Cap 17: La Mejor Inversión de sus Vidas

Por DiarioTwilight   Publicado a las  1:15 p. m.   3 comentarios


He comprado los personajes de Crepúsculo así que me pertenecen. Ok, eso es mentira. Los personajes son de nuestra amada Steph Meyer, la historia y las locuras son totalmente producto de mi descabechada imaginación.

Gracias a Yanina Barboza, que aunque ya no esté en Betas FFAD, ella siempre será mi beta. Muchas gracias por corregir éste desastre, Yan :)


Capítulo 17

El clima en Seattle apunta a un día soleado, y Bella Cullen lo está corroborando al estar en el jardín de la gran casa cosechando sus tulipanes. Han salido unas hermosas flores rojas y Bella está encantada de poder presumirlas por toda la casa.

Está tan enfrascada en su tarea que no se da cuenta cuando Edward llega a su lado.

—Lindos tulipanes —comenta Edward sonriendo.

Bella se gira un poco asustada con la respiración entrecortada.

—Sí, son hermosos —le contesta.

Edward se acerca a ella y le rodea la cintura con sus dos manos.

—Tú eres más hermosa que ellos. —La besa—. Tenemos que ir a un coctel.

— ¿De quién? —le pregunta Bella. Se separa para poder continuar con su tarea.

—De la Asociación —contesta Edward simplemente, encogiéndose de hombros.

—Ok, llamaré a Alice para que me mande un vestido. No tengo ganas de ir a una tienda —responde, aún dándole la espalda a su marido.

—Deja que alguien continúe haciendo eso, te ensuciarás las manos —le reprocha Edward ante la poca atención que le da su esposa.

—Puedo hacerlo yo. —Edward suelta un bufido—. Por cierto, ¿cuándo es el coctel? —le pregunta, recogiendo la canasta llena de tulipanes y tomando la mano de él para dirigirse a la casa.

—Mañana en la noche —responde Edward.

Bella frunce el ceño.

—Qué extraño que sea un domingo —murmura.

Edward asiente dándole la razón.

—Sí, bueno, habrá muchos dueños de empresas, así como vicepresidentes y socios, junto con licenciados y todo eso. Tengo entendido que lo organizó Alice.

— ¿La Asociación de Empresas solicitó su ayuda? Wow, debe de ser importante —dice sonriendo.

Edward se detiene en la entrada de la casa, antes de subir las escaleras, y besa a Isabella.

—Tus besos saben muy ricos. —Baja su mano hasta el trasero de ella y le da un suave apretón.

Bella suspira y se acerca nuevamente a él para besarlo. Rompen el beso cuando Bella empieza a quedarse sin aire.

—Vamos adentro, no quiero que des un espectáculo aquí afuera —le regaña Edward ante la mirada de ciertos empleados sobre ellos.

Suben los escalones y entran. Nora, quien se encuentra desempolvando una mesa junto con el florero de ahí, sonríe al verlos entrar juntos tomados de la mano.

—Nora, ¿puedes traer unos jarrones con agua para poner los tulipanes? No olvides las tijeras, por favor —le pide Isabella.

Nora asiente y sale del vestíbulo rápidamente.

—Iré al despacho a hacer unas llamadas. —Edward se separa de ella y camina hacia su despacho.

—Espera. —Bella lo detiene—. No me has dicho nada de mi empresa —reclama.

Edward frunce el ceño.

—Eso díselo a tu padre —contesta duramente.

— ¿Por qué?

—Pidió la presidencia de nuevo ahora que se siente bien —dice.

— ¿Por qué soy la última en enterarse? —Bella deja las flores sobre una mesita, mirando a Edward.

Él hace un gesto despreocupado con la mano.

—No lo sé, Isabella; yo no puedo hacer nada porque él aún es el dueño. Cuando él muera, la empresa quedará para ti y Vanessa. Lo siento. —Se gira para caminar a su despacho, dejando a una Bella casi congelada.

¿Había mencionado que odiaba la bipolaridad de Edward? Bueno, lo hacía. Hace unos cinco minutos Edward era tan dulce y tan amable, y hace unos cinco segundos se comportó como el Edward que todo mundo conoce.

—Aquí está lo que me pidió, señora. —Nora deposita las cosas sobre una mesita.

Bella asiente con la cabeza y lleva las flores hacia ella.

—Corta los tallos y arregla un poco los pétalos, por favor. Iré a hacer una llamada, vuelvo rápido.

Sube las largas y majestuosas escaleras directo hacia la última habitación del último pasillo y busca su celular sobre el buró. Marca el número de Alice Whitlock y este repiquetea solo dos veces.

— ¿Bella? —pregunta Alice por el teléfono.

—Sí, soy yo. Necesito que por favor me mandes un vestido para el coctel de mañana. No tengo tiempo de conseguir uno y no tengo uno en estos momentos —miente en lo último.

—Bella, por favor. —Alice se ríe—. Edward te compró muchos vestidos de mi casa, hay varios ahí.

—Ninguno es para la ocasión. ¿Me harás el favor sí o no?

—Por supuesto que sí, te llevaré varios para que elijas uno. Jasper irá a visitar a Edward por algo de la editorial, y yo iré con él. ¿Qué te parece si nos invitas a comer? Iremos como a las dos —le dice Alice.

Isabella bufa internamente, aunque mantiene la calma.

—Claro, Edward estará encantado. Los esperamos, adiós. —Cuelga.

Cuando baja de nuevo mira a Nora cortando los tallos y limpiando un poco las flores de la tierra que adquirieron con el agua. Anastasia reemplaza a Nora en la tarea que estaba haciendo para hacerla ella misma.

Se dirige hacia la cocina y ve a Sue limpiando la mesa de la cocina, mientras Annie está haciendo una lista. Cuando Annie la ve, casi salta enfrente de ella.

—Buenos días, señora Cullen. ¿Le gustó su desayuno? —pregunta.

Bella sonríe.

—Sí, Annie, estuvo delicioso, como siempre —contesta, recordando el delicioso pan francés que desayunó.

— ¿Qué se le antoja comer a la hora del almuerzo, señora Cullen? —pregunta Sue, depositando el trapo sobre un estante.

—Hoy tenemos visitas a esa hora. Vienen los señores Whitlock. Estaría bien comer pechugas de pollo con crema de champiñones, pero por favor quiero que quede bien licuada la crema, no soporto ver pedazos de champiñón por ahí. —Hace una mueca de asco—. Quiero que la comida sea acompañada por un puré de papa y esa ensalada deliciosa que haces de coliflor con aceituna negra, por favor —ordena.

Sue y Annie asienten.

— ¿En cuanto lleguen los señores Whitlock servimos la comida?

—Sí, no tengo ganas de socializar. Llegan a las dos de la tarde —dice con una sonrisa—. Con permiso.

Llega al vestíbulo y termina de poner todas las flores en jarrones. Junto con Nora los distribuyen por cada mesita que hay en la planta de abajo.

—Dejamos para mañana la planta de arriba —le dice, antes de dirigirse de nuevo a su habitación.

Toma una relajante ducha y decide salir cuando se da cuenta que es la una de la tarde. Se pone una blusa manga larga color rosa junto con una falda negra que le llega hasta las rodillas, totalmente adherida a su piel. Se calza unos Manolo Blahnik negros y se maquilla levemente. Acomoda su cabellera apropiadamente, no dejando nada de cabello de frente. Cuando realmente se siente lista, decide bajar.

Se detiene en la puerta del despacho y toca antes de entrar.

—Adelante —dice Edward sin despegar su vista de los papeles que tiene frente a sus narices.

Bella asoma su cabeza y mira a su esposo ahí sentado tras el escritorio. Al escuchar silencio, Edward levanta su mirada y cuando la ve a ella sonríe y deja a un lado los papeles. Bella sonríe en respuesta y se acerca, deteniéndose en la esquina del escritorio.

—Alice y Jasper vienen a comer —dice.

Edward asiente y pasa su mano por su cabello.

—Sí, lo sé.

— ¿Qué es eso? —pregunta señalando los papeles que leía Edward.

—Son estadísticas de la editorial en México. Fue bueno tener una ahí. Creo que abriré una en la capital, no sé —responde con un fruncimiento de ceño.

—Te dije que convenía abrir una sucursal en una ciudad grande y en frontera. Tienen al estado de California a pocos minutos, hay mucho americano también por ahí. Si piensas en otra sucursal no te recomiendo una en la capital, pues es interior y no hablan mucho inglés. Podrías elegir una ciudad más turística como Acapulco —le recomienda.

Edward la mira con admiración y se pone de pie hacia ella.

—Eres la mejor esposa, ¿lo sabes? —Junta sus labios en un beso lento, donde cada uno saborea sus propios labios.

Edward baja sus manos por su cintura, acercándola hacia él para que sienta su erección.

—Edward, vamos a tener visitas. Espera hasta la noche —regaña Bella entrecortadamente por el contacto con Edward.

Edward deposita sus labios suavemente en el cuello de ella, y empieza a besar toda la longitud de este. Bella lleva sus manos hacia el cabello de él, tirándolo suavemente para acercarse aún más a su cuerpo. Edward se pega más a la mesa del escritorio, haciendo a un lado las carpetas que reposan sobre este.

Besa los labios de Bella con una ferocidad ardiente y esta jadea cuando la lengua de Edward invade su boca, provocando así una guerra entre la suya y la de él. Los labios de Edward bajan a su mandíbula, subiendo por sus mejillas y chupando el lóbulo de su oreja.

Saca su blusa delgada de entre la falda y acaricia todo su abdomen, tocando ciertos puntos estratégicos que hacen desfallecer a Isabella.

—Visitas —le recuerda ella.

—Al diablo las visitas —dice mientras levanta la blusa de ella y, aún sin quitar su sostén, mordisquea sus pezones.

Bella se muerde los labios para no gritar, pues aun con los pocos toques que lleva con Edward, ella se siente próxima a desmayarse.

Él, experto en su tarea, hace que los pezones de ella se pongan duros como una roca y los chupa y lame aún sobre la tela.

Lleva sus manos al dobladillo de la falda de ella y la sube hasta la cintura, bajando sus bragas y colando dos de sus dedos entre sus pliegues, aún sin despegar los labios de sus senos.

Mueve los dedos dentro de ella, rozando levemente su clítoris con el pulgar. Bella mueve las caderas, tratando de encontrar más contacto con él. Edward sigue embistiéndola duramente con sus dedos y con el pulgar sigue masajeando su clítoris, mientras aún sigue torturando sus pechos.

—Oh, mi reina, estás tan mojada como siempre —dice en su oído con voz ronca por la excitación.

Con mano decidida, Bella lleva sus manos hacia el pantalón de él, liberando su gran erección. Edward emite un gruñido cuando ella mueve su mano repetidamente por toda la longitud de este.

Sin más, Edward toma a Bella de las pantorrillas y la sube sobre él, ella le rodea la cintura mientras él la penetra de una estocada. Bella gime en ese momento, pero empieza a subir y bajar, haciendo que él entre y salga de ella.

Edward coloca sus manos en el trasero de ella, penetrándola mientras la besa y sus lenguas proclaman una danza exquisita.

Después de unos movimientos más, las paredes de Bella empiezan a contraerse.

—Dios, eres tan estrecha —murmura él, mientras Bella da volteretas imaginarias y ve luces como en Año Nuevo cuando llega a su orgasmo. Edward llega unos cuantos segundos después.

Sus respiraciones son entrecortadas, pero él la sostiene entre sus brazos hasta que ella se calma. La deja sobre sus propios pies mientras da besos cortos sobre toda su cara.

—Sí, la mejor esposa —asegura él, tomando las bragas de ella que reposan en el piso, y ayudándole a ponérselas.

Ella acomoda su blusa entre la falda y se arregla un poco el cabello.

—Estás perfecta —le dice él con una sonrisa, extendiendo su mano que ella toma encantada.

Él se sienta en su silla detrás del escritorio, y ella se sienta sobre sus piernas, rodeando con su brazo derecho la nuca de él. Edward toma los papeles que antes estaba leyendo y se los pasa a ella. Bella empieza a leer interesada los informes, alzando sus cejas impresionada.

—Resultó demasiado bien esa sucursal —dice.

Él le sonríe torcidamente, acercando sus labios para besarla.

—Tengo que viajar a Mexicali para checar que todo esté como me lo notifica Raphael aquí. Solicitan mi presencia, y yo quiero que tú vengas conmigo —comenta como si nada.

Ella asiente emocionada.

—Claro que sí, cuando quieras.

—El lunes.

— ¿El lunes? —pregunta ella pensativa.

—Sí —afirma—. ¿Tenías algo que hacer?

—Quería ir con mi ginecóloga —le explica ella, frunciendo un poco los labios.

— ¿Por qué? —inquiere, preocupado por la salud de su esposa.

—Quiero quedar embarazada y no lo lograré si tengo el aparato ese —dice ella refiriéndose al DIU.

— ¿Embarazada? —Él alza una ceja.

—Sí. Tú quieres tener un hijo y yo también. Ya es hora —dice—. Además, Scott quiere un hermanito. —Sonríe.

—De acuerdo, como tú quieras. —Mira su reloj y se pone de pie junto con Isabella—. Ya son las dos de la tarde, recuerda que ellos son muy puntuales —refunfuña.

Bella solo atina a reírse de su expresión mientras salen del despacho.

Ya en el salón, Edward se sienta en el banquillo detrás del piano y empieza a pasar sus dedos por sobre las teclas.

—Deberías tocar algo —sugiere Bella, sirviendo dos copas de vino blanco.

—No, no tardan en llegar. Jasper es muy puntual. Tal vez después. —Le sonríe negando con la cabeza.

Bella le sonríe de acuerdo y se acuesta en el sillón después de entregarle su copa a Edward.

—Mamá siempre tocaba para nosotras —murmura.

Edward la mira con ojos compasivos.

—Debe de ser triste eso —dice.

— ¿Qué cosa? ¿Que tu madre se muera?

—No, de hecho. Quiero decir, ha de ser muy triste nunca más poder volver a ver a la persona que quieres. Muchas veces nos enojamos con una persona que queremos por cualquier estupidez, y no sabemos si la volveremos a ver o no —dice con la vista baja.

Isabella se pone de pie y empieza a caminar directo al ventanal que da al jardín.

—Creo que cuando quieres a alguien, no te enojas con ella, sino que te decepcionas. —Se gira hacia él—. Tú me has decepcionado muchas veces —dice en voz baja.

Edward levanta su mirada con el ceño y los labios fruncidos.

—Los dos nos hemos decepcionado —concluye con una mueca, agachando su mirada.

En ese momento, como si de un milagro se tratara, Annie entra por las puertas abiertas al salón.

—Señor y señora, los señores Whitlock ya están aquí —avisa.

—Gracias, Annie. Ya sirvan la comida —ordena Isabella.

Annie asiente con la cabeza y sale de ahí.

Edward se pone de pie y camina los pocos pasos que lo separan de su esposa y toma la mano de ella, besando el dorso de esta.

—Vamos —le anima.

Bella le sonríe en respuesta y caminan hacia el vestíbulo donde Jasper y Alice los esperan.

Alice se abalanza hacia Bella en un gran abrazo de cariño.

— ¡Bella, como te he extrañado! —dice emocionada, con una gran sonrisa en su rostro.

—Mucho tiempo sin vernos —contesta la aludida.

Alice asiente muchas veces. Ella se gira hacia Edward y le da un beso en la mejilla.

—Hola a ti también. —Sonríe.

—Hola, Alice. —Edward le sonríe.

— ¿Cómo has estado? ¿Por qué no han ido a la casa? —les pregunta a los dos, con su entrecejo levemente fruncido.

—Hemos tenido cosas importantes que hacer, lo siento —responde Edward con una sonrisa tímida.

—Hola, Isabella —Jasper saluda.

Ella le sonríe.

—Hola.

—Hey, hermano. —Edward y Jasper estrechan sus manos antes de darse un abrazo.

— ¿Pasamos al comedor? —les pregunta Edward, tomando nuevamente la mano de su esposa. Ella le da un apretón.

—Claro. —Alice se encoge de hombros y se cuelga del brazo de Jasper, caminando juntos al comedor.

La comida transcurre con pláticas amenas sobre los negocios por parte de Edward y Jasper, y un poco del coctel del día de mañana por parte de Bella y Alice.

—Me encantó tanto haber ayudado para esta reunión de la Asociación —comenta Alice emocionada—. No puedo esperar para ver a los ganadores.

Edward e Isabella la miran confundidos.

— ¿Ganadores de qué? —pregunta Edward.

Alice se ríe incrédula, haciendo un movimiento con su mano.

—Los empresarios de la década, Edward. —Al ver la cara confusa de Edward, ella sigue explicando—: Cada diez años entregan un premio al mejor empresario en ese tiempo, ¿no recuerdas que tu abuelo lo ganó hace diez años? —le pregunta.

Edward asiente.

—De seguro ganarás —le anima Jasper, sin tener ni una pizca de celos.

—Humm… No sé. —Alice se encoge de hombros—. Yo no estaría tan segura.

— ¿Por qué dices eso? —pregunta Isabella a la defensiva.

Edward sonríe internamente.

—Chicos, ustedes están desactualizados de este mundo —recrimina Alice—. Los hermanos Anderson están nominados también, sin olvidar que mi primo Jacob Black también está.

—Pensé que los Anderson ya ni estaban aquí en Norteamérica —dice Jasper, tomando sus utensilios para cortar más pechuga.

—Ellos solo se fueron a crecer a Europa —dice Edward, restándole importancia, bebiendo un poco de su copa de vino.

—Pues regresaron —dice Alice—, y siguen igual de bellos que antes. Me atrevería a decir que un poco más.

— ¿Qué demonios, Alice? —pregunta Jasper, molesto por su comentario.

Bella suelta una risita.

—Tranquilo, Jasper, apuesto a que Alice te sigue prefiriendo por encima de Matthew Anderson —Bella dice el nombre del susodicho con cierto tono molesto, pero tratando de sonar tranquila.

— ¿Lo conoces? —pregunta Alice sorprendida.

Isabella asiente.

—Alice, toda mi vida he estado involucrada en este asunto de los negocios, es imposible no saber quién es él y su hermana.

Después de la comida, los hombres pasan al despacho a tratar sus temas del negocio que siempre iba prosperando.

Alice se pasea por toda la sala enseñándole a Isabella todos los vestidos que trae para la noche siguiente. Isabella preferiría estar con Edward y Jasper hablando de libros y estadísticas que crecían, a estar hablando sobre qué tipo de zapatos quedan y cuáles no.

Después de ver alrededor de diez vestidos, Bella da su opinión sincera:

—Ese vestido me gusta —dice, levantándose del sofá.

— ¿Este? —Alice levanta su perfecta ceja—. Es muy sencillo, ¿no crees? Creo que quedaría más bien para ir a la empresa que a un coctel —se burla.

—Bueno, tú lo diseñaste, así que… —Bella se encoge de hombros—. Me gusta.

El vestido no es nada sencillo como lo hace parecer Alice. Llega aproximadamente a cuatro dedos arriba de la rodilla y es negro con un solo hombro, tiene unos detallitos en forma de flores, o eso le parece a Bella. Todo el vestido lleva encaje impregnado en la tela con pequeños y delicados destellos que hacen ver muy bonito y elegante al vestido.

—Sí, me gusta —Bella lo aprueba.

—Bien, que bueno que te haya gustado. Estos zapatos se verán bien —dice Alice, pasándole unos zapatos de un tacón alto y muy delgado con una abertura pequeña enfrente para los dedos—. Son de la Casa Brandon —presume.

—Sí, están perfectos.

—Y bueno, la cartera que puedes llevar está ahí. —Alice señala una caja blanca que reposa sobre el sillón.

—Gracias, me has salvado de una grande. —Bella le sonríe.

.

Después de que los Whitlock se van, el día transcurre sin ningún suceso importante que contar. Isabella se siente muy cansada, así que después de un baño relajante, se va a dormir. Por su parte, Edward se encierra la mayor parte del día en su despacho, solo sale de él para cenar. Bella sabe que él está ocupado así que no lo molesta.

Luego de leer tres capítulos completos del libro que ella trae en sus manos, cierra sus ojos un momento para descansar. Ella sabe que leer demasiado le causa que su cabeza empiece a pulsar, pero le encanta la lectura.

El timbre de su celular la saca de su breve descanso, y huraña, coge el teléfono.

—Diga —saluda.

— ¿Irás mañana? —pregunta Vanessa a través del teléfono.

—Por supuesto, ¿por qué?

—Tengo algo que contarte y necesito tu ayuda inmediata. —Bella nota la voz de Essa un poco angustiada.

— ¿Qué pasó, Vanessa? —pregunta alarmada.

—No te asustes, ¿de acuerdo? Es… algo sin importancia. Buenas noches —dice y cuelga.

¿Qué forma de hablar era aquella?, se pregunta Bella. Deja el teléfono en el buró con su libro y apaga la lámpara, girándose para poder dormirse.

Al cabo de unos minutos, escucha la puerta abrirse y los pasos de alguien por el cuarto. Supone que es Edward y que está en el baño, porque escucha el agua de la regadera caer. Puede sentir también como unos brazos tan familiares le rodean la cintura, recargando su cabeza en el hombro de ella.

—Buenas noches, Tomatito —susurra Edward en su oído, pegando la espalda femenina en el pecho masculino.

.

.

.

— ¿Ya estás lista? —pregunta Edward, cerrando la puerta del baño tras él.

—Espera —murmura Bella, poniéndose los pendientes.

—Te ves muy hermosa —le dice Edward con una sonrisa.

Bella lo mira.

—Gracias, ese era el propósito.

.

Taylor maneja por toda la ciudad hasta llegar al lugar donde se lleva a cabo la fiesta. Se estaciona en la pura entrada y se baja para abrirle la puerta a Isabella, seguida de Edward. Rápidamente, él la toma de la cintura, tratando de decir por su postura "no la mires, ella solo es mía".

Los camarógrafos disparan eufóricos los flashes hacia ellos mientras caminan por la gran alfombra blanca.

Isabella se ve hermosa. El vestido le queda demasiado pegado a su piel que parece estar pintado sobre ella. El color y el encaje brillante contrastan con su fina y delicada piel cremosa. Va maquillada tal y como se merece, sus labios con un hermoso color vino que hace que esa parte de su rostro destaque más; y sus ojos, ese par de chocolates, tienen un brillo muy especial. El cabello no lo lleva suelto sino en un recogido de puras peinetas, con algunos cabellos rizados cayendo al lado de su rostro. Definitivamente hermoso.

Y Edward no se queda atrás, siempre se ve tan varonil y elegante a la vez, que algunas veces intimida. El traje negro de dos piezas lo hace ver muy importante, pero el cabello de él siempre se gana los mayores comentarios positivos. El cabello peinado apropiadamente, con ese tono entre cobrizo y castaño claro que tiene junto con su par de esmeraldas lo hacen ver mejor que algún modelo de Calvin Klein.

Posan ante las cámaras sonriendo un poco y después se adentran a la gran fiesta que se lleva a cabo en el jardín de la mansión del que era socio mayoritario de la Asociación de Empresarios. Rápidamente, un joven bien vestido les da la bienvenida y los acompaña a su mesa donde sus asientos están reservados.

En cada mesa hay 8 sillas, y junto a cada plato de porcelana se encuentra una tarjeta con el nombre de quien se sentaría en ese lugar. Ellos están con Jasper y Alice, y Emmett y Rosalie.

— ¡Oh, Dios! Te ves hermosa —exclama Rosalie, poniéndose de pie para abrazar a Isabella.

Emmett y Jasper se ponen de pie; Edward nota que Alice no se encuentra ahí.

— ¿Y Alice? —pregunta Edward.

—Está encargándose de que todo esté bien —contesta Jasper con una sonrisa cálida.

Edward se sienta en su respectiva silla.

—Muchas gracias —le agradece Bella a Rosalie, correspondiendo a su abrazo con el mismo afecto—. Tú te ves más hermosa, eso lo llevas en las venas. —Se ríen.

—No puedo creer que Edward se la pasa, prácticamente, escondiéndote —murmura Emmett detrás de ellas. Las mujeres se separan—. Te ves genial, Isabella —le dice, tomando su mano y dándole un beso en el dorso de esta.

Edward presencia eso y se pone rígido en su asiento.

—Gracias, Emmett —le agradece la castaña.

—Definitivamente mi Allie hace cosas maravillosas —le apremia Jasper, quien en vez de darle un beso en la mano, se lo da en la mejilla.

—Sin duda alguna —responde Emmett, tomando la mano de Rosalie y sentándose de nuevo.

—Gracias. —Isabella sonríe.

Jasper remueve la silla para que ella se siente y ella le sonríe asintiendo en forma de gracias.

Un mesero se acerca a ellos y les ofrece champagne, todos cogen una copa y beben suavemente de ella. Isabella queda enseguida de Edward, pero a su izquierda el asiento está vacío, igual que a la derecha de Edward.

— ¿Quién más se sienta con nosotros? —pregunta Isabella, sin ni siquiera dar un vistazo a la tarjeta.

—Isabella Swan, qué sorpresa —exclama una deliciosa voz masculina detrás de ella.

Edward e Isabella, quienes están dando la espalda, se giran lentamente.

Realmente no necesitan hacerlo. Ellos saben a quién corresponde esa voz.

Es Matthew Anderson, acompañado de su hermana Hilarie.




Yo sé que ustedes querrán matarme por todo el tiempo que tardé para subir el capítulo, pero acepten que estaba un poco largo. Los capítulos que vienen estarán mucho mejores que todos los anteriores, já.

Las que están en el grupo del fic sabrán quien es Matthew, las que no, pues ni modo. El link está en mi perfil por si quieren unirse. Matthew, a partir de ahora, será algo así como el antagonista, junto con Jacob. Ya, dije demasiado.

Estoy planeando escribir mi libro, así que tal vez cuando tenga el prólogo suba el capítulo de éste.jovipattinson, Saha Denali, Palitatjcullen, Maya Masen Cullen, Melania, Nadiia16, EmirlyC, .Cullen, edidi, paansaro cullen swan ,Judith Cullen, Elaine Haruno de Uchiha, Bitah Hawhtorne Cullen Hale, tiuchis, Saarai Cullen, VictoriaMasenCullenVulturi, ALEJANDRA MASEN CULLEN, dark Arizona, paz15, lizzie, imsrcc, LAPARRA, MonZe Pedroza, yolabertay, ashleyswan, dana3e, yarecita711, Lucimel, lupsof, WildGirl'sLife, Dani-vg9806, marlene28tifany, BABYBOO27, keibi, floriponcio, bmbys, YasminaRG, y si me faltó alguna, lo siento:(

Lullaby SH


Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
Lee más en: Conócenos

3 comentarios:

  1. camila9/04/2013

    me encanto el capitulo me alegro q ayas actualizados xau gracias

    ResponderEliminar
  2. Anónimo9/22/2013

    tengo una pregunta, yo ya leí el cap. 18, pero aqui no esta publicado, seguras subiendolos por aqui??, me encanta tu fic es genial pero me gustaria que actualizaras más pronto, me parece que la historia es genial y seria genial poder seguir leyendola mas a menudo

    ResponderEliminar
  3. Anónimo10/13/2013

    Quien responde la preguntas que aqui se publican??? quisiera que actulizaras mas de seguidooo, me tienes con intriga hace mucho tiempo porque en realidad me gusta esta hitoria, y pues quisiera leerla mas a menuda, muchas gracias y sipuedes contestame plisssss

    ResponderEliminar

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