Cap #5: Unrestraint

Por DiarioTwilight   Publicado a las  11:48 p. m.   fanfic 0 comentarios

Capitulo 5: Mi reino.

BPOV.

El aterrizaje fue tranquilo y sin ningún inconveniente, cerca de las once de la mañana la soleada ciudad de Miami me dio la bienvenida, no estaba segura si el primo Carlisle me recogería en el aeropuerto pero gracias al cielo, Charlie me proporcionó su número y cuando estuve cerca de la entrada principal lo llamé desde mi iPhone, contestó al segundo repique y me informó que se encontraba en un pequeño Starbucks en el área de comercio del aeropuerto.

Con confianza caminé hacia allá y lo encontré sentado en una mesa cercana a la entrada del local junto a una joven de muy buen aspecto, con el cabello color miel y largo hasta la cintura. Me acerqué lo más rápido que pude evitando tropezarme con mi equipaje, Carlisle captó mi llegada y se levantó de su asiento dándome un fuerte abrazo, hacía años que no lo veía.

Se notaba mucho más guapo y fuerte, era claro que Carlisle poseía el efecto "Vino tinto" sus casi treinta años le habían caído mejor que bien.

— ¡Dios Bella! ¡Cuánto tiempo, estás preciosa!— Sonrió besándome ambas mejillas—. Será genial pasar todo este tiempo juntos, ya verás lo increíble que es la ciudad.

—Puedo decir lo mismo de ti, primo—contesté de forma coqueta—. La vida en Miami te sienta de maravilla.

—No es sólo Miami, esta hermosa señorita influye mucho en mí—respondió señalando a la chica que nos miraba divertida desde su asiento—. Ella es mi novia Esme, llevamos cerca de cinco meses juntos.

—Luego de tan especial presentación no me queda más que decir… Mucho gusto, soy Esme y espero que disfrutes de la ciudad tanto como yo lo hice en mi llegada.

Me ofreció su mano y le di un pequeño sacudón, luego de las respectivas presentaciones tomamos café helado y charlamos un rato. Carlisle me contó que poseía un apartamento cerca de la playa y que justamente esta semana el festival había comenzado así que me recomendó que fuese un día de estos.

Ellos me contaron la historia de su relación, Esme está realizando un postgrado en negocios internacionales en la universidad de Miami y es allí donde Carlisle da clases de piano a algunos de los estudiantes de primer año de música, luego de que ella lo escuchara tocar en una sala de música quedo enganchada de mi primo y se había propuesto conquistarlo, y así lo logro dos meses después.

Al salir del aeropuerto nos dirigimos a un supermercado, ya que Carlisle no tenía comida "decente" —palabras de Esme no mías— en su apartamento. Él me dio pase libre a elegir lo que quisiera, así que con malicia me dirigí al pasillo de comida chatarra y cogí todo lo que pude: chocolates, galletas de chispas con chocolate, helado, mantequilla de maní, papas fritas.

Cuando Carlisle se dio cuenta todo lo que llevaba en mi carrito soltó una carcajada y chocamos las manos, sin duda en estos meses subiría unos cuantos kilos, Esme nos miraba con una mezcla de sorpresa y desaprobación.

Después de pagar todos los comestibles nos dirigimos al Audi de Carlisle y guardamos todo en el maletero, el camino hacia el apartamento fue lento y en silencio, miraba por la ventanilla toda la ciudad, era realmente hermosa: los edificios, las personas, todo me decía que yo debía encajar aquí, algo dentro de mí me llamaba y era claro: Este viaje sería algo más que unas simples vacaciones.

Cuando aparcamos en el edificio se podía ver que los habitantes de éste eran personas de dinero, un poco irónico ya que nuestra familia, en especial la de Carlisle, no poseía este tipo de riquezas, aunque al parecer el trabajo en la universidad no daba tan mala paga.

El condominio se encontraba en el piso trece del conjunto y era precioso, pisos de porcelanato adornaban el lugar, era espacioso y muy masculino. Los sillones estaban forrados de un cuero negro y parecían muy cómodos, ya me veía acostada en ellos viendo televisión en el plasma hasta altas horas de la madrugada.

—Ven, no te quedes ahí parada viendo a la nada—Carlisle me jaló del brazo y llevé las bolsas de comida hacia el mesón de la cocina.

—Tienes un hermoso apartamento Carlisle, ¿Acaso eres narcotraficante? ¿La tía Marie sabe de esto?

—No lo sabe y espero por el favor de dejarte con vida que no le cuentes, no quiero tener que asesinar a mi propia prima.

—¿Qué? ¿Es en serio? —lo miré sorprendida—. ¿Podría participar? Necesito algo de dinero para la universidad, ya sabes...

—¡Bella!—gritó Esme— No le creas nada, sabes que es todo un bromista.

—Más te vale creerme Bella, no quieres aparecer muerta en la playa, no te lo recomendaría—anunció Carlisle desde el baño. Santo Dios ¿En qué me metí?

—Ustedes dos están locos—dijo Esme— Me doy cuenta porqué son familia…Bella y si vas a ver tu habitación, es la segunda puerta a la derecha, traté de hacerla lo más cómoda posible para ti.

—Muchas gracias Esme, que detalle—contesté mientras buscaba mi equipaje y me encaminaba hacia la habitación.

Ingresé a la recámara que me había señalado y quedé sorprendida. La habitación era hermosa y muy espaciosa. Las paredes están pintadas de un color crema con cuadros de aves en ellas y justo en el centro se encontraba una cama matrimonial con almohadones y un edredón color azul cielo.

El dormitorio también poseía su propio baño, nunca había tenido tanto espacio para mí sola, sin duda podría acostumbrarme a esto.

Desempaqué cada una de mis pertenencias y las situé en el closet que allí se encontraba, luego de tomar una ducha y cambiarme de ropa me dirigí hacia la cocina donde encontré a Esme y Carlisle muy cariñosos, demasiado diría yo.

—Hace calor aquí ¿No creen? —dije, llamando la atención de ambos. Se estaban besuqueando y podría jurara haber visto un poco de toqueteo allí.

—Debes acostumbrarte, así es el clima en esta ciudad —contestó Carlisle con burla, mientras abrazaba a una Esme muy sonrojada desde la espalda.

—Entonces debo comenzar a usar protector solar —respondí con una sonrisa y encogiendo los hombros.

Luego de cenar hamburguesas caseras preparadas por Esme, nos dirigimos los tres juntos al salón principal a ver una película, Carlisle creyó que sería buena idea que viéramos "El conjuro" otra extraña película de terror, basada en la vida real que debía asustarnos hasta llorar, tanto Esme como yo nos negamos a verla pero luego de que la película comenzó nos atrapó completamente, al final los tres terminamos envueltos en un bizarro abrazo producido por el terror que sentíamos.

Después de un rato, Carlisle apagó la televisión y encendió la luz.

—Ejem…—carraspeó un tanto incómodo—. Ha sido un buena película ¿no creen? Muy poco creíble.

—Oh sí…Totalmente—Esme y yo estuvimos de acuerdo mientras asentíamos.

—Es tarde y mañana debo trabajar, nos vemos mañana Bella—Se despidió Carlisle mientras extendía su brazo derecho hacia Esme— ¿Me acompañas?

—Hasta mañana Bella, que pases buena noche—Se despidió Esme con un pequeño abrazo y siguió a Carlisle hacia su habitación.

—Okay, adiós—dije más para mí misma y me recosté boca abajo en el sillón, ahogando un grito con el cojín.

Con flojera caminé hacia mi recámara, y consulté la hora en el celular. Tan sólo eran las diez de la noche, demasiado temprano para mí.

Para pasar el tiempo, busqué mi vieja laptop en mi maleta y la encendí, sentándome sobrevivientes la cama en posición de indio.

Luego de consultar y actualizar mis redes sociales, ingresé en mi correo electrónico para mandar un mensaje a cada uno de mis amigos, después de escribirle a mamá y Becca, pensé que Sam merecía saber de mí, después de todo era mi hermana pequeña. Con esmero comencé dicho correo:

Querida Sam…Dios no, olvida eso.

Hola Sam

Espero que todo en Boston vaya bien, mi primer día en Miami ha sido excelente, el primo Carlisle se portó genial, casi parece que sigue siendo el mismo tonto que nos visitó hace más de dos años, también conocí a su novia llamada Esme, una chica que ronda los veinte y tantos muy cariñosa, creo que te caería genial…Ahora bien, directo al grano. La verdad Sam, la razón de este correo no es de asunto netamente cordial, me preocupas.

¿Es increíble, no? Me preocupas y se supone que no debería sentirme culpable pero eres mi hermana pequeña y el rumbo que estás tomando no es el más adecuado, tu relación con Mike simplemente es tóxica y no te conduce a nada bueno, sé que pensarás ¿Qué sé yo? Tienes razón, no sé nada del amor o las relaciones pero sé cómo persona racional que lo que haces no te está llevando a ningún lado, espero de corazón que tomes mi consejo porque te quiero a pesar de todo y tus acciones preocupan a Charlie y a Reneé, no seas tú otra razón de su infelicidad.

Te adoro, por favor escríbeme, así sea para insultarme y reprochar todo lo que digo, pero hazlo.

Con amor, Bella la chica más cool de todo Miami (Okay, ignora eso)

Adiós.

Dejé que un largo suspiro surgiera y luego de apagar y guardar el aparato caminé hacia el baño y me preparé para dormir.

Nunca había disfrutado tanto como lo hice hoy, esperaba que los días que surgieran a este fuesen igual de divertidos e interesantes. Cerré mis ojos y agotada me dejé llevar por los brazos de Morfeo.

Desperté al día siguiente cerca de las diez de la mañana, con pereza revisé mi Iphone y chequeé que tenía dos mensajes nuevos en mi correo electrónico, luego los leería.

Cepillé mis dientes, y me vestí con unos shorts cortos rasgados color azul que me quedaban al nivel del ombligo, mis van negras y una camisa negra con un enorme estampado de la palabra geek en medio, la cual llegaba al nivel de mi cintura y até mi cabello en una trenza sencilla de lado.

Caminé hacia la cocina y noté que todo estaba muy silencioso, recordé que Esme y Carlisle debían estar en la universidad, así que registré los cajones de comida encontrando un poco de cereal, luego fui hacia la nevera y cogí la leche desayunando tranquilamente.

Mientras comía pensaba a donde dirigirme el día de hoy, cuando vi que pegado en el refrigerador había una nota, la cual decía explícitamente: Bella, léeme…no seas ciega y préstame atención. Estaba segura que era obra de Carlisle.

Caminé con curiosidad y leí lo que en ella contenía:

Espero que hayas dormido muy bien anoche querida Bella, como sabes hoy estaré todo el día fuera de casa. Te dejo un juego de llaves para ti en el llavero que está al lado de la puerta principal, ve hacia donde desees…si no tienes dinero en el closet de mi habitación hay un poco, tómalo sin vergüenza. Disfruta tu día

PD: Esme me comento que en South Beach hay una especie de festival donde asistirán chicos como nosotros porque es obvio que tú y yo somos unos jóvenes activos, LOL. Deberías ir a chequearlo, así te pones en ambiente.

Cuídate mucho, Carlisle. 

PD2: ¡NO QUEDES EMBARAZADA! Charlie me mataría

Aw, que tierna nota. Pensé con una sonrisa, Carlisle podía ser un amor cuando se lo proponía.

Como no tenía más planes para hoy, creí que la playa sería una buena opción. Con emoción corrí hacia mi habitación a ponerme el traje de baño para encaminarme al dichoso festival, espero que al menos haya chicos guapos que ver.

Cerré la puerta principal con fuerza, en los bolsillos de mis shorts se encontraban: mi iPhone, las llaves que Carlisle me había dado y el dinero que éste me ofreció y debajo de mi brazo izquierdo un mapa de la ciudad previniendo mi perdida. Bajé las escaleras del condominio con rapidez y cuando llegué al lobby esperé hasta que vi un taxi, alargué mi brazo e hice la seña esperando que este se detuviera.

—¿A dónde se dirige joven? —preguntó el taxista, un hombre mayor con un gracioso bigote canoso.

—A South Beach, por favor.

—¿Es nueva en la ciudad? No reconozco el acento.

—Eh…sí—contesté un tanto incómoda—. Estoy de visita por unos meses.

Luego de un incómodo viaje en taxi, llegamos a South Beach, estaba tan emocionada que casi brinco del asiento sin pagar.

—¿Cuánto le debo? —pregunté con impaciencia.

—Serían ocho dólares —Le di un billete de diez dólares.

—Muchas gracias, guarde el cambio —grité mientras corría hacia la playa.

Una extensión de blanca y fina arena con agua marina me recibió, me deshice de las vans para tocarla y sentirla entre mis dedos, la sensación era deliciosa, caminé con tranquilidad observando el ambiente que había allí, mientras estaba descalza cogiendo mis zapatos en mis manos. Esme tenía razón, este festival era enorme y muy genial, miles de chicos entre quince a veinticinco años se paseaban, había un escenario con un DJ tocando música electrónica, alrededor había gente bailando al ritmo de música y establecimientos de comida, juegos y demás para entretenerse.

Caminé hacia la orilla y sentí cómo las olas rompían en mis pies, unos cuantos surfistas se preparaban para la competencia que según leí sería mañana por la mañana.

Estaba tan concentrada en el oleaje y la música de fondo que no presté atención y tropecé con un cuerpo enorme, cayendo en el agua, empapando toda mi ropa.

— Demonios ¿acaso no ves? —grité enojada mientras me levantaba rápidamente chequeando que el dinero y mi iPhone no hubiesen sufrido las consecuencias del agua, gracias al cielo estaba todo bien.

Estaba de espaldas al chico con quien choqué cuando escuché una ronca carcajada, enojada me volteé y le di un empujón al idiota que se estaba burlando de mí, era alto, musculoso, con piel morena, cabello corto y una sonrisa muy contagiosa.

—¡No seas idiota! —grité enojada.

—¡Ay Dios! —contestó recuperando el aliento—. No me había reído así en días, tenías que haberte visto ahí tirada.

—Jódete, yo me largo —caminé enojada hacia otro lado, iba refunfuñando cuando me tomaron fuertemente del brazo, el chico moreno me miraba divertido.

—Eres insufrible, ¿qué es lo que quieres? —grité molesta.

—Lo siento ¿sí?, acepta la disculpa de este pequeño angelito —pregunto haciendo un puchero, aunque era más parecido a una mueca.

—Okay... ¿Ya puedo irme?

—Si… ¡No!—gritó—. Espera, ¿Cómo te llamas? Yo soy Jacob, un gusto.

—Bella, aunque no puedo decir lo mismo.

—No eres de por aquí, ¿cierto?

—Estás en lo correcto, al parecer todo el mundo en esta ciudad lo sabe.

—Tienes un estilo de niña de suburbio, es inevitable no saberlo y mucho más en un lugar como este.

—¿Ah sí? y como se supone que es esta ciudad.

—Pues ya sabes… Aquí se respira el sabor latino, el baile, todo es más colorido. A kilómetros se nota que eres frígida, así que lo supuse.

—¿Frígida? ¿En serio? Me ofendes Jacob, no me conoces aún.

—¿Me dices que no eres lo que pareces?

—Exactamente —respondí engreída.

—Demuéstralo. —contestó secamente—. Te sacaré a bailar y me demostrarás que no eres una niña simple, que sabes divertirte y disfrutar la vida.

—Cuando quieras —dije orgullosamente, bailar no era un impedimento y mucho menos para una Swan.

—Dame tu teléfono—Pidió.

—¿Qué? Estás loco.

—Sólo dámelo —.Con desconfianza se lo di y vi como anotaba algo en él, luego un teléfono en su bolsillo comenzó a sonar. —Listo, tú tienes mi número y yo el tuyo, un día de estos te llamaré y saldremos a un club en la ciudad.

—¿No era más fácil solo pedirme mi número?

—Nop—contestó negando con la cabeza—. Ahora debo irme, las olas me llaman. Me dio un sonoro beso en cada mejilla y tomó su tabla de surf y corrió hacia el mar.

No me había ido tan mal, ya he hecho un nuevo amigo…creo.

Pasé el resto de la tarde en la playa tomando el sol y escuchando la música que el ambiente me ofrecía, cerca de las cinco de la tarde mi estómago empezó a rugir, ansiosa recogí mis cosas de la arena y caminé hacia los puestos de comida.

Había una increíble variedad de comidas, desde perros calientes hasta tacos, helados, algodón de azúcar y demás. Me dirigí hacia el primer puesto de comida que encontré, se me antojaba un perro caliente.

Cuando llegué me encontré con la sorpresa de ver cómo un chico y una chica se besaban y manoseaban entre si, el chico de cabello largo hasta un poco más arriba de los hombros y rubio le agarraba fuertemente el trasero a una chica menuda y bajita con cabello castaño tinturado en las puntas de éste en colores como morado y fucsia.

Carraspeé haciéndome notar, efectivamente la chica se dio cuenta de mi presencia empujando a un lado al chico rubio.

—¡Ups! —dijo éste en cuanto me vio—. ¿En qué te ayudo?

—Quiero un perro caliente normal y una coca cola por favor —contesté con una sonrisa, me encantaban este tipo de escenas.

—Enseguida te lo traigo —dijo él mientras se iba a la plancha a prepararme el perro caliente. La chica bajita se me acerco y como si nada empezó a hablar.

—Disculpa eso, mis padres no han salido de casa en todos estos días y no puedes imaginarte la frustración sexual que tengo, el trabajo de mi Jaz me permite desahogarla un poco —habló con un sonrisa relajada, como si estuviese hablando del clima.

—Me imagino —contesté irónica, que forma de iniciar una conversación—. Todos sufrimos de esa frustración alguna vez, es totalmente comprensible.

La chica me sonrió en aprobación y siguió conversando

—¡Es lo que siempre digo! Me caes bien, por cierto me llamo Alice y él es mi novio Jasper…¿tú eres?

—Bella —contesté simplemente. En ese instante el chico que suponía se llamaba Jasper trajo mi comida.

—Aquí tienes Bella.

—Gracias. ¿Cuánto seria? —Jasper iba a responder pero Alice lo interrumpió.

—Tranquila Bella, va por cuenta de la casa.

—¿Segura? ¿no se meterán en problemas o algo?

—Para nada. —dijo Alice— Es lo menos que podemos hacer después de que vieras nuestra escena.

Sin darle importancia encogí mis hombros y comencé a comer, estaba famélica. Alice me miró con curiosidad y luego me dio una enorme sonrisa.

— ¿Tienes planes para esta noche Bella? —preguntó.

—No que yo sepa —respondí con la boca llena—. ¿Por qué?

—Hay una fogata más tarde, ¿te gustaría venir?

—Seguro —dije simplemente.

—Genial, tengo muchas ganas de conocerte. Por cierto, no tienes ningún tabú o algo por el estilo ¿cierto?

—Pues soy de mente abierta pero siempre habrá cosas que me sorprendan. ¿Por qué lo preguntas?

—Ya verás —contestó y aprovechó la oportunidad para darle un profundo beso a Jasper.

Luego de comer, marqué el número de Carlisle y le avisé que llegaría un poco más tarde de lo previsto, aunque estaba un poco decepcionado lo comprendió y me pidió que me cuidara mucho, le mandé un enorme beso a él, Esme y colgué.

Esperé a que Jasper y Alice cerraran el puesto de comida y cuando estuvieron listos caminamos hasta un extremo de la playa, ahí se podía notar la gran multitud de adolescentes que había, todos sentados en la arena y en el centro una enorme fogata, seguí a los chicos hasta un grupo de gente de un estilo más extraño, chicas despeinadas y con maquillaje corrido en sus caras, chicos con ropas estiradas y caras de pocos amigos. Jasper saludó a uno de estos y nos llamó a Alice y a mí.

—Hey Riley —saludó Alice con un beso en la comisura del labio a un chico delgado y alto con cabello castaño—. Ella es mi amiga.

—Hola—saludé simplemente con la mano, no me sentía cómoda con estas personas alrededor.

—¿Qué tienes para nosotros hoy, Biers? —preguntó Jasper, el chico sonrió y camino hacia una mochila que estaba en el suelo, la abrió y de ésta saco un pequeña bolsita transparente con algo verde dentro de ella. No me tomó más de un segundo en darme cuenta que el dichoso Riley tenía los ojos rojos y lo que había dentro de la bolsa no era nada más que Marihuana. Jasper con cautela le entregó un dinero y Biers le hizo entrega de la bolsa transparente y desapareció entre la multitud.

—Genial—brincó Alice de la emoción—. Hace días que no me meto un buen pase. Vamos a sentarnos para armarlos, estoy impaciente.

—Esa es mi chica —habló Jasper sentándose a su lado en la arena, me miro y dijo: —Acércate Bella, la diversión empezará en un segundo.

Esperando no lucir como una gallina me senté a su lado y fingí estar natural, ¿Qué era un poco de droga? Mientras no la probara todo estaría bien. Alice armó con un cuidado casi calculador tres porros, le ofreció uno a Jasper que lo encendió e inhaló con premura y luego uno a mí.

—Oh no—me negué—. Yo no fumo.

—¡Vamos Bella! —insistió Alice—. No me dejes mal, creí que eras divertida.

—Lo soy —contesté—. Pero no es una manera para hacerlo, además nunca he probado, probablemente lo haría mal y se nota que esto es preciado para ustedes dos.

—¡No seas tonta!—Alice me ofreció de nuevo el porro, el cual tome con desconfianza—. No te pasará nada, nosotros te cuidaremos, además la primera vez casi nunca sientes.

—¿Estas segura?

—Completamente—contestó con determinación—. Confía en mí.

—Okay—respondí, Alice me ofreció un encendedor, lo utilicé y luego se lo devolví, al igual que Jasper, Alice encendió el porro con rapidez y pude notar su cara de satisfacción al sentir la droga en sus labios. Me quede mirando fijamente el porro que tenía en mis manos sin saber qué hacer.

— ¡Vamos Bella! No seas gallina—me dije a mí misma, de esto se trata este viaje, de vivir experiencias nuevas ¿no es así? Aunque tal vez no debería hacer esto ¿Qué le diré a Carlisle? No quiero ser una adicta.

Suspiré y antes de arrepentirme completamente ubiqué el cigarro entre mis labios y aspiré el humo caliente que llegó hasta mis pulmones en un movimiento casi automático.



Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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