Cap 23: Despertar: Rayo de Sol

Por Diana Méndez   Publicado a las  8:30 p. m.   0 comentarios


Capítulo 23: Una vida falsa

Narrado por Avril


…1 AÑO DESPUES…


Desperté después de una serie de sueños muy reales. Me encontraba bañada en sudor y muy confundida.
La luz que me ilumino la cara, tocaba también ciertas partes de mi cuerpo en las cuales sentí el calor de esos rayos. No era un calor penetrante, más bien un calor reconfortable.

Las sabanas que me cubrían estaban empapadas de un olor limpio y de flores silvestres. Mire alrededor como ya sabía allí estaba Edward. Dormía placenteramente como si nunca lo hubiera hecho en su vida, su cara reflejaba un poco de ansiedad, pero al mismo tiempo ternura y felicidad. No lo puedo definir ciertamente.

Levante el brazo derecho para pasarlo sobre mi rostro y mi frente. Quería despertar muy bien antes de levantarme. Volví a echar otro vistazo a la habitación la cual era muy elegante para mi gusto, pero este hecho fue porque ya habíamos pasado más de un año en el campo y Edward había decidido mejor vivir en una casa más amplia y no pequeña.

Arrugue la nariz al recordar esa charla de las típicas casas. ¿Cómo Edward quería vivir en esta enorme casa? Bueno… a lo mejor no era que le gustara vivir en una casa amplia- pensé- si no porque, cerca de aquí se encontraba la Universidad a las cual iríamos juntos y, además también el punto era que esta casa nos la había regalado.

Me incorpore en la cama con mis manos como mi apoyo en ella. Mi cabello cayó a lado de mi cara. Al ver la habitación vi realmente que era más amplia de lo que recordaba y eso hizo que mi respiración se acortara.


Genial – pensé pesimista – ¿Por qué mudarnos a una casa grande? ¿Por qué no mejor venderla y comprar una más normal?


Baje mis pies a la alfombra y respire profundo pasando mis dedos sobre mi cabello para acomodarlo.


De pronto sentí una mano alrededor de mi cintura y yo me congele. El toque de él me hacía sentir cosquillitas en el estomago y un calor en mis mejillas. Algo que no había pasado desde que nos habíamos convertimos de nuevo en humanos.
Luego no solo fue una manos si no las dos, mientras que su cabeza se recargaba en mi hombro. Así me tenía abrazada.


Yo sonreí al sentir su abrazo.


Su cuerpo también se sentía caliente al igual que en mío. Ahora entendía el por qué seguía aquí, en verdad lo amaba mucho.
Aun seguía abrazándome fuertemente y yo puse mis manos sobre las suyas. Era extraño que anhelara estar con él todo el tiempo, si él y yo habíamos vivido casi cien años juntos.


- ¿aun estas molesta conmigo?- Me susurro en el oído y yo puse los ojos en blanco.
- No – conteste con una sonrisa y me di media vuelta para mirarlo directamente a la cara – no estoy molesta …
- ¡Genial!, - expreso alegre - Porque sabes que yo estoy muy contento,-se detuvo a suspirar- el ser o través humano me permite sentir todo esto que antes había olvidado, por ejemplo ahorita tengo demasiada hambre


Comencé a reírme fuertemente y lo tome de las manos para sacarlo de la habitación.
Nuestra vida no era tan mala, y menos estando cerca de Edward. Al bajar las escaleras con él a mi lado mis recuerdos llegaron a mi tan rápido que no pude evitar los contener. Creo que la mejor manera de ser una pareja real fue haber ido a pedir ayuda a los Vulturi para que nos convirtieran en humanos, desde allí comenzamos a ser una pareja real con problemas insignificantes reales.


Si, el ser humanos de nuevo fue una idea de los dos.


El día más confuso para nosotros fue cuando habíamos despertado en la cabaña sin saber cómo habíamos llegado, pero gracias a ese en Vulturi llamado Marco el cual nos explicó todo nos hizo sentir más tranquilos, nos dijo que era normal sentirnos confusos y nos regaló esta casa donde habitamos ahora.
Aunque no la necesitábamos, Edward me convenció a no rechazarla y no hacerle un desplante a Marco, y sobre todo a un Vulturi.


Mire a Edward el cual preparaba algo en la cocina como era de costumbre, pero esta vez había algo de real en esta imagen. Mire como cortaba un jitomate con delicadeza y lentamente.
Todo era muy diferente a mis recuerdos de un Edward vampiro a la persona que veía en ese momento.


- ¿No vas a desayunar? – me pregunto Edward poniendo las tortillas de huevo en unos platos
- Si – le respondí saltando hacia la silla para sentarme en la mesa con él – mmm… el hecho de que hubieras sido vampiro por más de 100 años es muy sorpréndete que puedas cocinar tan delicioso.
Comenzó a reír mientras comía. La verdad su forma de comer siempre me había gustado. Cada vez que levantaba la cuchara el escudriñaba su bocado y luego lo mascaba saboreándolo lentamente la comida.


Recuerdo que cuando estaban sus padres en una ocasión, le preguntaron porque comía de esa manera y el simplemente contesto: “Hay que disfrutar de todo”…


- Bueno eso es porque siempre practique nuevas cosas, teníamos algún tiempo libre – me explico aun sonriendo – Al igual que tú me sorprendiste al saber cocinar sopa ayer


Yo puse los ojos en blanco.
- ¿Dime quien no sabe cocinar una patética sopa instantánea? – le argumente arrugando la nariz
- Apuesto que son 5 de 10 – me espeto con su cuchara arriba – Y no hagas esa cara – me puso la cuchara en la punta de mi nariz – No puedo creer que tus facciones sean más hermosas de lo que pensé
- Y yo no puedo creer que seas un ciego – le dije tomando el juego de naranja de mi vaso – Si no fueras ciego, te darías cuenta que soy horrible.
- Horrible o no… - lo pensó y luego dijo – La verdad no me interesaría ninguna chica que no seas tú. Además eres hermosa y no me gusta discutir esto.


Aun sonriendo termino su comida y cuando concluyo se estiro.
Levante los trastes y comencé a lavarlos. El se me acerco pasados unos minutos y me abrazó de la cintura mientras yo terminaba de secar los platos. Beso mi cabello, luego mi mejilla y bajo hasta mi cuello, seguido de mi hombro.


Comencé a sentir cosquillas en mi cuello.
- Oye – le exprese con una risita por los besos dados en mi cuello y me volteé a mirarlo.


Cuando lo hice no me dio tiempo de decirle nada, porque me beso desesperadamente; ya que me dio un beso caluroso, energético y muy delicioso.


Ambos nos encontrábamos si vestir aun. Él solo llevaba un pantalón de dormir y yo una camiseta larga que cubría hasta las rodillas.
Ahora si podía estar segura que daba gracias por ser humanos de nuevo, el dolor, el calor, el sabor de los labios del verdadero y autentico Edward no se comparaba con nada. Si, incluso su olor de humano era extraordinario y único.
No quedamos abrazados perdidos en un gran beso.
Luego no supe cómo había pasado, porque me subió a la habitación de nuevo. Cerró las ventanas y nos quedamos en la tenue oscuridad de la habitación.


Sus besos, su cuerpo sobre el mío parecía un sueño. Todo él era tan angelical, todo me hacía sentir tan maravillosamente feliz. Lo quería todo para mí.


Era demasiado ridículo ya que él era solo mío. Pero algo dentro de mí ser me decía que tenía que disfrutar todo mientras podía.


Empezó a besarme el cuello hasta llegar a mi cintura, y mientras lo hacía comencé a recordar cuando nos dimos nuestro primer beso.
Ese recuerdo me lleno de felicidad, creo que los recuerdos más viejos eran los mejores de mi vida. Pero en ese momento sentía pasión y… no amor. Eso me hizo sentir mal.




Cuando ambos nos bañamos y nos vestimos. Edward se me acerco y me dijo:
- ¿Qué quieres hacer hoy?
- MMM… bueno lo que quería hacer ya lo hicimos – le dije un poco avergonzada recordando lo que habíamos hecho en la cama.


El hizo una mueca chistosa.
- creo que deberíamos ir a apuntarnos a la Universidad…
- Si – accedí


Ambos salimos de aquella casa lujosa en un deportivo último modelo. En realidad teníamos toda una colección de autos lujosos.
Manejo por la calle de casas lujosas, y salimos a la ciudad.


Cuando llegamos para apuntarnos a la Universidad. Todos los chicos y chicas nos volteaban a ver por el automóvil en el cual viajábamos.


- Creo que no debimos traer este auto, Edward – le exprese con angustia ante tanta atención puesta en nosotros.
- Pues, la verdad no lo pensé – me dijo estacionándose – Diremos que es de nuestros padres …
- Ok –acepte esa clase de historia


Salimos del automóvil y algunos chicos detuvieron a Edward para preguntar las cualidades de su auto. Aunque Edward trataba de no ser grosero era demasiado difícil con todo un grupo de jóvenes preguntando. Aun así lo jaloneé de allí, para seguir hasta la dirección.


Llegamos a la dirección después de una disputa de miradas por mi parte a las jóvenes universitarias que veían a Edward tan coquetamente, él comenzó a llenar una hoja de datos al igual que yo. Esto era rutina, pero esta vez la llenábamos para la universidad. Triamos con nosotros las cartas de aceptación a esta Universidad de San Diego.
Tal vez no era de las prestigiadas Universidades pero, nosotros solo queríamos tener una nueva experiencia, además de que nuestra casa no se encontraba lejos de ella.


Cada uno se registro con diferente apellido y yo con la dirección de nuestra ex casa de Canadá. Ante los ojos de todos íbamos a ser novios muy unidos. Pero éramos más que eso.


Tal vez después de todo si estaba molesta con él al aceptar la mansión que nos había regalado Marco. El año que vivimos en Canadá fue magnífico, pero algo dentro de mí había cambiado y no sabía si era por el cambio de casa o por el tiempo transcurrido como humanos.


Aunque también había algo que me preocupaba… veces recordaba cosas que parecían tan reales, esos recuerdos me abrumaban y me hacían dudar de mi propia vida que tenía en la actualidad.


Volví a la realidad. Terminamos de hacer todos los trámites posibles y regresamos a casa de nuevo.


Entramos a nuestra casa y él se sentó en el sillón para descansar de estar casi toda la mañana y el resto de la tarde de pie. Cuando éramos vampiros el estar de pie no nos cansaba para nada, más bien siempre teníamos energías para todo. Pero volviendo a ser humanos era claramente distinto.


- Uff - vocifero Edward cansado – ¡Eso se estar de pie es demasiado! – Se quejo levantando sus pies en el sofá - ¿Avril, no estás cansada? – Pregunto sorprendido – ¡Avril!


Yo lo escuche de lejos…


En ese momento contemplaba una foto nuestra que se encontraba en una mesa en medio de la sala, esa foto mostraba nuestro primer día como humanos.
De eso ya hacia un año.
La mire no porque me encantara esa foto, si no porque de pronto sentí una cierta familiaridad en esa foto.
Usualmente siempre me pasaba esto con frecuencia.
Lo conocido de los arboles detrás de nosotros se me hacían tan familiares, tan míos, tan propios que por un minuto pensé en un bosque frondoso con ciervos.


Si, una imagen en la cual me encontraba cazando una manada de ciervos. Pero yo no me encontraba sola en ese entonces, si no que había alguien allí conmigo…


Una imagen que no sabía que podía encontrarse allí, de pronto despertó rápidamente y me mostro una escena de la cual no sabía que pudiera existir.


Edward y yo hablábamos en un bosque muy parecido a ese, después de a ver saciado nuestra sed de sangre con los ciervos.
Este Edward era un vampiro ya que su piel se veía tan perfecta y sus ojos de color miel.


Nos separamos de nuestras victimas de ciervos y comenzamos a caminar.


- Avril, - me había dicho en ese entonces - ¿tienes una plan, no es así? – su voz sonaba desesperada por la reciente información que le había contado esa misma mañana por la nueva manada de licántropos


Yo no le di ninguna respuesta. Solo seguí caminando a lado de él.
Pensaba en todo el enredo que tenía ante mí.
- Te conozco, - me dijo caminando a mi lado - O creo conocerte… - se detuvo y me dijo – Confió en ti – al ver mi semblante neutro cambio de tema - Necesito ver a mi hija. Crees que será prudente ir a verla


Me detuve y lo mire.
- No debes pedirme permiso – le espete – Últimamente me ciento la cabeza de todo este asunto y… no es así. – Le negué- No soy la cabeza de esta masacre, no soy la líder y mucho menos seré la responsable de lo que llegue a suceder.


Edward suspiro y bajo la cabeza para pensar con las manos cruzadas en su pecho.
- Avril, sé que no lo eres, pero… debes saber que gracias a ti al menos tenemos una esperanza – dijo con voz suave – Tenemos que pelear con todo para seguir viviendo
- ¿vivir? – le exprese con rabia contenida – Yo no tengo una vida. Habla por ti mismo Edward. Porque lo único que me espera en el futuro es todo sin cambio alguno y “soledad y sangre”. – Hubo un silencio en donde solo escuche el aire del Norte – Mi futuro es un asco y ser un vampiro no es lo mas maravillo del mundo, como cree tu recién convertida esposita Bella


Anthony se molesto ante mi último comentario de su esposa.
- Bella tiene ocho años de vampira – me dio a conocer la cifra exacta del nacimiento de su esposa – Y ser vampiro no es tan malo como siempre has pensado
- ¡Por favor! – le rezongué – Ambos sabemos que lo nuestro no era ser vampiros, Anthony. – Lo mire más de cerca – Aun puedo verlo en tus ojos,- sus ojos brillaron – Si, allí esta. Tal vez quieras esconderlo, pero a mí no me engañas tan fácil como a tu familia. Sé que quieres volver a ser humano, - me aparte y agregue – Claro si es que tuvieras una oportunidad.
- Entonces si no vienes ayudarnos, ¿Por qué viniste? – me pregunto con una ceja arriba


Si esa era la pregunta correcta y la que había esperado de él.


- Pues piénsalo – le respondí indiferente – Tengo muchas razones y una de ellas eres tú
El se quedó tan quieto que temí que se había quedado allí como estatua. Se había tensado ante mi respuesta.
- No sé qué planes tengas en su manos y no sé exactamente que quisiste decir con eso, pero…Mi eternidad es perfecta con Bella y mi hija Nessie – me aseguro con todo el corazón – No te metas en esto, Avril


Camino con dureza atreves del campo del bosque y yo me quede allí contemplando su espalada.
Pero como solía hacer hable de nuevo.
- Tienes razón – coincidí con el – No debo meterme en tu vida. – camine hasta pasar a lado de él.
- Quiero ir a ver a mi hija, “Ahora” – me ordeno enojado. No me estaba diciendo que debía pensarlo, si no que ya lo había decidido
- Muy bien, de todas forma iba haber como andaban las cosas con nuestros aliados licántropos – le dije caminando hacia el bosque sin pretender reclamarle algo en lo absoluto. Camine decidida y antes de enseñarle el camino para ir hasta su hija le exprese – Somos uno Edward y tú debes estar conmigo… ¿lo sabes no?
- Eso ya fue hace mucho tiempo – me dijo en un susurro y luego me prometió – Pero si salvas a mi familia… me quedare contigo…


Comencé a reírme por su proposición.
- A veces no funciona así, porque el futuro ya está escrito. – dije eso y me eché acorrer hasta donde se encontraba la hija de Edward…


Fue un flash. En ese momento Edward se encontraba con ambas manos en mi rostro mirándome preocupado.
- ¡Avril! – me llamaba


Yo reaccione después de que ese flash de pensamiento se fue.
- ¡Oye, Avril!
Lo mire por fin y pase saliva.
¿Qué tal si esta vida era falsa? Ese recuerdo se veía tan vivo como en ese mismo momento mirando a Edward a los ojos. Si, esos ojos verdes me decían que nuestra vida no era real.


- Edward – me disculpe – Lo siento tanto. Yo no quería, en realidad esto no era el plan, en verdad lo siento. Yo no sé cómo puede hacerlo…
Hablaba tan rápido que cualquiera que viera esa escena diría que yo me encontraba loca o paranoica.
Caí al suelo de rodillas y empecé a lloriquear.


- ¿de qué hablas? – me pregunto tirándose a lado de mi para abrazarme
Comencé a llorar como una niña pequeña. Llore en el calor de su pecho y sus brazos me hicieron sentir más calmada, pero al mismo tiempo culpable.


Culpable de algo que no tenía idea. Culpable de muchísimas cosas que tenia dentro de mí. Culpable después de todo.

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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