Cap 3: La Mejor Inversion de sus Vidas

Por Diana Méndez   Publicado a las  5:32 p. m.   0 comentarios


Capítulos beteados por: Yanina Barboza (Betas FFAD)

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Capítulo 3

Tres meses después, Isabella se encontraba viendo su propio reflejo en el espejo. Hoy era el día de su boda, o el día de la unión de las empresas CullenBooks y SB Stock.

Ella estaba hermosa. Su vestido era blanco de strapless en forma de corazón. Contaba con un pequeño listón de diamantes alrededor de su cintura y en el contorno de los pechos. El vestido estaba hecho a mano, moldeado exactamente a su figura. Caía en cascada a partir de las pantorrillas, donde desde el comienzo del muslo estaba un poco más ajustado, con forma de arrugas.

Su peinado era simple. Era un chongo un poco bajo, donde en la unión del cabello se hacía una trenza. Había escogido ese peinado porque llevaría un velo largo.

Sin duda, sería la novia más hermosa de todo Seattle, aunque su mirada demostraba lo contrario. Desde la muerte de su madre, Isabella tenía su mirada apagada, sin ese brillo que de pequeña la caracterizaba. Y hoy, su miraba estaba triste. No demostraba ningún sentimiento más que ese.

Isabella se caracterizaba por manipular sus emociones, pero hoy no podía poner una sonrisa en su cara.

—No tienes por qué hacerlo —dijo una voz detrás de ella. Vanessa era su dama de honor, además de Alice Whitlock y Rosalie McCarty.

El vestido de Essa era negro, de hecho, se había pedido que exclusivamente todos vistieran de negro. El vestido de Vanessa era strapless también, con un moño negro amarrado a la cintura. Llegaba a cuatro dedos antes de la rodilla, pero por atrás era largo, algo pomposo. Su cabello rubio había sido ondulado y recogido en una coleta de lado, reposando el cabello en su hombro desnudo. Los grandes ojos azules de Vanessa resaltaban demasiado, haciendo que se viera muy hermosa.



Alice Brandon, o Alice Whitlock como era su apellido de casada, era la esposa de Jasper Whitlock, el mejor amigo de Edward. Alice también pertenecía a una familia adinerada. Ella era diseñadora de modas como toda su familia, por eso, el vestido de Isabella venía de la Casa Brandon. Alice era una castaña de cabello ondulado hasta el antebrazo. Sus ojos grandes y verdes turquesa, eran acompañados de una nariz fina, aunque para Isabella parecía de duende, y aún más por su estatura; con labios rojos y sensuales, Alice era considerada un icono de la moda.

Pero si de atracción se habla, sería mejor presentar a Rosalie McCarty. Rubia y con cabello ondulado hasta la cintura, ojos grandes azul violeta como los de Elizabeth Taylor. El cuerpo de Rosalie era de infarto, por eso era modelo. Pero como Isabella, Rosalie era reservada y una perra para tratar a la gente. Rose tenía un carácter muy fuerte, pero al lado de Emmett, su esposo quien también era mejor amigo de Edward, se mostraba demasiado dulce y amable.

Alice Brandon había diseñado los vestidos de las damas. El vestido que llevaría Rosalie, era negro strapless totalmente ceñido a su figura, con un pequeño listón negro por debajo de sus pechos, haciendo que sus pronunciados pechos y caderas resaltaran. A partir de la rodilla hasta el suelo comenzaba un camino de flores negras. A Isabella le había encantado el vestido. En cambio, el vestido que llevaba Alice, también era largo y pegado a su cuerpo, con pequeños mosaicos de la misma tela por todo su torso. En vez de flores, como era el de Rosalie, Alice solo tenía caireles negros de la misma tela. Cruzaba un pequeño listón por su hombro izquierdo, haciendo que pareciera que sujetaba al vestido. Todas las damas iban peinadas con el cabello ondulado y la coleta de lado, reposándolo sobre el hombro.

—Tengo que hacerlo —dijo Isabella, tratando de creer sus propias palabras.

—No, no debes. —Vanessa alzó la voz—. Isabella, estás siendo obligada a hacer algo que tú no quieres. Belli, vas a ser muy infeliz al lado de ese hombre si no lo quieres.

—Eso ni siquiera importa, Vanessa. Por favor, no me hagas cambiar de parecer, porque no lo haré. Ya tomé una decisión, y es casarme con Edward —respondió Isabella totalmente decidida.

—A mi madre no le gustaría esto —murmuró Vanessa, con los ojos viendo a la nada. Se acercó a su hermana y la tomó de las manos. Viéndola fijamente le dijo—: Yo te ayudaré a escapar si quieres. No trates de hacerte creer que esto es lo correcto, porque no lo es, Bella. Tú tienes derecho de casarte con un hombre que te quiera y que te haga feliz, no con alguien que hará que recibas una gran herencia el día de su muerte. Sé que eso es, y no quiero que cometas ninguna imprudencia por el dinero.

— ¿Acaso crees que quiero matarlo? ¿Me consideras una asesina, Vanessa? —le preguntó Bella.

—No, pero sé que cegada por el odio sí estarías dispuesta a hacerlo —respondió Essa, haciendo que Bella tragara fuertemente. Su hermana tenía razón.

—Es hora de irnos. —Isabella se vio por última vez en el espejo, tratando de formar una sonrisa en sus labios, pero era imposible.

—Isabella, es nuestra oportunidad de escapar. Yo lo haré contigo si eso te satisface. Mi padre...

— ¡No! —gritó Isabella callando a su hermana por completo—. ¡No me voy a escapar, Vanessa, entiéndelo! Merezco una oportunidad de hacer mi vida y no quiero que tú destruyas eso.

— ¿Hacer tu vida? ¿Cómo, Isabella? ¿Casándote con un hombre que no amas y no te ama? ¡Qué buena forma de ser feliz! —le contestó sarcástica.

— ¡Al diablo la felicidad! Yo quiero largarme de esta casa y tener a un marido rico que consienta todo lo que quiero. No me importa el amor, Vanessa.

— ¿Por qué? —preguntó Vanessa.

—Porque cuando yo amé verdaderamente y me prometieron un 'para siempre', esa persona se fue dejándome sola a la edad de 8 años. —Vanessa supo que hablaba de su madre—. He vivido 17 años con la esperanza de que esto sea un sueño y que cuando despierte voy a estar abrazada de mi mamá, como fue que me dormí aquel día. He querido volver a verla, escuchar su linda voz es lo que más deseo, o que me toque una canción con su piano. Pero eso no pasará, y no quiero enamorarme para que me pase lo mismo.

—Son amores diferentes, Isabella —dijo Vanessa con lágrimas en los ojos.

—Cuando amas a alguien tanto, Vanessa, esa persona pasa a ser parte de tu familia. Das la vida por él al igual que por un hermano, es lo mismo, y no quiero que me pase, así que cállate —dicho esto, Isabella salió de la habitación con una Vanessa que la seguía confundida.

Al salir de la habitación, Charlie caminaba hacia ellas con su smoking negro.

—Te ves hermosa, hija —le dijo.

Isabella solo rodó los ojos y continuó bajando las escaleras. Vanessa le continuó dando los arreglos, hasta que avisaron que Edward ya estaba en la iglesia y era hora de que Isabella fuera también.

Vanessa se fue en su auto, dejando que Bella y Charlie se fueran en el carruaje. Ya en marcha, Charlie se atrevió a hablar:

—No entiendo por qué elegiste el color negro, hija, es tan triste. Todos los invitados de negro, la decoración, hasta los caballos son negros, ¿por qué?

—Esto no es una boda, Charlie —dijo Bella viéndolo fijamente.

Su padre alzó una ceja incrédulo.

— ¿Ah, no? ¿Qué es, entonces? —preguntó divertido.

—Un funeral —contestó simplemente.

Charlie borró la sonrisa de su rostro. Varios flashes de cámaras impactaban en sus rostros, ya que todo el país sabía que Isabella Swan pasaría a ser Isabella Cullen.

—Deberías de sonreír más, hay cámaras fotografiándote. —Isabella se dio cuenta y plantó una sencilla sonrisa en su rostro—. Isabella, lo siento de verdad. Yo no quería que el día de tu boda fuera así, pero las circunstancias...

—Las circunstancias nada, Charlie. Me has jodido la vida, ¿contento?

—No lo veas así, por favor —suplicó su padre.

—Lo voy a ver como yo quiera. —Sonrió—. Quieres que me convierta en una asesina.

— ¿Asesina? ¿Por qué? —preguntó Charlie desesperado.

—Al momento que me case con Edward, y este muera, toda su herencia pasará a mis manos. Buen plan, Charlie. ¿Sabes algo? No me importa condenarme en el Infierno si voy a disfrutar miles de dólares en mi vida. Además, no creo que el Infierno sea peor que mi vida —dijo aún con la sonrisa en el rostro.

—Lo siento. No tienes que matarlo, ¿sabes? Algún día morirá —le dijo su papá.

— ¿Y de qué sirve que muera a los 80 años? Tengo que disfrutar mi dinero cuando sea joven, no una vieja decrepita. Y no debes de disculparte, Charlie, ya terminé aceptándolo.

El carruaje paró en su llegada. Miles de personas se encontraban en la iglesia. Todos los invitados ya estaban dentro.

—Son muchas personas —murmuró Charlie.

—No se casa cualquier persona, Charles, se casan Edward Cullen e Isabella Swan. No todos los días hay bodas tan grandes —contestó.

El chofer abrió la puerta del carruaje, ayudando a Bella a bajar. Habían puesto una alfombra negra, pero alrededor había un cerco que no dejaba pasar a las personas, que más bien eran fotógrafos.

Como Isabella había dicho, no era una boda cualquiera. Se casaba el gran heredero de la mayor editorial del mundo y la también heredera de una agencia de publicidad conocida por todo Norteamérica. No era una boda normal. Muchos fotógrafos trabajando para revistas, periódicos y programas de farándula fotografiaban a Isabella con su gran vestido blanco de novia y a su padre que colgaba del brazo.

Bella puso su mejor sonrisa, aunque falsa por supuesto. Mucha gente gritaba acompañada de carteles que decían 'Edwella Forever ', 'Felicidades', 'Yo quiero ser la señora Cullen', y muchos más. La gente aclamaba por la atención de Bella, y esta solo se limitó a saludarlos.

— ¿Lista? —preguntó Charlie.

Isabella tomó una gran respiración y asintió.

—Lista.

Empezaron a caminar por la alfombra y los gritos aumentaron. Bella con su sonrisa se disponía a salir en todas las fotos. Cerca de la entrada de la iglesia se escuchó la marcha nupcial y se podía ver que todos estaban ya de pie. Antes de entrar a la iglesia, Bella tomó una gran respiración, pues no solo se dirigía al interior de la iglesia, sino también a la jaula que presenciaría su encierro.

Ayúdame, mamá. Ese fue el pensamiento que tuvo Isabella al dar pie al interior de la iglesia, donde pudo ver que Edward con su traje blanco la observaba con una sonrisa. Bella lo conocía bien. Sabía que esa sonrisa era falsa al igual que la que ella tenía.

Caminó por todo el pasillo colgada del brazo de su padre. Toda la gente que conocía estaba ahí de pie. Los Swan, no eran una familia muy grande. Charlie no tenía hermanos, y su mamá... Ella nunca conoció a la familia de su mamá. Eso era un secreto que solo Charlie sabía: ¿de dónde provenía su mamá?

—Sentados, por favor —anunció el sacerdote una vez que Bella llegó al lado de Edward, quien solo sonrió—. Hemos venido aquí, hermanos, para que Dios garantice con su sello su amor, ante el pueblo de Dios aquí congregado y presidido por su ministro.

Un día fueron consagrados en el Bautismo; hoy, con un nuevo sacramento, Cristo va a bendecir su amor, y los enriquecerá y les dará fuerza, para que guarden siempre mutua fidelidad y puedan cumplir siempre con su misión de casados. Por tanto, ante esta asamblea, les pregunto sobre su intención.

¿Vienen a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente? —preguntó el sacerdote a los novios.

—Sí, venimos libremente —contestaron Edward y Bella.

— ¿Están decididos a amarse y respetarse mutuamente por el resto de sus vidas? —volvió a preguntar.

—Sí, estamos decididos —contestaron de nuevo.

— ¿Están dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente a los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?

—Sí, estamos dispuestos —respondieron.

—Así, pues, ya que quieren contraer el Santo Matrimonio, unan sus manos, y manifiesten su consentimiento ante Dios y su Iglesia —pidió el sacerdote.

Isabella y Edward estrecharon su mano derecha.

—Yo, Edward Cullen, te quiero a ti, Isabella Swan, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —prometió Edward.

Isabella respiró hondo. Era su turno.

—Yo, Isabella Swan, te quiero a ti, Edward Cullen, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida —dijo Bella con un nudo en la garganta.

—Edward Cullen, ¿quieres recibir a Isabella Swan, como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

—Sí, sí quiero —dijo Edward.

—Isabella Swan, ¿quieres recibir a Edward Cullen, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—Sí, acepto —contestó Bella.

—El Señor, que hizo nacer entre ustedes el amor, confirme este consentimiento mutuo, que han manifestado ante la Iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. Proclamemos la bondad de Dios para con estos hijos suyos —dijo el sacerdote.

A lo que los invitados dijeron a coro—: Bendito seas Dios que les has unido.

El padre les entregó los anillos a ambos. —El Señor bendiga estos anillos que van a ser entregados uno al otro en señal de amor y fidelidad. Amén.

Edward le colocó el anillo a Isabella. —Isabella, recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti.

El padre toma las arras. —Bendice, Señor, estas arras, que pone Edward, en manos de Isabella, y derrama sobre ellos la abundancia de tus bienes.

Edward toma las arras y las pone sobre Isabella.

—Isabella, recibe estas arras como prenda de la bendición de Dios y signo de los bienes que vamos a compartir. —Bella recibió las arras asintiendo.

—Si hay alguien que se oponga a esta boda, que hable ahora o que calle para siempre —anunció el padre. Isabella y Edward giraron sus cabezas hacia la salida, esperanzados en que alguien apareciera. La voz del sacerdote los volvió a la realidad—. Bien, Edward, puedes besar a la novia.

Dicho esto, Edward tomó a Bella del rostro y la atrajo hacia sí con un movimiento firme, pero tierno, y la besó. El beso no era como los que estaban acostumbrados, porque no podían hacer eso frente a la iglesia; el beso era tierno, de lejos se podía pensar que en verdad había amor, aunque ellos sabían que no era así. Toda la gente empezó a aplaudir con miles de emociones.

Vanessa lloraba por la tragedia que le estaba pasando a su hermana, sintiéndose culpable del comentario que había hecho en esa cena; Charlie miraba fijamente la escena, arrepentido de no haber gritado "¡Yo me opongo!", cuando tuvo la oportunidad; Jasper y Emmett estaban tristes, pues, aunque sabían que a su amigo Edward no le interesaba el matrimonio, él merecía casarse con alguien que lo quisiera de verdad; Carlisle estaba con sus pensamientos aún en las arras, sin duda, unir a esos dos iba a traer grandes frutos; y Esme, Esme lloraba. No lloraba de felicidad por ver a su hijo salir de la mano con una buena mujer, lloraba porque se había perdido la oportunidad de ver feliz a su hijo en un día tan importante.

Sin duda, ninguno de ellos sabía lo que sentían sus hijos. Al momento en que salieron y caminaron por el pasillo, Bella sentía morirse. Edward se acercó a ella y le susurró bajito:

—No olvides sonreír —le dijo irónico.

Bella lo apretó más a su lado y sonrió. Miró a Edward y se dio cuenta que él también tenía una sonrisa.

Al momento de salir por la puerta de la iglesia, toda la gente empezó a lanzarles pétalos de flores blancas y rojas, además del muy acostumbrado arroz. La gente gritaba y los flashes salían por doquier.

Quedaría fotografiado el peor día de sus vidas.

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Pues... yo lloré mucho, la verdad u.u Espero que les haya gustado mucho el capítulo, y les aseguro que llorarán en el siguiente capítulo.

Gracias a todas aquellas que me dejan un lindo comentario, eso significa mucho para mí. Referente a la historia, no he podido actualizar, y creo que tendré un cierto retraso porque tengo mucha tarea, los cuadernos me comen viva :O
Hay un grupo en facebook que es donde siguen la historia, y yo voy subiendo avances y fotos de los vestuarios, personajes, etc... El link del grupo está en mi perfil.

Muchas gracias chicas, y que tengan un buen fin de semana :)

Lullaby

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
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