Twilight Tuesday- Memorias de la Comic Con

Amores, una vez más sean bienvenidísimos.

Me gustaría abrir el espacio de hoy expresando mi absoluto regocijo por el nacimiento del Bebé Real, hijo de los Duques de Cambridge y futuro Rey de Inglaterra. Provengo de un hogar altamente pro monárquico (ciertamente soy de la idea de que mi país podría beneficiarse con ese sistema gubernamental), y la verdad es que después de haber dado seguimiento a esta historia desde hace muchos años, me conmueve profundamente verla culminar en algo tan hermoso como un bebé. Los hijos son los regalos más grandes de la vida, y éste es un chiquito muy especial. Les deseamos lo mejor. Mucho amor.

Y bueno, dicho eso, comencemos. ¡Tiempos de Comic-Con! Qué buenos recuerdos tenemos los Twilighters de esas convenciones. Ahora se ha cerrado este ciclo, al menos en lo que a Twilight se refiere. Algunos otros tenemos aún varios años de angustia por delante con panels de otras producciones, tales como Game of Thrones, pero lo que vivimos como Twilighters a la espera de entrevistas, de trailers, de pequeñas probaditas de lo que veríamos en la siguiente película, creo que será imposible de igualar. Tanto a nivel Comic Con, como a nivel fandom, y también a nivel personal en cada uno de nosotros, se ha marcado  historia.

La importancia que tuvo la Comic Con para este fandom es incomparable. Que el elenco de Twilight haya figurado en un evento de talla mundial definitivamente contribuyó a solidificar su imagen y afirmarlo como un fenómeno verdaderamente importante. Muchísima gente asistió año con año a reafirmar la posición de Twilight como saga y como fandom, acampando y mostrando como siempre ese entusiasmo férreo y desbordado que es tan característico de la raza Twilighter. Como su nombre lo indica, la Comic Con en sus orígenes se enfocaba a todas estas historietas y otras producciones ilustradas. El hecho de que Twilight comenzara a figurar abrió la puerta para otras franquicias e ideas cuyo origen no era las historietas, algo que tal vez ahora nos parezca muy normal, pero de lo que Twilight fue precursor. Una vez más, la Saga es pionera y sienta un precedente para futuras generaciones.

Quienes hemos tenido la oportunidad de asistir a, por ejemplo, una convención especializada en Twilight, sabemos el impacto emocional que pueden tener. Una de las experiencias más bonitas de este tipo de reuniones es la convivencia con personas que comparten la misma pasión que nosotros, algo que específicamente en el caso de los Twilighters es algo muy difícil de encontrar y por lo tanto muy apreciado. Se forjan varias amistades, hay momentos muy divertidos y agradables, y el simple hecho de no sentirse solo con un amor, sensación que por desgracia es muy frecuente en este fandom, resulta un bálsamo muy reconfortante. Es la oportunidad perfecta de pasar varios días sin temor a que alguien se burle por tus gustos, sin tener que enfrentar ataques o peleas, sin sentirte menospreciado. En las convenciones, todos estamos juntos con un afecto en común, y eso es maravilloso.

Para mí, debo confesarlo, las Comic Con siempre han sido motivo de sufrimiento por razones muy extrañas. Tengo una rara maldición en la cual planeo cuidadosamente un viaje de verano que no se empalme con la Comic Con para poder asistir, y siempre ocurre algo, algún ajuste, algún imprevisto, que hace coincidir mi viaje con la convención. Yo siempre he tenido más de un interés en la Comic Con: el año pasado, por ejemplo, tenía el panel de Breaking Dawn, pero también los de Game of Thrones y Once Upon a Time; si bien fiel a mi sino me encontraba de viaje durante los últimos dos, no dejó de ser una semana turbulenta en términos de emociones. A mí me pasa con la Comic Con lo que con las premiaciones tipo MTV Movie Awards: es demasiada euforia como para manejarla serenamente. Sé que el evento será un éxito rotundo en términos mediáticos e internos, pero suelen ocurrir cosas tan singulares y espléndidas que la expectativa y los continuos sobresaltos acaban por ser un factor terriblemente angustioso para mi frágil corazón. La Comic Con la puedo seguir en tiempo real, las premiaciones jamás las he visto y hasta huyo de las redes sociales hasta tener la certeza de nuestro triunfo. Quizá aquí ya son mortificaciones muy particulares, pero con esto quiero redondear que de verdad los eventos magnos donde Twilight como producto interactúa con todo el universo de entretenimiento provocan una absoluta vorágine y torbellino, en absolutamente todos los niveles.

Este año ya no hubo Twilight en la San Diego Comic Con. En su lugar, o tratando de tomar su lugar, tuvimos otras franquicias literarias-cinematográficas, que pretenden capturar la misma audiencia y los mismos reflectores que durante cinco años ha tenido Twilight. Sobra decir que esto será del todo imposible; cada Saga tiene su lugar y su espacio, y tratar de hacerse competencia, o de fungir como reemplazo uno de otro, sólo provocará roces innecesarios. Las empresas lo intentarán de todas formas (ya hemos comprobado cuán carente de escrúpulos Lionsgate puede llegar a ser), pero querer usurpar la esencia de otra historia no es más que una bajeza. Por desgracia no falta quien cambia de lealtades como de calcetines, pero en todo caso si esas personas nos abandonan nos hacen un bien. Continúa hasta cierto punto la purificación del fandom, y ya estamos comprobando quién es quién.

Hermosos recuerdos sin duda alguna de todo lo acontecido en cada Comic Con. Era uno de los momentos en donde presenciábamos los mejores destellos humanos y humorísticos del elenco, donde había la oportunidad de profundizar en la personalidad de un actor o la psicología de un personaje, y contrastar directamente la visión de actores, directores, y autora. Esa riqueza, ese intercambio es probablemente la mayor aportación que nos dejan estos años de Comic Con: la oportunidad de conocer algo que amamos tanto de una forma que no creíamos posible.

Ojalá en algún momento podamos repetir este tipo de experiencias, a través de reencuentros o algún evento similar. Creo que nuestro amor por Twilight no tiene para cuándo acabarse, y hay que seguir gozándolo juntos. Mientras eso pasa, no duden en dejar todos sus comentarios, opiniones, y demás pronunciamientos. Se les quiere, gente, se les quiere. Cuídense mucho, sean felices, y hasta el próximo Twilight Tuesday.

XOXO

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Recomendación de la Semana

Romeo y Julieta

Hace algún tiempo encontré en internet un post, el cual manifestaba sorpresa al enterarse de que en el momento de su gran historia de amor Julieta tenía sólo 13 años, y Romeo era sólo un poquito mayor. Quedé profundamente horrorizada por ese post, ya que de las primeras cosas que se mencionan en esta obra maestra del romance es precisamente la edad de Julieta. Por lo tanto, la única manera de que esta personita desconociera el dato es que no había leído la obra. Esto nos lleva al escalofriante hecho de que hay muchísima gente que no lee, ni siquiera cuando se trata de un clásico tan espléndido como Romeo y Julieta. Yo sé que ustedes son gente culta y decente que seguramente ya conoce este texto al derecho y al revés, pero nunca está de más recomendar una de las expresiones más grandes de la literatura inglesa. No basta con saberse la historia contada cual teléfono descompuesto, no basta con lo que escuchamos en clase o en la cultura popular; historias como ésta deben conocerse desde su origen, y nada nunca podrá superar lo creado por William Shakespeare. Ya posteriormente, claro, se puede acudir a alguna de las versiones cinematográficas, o al ballet de Prokofiev y Lavrovsky, pero lo básico es conocer la base, y la base es la obra literaria.

Un texto bellísimo y la historia de amor más famosa de todos los tiempos. Lean Romeo y Julieta.