Cap 17: Vueltas Inevitables

Por Diana Méndez   Publicado a las  2:25 a. m.   2 comentarios


Capitulo 17

Emmett

No podía haber hecho otra cosa. El doctor me había advertido seriamente que Edward no podía alterarse. Y por como estaban las cosas Edward estaba alteradisimo. Y estaba completamente seguro que si hablaba de como estaba Bella caería en coma. Aunque no le había mentido. No había salido de esta habitación desde que Edward llegó a ella. Desde que lo sacaron de la sala de operaciones no me he movido de su lado, y no estoy para nada arrepentido. Sonreí al pensar que Edward no había hecho lo mismo con migo. Sino ¿Como es que estaba tan vinculado con Bella? 

Edward siempre había sido de corazón frágil. Más aún que yo. Aunque él lo disimulaba mucho. En cambio yo, no podía guardar ni un puto secreto. Ahora comprendía porque no me hacían participe de la preparación de ninguna fiesta sorpresa. Miré a Edward. Siempre aparentó un tipo duro. El tipo con el que no te gustaría cruzarte en la calle. A pesar de su corta edad Edward ya era un hombre. Pensar que antes era solo un niño... había dejado de ser un niño desde que se presionó el gatillo. Sentí una punzada en el pecho. Como si me estuviesen clavando algo de mucho filo en el corazón. Miré a Edward con ojos cristalinos. ¿Alguna vez me perdonaría por haberlo defraudado? ¿Por haber fallado como hermano mayor? Rezaba día a día para que así sea.

Eran más de las dos de la mañana y sentía el trasero entumecido. Pensé en moverme al sillón de la esquina que estuve utilizando estos días pero algo me lo impedía. De pronto recordé a Bella nuevamente. Edward parecía realmente preocupado por ella. Debería al menos... no se... ver si estaba bien.
Dejé de engañarme a mi mismo y me dí cuenta de porque no quería saber como estaba. Ya SABÍA que estaba mal. Lo presentía. Además Rose ya me lo había dicho y yo no pedí detalles.


Rose era una mujer maravillosa. El único ancla además de Alice en el que podía sostenerme en estos momentos tan difíciles. Ella solo me abrazaba y me mimaba y me trataba con una confianza como si hace años que nos conociéramos. Era dulce aunque también dura. Sabía que ella estaba mal por Bella por lo que nos consolábamos el uno con el otro. Justo en ese momento escuché el chirrido de la puerta al abrirse. Cerré los ojos. ¿Quien sería ahora? ¿Alice? ¿Rosalie? Me sentía verdaderamente mal. ¿Cuando terminaría todo esto? ¿Es que algún día podría irme de este maldito hospital? Ya lo sentía como mi segundo hogar, pensé con ironía amarga. Aún no estaba curado del todo, de hecho aún me dolían los huesos y músculos. Sí, aún. Pero mi médico me dio el alta ya que sin importar si me la diera o no yo ya me había ido.


Unas suaves y delicadas manos se posaron en mis hombros desde atrás. Sonreí con tristeza al estar completamente seguro de que era Rose. Siempre era así de delicada. Además su tacto me ocasionaba una paz sustanciosa. Y una sensación deliciosa en forma de escalofrío me recorría todo el cuerpo al sentirla cerca de mi.
Apretó mis hombros con delicadeza. Siempre tan delicada. Fue bajando con suavidad acariciándome los brazos. Sentí una descarga eléctrica cuando sus manos llegaron al final de mi camiseta y sentí su piel contra la mía. Aún no abría los ojos. Rose dejó de tocarme. Sentí como caminaba con sus tacos y se ponía frente a mi. Sentí su rostro frente al mío. Acercó su mano a mi rostro. Aún con los ojos cerrados sentía su cercanía y como si nos tratásemos de dos imanes con polos opuestos sentí esa necesidad urgente de tocarla. Era tan genial estar cerca de ella.... tocarla, abrazarla..


Me acarició la mejilla con delicadez. Su pulgar creaba círculos en mis pómulos. Una y otra vez. Incliné mi rostro para apoyarme en su mano. Amaba su contacto. Despertaba cada pequeña fibra de mi ser. Me hacía olvidar todo. Tan solo su suave piel contra la mía. Entonces recordé su rostro. Sus ojos celestes y hermosos. Siempre expresando calidez y apoyo. Su nariz recta y refinada. Su cara definida y hermosa. Sus pómulos. Amaba sus pómulos. Y amaba como se sonrojaban cada vez que me veía. Como sus largos y finos labios sonreían al verme. Su sonrisa era tan hermosa, amaba que sonriera y muchísimo más si era por mi. Recordé su pelo. Rubio, por no decir dorado. Abundante y hermoso. Tan largo que le llegaba hasta la cintura. Le daba un aspecto tan mágico. Deseé fervientemente enterrar las manos en el y comprobar si era tan suave y esponjoso como parecía. Y recordé su olor. Ese olor a nuevo. A vida. Rose siempre olía a flores y sabía la razón y eso solo hacía que me gustara más. Le encantaban las flores y si podía se pasaba el día entero con ellas. Cada vez que la abrazaba me embriagaba de la manera más maravillosa que podía recordar. El olor de las flores mezclado con su propia esencia. Ese perfume que se me quedaba impregnado como una segunda piel. Y su tacto... su tacto era la mejor sensación que había tenido en mi vida. Me hacía cerrar los ojos por lo agradable que se sentía. La corriente eléctrica. El deseo de más. de tocar más y de estar de esa forma para siempre.


Rose ya no me acariciaba. Sentía sus manos en mis muslos como si se estuviera apoyando en ellas para mantener el equilibrio. No aguanté más y abrí los ojos. Y la vi. Aún estaba ahí. Seguía ahí. No eran alucinaciones mías. Un ser así de mágico existía y me estaba apoyando. Ayudándome a afrontar los momentos más difíciles de mi vida.
Ella me miraba. Fijo a los ojos. Con una emoción que no entendía, la cual estaba casi seguro que era la misma que reflejaban mis ojos. Victoria había desaparecido de mi vida tan rápido como Rosalie había aparecido. Sin ella yo estaría muerto de dolor retorciéndome por los pasillos o seguramente cayendo en alguna droga para aliviar mi dolor. Ella era toda mi droga. Todo lo que necesitaba ahora. Le sonreí con lagrimas en los ojos. Era una sonrisa entre tímida y triste. Rose sonrió a su vez. Tímida y triste. Pero feliz. Se le veía en los ojos que los tenía tan cristalinos como los míos.


Estaba apoyada sobre la punta de sus tacones haciendo equilibrio. Con las rodillas flexionadas. Estaba a unos centímetros por debajo de mi, ya que la silla en la que estaba sentado era más alta. Le tomé las manos con delicadeza y cariño y las alcé suavemente. Ella entendió y agrandando su sonrisa, se paró. La acerqué a mi sin perder nuestro contacto visual. La acerqué a mi y cuando estuvo lo suficientemente cerca empuje sus manos hacía abajo. Ella sonrió tímida y se sentó en mis piernas de costado. Sonreí como un idiota. La sensación me fascinaba Nunca habíamos estado tan cerca. Le solté las manos y las pasé por su cintura acercándola más a mi. Ella se recostó en mi pecho y me miró con los ojitos brillantes, como si fuese una niña esperando un juguete. Sonreí ante la comparación. Rose se ruborizó. La acerqué más a mi. Amaba cuando se ruborizaba. Le daba un aspecto muy tierno. Sonreí. Solo para ella. Solo por ella sonreía. Me sonrió con emoción. ¿Habría interpretado el mensaje? Eso esperaba.


Miré sus ojos profundamente. Todo estaba en su lugar. No sentía nervios y eso era muy raro. De igual manera sentía que lo que hacía era lo correcto. Y en sus ojos y en su sonrisa tímida y en su adorable sonrojo vi que ella quería lo mismo que yo. Lentamente, muy lentamente, me acerqué a ella. Al fin despegué mis ojos de los suyos y miré sus labios. Rojos y húmedos tras habérselos mojado con la lengua con antelación. Me acerqué a ella con lentitud. Como si tuviéramos toda la eternidad para hacer lo que íbamos a hacer. Hasta que sentí su rápida respiración contra mi rostro. Hasta que sus latidos acelerados se acompasaron a los míos. La miré a los ojos. Estábamos tan solo a un par de centímetros. Nuestros labios casi se chocaban. Y sin más, la besé. 60


Alice


Me moví inquieta de un sueño feo. Odiaba tener pesadillas. Cuando estuve completamente en el mundo de los mortales sentí como alguien me apretaba la mano.


-Alice, cielo, abre los ojos.- Jasper me hablaba en mi oído con calma aunque con el tiempo que llevaba conociéndolo distinguí un ápice de de desesperación en su voz. Abrí los ojos lentamente para encontrarme de llano con los ojos y el rostro de Jasper. Me sonrió preocupado. Triste, aunque tranquilo.


-Esto es el colmo, chicos. Ya no lo soporto. Todos están internados, ¡Maldición!- Dijo Emmett caminando de un lado para otro.


-¿Emmett? ¿Que haces aquí - Dije confundida. Apenas sabía que es lo que hacía yo ahí. Cuando de repente...- ¡Bella! ¿Donde está? ¿como está? ¿Ya la vieron los médicos? ¿Está bien?-Lancé todas mis preguntas de una, desesperada.- ¿Está... viva?- Dije lo último en un pequeño susurro. Jasper apretó mi mano y medio como que sonrió.


-Esta viva. Ali.- Dijo. Pero me daba la sensación de que falta el infaltable... pero. Pero como Jasper no parecía muy dispuesto a continuar lo ayudé a continuar.


-Pero...- Dije con un hilo de voz. Me alegraba de que Bella estuviese viva. Pero daba igual, tal vez se había convertido en un vegetal verde y sin embargo decían diciendo que estaba viva.


-Esta grave Ali. Pero mejorara, solo hay que esperar. - Asentí. Me concentre en Jasper. En sus ojos. Había algo... algo que no estaba bien. No solo era preocupación sino miedo. Frunci el ceño


-Jazz? Que sucede?- Me miro, certificando que estuviera ahí. Como si quisiera rememorar cada facción de mi cara.


-Alice, cuando te encontré yo... cuando gritaste así y lloraste y te desmayaste.... te juro que casi me muero. Lo único que me retenía eran las ganas de ayudarte. Alice por favor no vuelvas a hacer algo así, por favor...- Dijo en un susurro mientras dejaba caer su cabeza en mi cuello. Sentí unas suaves lagrimas recorrer mi cuello. Estaba por decir algo cuando sentí un sutil ruido. El chirrido de una puerta al cerrarse; y supe que Emmett nos había dejado solos. Tome la cabeza de Jasper con las manos y lo levante para que nuestros rostros estuvieran uno en frente del otro. LE dedique una sonrisa. Mostrando-le todo lo que lo amaba y necesitaba. Dejando a un lado por un momento el recuerdo de Bella. Concentrándome en sus ojos. Me sonrió a su vez. Y lentamente e beso los labios. Con ternura, con adoración. Se separo de mi despacio y e miro con ojos brillantes y una sonrisa en sus ojos.


-Feliz día de San Valentin, mi vida. - Dijo con una bella sonrisa en su rostro. e beso de nuevo para luego sacar de su bolsillo una delicada caja azul con un delicado lazo dorado trazado en los contornos de esta. Era larga y finita. Se notaba que era de joyería Sonreí por el detalle para luego sentirme culpable. Ni siquiera sabia que era San Valentina.- No te preocupes. Sabia que no podrías acordarte con todo esto...- Empezó Jasper de manera dulce y conciliadora.


-Tu te acordaste...- Dije yo con mi puchero triste.


-Déjame terminar.- Gruño con una sonrisa divertido.- Como sabia que no podrías estar pensando en cursiladas en estos momento también compre algo para que tu e regales a mi.- Dijo con una sonrisa traviesa. Lo mire sorprendida, para luego soltar una carcajada. Algunas veces Jasper se salia con unas cosas....


-Te amo.- Le dije sonriente. El era el único capaz de hacerme sentir así.


-Te amo.- Dijo con los ojos brillantes para luego besarme.




Emmett


Vague por el pasillo sin destino fijo cunado un enorme cartel en la puerta de una de las habitaciones del hospital llamo mi atención Todo pintado de rojo, lleno de corazones y bebes con alas y arcos. San Valentin! Solté una carcajada tan estruendosa que las familias de los que estaban en las camas del hospital me miraron mal. Me mordí la lengua para no soltar otra. Como podía ser san valentin hoy? 14 de febrero? en serio? De repente e comencé a preguntar si estaba borracho. Porque me reía si el año anterior yo lo festejaba con todas las luces con Victoria.Gruñi frustrado por el rubo de mis pensamientos. No! No soy bipolar!


Seguí mi camino todavía sin rumbo. Era como si una fuerza me llevara por si sola, y yo, solo me dejara llevar. Camine por un par de pasillos mas, aun si saber que buscaba hasta que algo me dijo que debía doblar. Doble. A la derecha había una puerta blanca, cerrada. Entre. Sin pensar, solo entre. Dentro se encontraba esa persona que sabia sin saber que estaba buscando. Sonrei por inercia al saberlo. Giro su rubia cabeza para mirarme. Su rostro estaba adornado por una preciosa sonrisa


-Ya me extrañas?- Dijo en tono burlón mientras alzaba una ceja.


-Por supuesto.- Dije sonriendo, No habíamos formalizado nada ya que para mi desgracia, era demasiado pronto. La abrace sonriendo por el simple hecho de sentirla en mis brazos cuando recorde el cartel rojo lleno de corazones.


-Feliz San Valentin preciosa - Le dije en un susurro en su oreja. Sentí su sonrisa en mi pecho. La apreté mas para luego soltarla - Hay algo que quiero darte.- Dije separándome - No te diré que me acorde de esta fecha pero lo cierto es que hay algo que me gustaría que tuvieras. Así no te olvidas de mi.- Dije sonriendo levantando las cejas. Ella sonrió de oreja a oreja esperando, expectante.


Me lleve las manos al cuello y debajo de mi playera apareció una cadena de metal con las iniciales EC en ella colgándole. La llevaba desde que tenia memoria.


-Mi papa biológico me lo dio cuando cumplí diez años. Recuerdo que en ese momento no le di valor. Estaba enojado por que no me habían comprado comprado alguno de esas videoconsolas que se vendían en ese entonces. Me enoje tanto que tire la caja lejos y subí con lagrimas en los ojos a mi habitación Al rato subió mi madre. Me dijo que a veces las personas cercanas a ti, a pesar de saber que lo sentimental estaba muy sobre los objetos, intentaban demostrar ese amor que te profesaban mediante pequeños detalles personales. No le entendí en ese momento pero me convenció de bajar y pedir disculpas como solo ella podía hacerlo. Me dijo que estaba actuando de manera infantil y que ya tenia 10 años. También dijo que Edward e estaba viendo para luego imitarme y que por eso debía cuidar mi comportamiento frente a el. Refunfuñando hice lo que me pedía Me puse el collar y baje a dar las gracias. Recuerdo que jamas, JAMAS, me lo he sacado desde entonces. Bueno, excepto cuando ingrese al hospital ya que debían desnudarme. Aunque apenas recupere la conciencia me lo coloque de nuevo. Rose, sin peros, sin porqué, te pido de todo corazón que lo aceptes y que no te lo quites jamas.- Rose tenia los ojos llorosos y me miraba con una sonrisa entre feliz/triste/emocionada y orgullosa. Yo solo le sonreí con amor.


Asintió. Y una lagrima cayo por su mejilla y sin poder evitarlo otra cayo por la mía. Le hice señas para que se diera vuelta y agrandando la sonrisa, así hizo. Le corrí delicadamente el cabello rozándole el cuello, dejándolo a un lado. Y con mucha lentitud le ate el collar, En cuanto termine apoye la frente en su hombro dejando mis manos en su cintura, pegándola a mi pecho.


Casi en un susurro inaudible le susurre- Te Amo- Pero ella me escucho. Se giro de inmediato y solo pude deslumbrar una enorme sonrisa ya que al instante se lanzo a mi cuello. La abrace con fuerza escondiendo mi rostro en su cuello.- Yo también te amo.- Dijo en mi oído. Y esas dos simples palabras se convirtieron en mi gloria. 136


Edward




Con todo el dolor de huesos y músculos posibles apoye un pie en el suelo. Dios! Como todo me podía doler tanto! Baje el otro paso. Y al apoyar todo el peso de mis pies en el suelo sentí que la vista se me nublaba y por un momento vi todo blanco. Me apoye en la cama para no desmayarme. De verdad estaba jodido. Y Bella estaba peor que yo! Dios, rogaba para que no. Cambie de lugar mis manos y me apoye en la silla que solía utilizar Emmett. Agradecía seriamente que este no estuviera presente. Me sedaría como el muy maldito ya había hecho. Definitivamente, no podía confiar en mi hermano. Lentamente, paso a paso, fui avanzando. Hasta que para mi suplicio escuche la puerta abrirse. No se que pares de ojos estaban mas abiertos, si los míos o los de mi visitante.


-Que rayos estas haciendo Edward? - Dijo Tanya enojada. Maldita sea! No podía ser alguien mas?


-Donde esta Bella, Tanya? Se que lo sabes. Por favor dime donde esta. Y si por lo menos me quieres un poco ayúdame a llegar.- Rogué desesperado. Desde antes ya dudaba si llegaría a la puerta en dos pies y consciente, que opción tenia si en cima tendría que pasar sobre Tanya?
Tanya me miro seria un rato. Para luego fruncir el ceño. La consocia lo suficiente para saber que estaba considerando la idea.
A pesar de nuestras diferencias y constantes peleas y desacuerdos, era mi hermana. Y la quería, mucho. Y rogaba por que el amor fraternal sea reciproco. Si no estaba en el muelle.


-Edward.- Dijo seria.- Ni siquiera puedes mantenerte en pie.- Dijo y como muy pocas veces ocurría escuche en su tono de voz una sincera preocupación. La tenia ganada... o eso esperaba.


-Por favor Tanya. Si tu me ayudas llegare.- Dije dejando ver en mi tono de voz lo desesperado que estaba. Tanya gruño enojada.


-Es mejor que esa perra valga la pena Edward por que sino juro que la matare a penas sale de esa cama, si es que sale.- Cualquier joven enamorado la habría defendido con uñas y dientes pero yo sabia que solo lograría que Tanya se enojara mas, la insultara mas ( y me insultara a mi de paso) y que le avise a todo el hospital que estando al borde del coma intentaba escaparme de mi habitación Así que solo me mordí la lengua y extendí los brazos para sostenerme de ella. Paso a paso fuimos avanzando. A una lentitud tan extrema que hasta a mi me desesperaba. Y si por algo no se cualificaba mi hermana era por la paciencia.


-Dios Edward! Eres peor que una tortuga! Ademas pesas mil kilos por el amor de Dios!.- Decía una y otra vez. Intentaba no dejar en ella tanto peso es que una vez lo intente y cai de culo. En lo que me gane una pequeña carcajada de mi hermana. Aunque luego lo compenso su cara de terror al recordar mi frágil estado. -Uf olvídalo, no vaya a ser que te caigas otra vez.- Decía con una sonrisa también. Otra de las muchas cualidades de Tanya era su diversión al burlarse de la gente. No era maldad, era simplemente eso, diversión.


-Llegamos a la maldita puerta. Escúchame.- Me decía frenando ante una puerta cerrada. Yo no le prestaba atención. Lo único que hacia era intentar desprenderme de su agarre para ir a por Bella. -ESCÚCHAME!- Grito aferran-doce a mi brazo. Gire la cabeza molesto.


-Que quieres?- Le dije de mala manera, a lo que ella levanto una ceja enojada, pero mas que nada indignada. Me arrepentí. Ella me estaba ayudando...- Lo siento.- Dije mirándola arrepentido a lo que ella sonrió socarrona.


-Para este estúpido plan hay reglas. Si, las hay. Te voy a dar exactamente 10 minutos con ese intento de ser humano que a cada paso que da termina al borde de la muerte arrastrando a mas gente con ella. A los 10 minutos entrare y nos iremos a tu habitación y llamare a una enfermera.. . . yo no tuve nada que ver en esto, ok?- Dijo seria a lo que yo asentí. - Te dejare sentado en la silla, saldré y te esperare exactamente 10 minutos. Ni mas ni... bueno tal vez me aburra y sean menos así que tendrás que apurarte. - Dijo para luego empujar la puerta y abrirla. Avanzamos lentamente y antes de darme cuenta ya me encontraba sentado en una silla y Tanya se estaba yendo.Frente a mi había una cama de hospital. Todo estaba de blanco. El único sonido que se escuchaba era la maquina conectada al corazón del paciente. Pip, pip, pip. Lento y constante. Nunca imagine que hubiera mejor melodía que esa. Vivía Arrastre la silla para verla. Tenia conectados a ella miles de cables. en los brazos, en el cuello, en todos lados. Y de igual manera, estaba toda amorotonada y roja. En la cara había un aparato que la ayudaba a respirar que estaba conectado a la nariz.


Le toque la mano. y sin poder evitarlo, me largue a llorar. Como un niño perdido sin que nadie lo consolara. Levanté el rostro porque no podía creer que estaba perdiendo el poco tiempo que tenía para verla sin mirarla. Estaba más pálida que lo normal y ya no tenía esa luz que la caracterizaba. Solo me daban ganas de llorar, pero me contuve.
Me acerqué a ella despacio, ya que me dolía absolutamente todo. Le toqué suavemente la mano, pensando. ¿Como serían las cosas si no existieran tantos problemas en nuestras vidas? ¿Como serían? ¿Nos querríamos sin problemas? ¿Me querría ella? Me acerqué a su cuello, con lágrimas en los ojos. Despacio.

-Feliz día de San Valentín, princesa.- Susurré y sin poder evitarlo le rocé sus labios con los míos. 

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
Lee más en: Conócenos

2 comentarios:

  1. Anónimo4/08/2013

    por favor actualisaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. Anónimo4/21/2013

    Actualizaaa me dejaste con lagrimas en los ojos porfaa eres muy biena escritora sigue asi ;)

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