Cap 18: Vueltas Inevitables

Capitulo 18

Alice

-Es hora de irse Al- Me dijo Jasper de manera cariñosa al oído. - Sonreí al reconocer su voz. Había tenido un sueño muy extraño, pero un sueño que me sirvió de mucho. Bella apareció en el y tuvimos una charla. Como una de esas charlas que no tenemos hace mucho tiempo. Una carla de amiga a amiga. Una charla de hermana a hermana.

Bella me había hecho jurarle que no dejaría que la situación me sobrepase. Que iba a mantener la compostura y el control de la situación. Me hizo prometer que iba a ser el apoyo de todo lo que hoy se estaba desmoronando. Y sobre todas las cosas, me hizo jurar en nombre del amor que nos profesábamos la una a la otra, que jamás dejaría de sonreír. A cambio, ella me juró que pronto todo estaría bien.

Y no es que me costara trabajo. Sentía mucho menor peso en mis hombros y ni que hablar de como había disminuido el dolor de mi corazón. Es como si Bella me haya sacado todas esas dudas y todos esos miedos que me atormentaban. Jasper sonrió con ganas a su vez, feliz.

UN TIEMPO DESPUÉS...

Dolía, siempre dolía. Pero había aprendido a aguantarlo. Con la ayuda de lo que ahora era mi familia logré ponerme en marcha. Subirme al auto que se llevaba mi vida. Y subir a los que quedaban conmigo.

Edward había sido dado de alta dos años atrás, 5 meses después del accidente. ¿Bella? Bella seguía allí. Reteniendo el corazón de todos teniendo el suyo propio controlado por una maquina. Y la extrañaba. Maldita sea, la extrañaba.

Marie ayudaba a que el dolor pase. Pero nunca era suficiente. Mi hija de apenas 1 año y dos meses lo era todo para mi y Jasper. A pesar de que le juré a Bella ser el soporte de la familia, solo lo fui el primer año. Mi pequeña me robó el lugar luego. Y lo agradecí. Ella era el alma de todas nuestras vidas. El soporte de nuestra relación.


-Amor.- Me giré sobre la cama para alcanzar el rostro de Jasper. Él me conocía tan bien, que sabía que casi todas las noches soñaba con Bella. Y siempre me despertaba con esa necesidad casi biológica de volver a ver el gris verdoso de sus ojos. ¿Alguna vez lo haría? Ya había perdido las lágrimas. Había llorado demasiado. Por lo que sin más dejé de lado el escapismo del que quería apoderar a mi mente.


-¿Sí, cielo?- Preguntó Jasper mientras me abrazaba. Reposé mi mentón en su hombro, pensando, imaginando.


-¿Has visto a Edward esta semana?- Sentí como los músculos de mi ahora marido se tensaban. Edward siempre era un tema que liberaba tensiones. No había ser en el mundo que no lo viera y se preocupara por su salud mental. Siempre lo acompañaban unas importantes ojeras con muy poco que decir. Insomnio.
Le hemos recomendado millones de veces que debía ver a alguien, pero hacerlo, era prácticamente imposible. Ya con 21 años no se lo podía obligar a mucho.


-Fui al hospital el miércoles, ya que no lo encontré en otro sitio. Estaba ahí. - Dijo Jasper simplemente. ¿Que más podía decir? ¿Que estaba mal? Eso ya todos lo sabían.
Su vida se había retenido en la completa monotonía. Estudiar, Universidad, Hospital. ¿Algo más? Nada más era importante para el.
Costó mucho que comenzara a hablar. Comenzó a hacerlo, lleno de esperanza. Esperando ansioso el regreso de mi hermana. Pero nunca ocurrió. Y Edward simplemente... dejó de hablar. Se metió en el mismo. Dejó las hojas en blanco. Nos dejó afuera.
Una vez fui a buscarlo a la Universidad sin que me lo pida y en el transcurso hacia el hospital (no me permitió llevarlo a otro sitio) me tomé el atrevimiento de hacerle una pregunta personal.--------


-Edward.- No se giró.- Edward.- Volví a decir con más fuerza. Apenas inclino su cabeza. Un movimiento imperceptible al que creí imaginar. -¿Porque estudias Edward? ¿Porque quieres ser médico? Veo en tus ojos que no te importa. ¿Porque lo haces Edward?.- Le pregunté con suavidad, en apenas un susurro. No me contestó al instante. No se movió. De hecho, hizo como que nada había pasado. Apreté su mano con afecto. Giró su rostro levemente, mirando el parabrisas mientras se movían de un lado a otro por la lluvia.


-¿Que sentido tiene esperarla si cuando despierte no tengo nada que ofrecerle? Explícame ¿Cual es el sentido?.- Dijo con tortura en su voz. Lo miré a los ojos. Al fin se había girado. Por una vez vi el dolor que la pérdida de Bella le representaba a el.


-Yo también la extraño Edward. Más de lo que imaginas. Pero debes creerme cuando te digo que despertará. Sueño con ello todas las noches.- Le dije en un suspiro.


-¡¿Y te crees la única?! ¿¡Crees que yo no!? ¡Con quien, maldita sea, ¿¡Con quien te crees que sueño entonces!? ¿!Con que!? ¿Como puedes... saber... que ... despertará? Es un maldito sueño....- Arrancó con estruendosos gritos, para acabar con suspiros entrecortados. Dolidos. En sus ojos vi la necesidad que tenía por creerme.


-Lo hará. Pero créeme cuando te digo que tenemos que hacer esto juntos.- Le dije presionando su mano. El solo me miró. Solo me miró por un largo rato, sin decir palabra. ¿Quién podría saber en ese momento que fue la última palabra que le dirigió? ¿La última mirada? Nadie podría...


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Recuerdo ese episodio como ayer, a pesar de que que hayan pasado al menos 2 años. A penas habían pasado unos meses de su recuperación y Edward estaba empezando su semestre en la Universidad.


-¿Porque fuiste al hospital sin llevarme? ¿Sin siquiera decirme?- Le dije a Jasper. El solo me miró. Me dirigió una de esas miradas, que entre nosotros, dicen mucho.
Me dí la vuelta y salí de la cama. Me puse un jean azul ajustado junto con una camisa rosa claro. Unos suecos, el debido maquillaje y salí de la habitación.


Me dirigí al cuarto de mi hija. Una habitación, ni muy grande ni muy pequeña. Adoraba la habitación de mi hija. Estaba pintada de un rosa claro en las paredes pero tenía una franja que rodeaba todo el alrededor como un lazo con todos dibujos animados. Sabía que a mi hija le encantaría. En una esquina está la preciosa cuna casi sin usar. Marie dormía siempre con nosotros pero estaba intentando acostumbrarla a su nueva habitación.


Me dirigí al pequeño armario/escritorio que estaba utilizando mi hija. El armario de la habitación era demasiado grande para la pequeña ropa de mi hija por lo que optamos por usar el pequeños escritorio con cajones. Serviría por un tiempo.


Tomé cualquier tipo de prenda que la bebé pudiese necesitar. Estábamos en invierno y en New York podía hacer de verdad mucho frío. Puse todo en la mochila
-¡Salgo! ¡Nos vemos en la cena, cielo! .- Grité al tiempo que tomaba mi chaqueta y dejaba mi casa detrás de la puerta.


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-¿Edward?- Pregunté suavemente mientras abría despacio la puerta de la habitación de Bella. Al principio la habitación no podría haber sido más fría, pero me esmeré mucho para que se convirtiera en un sitio cálido y habitable.
La ventana estaba siempre abierta, por lo que durante el día la habitación era iluminada por la cálida y natural luz del sol. Por las noches se cerraba, ya que hacía mucho frío.
Dibujos de mi hija y del hijo de Emmett y Rosalie decoraban las paredes. Mientras que en la repisa había muchas fotos de todos nosotros, incluida Bella.


Edward se encontraba acostado junto a Bella, durmiendo con esa intranquilidad que llevaba siempre. Aunque se lo podía vislumbrar mucho más complacido en este lugar que en ningún otro.


Había ido a dejar a mi hija a la casa de Rose y Emmett. Sentía que necesitaba intentar hablar con Edward, y para ello, mi hija no debía estar presente.

Edward se movió, incómodo por mi intromisión y poco a poco, lo vi abrir los ojos. Lo primero que miró al despertar fue a Bella y vi con una sonrisa triste y nostálgica de apoderaba de su rostro. Me contuve para no llorar de nuevo, últimamente estaba muy sensible y me ponía a llorar por todo.


Finalmente Edward notó mi presencia y levantó el rostro hacia mi dirección. Asintió con la cabeza a modo de saludo. Tenía el ceño fruncido y el rostro agotado.


-Hola Edward.- Susurré suavemente. Reinaba un silencio tan sepulcral en la habitación, que daba miedo intentar romperlo.


-¿Marie está bien?- Susurró Edward al tiempo que bajaba la mirada para mirar nuevamente a Bella.


-Si, Edward. Ella está bien.- Dije con la mirada triste. Mi hija vivía sana y feliz, con todo el cuidado y amor que se le podía dar. Pero no podía evitar llenarme de nostalgia al pensar en como de bien se llevarían Marie y Bella.


-Me alegro.-Susurró de una manera casi inaudible. Estuvimos mucho tiempo de la misma manera. Callados. Sumidos en nuestros propios pensamientos. Hasta que Edward decidió abrirme parte de su corazón.


-Con la verdad, Ali. ¿Crees que despertará?- Lo dijo de una manera tan trastornada que supe que la mayor parte de su tiempo la dedicaba a ese pensamiento. ¿Y quien que quisiera Bella, no se detendría a pensar en aquello? Me di cuenta que una vez más Edward me hablaba con toda la sinceridad que existía. Que necesitaba mi respuesta para al menos tener viva la esperanza. Lo vi en sus ojos cuando levantó el rostro para mirarme, al ver que demoraba con la respuesta. Por una vez, Edward había decidido quitarse esa máscara que le cubría el rostro día a día.


-Si Edward, estoy completamente segura de que despertará.- Le dije con seguridad, rompiendo así el silencio que reinaba en la habitación hablando de una manera fuerte y clara, esperando con todo ello que la seguridad de mis palabras pueda hacerlo sentir seguro a el también.


Y por fin, en mucho tiempo, vi a un hombre caer. Vi como las emociones lo sobrepasaban y como se derrumbaba junto a la cama, de la que aún seguía siendo el amor de su vida.


Los sollozos, llantos y gritos de Edward llenaron la habitación vacía. Llenándola así de tristeza y desesperación. Y sin poder evitarlo, lloré con el. Intentando así, poder limpiar mi alma de todo el dolor que sentía. Por toda la nostalgia que me perseguía. Por toda la necesidad que tenía de volver a verla... con los ojos abiertos.


Casi me desmayo al verlo. Casi me desplomo en el mismo suelo. Quedé paralizada en cuanto vi que ESA mano se movía. Como, de una manera apenas perceptible, se giraba sobre su entorno, intentando zafarse del agarre de los cables que le inyectaban su medicina.
Sentí con mi corazón de hinchaba de pura emoción y como la adrenalina se apoderaba de mi cuerpo.


-¡Edward!- Grité entre sollozos. El me miró. Estaba de rodillas en frente de la cama viendo algo que esperaba ver hace largos años atrás. Edward asustado se incorporó de inmediato. Y en ese momento... siguió la dirección de mi mirada. Y por primera vez en mi vida, vi con mis propios ojos, como un hombre volvía a la vida.

FIN.

Y esta historia terminó. Avísenme si quieren un epilogo o algo :D Sé que tardé mucho :( Pero de verdad espero que hayan disfrutado leerla tanto como a mi me gustó escribirla. Espero sus opiniones, criticas constructivas, etc. Lo hice lo mejor que me salió en el momento en el que lo escribí. Es mi primer historia y he dejado parte de mi adolescencia en ella. Espero, de corazón, que les haya gustado.

Jazmin.