Cap 6: La Mejor Inversion de sus Vidas

Por Diana Méndez   Publicado a las  3:15 a. m.   0 comentarios


Gracias a Yanina Barboza (Betas FFAD) [www facebook com / groups / betasffaddiction /] , por hacerme el gran favor de corregir este capítulo.

Capítulo 6

Isabella se quitó el vestido y lo tiró al suelo. Estaba tan cansada; este día había sido demasiado agotador; desde la presentación con sus empleados hasta la cena con los McCarty y los Whitlock.

Justo en ese momento, la puerta se abrió, e Isabella solo pudo cubrirse sus pechos al momento que emitía un gritito. La risa de Edward hizo que se tranquilizara.

—Lo siento, no era mi intención asustarte. —Edward levanta las manos en señal de rendición.

—Cualquier cosa que quieras hablar, lo hacemos después, estoy muy cansada, quiero ducharme y dormir —dice Isabella.

—Vengo a cobrar una noche de boda que me debes —le responde Edward. Se acerca hasta ella y deshace el nudo de sus manos.

—Quiero ducharme primero —contesta Isabella en voz baja.

—Puedo solucionar eso —murmura Edward con voz seductora.

Isabella deja caer sus brazos a su lado. Edward posiciona una mano bajo su nuca y la otra en su cintura. Isabella lo rodea con sus dos brazos por el cuello, y Edward gime cuando su esposa jala bruscamente su cabello.

—Creo que puedo omitir la parte del baño —dice Bella entre jadeos por el beso.

—Eso me parece bien —le responde Edward.

Maestramente, Edward desabrocha el sostén de Isabella con una sola mano, liberando de un salto sus pechos. Edward deja de besar a Bella por un momento, para empezar a mordisquear sus duros pezones.

Bella jadea ante su contacto, y cierra más su mano alrededor del cabello de su esposo. Edward recuesta a Isabella en la cama y se empieza a desabrochar su camisa hasta sacársela por completo. Retoma el mismo proceso que llevaba hace unos minutos; su lengua experta recorre todo el pezón de Isabella, haciendo que ella gima y gima. Con su mano empieza a pellizcar el otro pezón de Isabella, y va girando su dedo pulgar e índice sobre este.

Su boca aún no se despega del pezón izquierdo, llevando a Bella casi hasta la cima, pero Edward se detiene.

—No te detengas —susurra Isabella.

—Es tu turno de hacerme sentir querido —le contesta Edward robándole un casto beso a su esposa.

Isabella gira a Edward sobre su propio peso, y se sienta a horcajadas sobre él.

—Veré qué puedo hacer —le contesta Bella quien se apodera salvajemente de sus labios.

Empieza a bajar lentamente y en el proceso se restriega suavemente sobre la muy prolongada erección de su esposo.

Le quita el cinto a su marido y desabrocha lentamente los pantalones de este. Edward gruñe en respuesta a su lentitud.

—Tranquilo, Edward —dice Isabella.

Baja los pantalones de Edward, y este patalea hasta quitárselos. Isabella le quita también los bóxer dejando al descubierto el miembro erecto de Edward.

Isabella se acerca lentamente a este, aún con la mirada en los ojos de Edward quien no la pierde de vista. Bella toca suavemente la punta del miembro de Edward con su lengua, para después enrollarla en este.

Edward toma a Isabella del cabello, guiándola hacia su proceso.

Bella traga lo más que puede de Edward, dando pequeños rasguños con sus dientes. Edward gime. Isabella va succionando un poco más y roza sus dientes sobre la punta de él.

Edward toma Isabella de la cintura y la gira sobre él, quedando encima de ella. La besa ferozmente mientras va subiendo una mano por sus pechos y empieza a masajearlos. Su otra mano baja hasta su intimidad y lentamente introduce un dedo en el muy mojado centro de Isabella. Introduce un segundo dedo y empieza a moverlos rítmicamente.

Isabella se encuentra a sí misma moviendo sus caderas también para poder encontrar más contacto con Edward.

—Por favor, Edward... —dice Bella con la voz entrecortada.

— ¿Por favor qué, Isabella? —pregunta Edward chupando y succionando un pezón de Bella, al tiempo que entierra más sus dedos.

—Por favor... te necesito dentro de mí —alcanza a decir Isabella.

Edward saca sus dedos de ella y rápidamente quita completamente las bragas de Bella.

Isabella abre sus piernas lo más que puede, y Edward se posiciona entre ellas. Se entierra lentamente en Bella, rugiendo de placer. Bella rodea a Edward con sus piernas por la cintura, para poder encontrar un punto más de placer.

—Más rápido, Edward —le dice Isabella jadeando.

Edward entra dentro de ella un poco más rápido, y al momento de salir, se entierra de nuevo en ella. Edward y Bella siguen un vaivén rápido, haciendo que la cama choque contra la pared. Las cobijas están hacia los lados, tiradas.

Isabella está a punto de llegar al clímax, y aprieta más a Edward.

—Vamos, nena, dámelo todo —le ruge Edward.

Isabella se deja ir en una celebración del 4 de Julio, literalmente. Ve fuegos artificiales por todos lados al momento en que siente que llega a su gran orgasmo.

— ¡Oh, Edward! —grita Isabella.

Eso es todo lo que Edward necesita para poder encontrar su liberación dentro de su esposa. Ruge en respuesta.

— ¡Isabella! —le grita Edward en respuesta. La llena de besos por todo el cuello mientras que su esposa empieza a arañar su espalda.

Edward se deja caer enseguida de Isabella con la respiración entrecortada. Después de unos minutos, Isabella lo rodea con sus brazos y recarga su cabeza en el pecho de su hombre.

—Eso estuvo bien —murmura.

—Mejor que tomar una ducha y dormir —bromea Edward.

Isabella asiente.

Duran unos cuantos minutos más en silencio, hasta que Isabella recuerda lo que quería preguntarle a su esposo.

—Edward —lo llama.

— ¿Sí?

— ¿Es cierto que tus papás vendrán a cenar esta noche? —le pregunta.

—Sí. —Suspira. Edward se levanta de la cama y toma a Bella de la mano. La recuesta sobre la cama y él se pone enseguida de ella. Isabella toma el edredón y se cubren—. Siento no habértelo dicho antes, pero tuve que salir a resolver unas cosas a la empresa, y con la llegada de Jasper y Emmett se me olvidó por completo. Lo siento —se disculpa Edward.

—No, no hay problema. Te quería preguntar el si tú tienes hermanas. Alice y Angela lo mencionaron anteriormente.

Edward se tensa ante la pregunta de Isabella.

—Sí, tengo dos hermanas —responde.

— ¿Por qué yo no sabía eso? —Isabella se incorpora—. Digo, tal vez tú y yo no tengamos la mejor relación del mundo, pero merezco saber eso tan siquiera. Quedé como una estúpida ante tu servidumbre por no saber que tenía dos cuñadas.

—Lo siento.

— ¡Deja de disculparte! —le recrimina Isabella—. ¿Las conozco? No, no lo creo, nunca he oído de ellas. ¿Por qué no fueron a nuestra boda? —pregunta Bella.

—Porque no estaban aquí —responde Edward.

—La boda fue el viernes. —Bella se estira para ver la fecha de esta noche—. Apenas son las 12:04 am del domingo. La boda no tiene ni dos días.

—Lo sé, Isabella, pero ellas no pudieron venir. Ellas lo lamentan.

— ¿Me dirás cómo se llaman o tengo que conformarme con lo que me dijo Angela? —le pregunta Bella.

— ¿Qué quieres saber? —Edward va al grano.

—Todo. —Isabella empezó a enumerar sus preguntas con los dedos—: Cómo se llaman realmente, cómo les dicen, qué edad tienen, por qué realmente no asistieron a la boda, dónde estaban.

—Elizabeth tiene tu edad, 25 años. Le decimos Lizzy de cariño. Ella se encontraba en California, por eso no pudo venir. Saoirse tiene 18 años y también estaba en California. Le decimos Sao.

—Espera, ¿Saoirse? Angela y Alice mencionaron a una tal Hayley —dice Bella, sintiéndose más estúpida por no saber nada.

—Bien, te explicaré. El segundo nombre de Elizabeth es Amanda, nadie le dice así. El primer nombre de Saoirse es Hayley. No todos la llamamos así.

—Elizabeth Amanda y Hayley Saoirse Cullen Platt —murmura Isabella.

Edward asiente.

—Sí, así es.

— ¿Y por qué las ocultan? —pregunta Isabella.

Edward la mira frunciendo el ceño aún sin entender.

—No entiendo tu pregunta.

—No soy estúpida, Edward —le contesta Bella—. Tu familia es millonaria, son los más ricos de Norteamérica. Es imposible que yo, una persona que está dentro del mismo ámbito que el tuyo, no sepa quiénes son tus hermanas. ¡Nunca había oído hablar de ellas, por Dios! Además, fue el día de tu boda, por respeto merecían estar ahí, y no lo hicieron. Es como si tu familia quisiera ocultarlas, y quiero saber por qué.

—Eres inteligente, mi Cisne —le dice Edward ahora entendiendo la pregunta de su esposa—. Elizabeth no puede ver y Saoirse tiene problemas.

—Explícate mejor, Edward —le pide Isabella—. Elizabeth no puede ver, ¿es ciega? ¿Nació así o cómo?

—Sí, es ciega, pero no de nacimiento; ella tuvo un accidente a la edad de 8 años. Ella quedó ciega a partir de ese accidente y la mandaron a estudiar a Londres.

—De acuerdo. —Isabella asiente—. ¿Puedo saber por qué no han tratado de curarla? Porque si sabes, hay operaciones que pueden hacer que ella recupere la vista.

—Isabella, hemos contratado a los mejores oftalmólogos del mundo para que la operen, y nunca han podido hacer que ella recupere la vista. Lizzy tiene los ojos más hermosos que se han podido ver. Verdes hazel. Ya no hay cura para ella. —Edward suspira.

—Lo siento. Debe ser duro para ti —Isabella dice—. ¿Qué clase de problemas tiene Saoirse? —pregunta cuidadosamente.

—Ella... Tiene un trauma —dice Edward.

— ¿A qué?

—A los hombres —responde secamente.

Isabella frunce el ceño.

— ¿A los hombres o a uno en específico?

—A todos, menos a Jasper y a mí.

— ¿A tu padre también? —Isabella se sorprende.

Edward asiente.

—Te digo que a todos. Sao dice que ya lo superó, pero no creo; solo han pasado 8 años de eso.

—O sea, ¿cada vez que les pasa algo sus padres los mandan a estudiar a otro lado?

—No, mis padres no; solo es Carlisle.

—Tu papá —confirma Isabella. Edward asiente—. Entonces, ¿tu mamá no opina nada?

—Uno de los motivos por los que me casé contigo, Isabella, es por tu forma de ser. No te dejas manipular ni mandar.

— ¿Quieres decir que puedo hacer lo que sea? —pregunta Isabella.

—No exactamente. Tú sabes que me gusta mandar a la gente y hacer cualquier cosa, pero sé que si algo es malo tú te opondrías, no te dejarías convencer, y eso me abriría a mí los ojos.

—Tienes razón —apunta Bella.

—Suelo tener mis momentos —bromea Edward—. Ahora, mi Cisne, ya es hora de dormir.

Isabella se recuesta de nuevo y se gira. Edward abraza a Bella desde atrás y recarga su cabeza en el hombro de su esposa. La rodea con sus brazos y piernas, y caen en un sueño profundo.

A la mañana siguiente, Isabella era presa de unos fuertes brazos. Se sentía sofocada. Intentó salir de ellos, pero cada vez que hacía un movimiento, los brazos la apretujaban más a su lado.

—No te irás aún, dormilona —murmura Edward. Empieza a olisquear a Isabella por todo el cuello y va dejando suaves besos por la longitud de este.

—Edward, cálmate —le reprende Isabella con una risita un tanto nerviosa.

— ¿Por qué? —Edward hace un puchero.

—Porque sí, ya es tarde.

Edward ronronea en negación y sigue dejando besos por la mejilla de Isabella.

Isabella estira la mano y mira su celular. Salta de la cama rápidamente.

— ¿Qué pasa? —pregunta Edward.

—Ya son las 10 de la mañana, quedé de verme con Essa a las 11:30 para ir al centro comercial —explica Isabella.

Edward rueda los ojos.

—De acuerdo, de acuerdo. Deja tomar un baño primero. —Edward se levanta de la cama totalmente desnudo y camina por la habitación hasta llegar a la puerta del baño. No entra.

Isabella toma una bata de baño y se cubre con ella. Llega hasta el tocador y se sienta enfrente de él. Mira su reflejo con un poco de color a comparación a como llegó. Sonríe.

— ¿Puedo saber a qué se debe esa sonrisa? —pregunta Edward.

—A que me siento un poco mejor en esta casa —contesta Isabella sinceramente.

Edward sonríe en respuesta. Llega hacia su esposa y la abraza por detrás.

—Me alegro por eso —dice depositando un beso en la mejilla de Isabella.

Ella le sonríe en respuesta.

—Así que... Hoy tienes cena con los suegros —bromea Vanessa.

Isabella la mira reprobatoriamente, pero con una chispa de diversión.

Como toda su vida, Vanessa siempre va vestida a la moda. Con una blusa gris de manga corta, unos shorts negros y medias, junto con sus Jimmy Choo; Essa Swan se pasea por el centro comercial de Seattle.

Isabella, en cambio, iba con unos simples pantalones de mezclilla, una blusa blanca con botones al frente, y unas botas estilo militar.

—Sí, algo así —le contesta Isabella.

—Pobre de ti —murmura Vanessa.

—Pues no tanto, la verdad —confiesa—. Me refiero a que, ¿tú sabias que los Cullen tienen dos hijas más?

—Espera, ¿qué dijiste? No lo puedo creer, ¿quiénes son? —pregunta Vanessa interesada.

—Elizabeth y Saoirse Cullen —responde Bella.

—Oh, Bellita, eso es una gran sorpresa para mí. Yo no sabía de eso, ¿hablas en serio? ¿Quién te lo dijo?

—Una empleada de Edward. Después en la cena con los Whitlock y los McCarty, Alice lo mencionó. En la noche le pregunté a Edward y dijo que sí tenía dos hermanas.

—Pero, ¿por qué no estuvieron en la boda? —pregunta Essa, poniendo más atención de la necesaria.

—Bueno, aquí entre nos, creo que es porque Carlisle se avergüenza de ellas —Isabella habla en voz baja.

— ¿Por qué debería?

—Porque Elizabeth está ciega, y Saoirse tiene un trauma hacia los hombres.

— ¿Fue abusada o algo así?

—No lo sé, no quise preguntar por tantos detalles —le confiesa Isabella.

—Eso es extraño —murmura Vanessa. Por primera vez, Isabella le da la razón—. Digo, apuesto a que sus hijas no quisieron esa vida que llevan. ¡Y aun así, son sus hijas, por Dios! ¿Cómo puede ocultarlas?

—No tengo idea, Vanessa, pero tengo un plan —le comenta Isabella.

— ¿Qué cosa? —pregunta Vanessa.

—Creo que los Cullen, incluido las hermanas, estarán aquí en Seattle. Tú eres muy amigable, puedes hacerte amiga de Saoirse.

— ¿La traumada?

—No le digas así —le reprende Isabella—. Pero sí, con ella. Sao tiene 18 años, tú tienes 20. No hay mucha diferencia.

— ¿Y para qué tendría que hacerme su amiga?

— ¡Para sacarle la verdad, tonta! No creo que Edward me lo diga; y si lo hace, tendrán que pasar muchos años para eso. —Isabella suspira.

—Ok, y lo haré solo porque me entró curiosidad.

—Te tengo una sorpresa —dice Edward detrás de Isabella.

Ella se encontraba sentada en su tocador, viéndose en el espejo mientras se maquillaba. La cena con los Cullen sería en unos pocos minutos, y se le había hecho un poco tarde.

— ¿Qué es? —pregunta Isabella prestándole atención a su esposo. Se pone de pie y lo mira fijamente. Los tacones negros hacen que esté un poco a la altura de su esposo. Decidió ponerse un vestido top corto de color rojo, en forma de corazón sobre sus pechos.

—Gírate —le ordena Edward.

Bella hace lo que Edward le ordena, y se gira. Edward coloca un collar de rubíes sobre el cuello de Isabella. Una vez puesto, Edward deposita un suave beso en el cuello de su esposa. Isabella se mira en el espejo y abre la boca un poco sorprendida.

—Rubíes —murmura.

Edward asiente. Rodea sus brazos alrededor de su cintura.

—Sí, rubíes. Creo que te queda hermoso con ese vestido y tu color de piel —le contesta.

—Gracias —dice Isabella.

Edward le da un beso en el hombro desnudo.

—No hay de qué. ¿Te parece si bajamos ya? Mis padres llegaran ahorita.

—Tus padres y tus hermanas, ¿no? —pregunta Isabella. Se gira y queda frente a Edward nuevamente. Él la besa.

—Sí, y mis hermanas también.

Edward y Bella bajaron hasta la entrada para esperar a los Cullen. De repente, la puerta se abrió dejando entrar a una mujer hermosa de pies a cabeza; medía aproximadamente 1.60 metros, pero los zapatos de tacón la hacían ver alta; tenía una larga cabellera rubia ondulada y unos grandes ojos verdes. Llevaba un vestido color guinda que le quedaba justo a la medida. Isabella la reconoció como Elizabeth.

Detrás de ella venía otra chica más alta, más o menos de la estatura de Isabella; era rubia y tenía los ojos grises. Era hermosa también, pero no tanto como la otra. Tenía puesto un vestido gris que llegaba a cuatro dedos antes de la rodilla, era de manga larga y tenía los hombros descubiertos. Su cabello era corto, le llegaba a los hombros y era ondulado.

— ¿Edward? Aquí estoy, ¿no me saludarás? —dijo la chica que respondía al nombre de Elizabeth.

Isabella notó que la chica miraba hacia todos lados. Edward se acercó hasta ella y le dio un beso en la mejilla, seguido de un abrazo.

—Hola Lizzy, ¿cómo has estado? —le pregunta a su hermana.

—No tan bien como tú, te acabas de casar.

Unas risas de atrás sorprendieron a Bella. Eran Carlisle y Esme.

— ¡Edward! —Saoirse saltó prácticamente encima de Edward.

No maneja tan bien el trauma hacia los hombres, pensó Isabella.

—Hey, pequeña. —Edward depositó un beso en la frente de esta.

Isabella se acercó más hacia ellos, y Saoirse y Edward no la notaron, siguieron platicando; Elizabeth se percató de su presencia y giró su rostro hacia ella con una sonrisa deslumbrante.

—Aún puedo distinguir las sombras —murmura la chica—. Soy Elizabeth —se presenta.

Isabella se acerca hasta ella y deposita un beso en su mejilla.

—Mucho gusto, yo soy Isabella...

—Swan. Lo sé —responde Elizabeth.

— ¡Hola! —saluda la otra chica a Isabella. Sin más, Saoirse saluda a Bella con dos besos en la mejilla—. Soy Saoirse.

—Hola, mucho gusto, soy Isabella —se presenta.

—Lo sé, lo sé; nadie para de hablar de ustedes dos. —Saoirse hace una seña que abarca a su hermano y a ella.

—Hola, Bella —saluda Esme.

—Esme, Carlisle, qué gusto —dice Isabella.

—Buenas noches —murmura Carlisle.

Saoirse, Edward y Esme miran al señor Cullen reprobatoriamente mientras este camina hasta la cocina. Isabella observa, en cambio, la expresión de Elizabeth, la hermana de Edward.

La chica había bajado su rostro en una expresión triste y con una mueca torcida. Al levantar su rostro, Bella notó que sus ojos verdes estaban llenos de lágrimas no derramadas. Vio como Elizabeth tragaba fuertemente y negaba con su cabeza.

Edward tomó a Isabella de la mano y la guió hacia el comedor.

La cena transcurrió sin más; todos hablaban menos Carlisle, parecía que estaba enojado. Isabella, quien siempre había tenido la capacidad de ver a través de las expresiones de la gente, notó que Carlisle no se sentía muy cómodo luciendo a sus hijas; y mucho menos Elizabeth, era como si ella cargara con una culpa, y se sintiera responsable de que su padre estuviera así.

Esta familia es todo un misterio, pensó Isabella. Misterio que descubriré, se propuso.

Sí, merezco ser mandada a la hoguera por no actualizar, pero no podía terminar; la tarea me come viva, de hecho, se supone que ahorita debería estar haciendo la tarea, pero pasé primero por ustedes para que no me odien más.

Ya saben, les agradezco mucho que me dejen un review, que me pongan en favoritos y alertas. Cualquier duda o pregunta que tengan, haganmela saber. El link del grupo se encuentra en mi perfil, & así que unanse ;)

¿Actualización? No tengo idea cuando será, porque tengo que quitarme un examen de mi vista, asi que... Nos vemos después.

Lullaby SH


Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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