Cap 21: Despertar: Rayo de Sol

Por Diana Méndez   Publicado a las  2:10 a. m.   0 comentarios


Capítulo 21: Absurdo premio

Narrado por Avril

- ¿Qué fue eso? – le pregunte asustada

- Solo fue mi Don
Samantha me dedico una sonrisa de orgullo ante su Don. Ella nos había sacado de la guerra, y nos había traído al mismo campo pero más limpio y verde. Sin mencionar que era de día.

No comprendía cómo nos encontrábamos aquí.

- ¿Cómo?...
- ¿Cómo llegamos aquí?
- Si – le respondí

Tomo algo de aire innecesario y deslizo sus ojos a lo lejos
- Solo te traje fuera de toda esa guerra
- Si – le dije desesperada – ¿Pero dónde estamos?
- En el mismo lugar, solo que un mes después de la batalla – se quedo callada – Si, eso creo – luego volvió a mirar de nuevo a lo lejos - ¿quieres que te lleve a algún lugar?
- Yo…
- A casi se me olvida – comento con voz cansada sacando una pequeña nota de su bolsa – Esto es tuyo

Mire la nota que traía en su mano. La última vez que había leído una nota era para agradecerme por haber vendido de alguna forma a los Cullen y a todos sus amigos.
La tome y trate de abrirla con cuidado. Mis manos empezaron a temblar y luego antes de leerla tome aire.

“Samantha. Si regreso, solo llévame a las afueras de Roma. Avril”
Esta era mi letra y mire a Samantha sin comprender.

- Me la diste después de que desapareciste – me anuncio – Así que te llevare a Roma.
- Gracias… - no sabía que mas decir
- No agradezcas – se detuvo a delante de mi – Es más fácil llegar, que huir. ¿Pero no entiendo porque Roma?
- Ni preguntes, porque no sé nada. – le dije sinceramente mientras arrugaba esa pequeña nota para meterla en mi bolsa

Yo también me preguntaba: ¿por qué Roma?

- No es mi problema – dijo Samantha indiferente – Solo te llevare

¿Qué significaba eso? Ella sonaba molesta

Después se acerco más a mí y me tomo la mano. Pero no fue como la primera vez con demasiada luz, solo fue un parpadeo y ya estábamos allí.
En Roma…
Las calles lucían pequeñas y vacías, pensé por un espantoso momento que me había quedado ciega pero rápidamente descubrí que solo era de noche.
Nos encontrábamos ante una gran Iglesia y atrás de mí había una plaza pequeña con varios caminos para bajar a una pequeña comunidad.
- Llegamos – dijo nerviosamente Samantha mirando alrededor – Lamento no quedarme, pero no deseo ver a nadie aquí
- Samantha – le tome del brazo - ¿pero a donde se supone que iré?
- No lo sé – me dijo indiferente – Solo haz lo que tienes que hacer y cuando descubras todo, llámame
- ¿Cómo? – no había entendido todo lo anterior porque Samantha lo había dicho muy rápido
- Solo grita mi nombre diciendo: “Samantha descubrí todo y ahora quiero…”, bla, bla – dijo desesperada sin percatarse que en realidad el ¿Cómo? Era porque no había entendido nada de lo anterior.
No tuve tiempo de decir algo más o de quejarme que me dejara allí sola, porque ella se esfumo en la noche enfrente de mis ojos.
¿Cómo podía hacer eso? No tenía idea alguna.


Un aire muy frio me cubrió y me cubrí con mis propias manos mis brazos para frotármelos. Camine hacia la gran puerta de madera que era la entrada de esa Iglesia para tratar de entrar, pero fue imposible. Empuje una y otra vez, pero estaba muy cerrada con seguro y una especie de tranca.
Mire la puerta molesta y preocupada por no tener protección de ese frio.
Debía estar asustada por estar en un país desconocido, pero algo me decía que todo estaba yendo magníficamente. Pero no entendía que debía hacer en ese momento.
Mire a todas direcciones, para encontrar un lugar donde pudiera pasar la noche, pero no había nada. Solo casas cerradas e incluso sus luces apagas.
¿Cómo me vería yo tocando una puerta en la mitad de la noche?
Como toda una loca total – pensé
Mis dientes empezaron a titerear por el frio extremo que tenia. Por lo mismo no me percate que en se mismo momento la puerta de esa gran iglesia se abrió de par a par y salieron dos personas de allí. Sus siluetas se veían grandes por la gran luz que había adentro.
Me acerque esperanzada y alegre.
Grave error.
Cuando los vi, supe enseguida que eran vampiros y lo supe, por sus ojos rojos como la sangre propia.
Después de tener una enorme sonrisa, mi semblante quedo helado con un rostro asustado y al mismo tiempo paralizado.
Esos dos vampiros sonrieron al mismo tiempo.
- Un refrigerio de media noche…. – dijo ese vampiro mostrándome los dientes
El otro solo sonrió cruzándose de brazos feliz
- Veremos quien la gana primero – inquirió el otro sonriéndole a su amigo
- Muy bien – acepto y luego con una ceja arriba que me dedico me dijo – es momento de correr
Claro, yo ya había pensado eso. Pero también sabía que era inútil correr cuando hay vampiros acechándote con matarte.
Solo por instinto había dado varios pasos atrás para alejarme un poco de ellos, pero sabía que no podía escapar y mis esfuerzos no iban a tener un resultado bueno.
Tenía que aceptar que ya estaba más que muerta.
- Esperen – tercio una voz detrás de ellos
Los dos vampiros se incorporaron y asintieron con la cabeza obedeciendo
Aquel joven vampiro tenía un cabello ondulado de color castaño y sus ojos rojos como los otros dos.
¿Pero porque se me hacia tan familiar?
Ese chico se me acero y me miro fijamente por algunos minutos. Minutos que se me hicieron eternos y los cuales me sentí demasiado incomoda ante su mirada. Hasta que por fin acepto algo que no tenía idea y comenzó a reírse.
- No puedo creerlo –comenzó a decirme ese vampiro como si fuera una de sus amigas – Mira que eres demasiado terca cuando se trata de ti
Pasó una de sus manos sobre mi hombro y me hizo caminar a dentro.
¿Hablaba conmigo como si yo fuera una conocida de él?
- Lamento tanto que estos dos invencibles – seño a los dos vampiros que hacía unos minutos me hubieran convertido en su “refrigerio nocturno” – Quisieran alimentarse contigo, Son nuevos – pasamos a lado de ellos y le dio una serie de recomendaciones para ir a casar y volver a una decente – Sabes desde que te fuiste nada ha sido igual. – Volvió a mirarme de reojo cuando nos encontrábamos enfrente de un elevador
¿Cómo habíamos llegado a un elevador? En verdad estaba tan asustada que no veía nada que no fuera el vampiro que me dirigía a un lugar desconocido para mí, o al menos para esta Avril humana.
- Las cosas son un poco más aburridas de lo habitual – prosiguió mientras esperábamos que bajara el elevador solicitado – Aun no puedo creer que en verdad lograras ser humana, la persistencia se te da – sonrió mientras entrabamos al elevador.
- ¿A dónde vamos? – le pregunte con un hilo de voz
El me miro indiferente
- Con los Vulturi – me contesto sin darle importancia – Tu visita es de suma importancia para ellos – y luego tatareo la música del fondo – Sabes cuánto esfuerzo han puesto los Vulturi para no matar a …


En realidad no lo escuchaba desde la parte de: “Con los Vulturi”. Me había congelado y no lo digo literalmente, porque en verdad sentí que en cualquier momento me desmayaría o no volvería a hablar.
- … aunque gracias a Floreta han podido controlarlo – proseguía ese vampiro platicándome
¿Cómo escaparía de aquí?
¿Pero qué estaba pasando con mi vida?
- … ya sabrás cuando lo veas - dijo cuando se abrió la puerta del elevador – gracias a ti, todos nosotros estamos aquí – me sonrió con sus colmillos los cuales me hicieron sentir escalofríos - ¿confundida, no? – preguntó antes de abrir una puerta muy grande
- Sí, mucho – le respondí lentamente sin querer respirar por el miedo contenido
- No creo que tengas oportunidad de entenderlo…
¿Qué quería decir con eso?
Ese vampiro abrió la puerta y entramos ambos a una gran habitación de mármol iluminada con velas incrustadas en las paredes.
Y allí se encontraban tres vampiros sentados en una silla parecida a un trono, pero tres sillas igualadas.
Cuando entre detrás de ese vampiro que técnicamente me había hecho entrar en contra de mi voluntad uno de esos Vulturi me miro y me saludo con un movimiento de cabeza. No sabía de quien se trataba, pero su largo cabello rubio me decía que era de fiar.


Mi presentimiento siempre eran tan extraños y más cuando no sabía nada. Solo sabía una sola cosa, todo iba genial.
¿Pero porque sabía eso? No tengo idea
- Pero si es nuestra querida Avril – dijo uno de los Vulturi de cabello negro acercándose a mi – ¿A qué debo tu gran visita?
En realidad era una excelente pregunta y no tenia respuesta para ella.
Estuve a punto de abrir la boca para decir “no tengo idea alguna”, cuando ese mis Vulturi de aspecto aburrido hablo por mí.
- Es obvio, Aro – le argumentó aquel Vulturi levantándose – Ella viene por su ultimo pago o como se le dice; “su premio”
- Marco – comenzó a decir Aro con una mano en lo alto – Lo sé – le dijo algo molesto – Solo bromeaba con nuestra querida amiga y fiel seguidora nuestra – Me miro y luego dijo – Solo quería probar que ella no recuerda nada en lo absoluto, cosa que me parece graciosa y de gran ayuda.
Hubo un silencio de expectación y muy incomodo para mí ya que todos me miraran e incluso los guardianes que se encontraba detrás de ellos.
- Solo acaba con esto, Aro – tercio el tercer Vulturi
- Por supuesto – acepto y luego le ordeno a alguien lo siguiente – Tráelo ante nosotros
- Si, amo – dijo esa chica de cabellos de color oro y salió con paso decisivo por una puerta subyacente
Lo que paso a continuación, fue lo que me temí. Aro comenzó a gradecer por mi ayuda o como me había reprochado Edward en su momento “mi traición”. Tenía ganas de vomitar por todas la cosas que había hecho y aun no podía creer que en verdad siendo vampiro yo hubiera tenido un corazón frio para ese tipo de cosas.
Creo que no era yo – pensé consolándome - Nunca debía convertirme en vampiro…
La habitación se lleno de risas de Aro, con reproches de Cayo y con las miradas que Marco me lanzaba a cada minuto.
Pero nada fue comparado con lo que estaba a punto de ver. Nada me preparo. Nadie me advirtió.
Nadie, absolutamente nadie, me dijo que me sentiría sucia y manchada de sangre. Porque al verlo salir de esa puerta, sentí un gran peso de pecados cayendo sobre mis hombros y mis manos llenas de todas las esperanzas que nunca se cumplirían. Todo por mi culpa.
¿Acaso ese era mi premio? Este era un absurdo premio. Lo quería, pero no así.
Me sentía asqueada de mi misma. Sentía que no valía nada.
Mi corazón se detuvo cuando esos ojos ámbar me miraron y me desarmaron. No tuve la fuerza suficiente de sostenerle la mirada. No cuando, él me miraba.
¿Cómo mirarlo a los ojos? Pero debo decir que no dio señales de reconocerme.
Desvié mis ojos hacia otro lado y me sentí trastornada por miles de sentimientos azotando mi alma.


- Dime, Aro – dijo esa voz que tantas veces había escuchado
No quise mirarlo y mire el parpadeo de una vela
¿Pero porque se oí tan obediente? ¿Qué había pasado con él?
- Solo quiero que estés a mi lado, por el momento – le ordeno Aro
- Si, Aro – respondió obediente
Su respuesta me hizo hervir la sangre.
Todo era mi culpa. Todo, absolutamente todo.
No, ya no aguantaba. Sin contenerme le pregunte:
- ¿Qué haces aquí, Edward?...
Él me miro sin comprender.

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
Lee más en: Conócenos

0 Comentarios:

¡Anímate a comentar, siempre y cuando sea con respeto! Bienvenid@s.

Sube de nuevo ↑
Bienvenidos

    Bienvenido a la web de Diario Twilight. Llevamos siete años trayéndote las mejores noticias de La Saga Crepúsculo y su elenco. Haz parte de nuestras redes sociales y no pierdas detalle

Seguidores Blogger

Vsitas

© 2015 Diario Twilight. WP Mythemeshop Converted by Bloggertheme9
Blogger templates. Proudly Powered by Blogger.