de un hombre extremadamente guapo, que parecía fuera de este mundo, en un hermoso prado con una humana mientras discutían la muerte de esta y su amor prohibido.
Cuando tomamos el libro y empezamos a leer nos imaginamos un mundo completamente distinto en el que hemos vivido, donde existen criaturas sobrenaturales y que conviven a nuestro alrededor ignorando completamente su existencia, cuando empezamos a leer, nos sumergimos tanto en la historia, que parece que la estamos viviendo, nos imaginamos siendo Bella con Edward, en el prado confesándose su amor, o sufrimos porque nuestro Edward se fue, sufrimos porque tenemos que decidir entre mi mejor amigo y el amor de nuestra vida o sentirnos plenas por consumar el acto,” ¿Quién no se enamoró cuando escuchamos, y el león se enamoró de la oveja, que oveja tan estúpida, que león enfermo y masoquista?”