Cap 4: La Mejor Inversion de sus Vidas

Por Diana Méndez   Publicado a las  2:48 a. m.   0 comentarios


Gracias a Yanina Barboza (Betas FFAD) por hacerme el gran favor de corregir este capítulo.


Capítulo 4

La fiesta se llevaba a cabo muy bien. Había sido organizada por Esme Cullen y Alice Whitlock en la casa de los Swan, ya que en la mansión Cullen era el lugar donde Edward y Bella pasarían su primera noche de casados.

Las parejas bailaban, comían todo lo que se ofrecía en el banquete, criticaban a los demás, y los fotógrafos... Nunca podían faltar los fotógrafos a fiestas tan grandes como la que se estaba llevando a cabo en esta casa.

Alice se acercó corriendo hacia la pareja de recién casados, quienes estaban postrados en sus sillas alrededor de la mesa de centro.

—Chicos, en unos minutos más tendrán su primer baile —dijo una Alice emocionada, dando brinquitos mientras se los decía. Edward y Bella asintieron con su poco entusiasmo, a lo que Alice rodó los ojos—. Hay muchas cámaras por aquí, deberían de tratar de sonreír más. Se supone que...

—No se supone nada, Alice —la cortó Edward—. Es mejor que te vayas con Jasper.

Alice se dio vuelta muy indignada y fue hasta donde se encontraba su marido.

Los McCarty veían la escena desde su mesa de invitados. Emmett, miraba con atención lo que había sucedido con Alice; Rosalie, peinaba su cabello mientras miraba las reacciones de Edward y Bella. Comprendió que los padres de ambos habían sido injustos, porque ella entendía y había vivido en carne propia lo que era casarse sin amor.

—Pobres —murmuró Rosalie. Emmett le puso atención.

— ¿Quiénes? ¿Los Cullen? No lo creo. ¡Caray! Mira todas estas cosas caras. Apuesto a que la servilleta con la que me estoy limpiando vale unos 1000 dólares.

—No me refería a eso, Emmett —le contestó su esposa—. Me refiero a que Edward y Bella serán tan desdichados por sus propias ambiciones. Ellos no tienen ninguna necesidad de casarse —comentó Rosalie.

—La verdad es que, aunque Edward sea mi mejor amigo junto con Jasper, es un maldito egoísta —contestó Emmett, bebiendo de su copa de champagne.

— ¿Egoísta, por qué? —Rosalie lo estudió con sus grandes orbes azules.

—A fuerzas quiere tener a Isabella. ¡Es un maldito egoísta! Se siente con un estúpido derecho de caballero que no le queda —respondió.

—A ver, a ver, no nos estamos entendiendo. ¿Qué es eso del derecho de caballero? —preguntó Rosalie de nuevo.

—Acá entre nos, Edward ya ha estado con Isabella antes.

— ¿Te refieres a íntimamente?

—Sí, a eso. Edward nos contó a Jasper y a mí, que cuando fue la primera vez que estuvo con Isabella, ella era virgen. Eso fue hace cuatro años. Han estado saliendo a escondidas desde entonces —relató Emmett.

— ¿Y en dónde entra el derecho de caballero? —Rosalie se burló.

—En que Edward piensa que porque fue el primero tiene que ser el único.

— ¿Y es el único? —preguntó la mujer rubia.

—Él dice que sí, pero quién sabe. —Emmett se encogió de hombros—. Él no quiere que nadie se le acerque, es un maldito posesivo. Cree que tiene derecho sobre ella, pero está idiota si piensa eso.

—Está enamorado el pobre —murmuró Rosalie, con la vista en la pareja de recién casados que a duras penas se podían mirar.

— ¿Edward enamorado? —Emmett se rio—. Ahora sí te pasaste, Rosalie Lillian. El día que Edward se enamore volarán cerdos.

—Yo puedo ver en los ojos de él que la ama, pero él está confundido, y eso tú lo sabes más que nadie —reprochó Rosalie.

—Conozco a Edward. Es un maldito sin corazón, que no se preocupa por nadie que no sea él. Edward no ama a nadie, Rose, ni lo hará. Él tiene un capricho por Isabella, eso es todo —terminó Emmett justo en el momento en el que Alice se subía a la tarima para hablar.

—Buenas noches —saludó Alice con su voz cantarina—. Señor y señora Cullen, es hora del primer baile de casados. —Sonrió.

Edward se puso de pie con una sonrisa y le tendió la mano a Bella. Esta la aceptó con otra sonrisa y se fueron a la pista de baile. Todos los invitados se hicieron a un lado para dejar que bailaran. La canción empezó a tocar, y el corazón de Bella se estrujó al escuchar la pieza. Era Turning Page de Sleeping at Last, una canción que su madre tocaba todo el tiempo.

Edward y Bella se movieron al compás de la música; y en un acto tan impropio para ellos, Edward se acercó a Bella para abrazarla e irle cantando la canción que bailaban.

—I've waited a hundred years.

But I'd wait a million more for you. (1)

Edward giró a Bella y se volvió a recargar en su hombro para seguir cantándole.

—Nothing prepared me for

What the privilege of being yours would do. (2)

Toda la gente miraba embelesada tan hermosa escena que estaban representando.

—If I had only felt the warmth within your touch,

If I had only seen how you smile when you blush,

Or how you curl your lip when you concentrate enough,

I would have known what I was living for all along.

What I've been living for. (3)

Edward tomó a Isabella de la cintura y la apretó más a su lado mientras juntos los dos giraban por la pista.

—Your love is my turning page,

Where only the sweetest words remain. (4)

Toda la gente empezó a aplaudir al darse cuenta que Edward le cantaba la canción a su esposa.

—Every kiss is a cursive line,

Every touch is a redefining phrase. (5)

Una vuelta más, y Edward no ocultó su cara en el hombro de Isabella, le cantó de frente, con su mirada en la suya.

—I surrender who I've been for who you are,

For nothing makes me stronger than your fragile heart.

If I had only felt how it feels to be yours,

Well, I would have known what I've been living for all along.

What I've been living for. (6)

Siguieron bailando mientras Edward besaba a Isabella, pero esta vez no cantó él, dejaron como desenlace al intérprete principal. Ellos siguieron besándose.

Though we're tethered to the story we must tell,

When I saw you, well, I knew we'd tell it well.

With a whisper, we will tame the vicious seas.

Like a feather bringing kingdoms to their knees. (7)

Toda la gente volvió a aplaudir una vez que la canción dio por finalizada. Edward se separó lentamente de Bella, viéndola fijamente a los ojos.

—Estuvo bien —murmuró.

Isabella asintió. La pista volvió a llenarse y de un de repente, Bella se encontraba en los brazos de Emmett McCarty, bailando Starships de Nicki Minaj.

—Siento robarme a tu esposa, Eddie, pero tengo que bailar con ella, es parte de la familia —le gritó Emmett a su amigo quien solo miraba la escena echando chispas.

—Cuida los celos, Edward, no los manejas bien —murmuró Rosalie cerca de su oído.

Isabella entró a la mansión Cullen detrás de Edward, quien ahora estaba de mal humor. Tiró las llaves sobre una mesita.

—Como te conozco muy bien, Isabella, y sabía que no ibas a pasar la noche conmigo en el cuarto, te preparé una recámara cerca de la mía —anunció Edward subiendo las escaleras. Bella lo siguió.

— ¿Qué tan cerca? —preguntó Bella.

—Enseguida —contestó—. Nos separa un baño que tendremos que compartir. Son las habitaciones más grandes —dijo mientras se paraba en una puerta. La abrió e hizo el ademán de invitar a Isabella a que entrara—. Este es tu cuarto. Buenas noches. —Y con eso, dándose una vuelta, Edward dio por finalizada la conversación.

Isabella asintió aun sabiendo que nadie la miraba. Cerró la puerta asegurándose de que tenía la chapa cerrada, y se tiró sobre la cama. Se sentía sola, muy sola, como cuando su mamá murió. Y tenía miedo, por primera vez Isabella Swan tenía miedo. Había entregado su vida, su libertad; al mismísimo diablo, a Edward Cullen; por unos cuantos miles de dólares.

Isabella no se dio cuenta de que lloraba hasta que sintió las lágrimas en su brazo mojándola. Se levantó con el nudo en la garganta y se fijó en su rostro en el espejo del tocador. Sus ojos estaban llorosos y el nudo de su garganta crecía más. Y entonces, como si fuera una especia de deja vu, recordó ese trágico día en que quedó sola.

*Flashback*

Bella tenía ocho años, era apenas una niña que aprendía a vivir aún llena de pesadillas que la atormentaban. Bella había soñado, como casi siempre, que una sombra negra se llevaba a su mamá de su lado y el de Vanessa. Bella se levantó asustada y tomó más de cerca a su puerquito de Winnie the Pooh. Salió de su habitación aún sobresaltada por la pesadilla, y se dirigió al cuarto donde siempre encontraba la paz: el de su mamá. Abrió la puerta con cuidado y pudo apreciar aún en la oscuridad que su madre lloraba.

— ¿Mamá? —había preguntado Bella.

Renée se sobresaltó y limpió sus lágrimas.

—Mi Campanita, ¿qué pasó? ¿No puedes dormir? —preguntó Renée.

Bella entró por completo a la habitación y se recostó con su mamá.

—No, mamita, no pude dormir.

— ¿Tuviste una pesadilla? —volvió a preguntar la madre.

Isabella se dio cuenta que su papá no estaba ahí, pero decidió no preguntar nada.

—Sí —Bella asintió.

— ¿Qué soñaste?

—Soñé que tú, Vanessa y yo, estábamos en el jardín recogiendo tulipanes blancos y rojos; y de un de repente apareció una sombra, mamá.

— ¿Una sombra? —preguntó Renée interesada.

—Sí, una sombra, y no es la primera vez que la sueño, ya van varias veces. Esa sombra te atrapó, mamá, y te llevó lejos. Vanessa lloró mucho y yo también —terminó de relatar la niña. Bella se apretó más a su lado—. Mamita, prométeme que nunca te irás de mi lado, por favor.

—Nunca me voy a separar de ti, mi Campanita. Tú y tu hermana son lo más importante y son lo que más amo en esta vida, no me voy a alejar de ustedes jamás.

— ¿Lo prometes? ¿Me prometes que nunca me vas a dejar sola? —preguntó Bella sollozando.

Renée alzó el rostro de su hija y empezó a limpiarle las lágrimas.

—Te lo prometo, Isabella. Siempre voy a estar a tu lado para cuidarte y apoyarte en todas las decisiones que tomes. Quiero que seas feliz, mi vida.

—Yo soy feliz —dijo la niña.

—Eres feliz ahorita, y serás más feliz cuando crezcas —prometió la mamá.

— ¿En serio? —preguntó Bella interesada.

—Sí, en serio. Vas a crecer y vas a casarte con un hombre que te ame mucho y tú también a él.

— ¿Tú estarás ahí el día que me case? Yo quiero tener un vestido como de bailarina de ballet, ¿eso se puede?

—Si tú quieres sí, no sé. Apuesto a que te vas a ver más hermosa que de costumbre. Y sí, sí voy a estar contigo el día de tu boda. No sé si lo estaré en carne y hueso, pero mi esencia estará contigo —dijo Renée.

—Acabas de prometerme que no me dejarías —acusó Bella.

—Lo sé, pequeña, no te dejaré.

—Te amo, mamá —dijo Bella bostezando.

—Yo te amo más, mi Campanita —le contestó Renée mientras abrazaba y arrullaba a su hija.

A la mañana siguiente Bella había despertado por el frío que tenía. Se dio cuenta que su mamá permanecía en reposo y empezó a llenarle de besos la cara. Su mamá no despertaba y empezó a preocuparse.

— ¿Mamá? —preguntó Bella. Sacudió a su mamá y esta no respondía—. ¡Mamá! —le gritó la pequeña.

Bella se bajó de la cama corriendo y empezó a buscar a su papá. Charlie venía subiendo las escaleras y Bella se echó a sus brazos temblando.

— ¡Papá, mi mamá no despierta! —le dijo asustada.

Charlie la hizo a un lado y corrió hacia la habitación de su esposa. Bella entró detrás de él y miró que Charlie empezaba a sacudir a Renée.

— ¡¿Qué hiciste, Isabella?! —le gritó.

—Yo nada, papá. Yo solo me desperté y mi mamá estaba así, ¿qué tiene?, ¿qué pasó?

—Tu mamá está muerta, ¡tú la mataste! ¡Eres una asesina! —dicho esto, Charlie salió corriendo de la habitación, dejando a una Bella de ocho años en estado de shock recordando las palabras de su padre.

No. Eso no podía ser cierto. Ella no había matado a su madre. Ella la amaba y siempre lo iba a hacer.

Bella se acercó lentamente al cuerpo de su madre y le susurró—: Yo no te maté, mamita.

*Fin flashback*

Un grito desgarrador provenía de la garganta de Isabella. Era ella, que desquitaba toda su frustración con un grito. Sin pensarlo dos veces, el puño de Isabella se estampó fuertemente con el espejo haciéndolo añicos. La mano de Bella empezó a sangrar, aunque no le dolía. Le dolía el corazón.

Se tiró al piso y empezó a jalar sus cabellos. Se deshizo de toda la ropa que traía puesta y empezó a tirar todo lo que había a su alrededor. Las cosas que había en el tocador estaban en el piso, el edredón de la cama estaba desdoblado a la orilla, las almohadas estaban regadas por doquier. Empezó a golpear todo lo que tenía a su alcance sin importar la herida que tenía en la mano.

Alguien tocó la puerta, haciendo que Bella se sobresaltara. Sollozando y con el maquillaje corrido, Isabella abrió la puerta.

— ¿Qué te pasa, loca? —preguntó un Edward enojado.

Bella no estaba para sus estupideces.

—Lárgate —le gritó Bella. Dicho esto, azotó la puerta de nuevo y tiró la lámpara al suelo.

Bella volvió a gritar, esta vez más fuerte. Miles de lágrimas salieron de sus ojos. El cuerpo de Bella temblaba por el esfuerzo que estaba haciendo al gritar y llorar al mismo tiempo.

Se volvió a tirar al piso y trató de tranquilizarse.

—Me-me-men-mentiste, mamá —dijo Isabella a la nada—. Me prometiste que sería feliz... y eso jamás será cierto. No me casé enamorada y tampoco vestida de bailarina —murmuró con más lágrimas en sus mejillas.

— ¿Estás bien, Bella? —preguntó una voz suave a través de la puerta.

Bella volvió a gritar más fuerte por todas las promesas que le habían hecho, y, lamentablemente, no le habían cumplido.

Cada promesa, un grito y mil lágrimas más.

Lloraba por la muerte de su madre. Por esa promesa fallida que le había hecho. Renée Swan le había prometido a su pequeña princesa que siempre estaría con ella, y a la mañana siguiente falleció sin ninguna explicación.

Bella pateó las almohadas que estaban alrededor de ella en el suelo.

Toda su vida Isabella creció con ese dolor dentro, con esa culpa. Ella había sido la causante de la muerte de su mamá. No sabía cómo, pero ella sabía que había matado a su mamá. Y eso era una tragedia.

Su padre le prometió que cuidaría de ella y Vanessa, pero no lo cumplió; al contrario, se fue alejando cada vez más y Bella tuvo que asumir el papel de mamá para su hermana.

Lloró por todas esas veces en que se festejaba el día de las madres y ella nunca pudo llevar una a su clase. Golpeó el piso con la mano herida, enterrándose un poco más los vidrios que se había encajado anteriormente. Su 'mejor amiga' de la primaria, Jennifer Tisdale, había dicho a todo el colegio que Isabella había quedado huérfana. Tuvo que soportar las burlas y las humillaciones hasta que salió de ahí para ingresar a la universidad.

Lloraba porque nunca nadie le dijo cómo usar la bicicleta. Ella solo se subió y se estampó contra un árbol. Charlie la había regañado y castigado por una semana.

El sueño de Isabella desde que era chiquita fue ser una gran bailarina de ballet. Al morir su madre, ese sueño se fue a la tumba. Charlie canceló sus clases y Bella jamás tampoco intentó luchar por eso. ¿Para qué? ¿Para qué luchar cuando el motivo de tu vida ya no iba a estar ahí para verte en la obra del Cascanueces?

Bella se levantó del suelo y tomó su celular que estaba en el buro enseguida de su cama. Buscó entre sus archivos de música y encontró lo que buscaba. Se tiró a la cama aún en ropa interior y sin ninguna cobija, y puso play a la canción que de inmediato empezó a sonar. Era la canción favorita de Bella, principalmente porque su mamá la había compuesto y ella, años después, la vendió a este grupo. Se la sabía de memoria.

—Si te alejas de mi lado

Será mi culpa lo sé

El haberte lastimado

Me da pena y destroza mi ser

Bella se estremeció rumbo a más lágrimas.

—Esta tarde gris si te quieres ir yo entenderé

Pero antes de partir dame algo de ti

Porque no sé si te vas

Qué voy a hacer con mi vida

Puede ser que se me parta el corazón

Al saber que no regresarás

Si te vas, que hará mi alma vacía

Si te llevas lo que resta de tu amor

Solo me quedaré en el dolor

Más lágrimas salieron e Isabella tomó una respiración para seguir.

—Ya no puedo remediarlo

Fue tan grande mi error

Y no me hacen en reversa

las agujas de un viejo reloj

Esta tarde gris si te quieres ir yo entenderé

Pero antes de partir dame algo de ti

Porque no sé si te vas

Qué voy a hacer con mi vida

Puede ser que se me parta el corazón

Al saber que no regresarás

Si te vas, que hará mi alma vacía

Si te llevas lo que resta de tu amor

Solo me quedaré en el dolor.

Para este rumbo de la canción, Bella estaba hecha un mar de llantos.

—Tengo el mal presentimiento

Que si te vas de mí la luna llorará

Se va acabar mi mundo si te vas

Qué voy a ser con mi vida

Puede ser que se me parta el corazón

Al saber que no regresarás

Si te vas, que hará mi alma vacía

Si te llevas lo que resta de tu amor

Solo me quedaré en el dolor.

Bella siguió sollozando, sintiéndose más sola que nunca en el mundo. Lo único que le quedaba ahora, era la promesa que Edward le había hecho: una vida feliz. Ella esperaba que así fuera. Isabella sabía que nunca se iba a enamorar, y mucho menos Edward de ella, pero quería hacerse a la idea de que Edward la haría feliz y que la llenaría de sonrisas.

Confiaba en la promesa de Edward.

(1) He esperado cien años, pero esperaría un millón más por ti.

(2) Nada me había preparado para el privilegio de ser tuyo.

(3) Si yo hubiera solo sentido el calor de tu toque. Si yo solo hubiera visto como sonríes cuando te sonrojas, o como frunces tus labios cuando te concentras lo suficiente. Yo hubiera sabido lo que estaba viviendo, lo que he estado viviendo.

(4) Tu amor es mi vuelta de página. Solo quedan las palabras más dulces.

(5) Cada beso es una línea cursiva. Cada contacto es una frase redefinida.

(6) Te entrego lo que he sido por lo que eres. Nada me hace más fuerte que tu frágil corazón. Si yo solo hubiera sentido lo que se siente ser tuyo, yo hubiera sabido lo que he estado viviendo durante todo el tiempo... Lo que he estado viviendo.

(7) Estamos atados a la historia que tenemos que contar. Cuando te vi, bueno, supe que la contaríamos bien. Con el susurro dominaremos las escenas viciosas. Como una pluma poniendo a los reinos de rodillas.

Okay, confesaré que lloré demasiado al escribirlo. Fue tan desgarrador sentir lo que Isabella sentía. Nuestra Campanita por primera vez ha llorado. Tenemos un Edward que es frío total, como los tempanos, pero nosotras sabemos que el siente algo por Bella, por sus reacciones lo sabemos. La historia de Rosalie... una parecida a la de Bella. Pronto voy a meter más a Rose en la historia y sufrirán conmigo también.

Como he dicho, hay un grupo en facebook en donde publico imagenes y adelantos del fic, por si quieren unirse, el link está en mi perfil.

Gracias por seguir la historia, chicas, he tenido buenas críticas y eso para mí significa mucho :'3

Lullaby'

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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