CAPITULO IV: Los Cambios no son tan tormentosos.


BPOV

— Bella, ¿Ya sabes cuando te iras a Florida? —Susurró Jane.

— ¡Si! —Afirmé con una sonrisa—. Mi padre ya compró el boleto. Hoy en el almuerzo daré la noticia

Era lunes y me encontraba en mi usual clase de literatura hablando con Jane, ya que la señorita Sheen se había ausentado por unos minutos. Habían pasado al rededor de seis semanas desde que decidí que viajaría a Miami. Ya estábamos a mitad de Julio y en una semana se acabaría la escuela oficialmente.

Todo este tiempo había transcurrido rápidamente. Con las vacaciones de verano tan cerca, todo el alumnado estaba hasta el tope con los exámenes y proyectos finales. Por fortuna ya todo había finalizado y esta ultima semana sería de ayuda para aquellas personas que necesitaban créditos extras.

Mis dramas familiares habían disminuido considerablemente. Sam ya no veía tan seguido a Mike desde que se descubrió sus inasistencias en la escuela y había utilizado ese tiempo de sobra para concentrarse en calculo y las otras materias. Renee, después de charlar con Becca, había reducido su ingesta diaria de alcohol. Cosa que agradecía enormemente. Por mi parte todo iba de maravilla, la exaltación por mi viaje era notoria y mi mente estaba tan ocupada pensando en Miami o en los asuntos escolares, que cada vez que tocaba la cama caía agotada. No tenía chance alguno de pensar en la jodida molestia de Tony Masen.


Las cosas entre Tony y yo no tenían arreglo. Desde la fiesta no había hablado con él de forma civilizada y tampoco quería hacerlo. El lunes siguiente después del incidente en casa Charlotte fue increíblemente incomodo, le había aplicado la ley del hielo desde ese entonces y no pensaba en otra cosa que no fuera ignorarlo. En el almuerzo había sido fácil lograr mi cometido y los demás chicos se habían dado cuenta de la tensión que había entre ambos, por ello no comentaron nada al respecto. No había sido tan fácil librarme de él ese día en clase de arte y por eso tuve que dejarle los asuntos claros de una buena maldita vez:

Caminaba tranquilamente hacia mi clase. Iba por el pasillo correspondiente con quince minutos de adelanto, no quería cruzarme con él camino al aula, cuando lo vi parado en la puerta del salón con ese jodido estilo que le quedaba tan bien. Con la cabeza en el alto y de forma desinteresada le pasé por un lado. La sala estaba completamente vacía y yo me encontraba a pocos metros de mi puesto habitual cuando me haló fuertemente por el brazo derecho.

—¿Qué coño te pasa? —Grité enojada—. ¿Qué coño te pasa a ti que me has estado ignorando todo este tiempo? —Tony Respondió.

— No entiendo cual es tu puto problema, déjame sola —Molesta me solté de su agarre y caminé hacia mi mesa. El me siguió todo el camino y cuando ya estaba sentada, él se detuvo en frente de mi.

— Hablemos... —Pidió. Lo miré a lo ojos y pude notar lo desesperado que lucía pero, yo no daría mi brazo a torcer.

— No tengo nada que hablar contigo

— ¡Claro que si! —Recalcó como si fuera obvio.

— ¿Ah si? —Pregunté con ironía. Jodido descarado—. ¿Que se supone que tenemos que hablar?

— Pues mira, yo...—Lo interrumpí—. ¡Ya recordé! Tenemos que hablar sobre como te vi follando a la zorra de Charlotte ¿No es así?

— !No Bella! —Objetó—. Tienes que dejarme explicarte

— Está bien, cariño. Explícate —Insté para que continuara

— Bueno, esa noche luego de que bailamos. Fui a buscarte algo de beber, en el bar que había allí se les había acabado el Vodka y el bartender me había pedido si yo podía ir a la cocina a buscar mas, ya que el estaba hasta el cuello con todas las personas que debía atender y no mentía.

— ¿ y entonces? —Exigí—. La verdad no se que pretendes de mi con todo este cuento ¿Crees que soy idiota?

—¡No, no! —Dijo rápidamente— Fui a la cocina y allí estaba Charlotte. Me sedujo y no pude negarme

— Cada día me sorprendes mas —Dije con incredulidad—. ¿Que quieres que haga Tony? Dímelo porque la verdad no entiendo que carajo pasa por tu estúpida mente.

— Quiero que me perdones, nena. Que dejemos este mal entendido atrás

—A ver si te entiendo ¿Tu quieres que pase por alto el hecho de que te follaste a la chica incorrecta? —Respondí con una sonrisa. Esta mierda era increíble. Me sentía avergonzada de mi misma solo por el hecho de que ese patán alguna vez me había gustado.

—¡Bella! No digas eso, tu eres la chica que me gusta. No Charlotte, lo de ella fue un error

—¿Sabes cual es el maldito problema Tony? —Expresé furiosa—. No fue un error porque un error es algo que realmente lamentas y yo se perfectamente que no lo haces —Respiré profundamente y continué—. Sé que te follaste a Charlotte con todas las ganas del mundo y aunque me duele debo decir que también fue mi culpa por ilusionarme de un bastardo como tu. Un bastardo que solo buscaba meterse en mis bragas y yo no lo estaba impidiendo, ese es el problema —Aclaré—. Ahora si me disculpas, la clase empezó —Comenté mientras veía a Phil y a los demás alumnos ingresar por la puerta del aula.

Esa fue la ultima conversación personal que tuve con Tony, le trataba exclusivamente para temas sobre la materia. En varias ocasiones intentó que habláramos de nuevo pero con el resultado de la charla anterior no me quedaban ganas de hacerlo. Desde ese día Tony no se volvió a sentar en nuestra mesa, regresó con sus viejos amigos de la banda y nuestros amigos nunca preguntaron el por qué de la situación. Angela y Jane en varias oportunidades trataron de sacarme información pero yo no le veía sentido darle mas vueltas al asunto. Al cabo de los días dejaron de insistir y así como ellas se hastiaron de mis negativas, Tony también lo hizo porque cada día que pasaba lo veía mas apegado a Charlotte. No es como si me importara mucho, pensé.

— ¡Llamando al planeta Bella! ¡Houston respondan, tenemos un problema! —Comentó Jane con una sonrisa.

— ¿Ah? —Contesté desorientada

— ¡Bella no me estas prestando atención!

— Lo siento, me perdí en mis pensamientos

— ¡Ya veo! —Respondió con una risita

— ¿Que me decías?

— Te decía que mis padres habían aceptado que viajara a California con Dimitri y sus padres —Anunció con una enorme sonrisa. Hace algunas semanas Dimitri le había propuesto a Jane que fuera junto a él y su familia a su casa en la playa en Los Ángeles. Jane había estado tratando de convencer a sus padres estas ultimas semanas pero estos siempre contestaban con una negativa, estaba muy feliz y sorprendida que sus padres le hayan dicho finalmente que si ya que al ser hija única, Jane era muy sobreprotegida.

— ¡Que bueno amiga! —Le dí un pequeño abrazo—. Ya veraz que disfrutaras un montón—Aseguré con una sonrisa.

—Tienes razón, gracias por no evitar que me rindiera. Quien diría que podías ser tan convincente —Comentó— ¡Ambas gozaremos de la playa este verano!

Todos mis amigos estaban al tanto de mi viaje a Florida y al parecer yo no sería la única que tendría un verano ajetreado. Angela viajaría a Italia y España con su familia. Eric se quedaría en casa planeando las solicitudes universitarias y aunque aun faltaba un año él pensó que sería correcto adelantar el trabajo. Lauren visitaría a sus abuelos en Alaska y Jessica trabajaría medio tiempo en un Walmart para ahorrar un poco de dinero. Tyler y Seth asistirían a un campamento de ciencias como supervisores, ademas de que disfrutarían un montón también ganarían dinero fácil. Por mi parte no podía evitar contar los días restantes para irme a Florida, tan solo faltaban ocho días para el gran día y esperaba que mi estadía allá fuese un poco mas emocionante que las aventuras de mis amigos.

Luego de mi clase de literatura me dirigí a la de matemáticas, al igual que en mi clase anterior no hicimos ninguna actividad específica. Solo se realizaron las presentaciones de algunos proyectos finales faltantes. Con Eric hablé la mayoría de la hora sobre los planes universitarios que él poseía. Me comentó que desearía ir a Yale y que no tomaba en cuenta Harvard por la sola idea de que se ubicaba en Massachusetts y el quería salir del estado para independizarse de sus padres. Aunque yo no le veía diferencia alguna a quedarse en Massachusetts o en Connecticut ya que ambos estados quedaban relativamente cerca y no se podría librar tan fácilmente de las visitas familiares, por ello le recomendé la universidad de Washington y me dijo que lo pensaría. Seattle está al otro lado del país, puede que eso le funcioné. Pensé

Junto a Eric caminé hacia la cafetería en la hora del almuerzo. Cogí una hamburguesa y una coca cola y nos dirigimos a la mesa habitual donde ya estaban todos los chicos.

— ¡Hola chicos! —Saludé mientras me sentaba junto a Eric y Angie

— Hey Bells —Contestaron. Le dí un enorme mordisco a mi hamburguesa y seguí hablando—. Tengo algo que contar

— ¿Qué es? —Preguntó Jessica con impaciencia

— Estoy seguro que al fin se buscó un novio — Dijo Tyler con burla

—Aun no cariño —Respondí—. Estoy esperando a te decidas por mi o Jessica —Concluí con una sonrisa.

Tyler tragó en seco

El rostro de Jessica se torno en un rojo intenso

El resto de los chicos rieron y concordaron en lo que había dicho

y yo solo sonreí en mi adentros. Esos dos se gustaban desde hace mucho tiempo y ninguno había querido dar el primer paso. Era hora de que alguien les diera un empujoncito.

—Bueno, como les decía...—Llamé la atención de todos— Mi padre llamó ayer y me dijo que ya el boleto a Florida está comprado —Anuncié feliz.

— ¿En serio? —Interrogó Angela con un puchero en sus labios—. No quiero que te vayas

— ¡Pero si tu viajaras a otro continente!

— ¡Lo se! —Admitió— ¿Cuando es la salida?

— El 23 de este mes. A primera hora

— ¿Qué? —gritó Jane y compartió una mirada con Angie

— ¡Oh mi Dios! Es cierto... —Confirmó Angela

— ¿Qué? ¿Qué ocurre? — Interrogué preocupada.

— El 26 es el baile de despedida —Interrumpió Lauren

— Sigo sin entender cual es el bendito problema —Dije confundida.

— ¡Ese es el problema! —Expresó Angela—.El 23 es tu ida y el baile es el 26...—Se detuvo esperando que atara cabos.

Finalmente comprendí, no iría al baile este año.

¡Gracias al cielo! De lo que me libré

— ¡Oh! No importa chicas, de todas formas no planeaba ir —Finalicé. Restandole importancia al asunto

— ¡Pero Bella! Prometiste que este año si asistirías —Comentó Jane refunfuñando

— Es cierto —Coincidió Angela—. El año pasado no quisiste asistir y prometiste que lo harías este año

— Lo siento chicas —Me lamenté. Si claro...—. No puedo hacer nada. Charlie planeó que me iría ese día ya que es el único día de la semana que tiene libre para llevarme al aeropuerto.

— ¿No puede llevarte alguien mas de tu familia? ¿Tus hermanos o tu madre? —Comentó Lauren y le dí mi mirada de "cállate perra"

— Mis hermanos estarán en la universidad y mi mamá de seguro tendrá algo que hacer—Argumenté. Como recuperarse de la resaca del dia anterior. Pensé

— ¿Entonces no hay nada que hacer? —Preguntó Jane

— No —Sostuve

— ¿No? Yo pienso que si —Opinó Angela con un sonrisa maliciosa mientras miraba a Jane y esta asentía en señal de entendimiento.

— ¿Puedo saber que diablos planean? —Objeté.

— ¡No! —Dijeron ambas al mismo tiempo y con una sonrisa.

No seguí insistiendo y me concentré en terminar mi almuerzo. El resto del día pasó rápidamente sin situaciones que lamentar. En la clase de arte me sumergí en la música de mi Ipod, ignorando lo mejor que podía a Tony y Phil.

El universo conspiraba para que cada día odiara mas esta clase.

Al llegar ese día a casa me encontré con la sorpresa de una visita muy bien recibida.

—¡Papa! —Grité en cuanto lo vi en el salón de la casa y fui a darle un abrazo.

— Hola hija ¿Como te fue en la escuela? —Preguntó mientras estaba concentrado viendo algún programa en la televisión.

— Lo usual, ya sabes...—Respondí sin mucho interés—. ¿Pero que haces aquí? ¿Donde está Renee?

— No lo se hija, debe de estar en la cocina y vine a porque debemos aclarar algunas cosas sobre tu viaje

— Claro, dime. —Dejé mi mochila en el suelo y me senté junto a él en el sillón

— No es nada para preocuparte. Solo quería decirte que me gustaría que te quedaras en mi apartamento el lunes en la noche, ya que el vuelo sale muy temprano por la mañana del martes.

— Esta bien, Charlie. No hay problema, pero...¿A Kate no le molestará? —Comenté con curiosidad

— ¡Para nada, Bella! Tu eres mi hija y siempre seras primero —Aww. ¡Que tierno!—. Ademas Kate quiere conocerte mas y pienso que sería bueno que unieran lazos Bells. Las cosas con ella van mejor de lo que creí.

Entonces esto era un plan para que me hiciera amiga de su nueva novia.

— ¿Estas seguro? —Interrogué dudosa.

— Absolutamente.

Charlie y yo nos sentamos a charlar el resto de la tarde y a Renee no la vi hasta que era la hora de hacer la cena, supuse que todo ese tiempo estuvo encerrada en su habitación bebiendo o llorando por su errores del pasado. Cuando los gemelos y Sam llegaron de sus respectivas clases nos sentamos en circulo en el suelo del salón a jugar juegos de mesa con Charlie como en los viejos tiempos. Fue realmente divertido pero me entristecía que Becca no estuviera aquí y por Renee no me molestaba ya que ella había sido la causante de todo el problema y para dolor de todos yo no se lo perdonaría tan fácil.

Cuando faltaba una hora para la cena Renee bajó de su habitación y se encontró con la imagen de mis hermanos, mi padre y yo divirtiéndonos. Pude ver lo mucho que le había afectado por la mueca que hizo en su rostro y caminó directamente a la cocina. Todos se dieron cuenta de lo sucedido y Carl corrió a la cocina a hablar con ella. Un silencio incomodo inundo el salón y Charlie decidió que sería mejor irse porque no quería causar mas problemas.

— ¡No puedes irte! —Susurré molesta.

— Bella... Por favor, entiende. No quiero causar mas problemas y yo solo soy un invitado mas —Aseguró resignado.

— ¿Como diablos puedes decir eso? Este fue tu hogar por casi veintisiete años. Tu nunca seras un invitado aquí.

—Hija, las cosas cambian. Ya no vivo aquí, lo único que me ata a este lugar eres tu y tus hermanos pero debes comprender que mi lugar esta en otro sitio.

— ¿Como quieres que comprenda? Si no me han dado el tiempo necesario para hacerlo. En menos de un año todo lo que conocía me lo han ido quitando poco a poco— Grité. Las lagrimas se desbordaban por mis ojos y caían furiosas por mis mejillas.

— Hija... —Susurró Charlie. Caminó hacia mi y me abrazó

— ¡No papá! Tienes que escucharme —Me solté de su agarre y miré hacia la cocina. Ni Carl o mamá habían salido de allí—. Tu no eres el que debería irse cada vez que las cosas se ponen mal. Es ella la que debería largarse de una buena maldita vez.

Señalé la puerta de la cocina.

— ¡Bella! —Gritó Jason. Quien se había mantenido en silencio junto a Sam todo este tiempo—. ¿Cuando dejaras de ser tan jodidamente inmadura y aceptar como sucedieron las cosas?

— ¡Maldición Jason! Lo único que han hecho Tu, Carl y Sam es hacer la vista gorda a lo que ocurre cada maldito día en este loquero. Cada día Renee se vuelve mierda bebiendo y tu que eres el mayor junto con Carl no has hecho nada para impedirlo. Ambos están tan enfrascados en su jodida música que no ven lo que ocurre y yo soy la que siempre tiene que ocuparse de todo —Aseguré mientras limpiaba violentamente las lagrimas de mi rostro.

— ¡Eso no es cierto! —Respondió Sam

— ¿Ah no? Dime una sola cosa que has hecho por esta familia Samantha, mientras tu pasas el tiempo jodiendo con la basura del novio que tienes esta familia se derrumba frente a tus ojos.

Sam no dijo una palabra más y molesta por mis palabras subió a nuestra habitación. Jason solo me dio una mirada avergonzada, pasó por mi lado y camino hacia la cocina.

Pasaron unos minutos mientras lloraba silenciosamente, abrumada por todo el embrollo de sentimientos que había en mi interior: Rabia, tristeza, angustia y soledad...La soledad que sentía era abrasadora y dolía como la mierda. Estaba rodeada de personas en todo momento pero dentro de mi sentía que era la única persona en el mundo y no había nada que me pudiera hacer para sentirme mejor. ¿Como se podía demoler en un día toda la felicidad que había sentido estas ultimas semanas? Estaba claro que la alegría no duraba y siempre había algo o alguien que venía a joderla.

—Creo que me voy...—Musitó Charlie, sacándome de mis pensamientos.

— Esta bien, déjame acompañarte —Murmuré. Busque las llaves entre las cosas de mi mochila, abrí en silencio la entrada y caminé junto con Charlie hasta su auto.

Papá silenciosamente me dio un beso en la frente. Se subió al puesto del piloto, encendió el toyota y me miró por unos segundos.

— Lo siento —Dije finalmente—. No era mi intensión que las cosas se salieran de control.

— Lo se, hija. Yo también lo siento, tu madre y yo nunca supimos como enfrentar las cosas cuando debíamos —Suspiró— Al final del divorcio quedamos en malos términos y nos abstrajimos tanto en nuestro dolor que no pensamos en el suyo...Fuimos malos padres.

— Tu no eres un mal padre, Renee lo es.

— Claro que lo soy hija...Me tienes en un pedestal y no puede ser así —Respiró hondo y me dio una pequeña sonrisa—. Soy humano y me equivoco. Tu madre también lo es y debes perdonarla. Yo lo hice ya hace algún tiempo ¿Por qué tú no?

— No es tan fácil, me dolió lo que te hizo a ti y a esta familia.

— A mi también Bella, pero al final pude hacerlo. El rencor no te llevará a ningún lado

— Esta bien —Susurré.

Bajé mi mirada al suelo y observé con atención mis zapatos.

— Te amo Bells. Ya debo irme, Kate me espera para cenar.

— Adiós —Me despedí sin mirarlo.

— Vendré el lunes en la noche a buscarte. Te llamaré antes para que me esperes en el porche. No vendré en un largo tiempo excepto para lo necesario, avísales a tus hermanos. ¿De acuerdo?

— De acuerdo. —Sin más, aceleró el auto y se perdió entre la oscuridad de la calle. A paso de tortuga me dirigí de nuevo a la casa y al entrar pude oír el llanto desgarrador de Renee en la cocina. La ignoré y seguí mi camino a la habitación. Allí me encontré con una Sam furiosa tecleando fuertemente su laptop. Me despoje de mi ropa, subí a mi cama y esperé que el tiempo pasará rápidamente para irme de este infierno llamado "hogar"

Los días posteriores a la discusión fueron los mas tensos que había vivido alguna vez. Ignoré intencionalmente a Renee todos los días, Sam aun dolida por mis palabras no me había hablado y los gemelos volvieron a ser lo que eran antes de todo el embrollo "arrendatarios" de mi madre porque mas que mis hermanos parecían compañeros de hogar que solo venían a casa lo necesario y paraban solo para venir a dormir. Era increíblemente frustrante toda esta situación y mas aun que ellos no se dignaran a ayudar. Y yo era la jodida inmadura...

Los últimos cuatro días de escuelas habían sido asombrosamente aburridos. Había ido unicamente para no tener que soportar a Renee y sus llantos ridículos injustificados, quería ser la victima cuando en realidad ella era la victimaria y al parecer en esa casa yo era la única que estaba consciente de aquello.

El viernes diecinueve llegó y con ello mi ultimo día como Junior. En un año mas presenciaría mi graduación y el solo pensarlo me causaba escalofríos. La exaltación por el ultimo día de clases era notorio en la mayoría del alumnado y hasta en los maestros, me encontraba en la ultima clase del día: Biología. Tan solo faltaba un minuto para que la ultima campana del año sonará, recogía mis cosas lentamente del puesto que había sido mio por diez meses mientras el resto de los alumnos observaban el reloj de pared y contaban regresivamente.

Diez...

Nueve...

Ocho...

Siete...

Seis...

Cinco...

Cuatro...

Tres...

Dos...

Uno.

Bienvenido sea el verano 2013.

Se podían oír los gritos de júbilo y los pasos apresurados de mis compañeros de clases saliendo del aula. Esperé pacientemente hasta que todos salieran y caminé hacia mi casillero a recoger el resto de mis cosas, me tomé mi tiempo y cuando finalmente acabé salí al estacionamiento del instituto donde me encontré a Angela junto a Eric apoyados en el capo de su auto.

— ¡Tardaste un eternidad en salir! —Exclamó Angie—. ¿Acaso estabas ayudando al conserje a limpiar?

— Ja-Ja que graciosa —Dije con sarcasmo—. No soy como ustedes que necesitan salir corriendo como animales en cuanto suena la campana.

Angela rió por mi tono de voz y me miró con nostalgia.

— ¿Que sucede? —Pregunté preocupada.

— Te voy a extrañar amiga

— ¡Amiga! Yo también te extrañaré —Corrí a su lado y le di un fuerte abrazo—. Ya veraz que el tiempo pasara volando.

— Aww ¡se ven tan adorables! —Eric rió y dijo con burla

— ¡Callate! Con suerte en Europa se encuentra a un lindo chico con un acento extraño y se olvida de ti —Respondí mientras me soltaba del abrazo y le sacaba la lengua.

— Cariño, no le prestes atención a la tonta de Bella. Los europeos son engreídos —Explicó Angela quien miraba tiernamente a su novio y le daba un pequeño beso en las comisuras de los labios.

— Eso lo sabes porque eres una —Opiné y sonreí de forma burlona a Eric que me miraba desafiante.

— Exactamente —Concluyó Angela con una sonrisa.

Con la pareja me mantuve hablando por un largo rato, dado que era el ultimo día decidí que rompería la tradición y no iría al parque hoy. El plan era pasar el mayor tiempo con mis amigos que a pesar de todo fueron una excelente compañía todo el año. Cuando se hicieron las cinco de la tarde determiné que era suficiente y aunque iba a extrañar a los chicos debía decir adiós de una vez por todas.

— ¡Adiós chicos! Los voy a extrañar un montón —Los abracé fuertemente a ambos—. Lastima que no nos podamos ver este fin de semana. Angela me había comentado que junto a Eric tendría la oportunidad de ir al concierto de Maroon 5 en la ciudad este sábado, la banda era la favorita de ella y no me podría dar una buena despedida cosa que la tenía bastante desilusionada. En mi interior le daba gracias al cielo por la coincidencia del recital.

— También te vamos a extrañar Bella —Afirmó Eric.

— Es una lastima que no pueda verlos antes de irme —Comenté con nostalgia en mi voz.

— Si...Es toda una lastima —Respondió Angela con una risita.

— ¿Que está pasando? —Interrogué dudosa

— Nada Bells, ya sabes como es Angie —Señaló Eric nervioso—. ¡Mira la hora! Ya debes irte a casa... Adiós Bella. Eric prácticamente me echó del lugar y Angela no mencionó otra palabra, extrañada me fui directamente a la casa.

Llegué a casa y sin saludar subí a mi habitación. Cuando entré vi que Sam ya había llegado de su escuela, estaba concentrada viendo algo en su laptop. Decidida me paré en frente de ella, era hora de resolver los asuntos entre ella y yo.

— Sam...debemos hablar —Hablé sumisa.

— Tu y yo no tenemos nada que hablar

— ¡Claro que si, Sam! Quiero pedirte disculpas —Acepté condescendiente.

— No acepto tus disculpas —Se negó. Jodida sea mi suerte, chiquilla inmadura.

— ¡Sam! Por favor...necesito tus disculpas, sin ellas no vivo —Fingí teatralmente

— ¡No Bella! Me lastimo lo que me dijiste, sabes que he estado dejando de ver a Mike y sin embargo te empeñas en recalcar lo mal que me he portado —Replicó molesta y quitó la vista de la pantalla del aparato.

— Tienes toda la razón y lo siento. Me voy el martes Sam y no quiero quedar en malos términos contigo, te prometo que ya no me meteré entre tu y tus idiotas novios.

—¡No Bella! Ya cometiste el error—Contestó. ¿Que mierda tengo que hacer para que esta mocosa me perdone?

— Por favor...¡Te traeré algo de Miami! ¡Tal vez un lindo bañador rojo! —Insistí. Le di mi mirada con ojos de perrito degollado.

— ¿Lo prometes? —Exigió saber mientras me observaba picaronamente.

— Lo prometo —Concluí.

— ¡Esta bien! —Asintió con la cabeza y corrió a mis brazos. Hoy era el puto día de abraza a Bella al parecer—. Te extrañé Bells —Declaró Sam con un susurro.

— Yo también te extrañé hermanita —Me reí ante su ceño fruncido. Odiaba que le llamaran así—. ¿Tienes planes o quieres hacer algo hoy?

— ¿Día de hermanas? —Preguntó con sorpresa y asentí—. ¿Películas?

— ¡Pues películas será! —Declaré.

Esa noche del viernes Sam y yo pasamos un excelente día de hermanas e ignoramos todos los problemas ocurridos en esta semana de infierno. En nuestro día vimos una gran variedad de películas, desde: Amor sin barreras hasta las ventajas de ser invisible. Comimos comida chatarra, lloramos y reímos con un total de cuatro películas y a las tres de la madrugada estábamos tan agotadas que en cuanto tocamos la almohada nos quedamos dormidas.

La mañana y tarde del sábado se me pasaron realmente rápido ya que con ayuda de Sam empaqué todas mis cosas para el viaje: Ropa suelta y cómoda, trajes de baño, zapatos, maquillaje, vestidos y un montón de cosas mas. Sam y yo nos divertimos mucho seleccionando todo lo que llevaría aunque la note bastante triste por mi ida, sus planes de vacaciones eran pasar básicamente cada día encerrada en casa con una molesta Renee. Hasta sentía pena por ella.

Se hizo de noche en un santiamén y yo estaba exhausta, veía con anhelo mi cama y me picaban las manos por irme a dormir pero no había comido, excepto por un sándwich al medio día y mi estomago rugía de hambre. Bajé a la cocina a buscar que comer y vi a Renee viendo una película de los años 80 con mis hermanos, seguí mi camino y ya en la cocina me di cuenta que Renee había guardado un poco de lasaña que hizo en la cena para mi. Me lamí los labios por el ansiado sabor del alimento y puse la bandeja en el microondas por dos minutos. Me senté en el mesón a esperar que el tiempo pasará cuando justamente sonó el timbre y me preguntaba quien era. Esperé unos minutos a que alguien fuera a atender la entrada pero el timbre volvió a sonar.

— ¿Alguien puede abrir la jodida puerta? —Grité desde mi puesto.

— ¡Abre tu! ¡estamos ocupados! —Gritó Jason de regreso. Jodido flojo, la puerta le quedaba a solo tres metros.

Caminé lentamente hasta el salón y allí me los encontré enfrascados en su estúpida película. Molesta abrí la puerta de un tirón. Me asombré al ver la visita.

— ¿Angela? ¿Que haces aquí? —Desconcertada pregunté mientras veía la figura de Angie enfundada en un lindo vestido floreado y unos pequeños tacones negros.

—¡Hola Bella! —Saludó— ¿Puedo entrar?

— Eh si...pasa —Contesté confundida— ¿Angela que haces aquí? ¿Como sabes donde vivo?

— ¿No me vas a presentar a tu familia? —Seguía hablando sin parar y yo simplemente quería comprender que coño hacía en mi casa.

— ¿Bella quien es tu amiga? —Interrumpió Renee mientras apagaba el televisor sin importar las protestas de mis hermanos.

— Angela Grimaldi, señora. Un placer conocerla —Angela saludó a mi madre con un pequeño apretón de manos.

— Igualmente querida —Contestó Renee con una sonrisa— Sin ánimos de sonar grosera ¿A que se debe tu visita a estas horas de la noche?

— ¡Cierto! Mil disculpas por mi hora de llegada, lo que sucede es que vengo a invitar a Isabella a una pequeña reunión ¿Le molestaría si me la llevo?

— ¿Reunión? ¿Qué reunión? —Pregunté emocionada pero Renee me interrumpió— Por mi no hay problema niñas, vayan a divertirse.

— Angie...—Susurré impaciente.

— Te explico arriba —Susurró de vuelta—. ¡Muchas gracias! Señora Swan —Agradeció mientras me tomaba de la mano y subíamos por las escaleras.

— Ex señora Swan —Murmuré para mi misma.

— ¿Cual es tu habitación? —Preguntó Angela en cuanto estuvimos en el tope de la escalera

— La de la derecha —Respondí— ¿Que rayos pasa Angela? ¿De cual reunión hablas que yo no me enteré?

— Mas tarde hablamos Bella, no tenemos tiempo...debes prepararte —Contestó en cuanto pisamos la habitación—. Ve a ducharte, mientras Sam y yo buscamos algo para que te vistas.

— ¡Que no sea muy ñoño por favor! —Dije mientras entraba al cuarto de baño

— ¡Jodete!

Apresuradamente entré al baño y me dí una rápida ducha, no me lavé el cabello porque el día anterior lo había hecho con bastante esmero. En cuanto salí busque mi bolso de maquillaje y me arreglé cuidadosamente. Sombreé mis ojos con blanco y café, también los delinee con negro, un poco de rubor color toronja y mi acostumbrado labial sabor fresa. Observé mi reflejo en el espejo y contenta con el resultado me dispuse a salir del cuarto de baño.

Lo primero que me encontré al salir fue la sonrisa de Angela con un lindo conjunto encima de la cama de Sam. Era una falda circular color verde fluorescente que iba desde la cintura hasta un poco mas arriba de la rodilla con unas mallas un poco transparentes de color negro y un top del mismo color que se llevaba por encima del ombligo. Estaba realmente impresionada por el atuendo seleccionado, era elegante pero no demasiado. Completamente exquisito.

— Esta lindo ¿no es cierto? —Comentó Sam admirando el atuendo.

— ¡Muy lindo! —Confirmé tomando las prendas de la cama y dirigiéndome al baño de nuevo para vestirme.

Después que estuve vestida solté mi cabello que cayó en la usual cascada de bucles chocolate, había decidido recogérmelo en un lindo moño pero descarté la idea porque me vería demasiado formal. Ya arreglada salí de nuevo, busqué en mi closet las botas negras que tenían un poco de tacón y estaba preparada y dispuesta para lo noche que Angela me tenía.

— ¡Gracias a Dios! Tardaste una eternidad —Exclamó Angie en cuanto salí

— Exageras —Me reí—. Solo me tomó treinta minutos

— ¡Exactamente! Eric debe estar que se vuelve loco

— ¿Eric está abajo? ¡No quiero ser la tercera rueda Angela! —Opiné

— No lo seras, tonta...ven, vamos ya se nos hizo tarde —Respondió mientras me halaba fuera de la habitación

— ¡Adiós Sam! —Me despedí mientras que Angie aun seguía jalandome

— ¡Adios! —Se despidió de vuelta.

Angela y yo bajamos en silencio las escaleras y sin despedirnos del resto de la familia nos dirigimos a la salida, al salir me encontré con el auto de Eric era un Chevrolet Camaro ZL1. Los niños ricos tenían una buena vida y vaya que ese auto era la gloria. Caminamos hasta el vehículo, Angela se sentó en el asiento de copiloto y yo en la parte de atrás.

— ¡Hola Eric! —Lo saludé mientras me sentaba en el asiento y cerraba la puerta.

— Hey Bells —Respondió el Saludo—. ¿Por que tardaron tanto?

— Solo fueron treinta minutos, no es para quejarse —Contesté concentrada observando el camino en el cual nos dirigíamos y no tenía ni idea hacia donde íbamos.

— Bueno eso ya no importa —Opinó Angela bajando los ánimos—. Lo importante es que ya vamos de camino.

— Hablando de eso...¿A donde vamos? ¿Que paso con su concierto? —Interrogué curiosa.

— Pronto lo sabrás —Habló Angie por ultima vez. El resto del camino a "donde sea que íbamos" fue un poco mas largo de lo que imagine, Angela y Eric hablaban entre si pero nunca respondían mis preguntas y dudas al lugar a donde nos dirigíamos. Cuando me cansé de insistir me relajé en el asiento y disfruté de la música que salía del estéreo del auto por el resto del camino.

A los cuarenta y cinco minutos de viaje el auto se detuvo, intrigada dirigí mi mirada hacia afuera y me encontré con una hermosa casa de color crema, con una fachada moderna y una piscina iluminada por faros en el interior de la misma que se encontraba al lateral de la mansión. Impresionada por la vista salí del auto para admirar mas de cerca la belleza de la arquitectura dejando a mis espaldas a unos Eric y Angela bastante risueños.

— ¿Te gusta? —Preguntó Angela

— Si...Es hermosa ¿En donde estamos?

— Es mi casa —Contestó Eric dejándome impactada. Sabía que sus padres tenían dinero pero me asombraba la grandiosidad de la casa, era realmente hermosa con unos enormes ventanales que daban al interior de ella y con un camino de piedra que se dirigía a la entrada.

— ¡Ven Bella, entremos! —Angela me sacó de mi ensoñación y me haló hacia la casa. A unos cuantos pasos de la entrada Angie puso sus manos encima de mis ojos, debió notar mi confusión porque al instante contestó mi duda.

— Es para la sorpresa —¡Ah claro! La sorpresa...¿espera que?—. ¿Cual sorpresa? —Pregunté nerviosa.

— Espera y veras —Me tranquilizó Eric. Con cuidado caminamos hasta llegar al interior de la casa cuando llegamos a lo que yo creía era el salón, Angie habló

— Okay, a mi cuenta —Dijo en voz alta— Uno...Dos...Tres.

Angela despegó sus manos de mi cara y con cuidado abrí mis ojos acostumbrándome a la iluminación.

— ¡Sorpresa! —Gritaron.

Estaba en lo correcto, me encontraba en el salón y en el estaban todos mis amigos: Jane acompañada de su novio Dimitri, Jessica, Lauren, Tyler y Seth pero lo que me sorprendió aun mas fue ver la figura de Tony ahí.

¿Que diablos hacía aquí?

Feliz por la sorpresa de tenerlos conmigo los saludé a todos con abrazo y un beso en la mejilla hasta que llegué a donde Tony y solo le ofrecí una pequeña sonrisa. Aun estaba dolida por lo que había hecho.

La casa estaba decorada con globos azules y verdes, mis colores favoritos y había un gran cartel en el centro del salón y tenia escrito "Te extrañaremos Bella" esto sin duda era lo mas tierno que habían hecho alguna vez por mi y estaba tan feliz de contar con ese grupo de personas maravillosas que me apoyaban y me querían con honestidad. No eran los mas fiesteros pero el corazón de ellos hacía que mi aburrimiento valiera la pena un cien por cierto.

— ¡Chicos muchas gracias! —Dije conmovida—. Esto es lo mas lindo que alguien había hecho por mi.

— Esperamos que en verdad te guste —Comentó Jane—. Ya que no podrás asistir al baile creímos que esta sería una buena despedida.

— ¡Claro que lo es! —Afirmé abrazándola. La felicidad que sentía en ese momento era evidente.

La noche se paso velozmente divirtiéndome con mis amigos y escuchando música del gran equipo de sonido que había en la casa. Eric había comprado un poco de cerveza y ver a Tyler y a Seth bebiendo por primera vez era lo mas gracioso en el mundo. Con las chicas charlamos animadamente de nuestros próximos viajes y de los chicos guapos que nos podríamos encontrar allá. Era algo completamente de película. Las horas se hicieron notar y al rato cada uno de mis amigos se fue retirando. A la medianoche solo eramos Eric, Angela y yo. Los primeros dos se estaban poniendo felices en el sillón de la sala e incomoda por la situación salí a sentarme cerca de la piscina a esperar que terminaran sus manoseos y así me pudieran llevar a casa.

— Bella...—Susurró sentándose a mi lado al borde de la piscina.

— No sabía que aun estabas aquí —Hablé sorprendida por su repentina llegada.

— Quería hablar contigo...No sabía que te ibas a Miami, nunca lo comentaste.

— Lo decidí el día después de que te acostaste con Charlotte —Expliqué. Aun sentía el dolor en mi corazón a pesar de que habían pasado semanas desde el incidente.

— Bella, por favor..

— Tony, no...—Suspiré— No trates de arreglar lo que ya no tiene solución.

— Sabes que te quiero Bells, lo sabes.

— ¿Entonces por que lo hiciste?

— No estaba pensando, yo te quiero...Dame otra oportunidad

— No lo se, no confió en ti ni en tu palabra

— Por favor Isabella...Podemos volver a intentarlo —Murmuró suplicante—. Danos este tiempo, te ayudaré a que vuelvas a confiar en mi.

— Me voy a Florida ¿No recuerdas?

— Usa este tiempo para volver a confiar en mi nena y cuando regreses tendrás una respuesta sobre nosotros, pero no ahora.

— ¿Quien me dice a mi que no te acostaras con la primera zorra que se te ponga al frente?

— Solo tienes que confiar en mi linda, ese será mi pequeño voto de confianza ¿Esta bien? —Estaba cansada de esta situación. Quería ponerle fin a todo esto.

— Esta bien...—Contesté sin mucho animo y dudosa por lo que acababa de hacer. ¿Tony y yo de nuevo? ¿Podría ser?

— Perfecto —Tony dijo sonriente. Se acercó a mi y me dio un beso en los labios. Solo un pequeño roce y se sintió tan extraño, no era nada a lo que había sentido hace semanas. Me daba cuenta que lo había extrañado tremendamente. Toqué con la yema de mis dedos el lugar donde me había besado hace algunos momentos aun sumida en mis pensamientos y miedos.

— ¿Quieres que te lleve a casa? —Preguntó con serenidad.

— No gracias —Contesté desconcertada—. Eric y Angela me llevaran.

— ¿Segura? —Asentí—. Okay nena, ten un buen viaje —Se aproximó de nuevo a mi para besarme pero moví mi rostro a un lado y él captó el movimiento así que silenciosamente se fue del lugar.

¿Que acababa de pasar? No podía creer lo que había hecho, dentro de mi me sentía tan abrumada y molesta pero también saltaba de felicidad. Mi corazón estaba confundidos tanto como mi cerebro. Sentada sintiendo la suave brisa esperé a que Angela y Eric salieran, cuando ambos lo hicieron me preguntaron que estaba mal y yo simplemente negué que algo sucedía. Estaba perfecta.

Ambos me llevaron a mi casa y solo tuve que tocar la cama para caer rendida. El domingo y lunes por la tarde fueron de gran ayuda para mi. Asimilé lo ocurrido el sábado y pasé tiempo con mis hermanos mayores, también les comenté lo ocurrido con papá y que sus visitas escasas ahora lo serían aun mas. Nadie deseaba pelear así que solo dejamos de lado el tema y seguimos con nuestro día.

El lunes en la noche estaba lista para mi ida a casa de Charlie. Todo mi equipaje estaba en el salón esperando mi ida y yo solo aguardaba pacientemente a que papá llamará para decirme que estaba cerca.

Estaba abstraída viendo un programa de televisión en Mtv cuando mi celular sonó. Era un texto de Charlie y decía que en diez minutos estaría aquí. La casa estaba relativamente sola, Sam estaba en casa de su amiga Mary haciendo no se que cosa y mis hermanos habían ido al cine con sus ligues de la semana, ya me había despedido de los tres con un enorme abrazo y sus mejores deseos para mi. Renee estaba en la cocina y no había hablado con ella desde la ultima visita de Charlie, no quería irme a Florida sin dirigirle una palabra a mi madre. A pesar de todo una pequeña parte de mi la amaba y las cosas no debían acabar así hasta los próximos tres meses. Decidida me encaminé en la cocina y la encontré concentrada en una receta de comida.

— Mamá...—Hablé. Renee se dio cuenta de mi presencia y me miró.

— Bella...—Susurró—. ¿Que sucede?

— Papá ya aviso que viene a buscarme.

— Ah... ya veo.

— Quería despedirme...y disculparme —Murmuré— No debí portarme como lo hice el otro día. Cometiste un error y yo me empeñe en recordartelo todos los días cuando tu lo único que querías era superarlo.

— Hija...No fue tu culpa.

— Claro que si lo fue y lo lamento...¿Me perdonas?

— ¡Bella! —Dijo conmocionada— Claro que lo hago, siempre lo hice. Le dí una sonrisa y la abracé con fuerza, hacía mucha tiempo que no compartía un abrazo así con Renee. Era mi madre siempre anhelaba su tacto y cariño. Nos abrazamos por unos minutos mas hasta que un claxon afuera de la casa sonó.

— Es tu padre —Aseguró mientras limpiaba las lagrimas de su rostro—. Debes irte ya... —Me solté de su abrazo y me dirigí a la salida.

— Adiós hija...Te amo —Dijo Renee para si misma pero la escuché.

— Yo también te amo, mami —Hablé en voz alta. Cogí mis cosas y me encaminé a la salida. Al alejarme de la casa observé que el toyota de Charlie estaba ahí, subí al asiento de copiloto y me sonrió en cuanto me vio.

— ¿Todo bien? —Preguntó en cuanto observó las lagrimas de mis ojos. Asentí en respuesta y él aceleró el auto.

Al llegar al apartamento de Charlie nos recibió una sonriente aunque algo incomoda Kate. Cenamos pizza que papá ordenó y charlamos los tres el resto de la noche. Para mi sorpresa Kate era una persona muy interesante. Mi equipaje lo había dejado en el cuarto de invitados. Lugar en donde dormiría esa noche, cuando se hicieron las diez el peso de los días cayó sobre mi y agotada dí las buenas noches y me encaminé al cuarto.

El martes llegó y ya podía oler la sal marina y escuchar como las olas rompían en mi mente. Estaba extasiada y a las seis de la mañana ya estaba lista para irme. El vuelo salía a las ocho y debíamos estar dos horas antes en el aeropuerto, el viaje en auto fue divertido. Charlie me hablaba sobre lo mucho que disfrutaría el viaje y lo buena gente que era el primo Carlisle. También me sorprendí cuando papá me dio una tarjeta de crédito nueva y me dijo que la usara con responsabilidad, yo le agradecí y la guarde junto a mis documentos en mi bolso de mano.

Cuando llegamos al aeropuerto todo era un despelote. Había gran cantidad de turistas que llegaban y locales que se iban de la ciudad como en mi caso. Esperamos con paciencia en la sala de espera hasta que anunciaron mi vuelo. Me despedí de papá y Kate con un abrazo. Ambos me dieron un beso en la mejilla y con seguridad me dirigí a el lugar de embarque.

Luego de pasar por todo el protocolo usual pude subir al avión. Mi asiento estaba junto a la ventanilla y a mi lado me acompañaba un señor vestido con un traje ejecutivo que parecía que estaba en el lugar incorrecto. Apostaba que él no debía estar en la clase turista. Su asistente ahora despedida tuvo que haber cometido un grave error. Pensé con burla

A los pocos minutos el piloto anunció el despegue, abroché mi cinturón y mirando por la ventanilla le dije adiós a mi ciudad natal para embargarme en la aventura que Miami tenía para mi.