Cap 2: Unrestraint

Por DiarioTwilight   Publicado a las  1:42 p. m.   1 comentario


Capítulo II: "La Rutina."

Playlist:

Love me do - The Beatles
Let it Be - The Beatles
All you need is love - The Beatles
A hard day's night - The Beatles

BPOV

El domingo se fue tan rápido como llegó, estuve el resto del día en cama desanimada por los eventos ocurridos y podía estar segura que nadie en casa había notado mi ausencia, o puede que haya sido ignorada intencionalmente; tampoco era que me molestara ese tiempo de soledad. Nunca había sentido lo que era estar por mi cuenta, mi familia era numerosa y eso significaba cero privacidad; "todo se comparte en esta familia" era lo que solía decir Renée en sus ataques de maternidad.

Ya era lunes, estaba acostada boca arriba y observaba con detalle el techo blanco de la casa, podía ver que había unas pocas grietas y que en una de las esquinas había una filtración de agua. Los minutos pasaban lentamente, casi en cámara lenta, vi la hora en el reloj despertador que estaba en la mesita de noche y marcaba las 6:35 am, aún podía dormir otros treinta minutos pero sabía que ya no iba a poder descansar más, así que decidí vestirme para irme tan rápido como pudiese de casa.

Al bajar de la litera noté que Sam ya no estaba, no le di importancia y seguí mi camino. El baño era pequeño y sencillo pero era preferible a tener que compartirlo con los gemelos. Las baldosas eran de color verde agua, color que fue seleccionado meticulosamente por Renée cuando decidió gastar los pocos ahorros de mi padre para remodelar algunas secciones de la casa; además de un espejo ovalado que reposaba en la pared encima del lavabo blanco y junto al mismo había un toallero en el cual descansaban dos toallas de color blanco, una era de Sam, la otra era mía. Lo primero que hice fue cepillarme los dientes, luego una ducha rápida y estaba lista. Pensé seriamente si debía maquillarme pero descarté la idea no tengo a quien impresionar, pensé. Me puse unos jeans rasgados, mi camiseta de Pink floyd y las nunca olvidadas vans negras, peiné un poco mi cabello castaño y cayó en una hermosa cascada de bucles chocolates. Hoy parezco de revista. Sonreí y me halague a mí misma.

Bajé a la cocina y al entrar vi que los gemelos estaban desayunando tostadas francesas delicioso los saludé alegre, ni Renée ni Sam estaban por aquí, ge-ni-al.

—Hola, chicos. —Besé la mejilla de ambos y me senté en el mesón justo en el medio de ellos.

—Buenos días —dijeron al unísono.

— ¿Y esas caras largas? —Me reí y busqué las tostadas.

—Es muy temprano para estar alegres —refunfuñó Carl.

—Eres una amargada, deberías saber que los lunes no son lo mejor que hay —concluyó Jason.

— ¡Yo no soy amargada!

—Sí, claro —dijo Jason sarcásticamente y añadió—; las tostadas están en el microondas.

—Oh, gracias. —Busqué las tostadas y un poco de zumo de naranja en la nevera.

—Chicos, ¿saben dónde están mamá y Sam? —pregunté con curiosidad.

—Sí —afirmó Jason.

—Bueno… ¿y dónde están?

—Tuvieron una reunión con el profesor de cálculo de Sam, ya sabes cómo se comporta en su clase —contestó Carl con una sonrisa. Espero que Renée no quiera acostarse con ese profesor también, pensé.

—Así se comporta siempre —comenté con ironía. Caprichosa, grosera y sin cerrar su pretenciosa boca. Los gemelos asintieron y continuaron comiendo sin prestarme mucha atención.

Carl y Jason eran los mejores hermanos mayores que se podía tener o, tal vez, pensaba esto porque desconocía de la existencia de otros gemelos que sean mis hermanos mayores en el mundo. Ellos tienen su manera de ser y se complementan, el único parecido que posen es el físico y claro, el amor por la música y su violín, porque en personalidad y gustos son totalmente distintos, cosa que agradecía porque no me gustaría pasar el tiempo con un par de clones.

Eran muy diferentes, Carl es una excelente persona. Es cariñoso, humilde y responsable, es esa clase de chico con quien sin duda gustarías casarte, y espero que eso no suene muy raro ya que soy su hermana menor. Ama a los animales y la buena música. En cambio Jason era lo opuesto, ruidoso, molesto e infantil; de hecho me sorprendió mucho cuando le informó a la familia que entraría a la universidad, él era más del tipo rebelde sin causa. Estaba segura que Carl tuvo mucho que ver mucho en esa decisión.

Terminé mi desayuno, dejé el plato sucio en el mesón y corrí arriba a buscar mi mochila de color amarillo y me dispuse a irme al instituto. Eso era mejor a quedarme en casa viendo programas de cocina en la televisión.

Poco a poco caminé por la acera hasta llegar a la secundaria, eran aproximadamente veinte minutos caminando y como iba relativamente temprano no me molestaba el paseo.

Disfruté la vista y el viento frío que pasaba por mi cara. Era la misma sensación que tenía cuando iba al parque abandonado, me gustaba dar paseos largos y disfrutar de lo mucho que la naturaleza podía ofrecernos, creo que esta era una de las razones por las que iba al parque, poder ser uno mismo con la madre naturaleza. Últimamente había estado considerando mis opciones para ir a la universidad y convertirme en Bióloga, pero aún me quedaba un año para pensar en eso y en ese momento no quería martillar mi cerebro, más aún cuando las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina, ya me veía en unas semanas sentada en el porche viendo a las nubes pasar. Diversión al máximo, pensé con humor.

Seguí divagando hasta que llegué al instituto, vi que la mayoría de los estudiantes ya habían entrado y que solo los más rebeldes o estúpidos quedaban afuera. Apresuré el paso y llegué a mi primera clase: Literatura. Cuando entré al salón la mayoría ya estaba ahí, los chicos se estaban lanzando bolas de papel entre si y las chicas hablaban de algún chisme nuevo o criticaban a la zorra de la escuela, lo típico.

Busqué mi asiento y a mi lado estaba Jane, una rubia teñida con cabello largo y lacio y unos grandes y expresivos ojos café; yo era un poco más alta que ella, y poseía un cuerpo esbelto, supongo que su familia tenía buenos genes. Estaba vestida con una falda circular negra que se ajustaba a su cintura, un top blanco que se ajustaba completamente al torso y unas zapatillas blancas a juego. Jane había sido mi amiga desde que empecé la secundaria, no podía decir que éramos apegadas porque estaría mintiendo, nuestras personalidades eran diferentes y siempre estábamos en desacuerdo con la mayoría de las cosas, pero creo que era mejor ser su amiga a estar sola y ser una desadaptada social. No era de muchos amigos, mamá pensó que tenía baja autoestima cosa que refuté todo el tiempo, no era insegura, era solo que ¿para qué tener amigos si la mayoría de ellos son falsos? No quería estar sola, por eso tenía a un grupo de amigos o compañeros que eran medianamente agradables y me ayudaban a subsistir en esta prisión cada día sin volverme completamente loca y creo que si no hubiese sido tan osada en algunos aspectos, como querer experimentar nuevas cosas como las fiestas, el sexo y las drogas, ellos podrían haber sido buenos amigos. Siempre les insistí para que hiciéramos las cosas usuales y tontas que todos los adolescentes alguna vez querían experimentar, pero al parecer eran demasiado aburridos y correctos cosa que me molestó en cada momento. Jane estaba escuchando música, pensé en hablarle, sabía que si lo hacía empezaría a preguntar por mi fin de semana y tendría que mentirle como hacía cada lunes, literatura era la única clase que compartíamos. Notó mi presencia y me saludó.

— ¡Hola, Bella! — dijo mientras se quitaba los audífonos. El volumen estaba muy alto y oí un poco de Muse—. ¿Hiciste la investigación sobre Shakespeare? —Oh Dios, qué manera de empezar una conversación, aunque no me asombraba viniendo de ella.

—Pues, ya sabes que no —respondí con una sonrisa mientras sacaba mi libro de la mochila.

— ¿Quieres la mía? Aún no llega la señorita Sheen.

— ¿En serio? ¡Gracias! —Me entregó una carpeta color púrpura y volvió a escuchar su música. Si no fuera por Jane tendría más que reprobada literatura, no sé que tenían algunas personas con los libros, me gustaba leer un buen libro de vez en cuando pero sabía que había personas como Jane y la señorita Sheen que se desvivían por ello. Locas obsesionadas.

Pasaron alrededor de quince minutos hasta que la maestra por fin llegó. Me había dado tiempo suficiente de transcribir toda la investigación y justo cuando la señorita Sheen entró al salón yo le había entregado la carpeta a Jane. No le presté atención a la clase, nunca lo hago, simplemente me quedé mirando un punto fijo en la pizarra hasta que el timbre sonó.

La clase estaba debatiendo sobre si la relación entre Romeo y Julieta era enfermiza o no cuando Jane se giró de su puesto y volteó a verme.

— ¿Qué hiciste el fin de semana? —preguntó con voz susurrante.

—Fui a casa de mi padre, vimos una película juntos, The breakfast club y luego cenamos en un lindo restaurante. El domingo leí un poco. —Las mentiras brotaban de mi boca de forma natural.

—Que bien... Yo pasé todo el fin de semana en la casa de campo de los padres de Demetri (su novio galán de preparatoria) estuvimos en la piscina, jugamos tenis y pasamos la noche acostados en la chimenea de la sala de estar, ¡fue tan romántico, Bella! —Jane continuó relatando su fenomenal fin de semana, sus peleas con su novio y todos los "problemas" que la afligían. Con una sonrisa me interesé en lo que decía y le respondí con la misma emoción con la que ella me narraba. Le di un par de consejos que creo fueron útiles y seguimos conversando hasta que por fin el timbre que anunciaba el final de la clase sonó.

Tomé mis cosas y salí tan rápido como pude. Me hubiera gustado quedarme a esperar a Jane pero, si me quedaba por más tiempo, la maestra me llamaría a su escritorio y me pediría que nos sentáramos a hablar sobre mis bajas calificaciones y era mejor evitar momentos incómodos para ambas.

Corrí a mi casillero e ingresé la combinación; cambié mis libros de literatura por los de matemáticas y me senté en el suelo a esperar que sonara el timbre que nos indicaba la próxima clase. Estaba entretenida mirando a todos los estudiantes que pasaban por ahí y a mis pies cuando otro par de estos enfundados en unas lindas zapatillas negras repicaron en el suelo. Subí mi mirada y era Angela, su cabello negro azabache hasta la cintura con un gran y ridículo lazo azul rey que adornaba la parte posterior de su cabeza; llevaba un vestido del mismo color en el que había un montón de puntos blancos sin ningún orden en específico. Ella tenía esa mirada inquisitiva que usualmente daba miedo. Sus ojos eran una mezcla extraña entre el ámbar y el café además, poseía una sonrisa de publicidad de dentista. Sin duda era hermosa, tenía una belleza exótica.

La recibí con una cálida sonrisa, Angela era una de las personas con las que mejor me llevaba.

—Hey Angie, ¿qué cuentas? —dije mientras me levantaba y acomodaba mi camiseta.

— ¿Dónde estuviste todo el fin de semana? —me reclamó. ¿Acaso esa será la pregunta del día?

—Por ahí, haciendo cosas —respondí de forma desinteresada.

— ¿Qué clase de cosas? —preguntó—. Estuve tratando de localizarte pero parece que tu teléfono se extravió, ¿no es así?

—Pues veras, la verdad es que perdí el cargador y realmente no sé donde está —mentí, de nuevo.

—Bueno, no importa. Creo que deberías cambiar ese teléfono ya está viejo e inservible. —siguió hablando de teléfonos, computadoras y demás aparatos tecnológicos recién salidos al mercado. No le presté atención y cuando estaba pensando una excusa para zafarme sonó la campana. ¡Salvada por la Campana! Que literal...

—Oh Angie, me encantaría seguir esta conversación pero tengo que correr a mi próxima clase o no llego. —No dejé que respondiera y caminé rápidamente a mi clase de Matemáticas.

Angela era una buena chica; hija única con padres que se amaban mucho y con buena estabilidad económica, un lindo novio muy inteligente que rozaba lo nerd y una mascota adorable. Tenía todo lo que una chica deseara, la conozco desde hace un año cuando llegó de intercambio de Italia, sus padres extrañaban tanto a su pequeña que decidieron mudarse a Boston de forma permanente, recuerdo la emoción de Angela, era asquerosamente envidiable.

Cuando perdí de vista a Angela, disminuí mi caminar a paso de tortuga e ingresé al aula. Ahí me encontré con Eric, el novio de Angela; como ya dije era un nerd en desarrollo, con excelentes calificaciones y un lindo auto, regalo de cumpleaños.

Eric tenía el sueño de estudiar música en New York pero sus padres lo reprendían por tener esa clase de sueños absurdos, esto solo lo sabía su novia y yo. Tenía el cabello negro como Angela y estaba un poco pasado de peso, pero sabía que a él no le molestaba y Angela no era tan superficial como solía parecer cuando recién la conoces, así que tenían una linda y sólida relación, de hecho él y Angela se parecían mucho, si no los conociera desde hace tanto tiempo podría jurar que eran hermanos. Eric era mi salvavidas en esta clase y por eso le tenía mucho aprecio, y a su lindo auto también.

Sonó el timbre y me dirigí a la cafetería de la escuela, era muy amplia y en el interior tenía mesas de color azul y rojo, los colores que representan al instituto, eran circulares y con seis asientos en cada una. En los muros había una multitud de afiches y carteles que invitaban a los estudiantes a las actividades escolares del mes o a los clubes que había después de clases. Nunca había formado parte de uno, prefería pasar esas dos horas en el parque, no me veía entrando en un salón de clases de forma voluntaria para hablar de cosas sin importancia, aunque mis padres creían que formaba parte del club de arte, por eso Charlie me había regañado el sábado. En una reunión escolar Renée se había sorprendido mucho cuando el idiota de Phil le había dicho que yo no formaba parte de ningún club y ella, como buena chismosa, fue corriendo a contarle a papá.

Salí de mis recuerdos y me encaminé a buscar algo de comer, cogí un sandwich de atún y té helado, luego caminé hacia la mesa del fondo donde estaban los chicos: Angela junto a Eric, Jane que estaba leyendo un libro, apuesto que es Romeo y Julieta, pienso. También estaban: Lauren y Jessica, amigas de Jane y formaban parte del club de ciencias; Seth y Tyler nerds, nerds y nerds incluso estaba Tony cosa que me extrañó, solía sentarse con los músicos del instituto desde que había formado una banda. Él, además de ser mi compañero en la clase de arte, era un músico inexperto. Hace unos meses tuve un enamoramiento con él, ¿cómo no tenerlo? Su cabello castaño caía hasta un poco más arriba de sus hombros y le daba ese aire de rebelde que a las chicas tanto nos gustaba, su cuerpo era musculoso producto del ciclismo de montaña que practica los fines de semana y tenía una sonrisa brillante que hipnotizaba hasta a la chica más orgullosa. Hubo un momento en el que creí que yo también le gustaba pero aparté la idea cuando un día, antes de la hora del almuerzo, estaba rondando en los pasillos de la escuela buscando el baño y justamente allí lo encontré o más bien lo oí teniendo sexo con una chica desconocida. Aunque tener sexo no significaba tener una relación, ¿o sí? Sonreí recordando aquello.

Sin duda este era un grupo abundante con chicos de personalidades bastante peculiares pero a pesar de eso no consideraba que formáramos parte de los populares del instituto, ya que la mayoría de los chicos eran tan aburridos e inocentes que la sola idea de imaginarlos en fiestas o bebiendo alcohol me causaba ternura.

Todos me saludaron cuando me senté y empecé a comer. Seth y Eric estaban hablando sobre algún proyecto de ciencias que, según ellos, iba a ser increíble; Jessica y Angela hablaban sobre ir de compras esa tarde, sabía que en cualquier momento me iban a invitar y me hubiese gustado mucho ir, pero no tenía suficiente dinero y pedirle a Renée sería para ella algo inaceptable, ¿disminuir su dinero para la compra semanal de Whisky? Ni soñando.

No me estaban prestando atención así que continué concentrada en mi comida, sentí una mirada sobre mí, elevé lentamente mi cabeza y ahí noté que Tony me estaba dando esa mirada rompe bragas, fingí que no me importaba y seguí comiendo, aunque por dentro estaba hiperventilando. Sentí en todo momento su mirada y estaba realmente incomodándome.

—Hola Bella, ¿en qué andas? —me saludó Tony con su innata sonrisa.

—Todo bien, ¿y tú? —le dije de forma coqueta y él se encogió de hombros.

—No me quejo, la banda tiene sus problemas pero siempre logro resolverlos. —Sonreí y asentí. Maldito engreído, lo que yo tengo de santa él lo tiene de humilde.

—Así que bueno... Bella —Deslizó mi nombre por su lengua de una manera condenadamente sensual.

— ¿Sí? —Lo insté a continuar.

— ¿Quieres salir el próximo sábado? —De repente toda la mesa se quedó en silencio, cada uno de los chicos dejó de hablar y me miraban sorprendidos.

—No lo sé, creo que voy a estar ocupada ese día. —Tenía que hacerme la orgullosa, a esta clase de chicos no había que hacerles el paseo tan fácil.

—Claro, claro —dijo Tony con seguridad—. Entonces, cuando tengas tiempo suficiente me llamas y ese mismo día te paso a buscar. ¿De acuerdo?

Ay mierda.

—Como quieras.

Al parecer los demás habían decidido volver a sus antiguas conversaciones. Recordé que el próximo viernes había una fiesta en la casa de Charlotte Marano, la capitana de las porristas y por ende, la chica más deseada y caliente de toda la escuela, palabras de Tyler, no mías. Así que decidí plantear la idea de ir.

—El viernes hay una fiesta en casa de Charlotte, ¿vamos? —anuncié con una sonrisa.

Como si fuese raro, las negativas comenzaron a llegar.

—Es nuestro aniversario y lo planeamos pasar juntos —dijo Angela mientras Eric asentía.

—Tengo clase de teatro, lo siento —contestó Jane y volvió a su libro.

—Vamos a trabajar toda la noche en nuestro proyecto —mencionó Seth.

— ¡Nos desvelaremos!—expresó Tyler con alegría.

—Estoy castigada —habló Lauren, sabía que era mentira ¿como la van a castigar si es más santa que la virgen María? Pero no la refuté.

—Es el cumpleaños de mi madre —comentó Jessica. Era gracioso porque cada vez que la invitaba a algún sitio su madre estaba de cumpleaños. Pobre, ya debía estar muy vieja.

—Yo sí voy —volteé la cabeza y lo observé, él me sonrío y sabía que estaba escaneando mi expresión.

— ¿En serio? —dije con incredulidad.

— Por supuesto, ¿una buena fiesta con una chica linda? ¿Quién es tan tonto para decir que no? —Ignoré el comentario de más.

—Genial, este es mi número —busqué un bolígrafo en mi bolso y anoté el número en la palma de su mano izquierda—. Llámame el viernes en la tarde y planeamos todo.

—Seguro linda —respondió mirando su palma.

Me enfoqué en terminar de comer. Sentí la mirada de Tony sobre mis hombros, me levanté de la mesa y me fui sin despedirme; boté las sobras en el contenedor de basura y me dirigí a la biblioteca, lugar en el que nunca pensarían buscarme. Cuando entré el silencio me absorbió y me senté en uno de los sillones vacíos que se encontraban justo al lado de la sección infantil, cerré los ojos y mi imaginación empezó a entretenerme con imágenes tiernas de Tony y yo tomados de la mano, yendo al cine, conociendo a sus padres, besándonos a la luz de la luna en su viejo Cadillac restaurado y muchas más. Respiré lentamente, estaba a punto de quedarme dormida pero inesperadamente aparecieron imágenes más censuradas: él y yo follando en mi habitación, él y yo follando en su auto… básicamente él y yo teniendo sexo.

Oh Dios mío, necesito un novio con urgencia.

Reanudé mis imágenes tiernas y así continué por la próxima media hora, hasta que el almuerzo por fin acabó.

Recogí mis cosas y caminé hacia mi próxima clase, iba por los pasillos sumida en mis pensamientos y tropecé con varias personas. Cuando llegué al aula todos los puestos estaban ocupados menos el mío, caminé hacia mi silla y dirigí la mirada hacia el profesor que venía ingresando a la sala.

Era Phil, mi grandioso profesor de arte.

Antes de que ese hombre fuera el principal causante de los problemas de mi familia a mí me gustaba bastante esta clase, no era excelente pero me divertía y era una en las que mi rendimiento era bueno sin ayuda de mis amigos. Debí darme cuenta que él y mi madre tenían una relación encubierta, las señales eran obvias: Renée viniendo seguido al instituto para estar al tanto de mi rendimiento escolar, cuando siempre había sabido o al menos tenía la idea de que no era la mejor en esto. Además, usualmente venía a la sala de arte. Las salidas todos los fines de semana con sus amigas del club de cocina, lo cual era bastante evidente y estúpido porque ella nunca formó parte de un club y no tiene amigas. Todas las señales indicaban que algo estaba ocurriendo pero yo estaba tan ocupada siendo egoísta e indisciplinada, que no me había dado cuenta de lo que sucedía y ahora Charlie era el que pagaba el precio de los errores de mamá.

Estaba tan abstraída en mis pensamientos, que no me di cuenta cuando alguien puso un pedazo de papel en mi mesa; lo abrí y decía:

Chica linda,

¿Emocionada por nuestra salida?

Inmediatamente supe de quién se trataba y dirigí mi mirada hacia él. Le hablé, no me importaba que Phil ya hubiese entrado, de hecho no importaba nada que tuviese que ver con él.

—Ni tanto, ¿tú sí?

—Yo siempre estoy emocionado y más si voy de fiesta con mi chica linda.

—No soy tu chica, así que voy a hacer caso omiso al término posesivo.

—Es cierto, no lo eres... pero lo serás. Mientras, vete acostumbrando —reí.

—Como digas.

En ese instante Phil interrumpió mi valiosa charla.

—Señorita Swan, ¿interrumpo su conversación? Si desea seguir charlando con el joven Masen la puerta está abierta.

— ¡Pues sí Profesor! Al parecer se le está haciendo costumbre meterse entre relaciones personales, ¿no cree usted? —Oí la risa de mis compañeros y ambos nos retamos con la mirada.

— ¡Diríjase a la dirección ya mismo, Isabella Swan! —dijo molesto, pude ver en sus ojos la furia que sentía en este momento.

—Con gusto, querido profesor. —Recogí mis cosas con la mayor paciencia posible, le di un beso en la mejilla a Tony y me encaminé hacia la puerta pero antes le toqué el hombro izquierdo a Phil.

—Ya nos arreglaremos tú y yo... Padre. —Sonreí y me fui de la clase.

Fui al patio del instituto, sabía que Phil no iba hablar realmente con el director solo había dicho eso para que los otros estudiantes lo siguieran viendo como un "adulto respetable", tonterías. Cuando llegué al patio me senté en el enorme árbol que estaba al final de este, me arrepentí de haber olvidado mi Iphone en casa pero decidí verificar una segunda vez, puede que no lo haya visto. No encontré mi teléfono pero sí mi viejo Mp3 con los audífonos que probablemente ya estuviesen dañados, traté de encenderlo y ¡funciona! Pensé con alegría, presioné play y la música empezó a inundar mis oídos, sonó The Beatles. Me quedé ahí por la próxima hora, escuchando los distintos temas de The Beatles: Love me do, Let it be, All you need is love, A hard day's night, entre otros sencillos.

Estaba tan abstraída en mis pensamientos, que no me di cuenta cuando sonó la campana del último periodo, debía ir a Biología.

La clase no era tan mala como aparentaba ser y me entretenía bastante viendo al profesor Banner hablar de las distintos tipos de animales que había en el ecosistema marino. El tiempo pasó rápidamente, eran las 3:00pm y ya era hora de irnos a casa.

¡Gracias a Dios había sobrevivido a otro día más!

Salí del lugar con una sonrisa de satisfacción, el día fue mejor de lo que creí que sería. Caminé con soltura hacia mi parque abandonado; cuando llegué dejé mi mochila en el banco viejo y procedí a quitarme las vans negras y mis calcetines. Caminé por el césped del lugar y me relajé al máximo, di vueltas alrededor de la zona por quince minutos; la sensación de la grama húmeda pasar por los pies calientes y agotados por un día de estudio era fantástica. Cuando decidí que estaba agotada me senté y respiré pausadamente. Vi la hora en mi reloj eran las 4:43pm determiné que era suficiente por hoy y debía volver a casa.

Me puse las Vans y seguí mi camino a la residencia Swan, hogar de un montón de psicópatas con trastornos de bipolaridad y alcoholismo. Como la serie de televisión "La familia Addams" solo que estos no eran tan extraños.

Llegué a casa y no anuncié mi entrada, me dirigí directamente a la cocina por un poco de agua. Lo primero que vi fue mi padre Charlie sentado junto al mesón tomando una taza de lo que yo creía era Café, no vi a Renée por ningún lado así que me preocupó.

— ¿Qué haces aquí, papá? —pregunté con apuro y tal parece que mi enojo del sábado había desaparecido completamente.

—Vine a verte... de nuevo —dijo con una sonrisa.

— ¿Y mamá?, ¿dónde está? —Se me hacía raro que no estuviera aquí y más aún cuando era un día de semana, suponía que debía estar dando clases en el centro comunitario de la ciudad.

—Fue a buscar a tu hermana a la escuela, pero ella no tiene importancia —comentó con un deje de amargura.

—Charlie, hoy estoy de un muy extraño buen humor, apreciaría mucho si no lo arruinas —aclaré mientras buscaba un vaso de agua helada en la nevera.

—Ven Bells, siéntate. Quiero hablar. —Lo miré extrañada mientras él acercaba una silla a su lado—. Siéntate. —Me indicó. Cedí y me senté.

—Bueno, ¿qué sucede?—Mi tono era curioso.

—Quiero hablar sobre lo que sucedió el sábado pasado —dijo un poco arrepentido.

—Tranquilo, papá —respondí relajada—. Fue mi culpa, sé que no debí actuar así y tú solo quieres que mi futuro esté seguro, te entiendo. —Charlie sonrió aliviado

—También fue mi culpa, hija. Sé que no debo presionarte y más aún cuando sé que las cosas últimamente han estado difíciles. —Sonreí y lo abracé.

—Te amo, Charlie, eres un buen padre. —Él me devolvió el abrazo con cariño.

—Pero... —Lo corté inmediatamente.

— ¿Pero qué?

—Tu madre y yo hemos hablado como personas civilizadas y todo por tu bienestar. Sé que estas últimas semanas te has sentido asfixiada por los problemas de tu madre y míos por eso he hecho algunas llamadas y... —No lo dejé continuar.

— ¿Qué clase de llamadas? Ve al grano Charlie, ¡me asustas!

—Si me dejaras terminar, yo podría decirlo rápido.

—Bueno, bueno... continúa. —Le insistí mordiendo mis uñas.

— ¡Sí que estás nerviosa! —Se río fuertemente, esta era la primera vez que lo oía reírse desde que ocurrió lo de Renée y Phil.

— ¡Charlie! —dije molesta.

—Sigo —contestó—. He hablado con tu primo Carlisle, que vive en Miami…

— ¿El que toca el piano?

— ¡Sí! Ese mismo.

— ¿Entonces?

—Se ha ofrecido para recibirte en Miami por todas las vacaciones —concluyó con una sonrisa.

— ¿Qué? —dije sorprendida

—Pues sí... Es soltero y sé por tu tía Marie que vive solo en un lindo apartamento cerca de la playa.

— ¿Me voy a Miami? —pregunté aún con el shock que me producía la noticia.

— ¡Sí, Bella! —Sonrió—. ¡Sorpresa! —gritó feliz y aplaudió como un bebé.

Tres meses sola en Miami.

Jodida mierda.


Espero que les haya gustado. Si fue así, dejen reviews.

Tengo nuevo grupo en Fb. Lana Fanfiction. (Busquen el grupo y pidan ser agregadas, se darán adelantos/fotos de personajes)

¡Nos vemos en el próximo!


Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
Lee más en: Conócenos

1 comentario:

  1. esta muy buena tu historia.... me gusto mucho espero no tardes mucho en actualizar :D

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