Cap 25: Despertar: Rayo de Sol

Capítulo 25: La verdad

Narrada por Albert Anthony


En la Universidad las cosas marchaban bien, los trabajos y los maestros eran sencillos de manejar. Bueno, excepto al maestro Gilberto que enseñaba geometría avanzada.

La vida humana para mí me hacía sentir tan libre, tan normal, tan simple y tan maravillosa. No podría explicar esta redes de sentimientos, porque sencillamente son tantos sentimientos que tengo dentro de mi ser que algunas veces hasta a mi empiezan a confundirme. Pero gracias a la humanidad puedo dejar que esos sentimientos se desvanezcan poco a poco y así poderlos someter para cambiarlos por los que yo anhelo.

Pero ahora me preocupaba Avril, se había ido con un extraño, aunque claro ella aseguraba que no lo era. Pero comencé a sospechar que no era de fiar.

Así que cuando llegue a nuestra casa como me había recomendado Avril no puede evitar llamarle a su celular…

Marque los números y espere el tono. Sonó unas cinco veces y eso no estaba bien. ¿No quiera contestarme o no podía contestar?


Cuando pensé que no contestaría. Oí su respiración y lo único que se me ocurrió decirle fue:
- ¿Dónde estás? – le pregunte desesperado
- Ahora no tengo tiempo de explicarte. Pero ya lo hare luego… - me dijo rápidamente
- Pero… - iba a decirle algo mas, cuando me colgó y yo aun me quede con el teléfono en la mano como tonto.


Me recosté en el sillón a pensar, y no encontraba una sola respuesta que me digiera que podría estar pasando.


Pero algo si sabía, este año había sido tan maravilloso; pero al mismo tiempo tan diferente a los demás. Avril se había comportado siempre ausente, siempre diferente y muy triste, cosa que no lograba aun entender.
Suspire mientras mantenía los ojos cerrados…


- ¿Anthony? – me llamo alguien
Una voz que en lo más profundo de mi ser había bloqueado y no quería oír.
Tal vez era culpa que me carcomía


- ¿Cómo has estado? – le pregunte aun sin abrir mis ojos, no quería que verlo a la cara.
- Pues digamos que terriblemente mal – me respondió caminado delante de mí y luego oí como se sentó con cuidado en la mesa de la sala.
- ¿Qué quieres? – lo ignore y solo le pregunte tan idiotamente, cuando yo ya sabía de anticipación que quería.
- Sabes necesito vengarme – me comento entre dientes molesto – avril mato a mi familia…
- Bueno, eso es casi la verdad– le respondí sin más miramientos – aunque no fue la culpable de nada
- ¿De qué hablas? – me pregunto con duda
- Pues a Avril, no tuvo la culpa de nada– y fue cuando me resigne a mirar a mi hermano a los ojos
- Si no fue… a Avril, ¿entonces quien? – dijo tartamudeando con los ojos abiertos
- Pues “yo” – le dije tranquilamente mirándolo


Aunque ambos éramos humanos gracias a su hija ya muerta Renesmee, sabía que podría saltar hacia mí para matarme.
En realidad lo merecía.


No había expresión en la cara de Edward y eso si era extraño ya que ahora era humano como yo.


- ¿Qué dijiste? – me pregunto dudando de lo que sus oídos había escuchado
- Pues… que yo tuve la culpa de todas las muertes relacionadas con tu familia


No me dio tiempo de seguir porque esta vez sí se abalanzo hacia mí y me tomo del cuello, yo no puse resistencia.
Aunque sentía que no podía respirar aun así no le dije nada. No suplique, no grite, no hice ninguna señal de dolor.


- ¡¡MALDITO!! – me grito mientras sus manos seguían presionando mi garganta fuertemente como si fuera un gancho de hierro forjado - ¡Te matare! – me sentencio – Lo hare…


Des pronto sentí un repentino mareo seguido de un túnel oscuro, tan oscuro que perdí el conocimiento. Tal vez Edward si me había matado; pero no le guardaba rencor al hacerlo.


Después de algunos minutos o horas quizás de estar inocente desperté en ese mismo sillón, pero la única diferencia era que Edward estaba sentado en el sillón purpura con una copa de vino tinto en las manos.


- ¿Por qué no te defendiste? – me pregunto con un susurro en la oscuridad de la habitación – Pudiste defenderte y no lo hiciste – se termino de un sorbo el liquido de aquel vino y luego me miro mientras el miraba la copa vacía – ¿Sabes lo que se siente beber y no saciar tu sed?


Me incorpore para sentarme bien en el sillón y lo mire sin contestarle nada en lo absoluto. El vertía más vino a su copa y pasó un dedo sobre el líquido.


- La sed de la sangre no se compara nada, a la sed del amor y de la soledad – comenzó a decir tomando otro sorbo a su copa – he sido muy egoísta contigo y se porque muy bien porque hiciste todo esto – agacho su cabeza mirando sus pies – Somos hermanos y la única platica que hemos sostenido termino en golpes y amenazas – recordó un tiempo lejano – Debería haberte buscado …
- El “debería”, no existe – le interrumpí su charla conmovedora desviando su mirada – Las cosas se han quedado atrás y solo han dejado cicatrices profundas…
- Pero aun así – argumento de nuevo – Eso no era motivo para quitarme todo lo que tengo
- ¡Tú me quistaste todo lo que tenia! – le heche en cara parándome de un salto en medio de esa habitación que solo era iluminada por una patética lámpara a un costado de Edward - ¡Tú me quistaste el amor, el cariño y mi vida! – le reclame señalándolo con una dedo - ¡Tú fuiste el culpable de que yo sea un vampiro! – tome mi cabello tratando de contener tanta furia - ¡Tú te ibas a casar con Avril!, ¡tú siempre fuiste el favorito de nuestros padres! ¡tú tienes la culpa de todo!


Edward suspiro y dejo a un lado la copa que un contenía una pequeña porción de vino tinto.
- Acabas de decirme que “el debería, no existe”, - se detuvo para verme y se paró de su asiento – Ahora me reclamas por cosas del pasado y es precisamente ahora cuando te vengas de todo eso que te hice… - dejo las palabras volando en la habitación y sus cejas se levantaron al decirme aquello.
- Ya sé, yo soy el malo y que… - le solté molesto - ¡Mátame!, no me interesa.


Mi hermano hizo una mueca ante la palabra “mátame” y solo soltó un bufido.


- Tienes razón de estar molesto, al igual que yo lo estoy – me comento acercándose a mí y puso una mano en mi hombro – Ambos hicimos cosas muy malas, para destruir la felicidad del otro, ambos nos destruimos como si fuéramos enemigos en vez de hermanos
Me hice para atrás para que él dejara de tocarme. Mire atreves de la venta, y por primera vez desde que llegara Edward me preocupe de nuevo por Avril.


¿Dónde se suponía que estaba Avril?


Los malos pensamientos invadieron mi cerebro y aunque Edward seguía diciéndome más cosas, yo no lo escuche o más bien no le preste atención.
Yo había sido el culpable, el culpable de todo. Pero Avril había sido catalogada como mala, maldita, traidora e culpable de la muerte de muchos vampiros, lobos y no sé qué otras cosas más.
Mis poderes no servían como humano y mis contactos ya no eran los mismos. Los Vulturi me habían convencido para hacerme pasar por mi hermano Edward y así conseguir lo que ellos querían lograr y según lo que yo quería obtener.


¿Pero en verdad que quería yo?


La respuesta vino rápidamente como un rayo de sol. Solo quería a una sola persona, solo quería a… Avril. Siempre fue así, y nunca cambiaria.


Edward solo había venido a vengarse y ahora se disculpa por la culpabilidad de haberme dado la espalda cuando yo más lo había necesitado. Siempre fue así Edward, aunque se convirtió en vampiro podía asegurar que siempre fue alguien noble.
Marco me aseguro que lo tratarían bien. Aunque la última vez que lo vi fue hace un año.


- ¿Cómo has estado con Marco? – le pregunte


Él se quedo callado y después respondió:
- Bien, aunque he recordado todo – me platico – es por eso que estoy aquí, sería difícil que no recordara a mi familia, a mi hija y al amor de mi vida… - suspiro – el ocultar una vida es algo ridículo cuando tienes muchos recuerdos y no puedes contener tus emociones…
- ¿Cuándo recordaste todo? – le cuestione desconfiando de una teoría que tenia
- Hace un día – me contesto con un hilo de voz - ¿Por qué?


Me gire rápidamente y tome de nuevo el teléfono de la casa. Comencé a marcar el número de celular de Avril…
Sonó solo tres veces y contesto.


- ¿Hola?
- ¿Avril?, soy…
- Si, si ya se… - me aseguro – lo que quise decir con el “hola” es ¿Qué quieres?...
- ¿Dónde estás? – pase saliva por el repentino descubrimiento que había tenido
- Ya te dije que no te diré nada – me respondió con voz distante y cortante – Solo arreglare algunas cosas de nuestro pasado
- ¿de qué hablas? – me altere ante tal información
- No sigas mintiéndome, por favor – me soltó indignada – Fue tu culpa todo esto, pero… ya no importa de quien haya sido la culpa… - respiro profundo y prosiguió – solo quiero ayudar a arreglar esto que ocasionaste
- ¿Avril, de que… - aun seguía con mi papel de Edward
- ¡BASTA! – me ordeno de sopetón – No quiero escucharte más, porque si sigo escuchándote soy capaz de gritar y no pienso perder mi cordura contigo
- Mi amor…
- ¡No me hables así!
- Pero…
- Pero nada, tu y yo no somos nada – me soltó de golpe – Tu y yo nunca fuimos nada.
Lo sabía, eso era un hecho y pase saliva.


Ella había recordado como Edward. Ella sabía todo.
Adiós a mi engaño…


- ¿desde cuándo lo sabes? – le pregunte resignado
- Empecé a sospechar hace dos días y lo supe todo hace unas horas atrás – me informo con voz neutral
- Yo…
- No digas nada – me detuvo cualquier tipo de explicación – Cualquiera que sea tu excusa no te absorbe de que me hayas manipulado, engañado y traicionado – hizo una pausa – Solo déjame en paz, y Albert, ¿Dónde está tu hermano Edward?


Mire a Edward y le conteste a Avril.


- Esta enfrente de mí - le dije – Lo estoy viendo ahora mismo
- ¿enserio? – dijo dudando de lo que decía – Entonces porque no estás muerto
- Ja, ja – le exprese – Pues ya sé que quieres que muera, pero olvidas que Edward es mi hermano
- Si, Edward es demasiado bondadoso…
- Así que regresaras o juagaras a hacer la buena del cuento …
- Me voy y no regresare hasta componer esto.
- Avril… - ya no puede decir nada más porque ella colgó al instante.


Deje el teléfono y me senté de nuevo en ese sillón. Edward me arremedo y ambos nos quedamos callados por unos instantes.


- ¿lo descubrió?
- Si – le respondí cerrando los ojos ante todo mi gran esfuerzo siendo destruido.
Todo se consumió.


- Pues ella lo arreglara – me aseguro Edward sonriente – Siempre confié en ella
- Hace unas horas querías matarla
- Eso fue por tu culpa …




Ambos nos reírnos ante tal contradicción, y recordé cuando él y yo éramos hermanos de verdad.
- ¿en verdad te ibas a casar con Avril?
- SI
- ¿Por qué lo hacía, si sabias que me gustaba?
- Tal vez fue por eso – dijo con sinceridad – Somos hermanos y siempre fuimos muy competitivos, además yo era más amigo de Avril que ella de ti. Supongo que pensé que si Avril se iba a casar con alguien ese seria yo – luego hizo una mueca ridícula – Éramos jóvenes hicimos cosas idiotas
- Yo siempre la he querido
- Si ya me di cuenta de eso - me aseguro
- Creo que ella tiene razón – coincidí con lo que había dicho Avril hacia unos minutos – Deberías matarme, lo merezco. Mira que todas esa sangre solo por venganza y por conseguir a Avril
- ¿Por qué no solo se lo dijiste?


Rodé los ojos y suspire ante la pregunta.
- Porque… ella siempre estuvo enamorada de ti…


Edward se congelo ante esa información y nuestro silencio fue frio e incomodo.


Esa siempre fue la verdad. Avril siempre estuvo enamorada de Edward, y aunque éramos dos gotas de agua él y yo,… ella nunca me miro como a Edward. Por eso ahora la culpabilidad nunca llego a mí. No me sentía culpable de nada.


Toda la verdad por fin revelada. Todo ahora brillaba y Avril me odiaba…