Cap #7: Unrestraint

Por DiarioTwilight   Publicado a las  11:57 p. m.   fanfic 0 comentarios

Capítulo 7: Noche perfecta.

BPOV.

La brisa azotaba mi cuerpo, haciéndome tambalear un poco debido al frío, el vestido que tenía puesto cubría lo necesario, repleto de lentejuelas negras, corto hasta un poco más arriba de la rodilla y muy entallado, era quizás demasiado para mí pero no escatimaría esta noche, si la idea era pasar una noche increíble, el vestido también debía serlo. Por ello sin temor saqué del closet esta pieza prohibida, la cual Carlisle no estaba muy contento de verme usar, decía que esto sólo lograría que mis probabilidades de quedar embarazada subieran, su miedo era completamente irracional aunque era muy obvio que era más un miedo a que Charlie lo golpeara a que yo cargara un bebé en mi panza pero de algo estaba segura, no quedaría embarazada…Al menos no lo esperaba.

Estaba aguardando a que Jacob me recogiera en la entrada, como habíamos planeado, hace treinta minutos, el tiempo pasaba lentamente pero me entretenía observando a la gente que pasaba por la calle, al ser viernes todo está muy activo, chicas con cortos vestidos y altos tacones caminaban en grupo de un lado a otro, chicos con camisas semi-formales y una actitud arrogante los acompañaban, cada uno de ellos dirigiéndose al pub más cercano, para lo que creía yo, embriagarse y tener un poco de sexo sin compromiso.

Por alguna razón hoy era el día perfecto para que me olvidara de todo, donde bailaría sin parar en la pista y sería libre al fin.

—¡Bella! —escuché que alguien gritó tras de mí, en cuanto fijé la mirada me di cuenta de que era Jacob, recostado en una moto, ¡Una jodida moto! Y era preciosa.

—¡Wow! ¿y esto? —pregunté después de saludarlo con un beso en la mejilla.

—Es mía, después de años trabajando en el taller de mi tío por fin tuve lo suficiente para comprar esta belleza —comentó dándole palmaditas al asiento de cuero de la moto, como un padre orgulloso refiriéndose a su hijo.

—Está genial, un día de estos debes darme un paseo, pero ahora mismo no creo que sea muy buena idea, ¿Cómo se supone que me monte ahí si tengo puesto este micro vestido? ¡Las personas verán mi ropa interior!

—¡Vamos Bella! No pensé que te importara tanto lo que pensaran las personas.

—¡No lo hace! Pero no son tus pantaletas las que verán la luz.

—Se nos hace tarde —murmuró Jacob al ver la hora en su celular y sin más me haló de un brazo causando que me subiera torpemente en la moto, me ofreció un casco el cual tomé sin dudar, pasé mis brazos alrededor de su cuerpo abrazándolo y arrancó la moto.

Recorrimos la ciudad hasta llegar a Ocean Drive, Jacob aparcó la motocicleta en un estacionamiento y caminamos hacia la entrada del pub, en cuanto me di cuenta hacia donde nos dirigíamos pegué el grito al cielo, Jacob me miró entre sorprendido y confuso.

—¡Mierda Jacob! No me dijiste que me ibas a traer a Mansion.

—No veo cuál es el problema, puede que haya olvidado mencionarlo.

—¡Pues que jodido error! Venir aquí es el sueño de cualquier persona con algún gramo de diversión en su cuerpo—respondí halándolo hacia la fila, la cual debía decir, era demasiado larga, quizá tuviéramos al menos quinientas personas delante de nosotros.

—¿A dónde vas Bella? —preguntó Jacob confundido.

—A la fila, como todos los mortales —respondí como si no fuese obvio.

—Eso no es necesario —respondió—. Estamos en la lista.

Seguí a Jacob hacia la entrada donde Jacob sólo dijo "Black" —el cual supuse era su apellido— hacia el gorila que custodiaba la entrada, al instante éste quitó la cinta que nos separaba de la puerta principal e ingresamos.

—¿Qué rayos acaba de pasar y por qué no nos pidieron identificación? ¿Me veo tan zorra en este vestido? —pregunté sorprendida.

—No digas tonterías, te ves hermosa —dijo Jacob—. Respecto a lo otro que preguntaste, es lo que sucede cuando conoces al dueño.

—¿Conoces al dueño? —grité asombrada—. Jacob, ¿dónde has estado toda mi vida?

—Supongo que follando —contestó encogiéndose de hombros.

—Supongo que si —respondí con una carcajada y arrastrándolo hacia el pub más increíble de toda la ciudad.

Mansion era el mejor club de la historia, y su fama no era para menos, conocido por poseer los mejores DJ's y los mejores espectáculos del país, también por ser la principal atracción de las personas famosas de Miami y algunos visitantes de otros sitios del país, lo más importante de todo: Era increíblemente inmenso y yo tenía la suerte de poder estar aquí, definitivamente esto era lo mejor que me había pasado en la vida. Caminé con Jacob a mi lado y entré a lo que era, para mí, el cielo. Me sentía como si hubiese muerto y esto era una especie de cielo ultra moderno.

La fuerte música electrónica, las luces parpadeantes y personas bailando me recibieron con un abrazo, estaba lista para esto.

No exageraba al decir que el sitio era enorme, porque de verdad lo era, la multitud de gente era abrumadora, personas de clase alta, más que todo, chicas vestidas con probablemente atuendos de alta costura y chicos nacidos en cuna de oro, todos ellos unidos en un mismo lugar, con un mismo propósito: pasarla bien. Había una gigantesca pista de baile donde podía observar desde lo alto de las escaleras a las parejas bailar en movimientos sensuales, al ritmo de la música de David Guetta, a los laterales estaban las barras de tragos y justo en el centro estaba la cabina del DJ principal, el club estaba compuesto por varios salones en cada uno de ellos tocaban música distinta, lo cual lo hacía un sitio muy dinámico, el bailar aquí no era una opción, a eso se venía, a mover el cuerpo sin parar.

— Te noto contenta —comentó Jacob.

— ¡Lo estoy! —dije entusiasmada—. Este sitio es mejor de lo que creí, me dijiste que era una inauguración.

— Es más una "reinauguración", lo estaban remodelando y hoy era el primer día que lo abrían al público, por eso tanta gente en la fila de afuera.

— ¿Cómo conoces al dueño? —pregunté con curiosidad.

— Soy amigo de su hijo, de hecho vamos a encontrarnos con él y otros compañeros de fraternidad ahora mismo.

— No te veía como un chico de fraternidad —contesté divertida

— No lo soy —respondió él frunciendo el ceño—. Pero mis amigos sí, esto es sólo un beneficio de ello.

— Genial —contesté—. ¿Vamos allá entonces?

— Vamos —respondió tomando mi mano y encaminándonos a los cubículos privados, éstos eran unas pequeñas habitaciones, las cuales conformaban asientos forrados de cuero blanco donde estaban sentados los amigos de Jacob y en el centro una pequeña mesa llena de toda clase de bebidas. Los amigos de éste eran muy distintos a lo que uno creería que sería su grupo de amigos, chicos vestidos con traje acompañados de lo que pensaría yo eran modelos, todos con clase y muy sofisticados, completamente opuestos a Jacob que parecía un chico normal y sin muchas pretensiones. Eran tres chicos, dos de piel morena y uno rubio con una sonrisa socarrona, y sus acompañantes eran el completo estereotipo de mujer "hermosa": rubias, altas y con cuerpos esculturales.

Jacob los saludó con un apretón de manos y me presentó.

— Esta es mi amiga Bella —Les sonreí a las seis personas que estaban frente a mí —. Mucho gusto.

—Mucho gusto Bella —respondió uno de los morenos, lo llamaré "moreno 1" —. Yo soy Sam y aquél que ves besuqueándose es Embry.

El tal Embry —al cual llamaré "moreno 2"— se soltó de la chica y me saludó con un beso en la mejilla.

—Es un placer tenerte aquí, hace mucho que Jake no traía a una chica —dijo con burla.

—Eso es porque ustedes las espantan a todas —contraatacó Jacob—. Además, Bella no es mi chica, recién la conozco.

—Eso es cierto— contesté y mirando al chico rubio que no me había dirigido la palabra, curiosa pregunté: — ¿Y cuál es tu nombre?

—Yo soy James y realmente no me gusta tu presencia aquí.

¡Diablos! Sí que eran directos aquí, primero Edward y ahora ricitos de oro.

—Pues lamento eso, pero para tu importuno estaré aquí toda la noche —contesté con pretensión, me sentía genial y no permitiría que ese niño rico arruinara mi gran noche.

—Tienes razón —contestó él mientras le daba un sorbo a lo que suponía era whisky—. Yo no te traje aquí pero sí puedo sacarte.

— ¿Qué rayos te sucede James? —dijo Jacob enojado defendiéndome—. Hoy estás más insoportable que nunca, no veo cuál es tu problema.

—El problema aquí es que no me agrada tu amiguita.

—Eso es todo, nos largamos Bella —dijo Jacob mientras recogía del asiento mi abrigo y halaba mi brazo, moren comenzaron a protestar, incluyendo también a las chicas que estaban ahí. Aunque el comportamiento de James era estúpido debía soportarlo, entrar a un sitio como éste era una oportunidad única, además el lugar era lo suficientemente grande para los dos y podría evitarlo a toda costa.

Tenía que detener a Jacob, así que me alejé junto a él hacia una esquina del privado para hablar con tranquilidad. Saqué la coquetería que había dentro de mí y me propuse a convencerlo.

—Cálmate Jake —dije mientras acariciaba su brazo—. No me molesta su actitud, puedo soportarlo por una noche, además tú y yo venimos a disfrutar de un tiempo genial juntos.

—No me gusta que te hable de esa manera, él no es así de molesto, puedo decir que hasta es amable.

—Sólo vamos a ignorarlo ¿Okay? —susurré cerca de sus labios—. Ahora ve, reconcíliate con tu amigo y seguiremos con esta estupenda noche.

—Está bien, pero prométeme que si te vuelve a insultar nos largamos, estoy demasiado grande para soportar esta mierda.

—Te lo prometo, palabra de Scout.

—No sabía que fuiste Scout —dijo sorprendido.

—No lo fui —contesté mientras caminábamos hacia el sillón con el resto de los chicos.

—Nos quedamos —anuncié con una sonrisa. Todos estuvieron de acuerdo en que sería una tontería si nos marchábamos tan pronto, la noche aún era joven.

Iniciamos una conversación trivial. Cuando llegó la primera ronda de tragos, la cual acepté con total confianza, cogí un Martini que Jacob había pedido para mí, delicioso pero demasiado fuerte.

—La próxima vez deberías probar un Cosmopolitan —me comentó una de las chicas rubias—. Es muy bueno.

—Seguro —respondí y aprovechando que todos estaban inmersos en una conversación me le acerqué a Jacob y recordando las palabras de James, pregunté.

—Cómo es eso de que James puede sacarme de aquí si lo quisiera.

Jacob me miró confundido pero luego entendió a lo que me refería.

—Es que él es el hijo del dueño —contestó simplemente, yo que en ese momento estaba tomando del Martini, me ahogué con el trago y comencé a toser escandalosamente.

—¿Estás bien? —me preguntó dándome palmaditas en la espalda ante la mirada expectante de las demás personas que estaban allí, asentí en respuesta haciendo que volvieran a su conversación.

Genial, ahora me gané la enemistad del príncipe de Mansion. Tenía que disfrutar mi estadía aquí esta noche, ya que al parecer sería la única vez que entraría al local.

Los minutos pasaban rápidamente mientras seguíamos charlando cómodamente en el privado, como lo había mencionado anteriormente confirmé el hecho de que las chicas eran sólo un estereotipo más, ya que al tratar de charlar con ellas me llevé la sorpresa de saber que no eran tan huecas como se hacían ver, las tres chicas, llamadas Victoria, Tanya e Irina eran muy inteligentes, eran compañeras de fraternidad que estudiaban en la facultad de Derecho de la Universidad de Miami y conforme avanzaba la conversación pude darme cuenta que les apasionaba lo que hacían, me sentí muy a gusto con ellas tres, James no volvió a dirigirme la palabra cosa que agradecí, sentada entre Jacob y Embry tuve un tiempo increíble, nos reíamos de alguna tontería. Cuando la segunda ronda de bebidas llegó Tanya me ofreció un coctel, éste era de color rosáceo y encima flotaba un cereza, lo acepté con gusto y le di un sorbo. La bebida era deliciosa, una explosión de sabores inundaba mi boca, sabía a Vodka, lima y podía sentir el toque de arándanos.

—¡Mmm esto sabe increíble! —destaqué—. ¿Cómo se llama?

—Ese es el Cosmopolitan —respondió Tanya—. ¿Te gusta?

—¡Está buenísimo! Sin duda será mi bebida —comenté con una sonrisa, lo que hizo que todos rieran.

Luego de beber mi querido Cosmopolitan, tomé a Jacob de la mano y caminé hacia la pista de baile, esquivando los cuerpos sudorosos hasta llegar al centro.

—Espero que seas un buen bailarín —dije. Posicioné mis brazos detrás de su cuello y me pegué a su cuerpo comenzando el baile. Animals de Martin Garrix sonaba a todo volumen, las personas a nuestro alrededor saltaban y se movían al ritmo de la canción.

—Claro que lo soy —contesto él tomando mi cintura, así pues bailamos juntos por un largo rato. Me sentía feliz, extasiada, con el baile liberaba todas las tensiones y podía dejar de preocuparme por las otras personas, aquí sólo era yo, sin tener que rendirle cuentas a nadie, no Sam, no Reneé y no Charlie. Únicamente Bella Swan disfrutando de la vida.

Continuaba bailando cuando una de las bailarinas que estaban subidas a una especie de escenario me llamó, animada caminé hacia ella y subí al pequeño escenario en el cual había un caño de pole dance, moví mi cuerpo sin parar junto a la otra bailarina, disfrutando el momento. Cuando estuve agotada y lista para conseguir algo de beber, me bajé del escenario y busqué a Jacob con la mirada, cuando lo encontré estaba poniéndose cariñoso con una chica, alguien tendría suerte esta noche, caminé hacia ellos y le hablé en el oído.

—Iré a la barra, cualquier cosa me consigues allí—Jacob asintió y prosiguió con su baile, impresionada por el descaro de ambos caminé hacia la barra y me senté en uno de los taburetes libres. El bartender que estaba en esta zona del bar terminó con la bebida de un muchacho y lo llamé para que luego viniese para acá, estaba oscuro pero gracias a una luz parpadeante lo vi bien.

Era Edward, se veía tan sexy vestido con el chaleco negro y la camisa negra que acentuaba sus músculos, que ganas le tenía a ese idiota. Recordé que Alice había mencionado que su primo trabajaba en un bar pero nunca pensé que sería en este y al parecer yo no era la única que estaba sorprendida de verlo. Edward caminó rápidamente hasta donde yo estaba y me preguntó:

—¿Qué haces aquí? ¿Viniste con Alice? —Impresionada y un poco molesta, contesté:

—¡¿Qué?!...¡No! ¿Cuál es tu problema conmigo? —Edward limpiaba unos vasos con el ceño fruncido y respondió:

—No tengo ningún problema contigo, sólo no me gusta que estés con Alice.

—Alice ya es adulta, no deberías estar pendiente de todo lo que hace.

—Tú no entiendes, es algo entre la familia. Simplemente por tu bien no te juntes con ella —respondió dando por terminado el tema—. En fin, ¿Qué te sirvo?

—Dame un Cosmopolitan, por favor —dije, sentándome derecha y ansiosa por el delicioso sabor de la bebida.

—Estás loca —habló Edward negando con la cabeza—. Te daré una cola.

—Claro que no—respondí incrédula—. Soy tu clienta, deberías atenderme como tal.

Edward soltó una carcajada y yo lo miré rentándolo.

—Está bien, clienta —respondió con sarcasmo—. Por favor, permítame su identificación para verificar que es mayor de edad y puede beber.

—¡Oh por favor! —dije con enojo—. Tú eres el único que lo sabe.

—Por eso mismo, debo ser un adulto responsable y evitar que bebas —respondió, seguidamente pellizcó mi mejilla como si fuese un bebé, enojada le quité su mano de un manotazo.

—¿Qué jodido problema tienes con mi edad? Sé que puedo ser joven pero créeme que no soy inexperta —dije provocándolo con una mirada inocente.

—Estoy seguro de eso—contestó—. Pero actualmente no necesito de tus servicios.

—Jódete —respondí causando que se riera, en ese instante un señor regordete con ropa parecida a la de Edward apareció.

—¡Cullen! —gritó molesto—. Se te paga para que prepares bebidas, no para que consigas novia.

—Lo siento, Señor —murmuró, cogió un vaso de vidrio y lo llenó con hielo, luego buscó una cola en el refrigerador y la colocó enfrente de mí.

—Debo irme, mi jefe es una molestia —dijo con una mueca—. No te metas en problemas.

—Contigo aquí, seguro que no lo hago —contesté con una sonrisa, me percaté de mi bebida y dije:

—¡Espera! —Edward volteó expectante, esperando que prosiguiera—. No te he pagado la bebida.

—Va por cuenta de la casa —respondió simplemente y se enfocó en preparar un coctel que una chica le había pedido.

Me bajé del taburete en busca de Jacob, cuando lo encontré estaba metiendo su lengua en la garganta de la chica que había ligado, decidí no inmiscuirme y caminé por la discoteca dándole una vuelta al sitio.

Cuando terminé mi bebida, me dirigí hacia el privado donde deberían estar los demás chicos, cuando llegué me encontré con una escena bastante perturbadora, los tres amigos estaban besándose con sus respectivas parejas, esperaba que no se convirtiera en una especie de orgia conmigo ahí, no notaron mi llegada así que me senté en uno de los sillones individuales y saqué mis pies de esos altísimos tacones respirando de alivio, me mataba a horrores el dolor pero como dicen "para ser bella hay que ver estrellas" y la larga hora de baile intenso tampoco habían ayudado mucho, busqué mi bolso entre los abrigos y saqué mi celular de allí, me sorprendí al ver la hora, eran cerca de las tres y treinta de la madrugada, en mi teléfono tenía un mensaje de Carlisle el cual decía:

Por favor llega antes de las cuatro, si no la haces me enojaré mucho.

Disfruta la noche. 

Hoy era mi día de suerte, menos mal que había regresado al privado antes de que fuese más tarde, en verdad el tiempo pasa volando cuando te diviertes. Me calcé con mis tacones, recogí mi abrigo y mi bolso. Carraspeé llamando la atención de los demás.

—Lamento interrumpirlos —dije un tanto incómoda—. Pero debo irme, fue genial conocerlos a todos.

Le di un fuerte abrazo despidiéndome de moreno 1 y 2, luego a Tanya, Irina y Victoria, cuando llegué a James, le sonreí y también le abracé.

—También fue un placer conocerte a ti James —Sonreí triunfante, quien me conoce diría que estaba mintiendo, pero conocer a ricitos de oro no fue tan malo—. Y gracias por permitirme quedarme.

—No hay de qué y perdona mis horribles modales—sonreí comprensiva y asentí. Despidiéndome con la mano, caminé hacia la salida del privado, volteé para decirles algo pero los encontré de nuevo besuqueándose, eran imposibles.

Recorrí Mansion tratando de encontrar a Jacob pero no lo veía en ningún sitio, cuando estaba a punto de rendirme lo vi, estaba sentando en el mismo taburete en el que yo estaba hace un rato, caminé con rapidez y le di un golpe en el hombro.

—¡Llevo buscándote por horas! —exageré—. ¿Dónde estabas?

—La pregunta sería: dónde estabas tú señorita, dijiste que me esperarías aquí

—Es verdad, disculpa —respondí mientras alargaba mi cuerpo tratando de ver a Edward pero ya no estaba ahí, en su lugar estaba un chico bajito con lentes atendiendo la barra—. Tengo que irme, ¿nos vamos?

—Eh…respecto a eso, Bella —dijo apenado tocándose la parte de atrás del cuello—. Conseguí esta chica y bueno, tú sabes…

Lo frené al instante, sabía lo que quería decir y no iba ser yo la que impidiera que el buen Jacob echara un polvo.

—Tranquilo, pediré un taxi —respondí con sencillez.

—¿Estás segura? Porque si lo prefieres puedo llevarte a casa.

—¡Qué tierno! Pero tú y yo sabemos que no eres tan noble.

Jacob sonrió y negó con la cabeza.

—¿Estamos bien, entonces?

—Totalmente —contesté, me acerqué a su mejilla y le di un dulce beso, luego agregué—. Ve por ella, tigre.

Jacob se carcajeó y luego de devolverme el beso, nos despedimos y me fui hacia la salida.

Hacia más frío que de costumbre, el viento estaba helado. Caminé hacia la acera esperando que un taxi pasara rápidamente cuando vi el viejo fiat de Edward, éste se orilló cerca de mí y él asomó su cabeza y con una sonrisa dijo:

—Sube, te llevo a casa.

Emocionada abrí la puerta del auto y me senté, me recibió el olor varonil del chico que estaba a mi lado.

—¿No es un poco tarde para que estés sola? —preguntó mientras arrancaba el auto, le recordé mi dirección a lo que él asintió.

—Mi amigo tenía un ligue y no quería ser la tercera rueda, por eso estaba esperando un taxi.

—Y en ese momento aparecí yo —comentó mirando fijamente la carretera.

—Es así, ¡mi héroe! —respondí con voz soñadora causando que riera chistosamente, amaba cuando reía, definitivamente debía hacerlo seguido.

—Que gracioso, creí que la primera vez que me conociste era más el mounstro de la historia.

—No lo eres —negué reprochándolo—. Sólo eres un príncipe con un terrible mal humor—. Debido a mis palabras, Edward me miró fijamente, como si estuviese en un trance, luego de unos segundos reaccionó y continuó mirando la carretera con el ceño fruncido.

—Respecto a eso... —habló como si estuviese tanteando el terreno.

—¿Si…? —lo insté a que continuara.

—Lamento como te traté la vez que nos conocimos —dijo finalmente—. Sé que no debí tratarte así, pero cuando Alice se droga me pone de nervios.

—No importa, pero deberías hablarme de ese problema que tienes con Alice —contesté tratando de no sonar tan entrometida, aunque tenía todas las intenciones de serlo.

—No quiero hablar de eso, tal vez otro día.

—¿Habrá otro día? —contesté sorprendida—. Creí que contigo sólo habían encuentros desagradables.

—Eso no es cierto, yo no soy desagradable —susurró tímido. ¡Ah! Ahora sí que es tímido.

—Claro que lo eres y no sé, tal vez sí podamos salir un día… Tengo que revisar mi agenda.

—¿Acaso tienes agenda? —dijo suspicaz—. No seas tonta, sólo dime sí.

—Okay, okay —reí—. ¿A dónde quieres ir?

—A donde sea, yo no planeo las cosas.

—Dios mío, pero que confiado eres—contesté divertida. Edward podía pasar de un humor a otro en menos de diez segundos, si no fuese tan guapo podría decir que es mujer.

—Sólo anota tu número —dijo, me entregó su iPhone y anoté mi número bajo el nombre de "Bella Swan", luego se lo entregué y lo guardó en su bolsillo. Llegamos al condominio de Carlisle y Edward estacionó el auto en la entrada, luego de que apagó el motor me miró y dijo:

—Puede que te llame mañana, es mi día libre y podemos salir por ahí ¿Conoces la ciudad?

—Como la palma de mi mano —respondí mientras miraba la palma de mi mano literalmente, lo que hizo que Edward riera—. Pero sería genial salir contigo.

—Genial, te estaré llamando.

—Genial —repetí, nos quedamos en un silencio cómodo por unos segundos.

—Tal vez deberías irte ya —susurró Edward débilmente. Asentí y me dispuse a salir del auto, regresé mi cuerpo para despedirme de él y me dio un beso en la mejilla, lo que hizo que me sonrojara fuertemente por primera vez en mucho tiempo, tal vez esta era la reacción que él causaba en mí. Dije adiós torpemente y caminé con una enorme sonrisa en mi cara a paso de tortuga hacia el apartamento de Carlisle.

Con seguridad podía decir que había sido la noche perfecta.

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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