Narrado por Avril
¿Qué más podía hacer? Esto era demasiado… Los grandes clanes de Rusia y el clan de licántropos de Inglaterra. En verdad no íbamos a tener escapatoria.
Seguía muy sumergida en mi propio cerebro. Tenía una parte de mi cerebro en los planes de la batalla, otra en el gran problema de los nuevos enemigos Licántropos…
¡¡Bla, bla y bla!!!... Problema, tras problema.
Pero en realidad merecía la pena. Tenía que salvar a Renesmee para poder salir de esta eternidad. Claro si es que sobrevivía a la gran batalla próxima, lo que se veía imposible. Bueno al menos moriría, como siempre quise morir protegiendo a alguien más.
Seguía caminando de regreso a la casa de los Cullen. Camine para darle tiempo a Edward despedirse de su hija. Así que camine por unos minutos y después de 18 min., Edward apareció a lado mío.
Camino a mi lado, sin decir nada. No lo mire, simplemente seguía con la mirada perdida. Pero un parte de mi cerebro pensó:
"Tal vez… Anthony no debería ocultarle nada a Bella."
Bella sí que me odia. Creo que pensaba que algo ocurría entre Edward y yo. Y era tan absurdo.
- No debió traer a Nessie - Dijo Edward con voz normal.
Pero yo sabía que estaba molesto. En realidad a mí me gusto que Renesmee se enterara de esta guerra, sabía que Richard le contaría todo y eso era lo mejor en esta situación. Pero como decirle a Anthony para que comprendiera.
- Edward, En realidad creo que fue una gran idea - le exprese esperando su reproche.
- Yo no lo creo así - Y aquí estaba su reproche - Ella debe ser protegida de estos problemas…
Muy bien. Era hora de aclarar todo de una buena vez.
Me detuve y me gire para verlo cara a cara. Ladee mi cabeza un poco a la derecha y me quede con las manos cruzadas mirándolo. Ya no aguantaría otro día con la mirada de Bella fija sobre mí. Ya era justo sacar todo eso que sentía él y yo…
- ¿Qué quieres decirme? - le solté.
Edward se sorprendió por mi pregunta. Pero respiro un poco e hizo su mueca habitual.
- Solo dilo - le dije. Ya no quería más juegos con él. Solo quería que preguntara y yo le respondería, así de simple y así de sencillo.
Ya no quería ocultar nada. Al menos no con los Cullen y en especial con Bella.
- ¿Por qué te fuiste?
En realidad pensé que esa pregunta nunca la diría. Esperaba más un: ¿Cómo es que tienes un Don? Ó ¿Por qué quieres proteger a mi hija?, ¿Cómo es que sobreviste en Italia? Y la pregunta que me había hecho Carlisle ese misma mañana: "Dime: ¿Tu que ganas con esto?" lo cual no le respondí. Pero la pregunta de Edward me hizo quedarme estática.
Había vivido con los Cullen por algunos años.
Era una familia por así decirlo. Pero hubo una sola cosa que me hizo irme y esa había sido Rosalie. Carlisle la había convertido cuando ella estaba más que muerta., cosa que yo aborrecí.
Nunca podre quitarme esa discusión que Carlisle tubo con Edward. Yo en cambio solo me quede observándola mientras pedía con todos sus fuerzas que la mataran.
No pude verla convertirse en un vampiro. Salí huyendo sin decir un adiós.
Me había quedado sumergida en esos recuerdos…
- Contestaras - inquirió Edward con sus manos en las bolsas de sus pantalones vaqueros.
Suspire, tratando de arreglar mis pensamientos y saque un poco mi lengua para pasarlos por mis labios. Aun siendo vampira conservaba ese habito.
- No me gusto la decisión de Carlisle - le respondí con sinceridad. Después de todo eso hizo irme.
Entre cerró los ojos y miro todo lo que se encontraba a nuestro alrededor. No permitiría que volviera a culparse, al menos ya no.
- No creo que te fueras por eso… - dijo él con un susurro
Como no vio cambio alguno en mí, él prosiguió:
- ¿Aun no me perdonas? - pregunto con vacilación. Tal vez no quería oír la respuesta.
- Perdonarte… ¿el qué? - le exprese sin darle importancia
- El convertirte en vampiro - dijo con amargura y culpabilidad
Muchas veces el me había preguntado esa misma pregunta, una y otra vez por más catorce años y siempre me negaba a contestarle. Nunca le había dicho un si ó un no.
Pero en realidad la respuesta en esos catorce años era un absoluto no. Pensé que después de haber sido un gran amigo, ahora era solo alguien que me había rebatado mi vida. Pero una y otra vez, me decía a mi misma que él solo quiso salvarme de unos maleantes… pero como había sangrado tanto y él apenas era un neófito. Las cosas se salieron de control, pudo matarme, situación que nunca paso y sabia que él siempre se culpaba por esa leve debilidad que tubo.
Siempre pensé que nunca entendería lo que Edward había hecho y como me había ayudado Carlisle para la alimentación diaria. Pero descubrí que no odiaba a Edward, si no me aborrecía a mi misma por ser un vampiro. Aunque ahora era diferente y había encontrado una forma para ayudar a la humanidad y otros, aun quería volver a ser humana.
- Si - le respondí poniendo mis manos sobre sus hombros - Y… quiero decirte: no tengo nada de que perdonarte.
- Pero…
- Pero nada - le ataje sin dejarlo de hablar - Siempre fuimos grandes amigos y ahora quiero que sigamos siéndolo. Y como un buen consejo entre amigos… Deberías de decirle a Bella todo lo que le ocultas de una buena vez - Sus ojos se agrandaron - No puedes protegerla siempre, además es tu esposa y debería saber todo.
Él se quedo sin decir nada. Yo me aparte de Edward y agregue:
- Un día me matara Bella…
Edward dio carcajadas.
- No es divertido - agregue riendo - En verdad, Bella se muere de celos y tu no le sueltas ni pio, sobre mí.
- Bella, comprende - dijo
- Claro que comprende - argumente - Comprende que un día me matara si tu no le dices la verdad.
- Olvídalo, no es el momento de decirle - me respondió rápidamente. Desviando la mirada - Además creo que es una historia más tuya que mía. No creo conveniente decirle.
- ¿Tienes miedo?
- Miedo de que… - dijo mientras levantaba un ceja
- No lo sé, eso dímelo tu - le exprese tratando de darle un respuesta - A lo mejor temes que dañe la imagen que Bella tiene de ti…
Dudó por unos instantes, pero simplemente negó con la cabeza lentamente.
-Bien - dije tranquilamente - Entonces no veo problema alguno. Debes decirle
Edward se quedo contemplando el cielo tratando de entender ó pensar.
- Es que…
- Es que nada - lo interrumpí - Bella es capaz de entender… o a caso ¿no lo crees así?
Trataba de persuadirlo para que por fin Bella supiera la historia que nos única Edward y yo. Nunca, nunca había mencionado como me había convertido, pero ya que era una historia donde se involucraba Edward, lo más apropiado era que Bella supiera todo.
Pero comprendía también como se sentía Edward ante esta situación, no quería machar la imagen que Bella había creando sobre él y sombre todo no quería platicar una historia donde él había cometido un grave error.
- Supe que convertiste a Bella - empecé a decirle, antes de que él me contestara mi pregunta
Aquel chico tan lindo como siempre había sido me miro con ojos muy abiertos, dándome a entender que era cierto.
Anthony siempre tenía expresiones que lo delataban, aunque él se sentía muy capaz de guardar cualquier actitud que lo delatara.
- ¿Cómo supiste? - me pregunto aun con un poco de nerviosismo
Y aquí es donde digo: La promesa se rompió desde hace tanto, tanto…. Tiempo. Los humanos se equivocan, los humanos mienten, pero solo hay una cosa que se creen capaces de mentir, pero no es así, los sentimientos son tan grandes que no pueden mentir aunque ellos se lo propongan. Pero un vampiro lo hace tan bien. Somos tan eficaces para mentir y sobre todo para aparentar que somos alguien que no somos en realidad.
Él nunca me mintió, pero ahora era demasiado tarde…
Esos pensamientos me atormentaban, quiero decir cuando era humana no tenía tantas ideas en mi cabeza y esas ideas no tenían tantos problemas y soluciones. Es tan molesto, tan profundos y sobre todo me irritaba que siempre me quedara muy distraída a causa de siempre pensar antes de hablar. Extrañaba tanto hablar espontáneamente, equivocarme, respirar, sentir el agua, la lluvia (claro, que un vampiro puede sentirlas…pero era tan diferente), necesitaba tanto volver a ser humana… extrañaba tanto mi vida.
No quería seguir una eternidad, sin poder vivir. En realidad la eternidad no es nada sin tener una vida.
Pero Edward lo había conseguido, sabía que él se había aceptado gracias a Bella y ahora también a su hija. Pero… yo no tenía nada, y me daba pavor encontrar a mi alma gemela como vampiro… quería seguir adelante y no toparme con el amor, seguir adelante sin darme cuenta de los años. Después de todos estos años así los había pasado, sin darme cuenta del tiempo ó las circunstancias. En pocas palabras no me gustaba ser un vampiro, no me gustaba la eternidad y seguía aferrada a mi vida humana, por la cual ya nunca podría volver.
- Rose - le respondí con el nombre de una de sus hermanas
- Debí suponerlo - me dijo con una sonrisa nerviosa - Ella siempre se preguntaba quién era la otra vampiro que huyo antes de que ella se convirtiera en un vampiro.
- Bueno… - empecé a decirle sin tantos ánimos - Tuvimos una pequeña charla. Pero es muy reservada respecto a tu vida- le exprese mientras caminábamos de regreso a la casa, donde se había convertido en un campo de concentración de puros vampiros.
En verdad estaba impresionada de esa vampira llamada Zafrira y de Benjamín.
- Rosalie, es así - expreso Edward con una mueca - Ella cree que no debe decir nada sobre mi vida, si yo no digo nada sobre la suya.
- Si, algo así pensé
- Y no preguntaras sobre Italia - proseguí con la conversación que teníamos que terminar. Edward se detuvo y entre cerró los ojos.
- No lo sé - me dijo dudoso - ¿Debería preguntar?
Lo pensé por un segundo y luego dije:
- No …
- ¡Ok! - respondió sonriendo
Lo mire a un con una sonrisa en mi boca. Y se percato de mi mirada.
- ¿Qué? - pregunto Edward levantando una ceja mirándome
- Recuerdas el día que tuvimos que correr por toda la calle mientras llovía - de platique mientras reía recordando
- Recuerdo que corrí, porque tú golpeaste a tu novio y traías mi cartera.
- Tu me la diste - le recordé - Además aquel chico era un perdedor y yo debía estar loca para casarme con él. Apareciste y cuando te dijo él que pediría mí mano a mis padres, me dio pánico
Empezó a reírse con la misma sonrisa linda.
- Y por el pánico, tu le aventaste una naranja… - dijo con sarcasmo - Uff… casi olvido que eras muy ruda
- No era ruda - lo desmentí - No me gusta que la gente me diga que tengo que hacer, y sobre todo no me dejo de nadie.
Me miro y empezó a reírse con más ganas. Esas mismas palabras le había dicho hacia mas de cien años.
- Sra. Avril lamento decirle que vive en una época donde todos debemos obedecer órdenes, nos gusten o no - me respondió con el mismo tono acento que tenía en 1917.
- Se a lo que se refiere Señor - le dije volviendo a recordar aquellas palabras del pasado - No obstante, soy recamarera
- Entonces debe seguir muchas ordenes de sus amos - me inquirió - Y por supuesto que debe obedecerlos
- Aunque algunas veces no quiera - le dije seriamente - Pero… mis amos son realmente muy comprensivos conmigo
- De no ser así ya no estaría con nosotros Sra. Avril - dijo Edward levantando mi mano para besarla, como había hecho hacia tantos años. - Una naranja es un asunto tan mortal y pude que la encarcelen - dijo de forma bromista - Aunque yo podría encarcelarla por traer a uno de sus amos por las calle corriendo en medio de la lluvia
- No debió seguirme - le dije secamente
- Tenia que hacerlo - impuso siguiéndome el juego - Después de todo usted tiene mi cartera
Terminamos nuestro recuerdo y nuestra actuación.
- ¡Fue fantástico! - le exprese feliz - En verdad me transporte a esa época
Edward suspiro y dijo:
- Seguiremos siendo amigos, ¿No? - me pregunto
- Claro …
Y caminamos hasta llegar cerca de la casa. Edward me detuvo y dijo:
- No olvide la promesa - inquirió mirándome
- Yo…
No supe que decir y simplemente Salí huyendo. Siempre hacia eso cuando me sentía incomoda o cuando no me agrada algún tipo de conversación.
Llegué hasta la casa y desvié a todos esos vampiros que me observaban. Hasta que llegue a Daniel.
- El plan B esta desecho - le susurre sin expresión alguna en mi rostro
- No pude ser posible - contesto abrumado por la noticia
- ¿Qué sucede? - tercio Carlisle
Iba empezar a explicar todo el gran problema que se avecinaba, cuando…
- Necesito hablar contigo - demando Bella con voz agria
Todos la vieron y yo mire a Edward y él expreso desconcierto ante la demanda de su esposa.
- Bella, amor - inicio Edward acercándose a ella, pero Bella lo rechazo.
- Necesito hablar con Avril - volvió a decir, pero esta vez hacia los demás - ¿Hablaras conmigo?
Bella me miro con profundidad, pero no era agresión, simplemente sinceridad.
- No creo que sea lo más conveniente, ahora - tercio Edward
Yo no apartaba la mirada de Bella y ella tampoco la había apartado. Levante una mano para que todos a nuestro alrededor callaran.
- Hablemos - le conteste a Bella accediendo a su pedido.
Y Salí con ella de nuevo al bosque. Amabas caminamos juntas hasta cruzar el rio y nos perdimos de vista ante los ojos de los demás.
- Bien… ¿qué sucede? - le dije cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la casa de los Cullen
La esposa de Edward se mordió su labio y aspiro aire innecesario.
- ¿Quisiera saber que tienes que ver con Edward? - me cuestionó mirándome con intensidad
- ¿Yo?… - empecé a decirle - Nada en lo absoluto. Podríamos decir que amistad, pero realmente fue hace tanto.
- No quiero que mientas - me expreso
- No lo hago - le dije sinceramente
- He visto como te mira - argumento
- Las miradas pueden significar tantas cosas, no necesariamente amor - le respondí mirándola - Él solo se siente culpable, siente mucha culpabilidad y sobre todo quería mi perdón, lo cual ya se lo he dado. Creo que ahora en adelante todo estará mejor…
Empecé a irme dando por concluido nuestra charla, pero ella se me interpuso enfrente de mí.
En realidad no era un buen momento para hablar con ella. Tenía tantas cosas que hacer, ya que solo quedaban dos días.
- ¿Por qué culpa? - me pregunto Bella
- Es una muy larga historia - evite cualquier conversación que se involucraba mi vida como humana y yo no iba a compartirla con Bella - En realidad no quiero contarla
- Pero…
- Pero, no es el momento ideal - le dije caminando para llegar de nuevo a la casa con los Cullen - Necesito hacer demasiadas cosas
- Porque diablos me evitas - exclamo - Si no tienes nada que ver con Edward, ¿Por qué me evitas?
La mire sin comprender, pero era verdad la había evitado desde que la había conocido. Mi cabeza empezó a dar la respuesta y yo le dije:
- Tengo celos - le respondí sinceramente, evitando su mirada
- ¿por Edward? - entrecerró los ojos cuando pregunto
Negué energéticamente mi cabeza
- Tu conseguiste todo al convertirte en vampiro - inicie mirando la profundidad del bosque - Tienes a un chico estupendo - baje la voz y sonreí - Una hija tan linda y maravillosa - baje la mirada mirando ahora el pasto verde - y una gran familia…
Volví a mirarla de nuevo, ella seguía allí mirando mis reacciones. Sentía ganas de llorar, pero solo era la sensación de tener algo atorado en la garganta. Pero ya no podía llorar como humana.
- Yo en cambio perdí todo al convertirme en vampiro - proseguí con un nudo en mi garganta, por recordar - Mi familia…
- Lo siento - expreso Bella sintiéndose un poco culpable por sus acusaciones - Pero ser Vampiro es bueno, no es tan malo
- Es bueno cuando tienes todo lo que siempre quiste tener - le exprese con amargura - Porque cuando no tienes nada, es muy oscura la eternidad.
- Después de todo, no vas tener celos siempre, porque bueno… los Vulturis vienen - dijo susurrando sin esperanza
- Nunca hay que perder la esperanza - le dije dándole ánimos - Recuerda la esperanza muere al último
- Si
- Todo saldrá bien - le asegure - Solo tenemos que hacer una buena estrategia y creo que Jasper y Derek, harán un buen trabajo.
Bella me sonrió y me abrazo. Cosa que nunca me espere, nunca nadie me había abrazado en más de cien años. Me perturbo un poco.
- Disculpa por preguntar sobre tu vida - empezó a disculparse de nuevo.
Esta familia sí que era extraña, todos eran ángeles en vez de vampiros.
- Edward, me dijo que no te gustaba hablar de ello… - prosiguió diciéndome en el oído mientras e abrazaba - Pero yo tenía que oírlo de tu boca, no es que desconfíe de mi esposo, pero quería aunque sea tener una plática contigo.
- ¿Qué te dijo?
- Solo me dijo que habían tenido una amistad cuando eran humanos - me respondió - Y que no me decía nada aporque sentía que no era correcto hablar sobre tu vida…
- En eso se equivoca - le dije apretándome de su abrazo - Dile que te diga todo, absolutamente todo. Eres su esposa y debes saberlo. Solo quiero que me prometas que no le dirás nada a nadie…
- Si convenzo a Edward - comento - No diere nada.
- Yo no quiero platicar sobre ello - volví a decirle- Pero Edward podrá contártelo…
- Gracias
La mire con ojos blancos.
- ¿Por qué?
- Por ayudar a toda mi familia - dijo
- No me digas gracias, hasta que todo se acabe - le recite - No me agradezcas hasta que sepas mis motivos…
Y corrí hasta la casa de los Cullen, deje a Bella pensando mis últimas palabras.
En verdad Edward era mi amigo, en verdad estaba ayudando. Pero esta vez iba obtener algo más, tal vez mi humanidad de nuevo. Y esperaba que funcionara, pero primero tenía que sobrevivir a la batalla con los Vulturis. Pero eso tenía que dar todo, para ganar, e incluso aliarse a otros enemigos naturales.
Llegue hasta el otro lado del rio.
- Carlos - llame a unos de mis amigos
Carlos que se encontraba dentro de la casa, salió deprisa y se reunió conmigo.
- ¿Qué sucede? - me pregunto Carlos dudoso
- Necesitamos hacer una visita - comente de forma neutral
- Iré contigo - inquirió Derek
- Bien - acepte a mi otro mejor luchador
Caminamos hasta uno de los autos de los Cullen. El cual me había prestado Edward, para manejarlo a mi antojo.
- Supongo que no te molestaras, ¿o si, Edward? - le comenté susurrándole mientras abría la puerta de aquel auto lujoso y mis otros acompañantes entraban en el
- No en lo absoluto - contesto Edward desde la entrada de la casa - lo que me molesta es que no nos digas donde van
- Secreto confidencial - le dije bromeando - Llegaremos mañana en la tarde
Y con esto arranque el coche y salimos hasta la utopista. Nos perdimos en el camino. Cuando estuvimos lo bastante lejos.
Carlos pregunto:
- ¿A dónde nos dirigimos?
- A México - dije mientras íbamos a toda velocidad
- No estarás pensando en lo que yo creo - tercio Derek en el asiento trasero
Volteé mi cabeza para mirarlo y le dije:
- Pues si tu pensamiento tiene algo que ver con Violeta - empecé a decirle mientras Derek abrió demasiado los ojos - Entonces si...
- Avril, no podemos se aliados de nuestros rivales - argumento Carlos
- Creo que Violeta aceptara - comente mirando el camino
- ¿Qué te hace pensar eso? - cuestiono Carlos sacando una mano por la ventana
- Porque esta vez le daré lo que ella quiere
Carlos y Derek intercambiaron miradas.
- ¿de qué hablas? - expresaron al mismo tiempo
- Ambos sabemos que ella solo quiere tu Don… - tercio Derek
- Pues lo tendrá…
Mis amigos se quedaron sin habla. Ya no preguntaron más, y se quedaron callados.
Yo iba rumbo a México, para ir con Violeta. Sabía que Violeta tenía a una amiga llamada Brenda la cual podía absorber un Don, pero esta persona que tuviera este Don tenía que en verdad deshacerse de él. Yo le daría el permiso a cambio que se unieran a la pelea.
Los lazos de amistad son más grandes cuando sabes que tú puedes remediar algo. Cuando sabes que puedes hacer el a cambio. Le propondría que vinieran conmigo y yo le daría mi Don. Lo único valioso que tenía y lo único que podía salvarnos a todos. A sí que iba a México por más luchadores, para la batalla que era dentro de dos días.
Los lazos siempre ganan y esta vez solo quería ayudar a los Cullen.
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