Capitulo 13: Breathe Me

Capítulo XIII

 La gran sala de la mansión se había convertido en un salón de baile. La decoración era exquisita ni muy simple, ni tan sobrecargada.

 Los invitados se acercaban para felicitarnos y comentar lo bien que se la estaban pasando, tendría que agradecerle a las chicas por tan buen trabajo.

 —Estás realmente encantadora esta noche, Bella—dijo Carlisle besando mi mano. —Cuídala hijo, hay muchos tiburones que no les interesa que este casada.

 —Ya lo sé, padre—dijo Edward tenso. Acaricie su mano, y él me brindo una sonrisa tranquilizante.

 —Los dejo, tengo que saludar a algunas personas.

 Ambos asentimos, despidiéndolo.

 —Detesto que los hombre te miren como si fueses un trozo de carne—gruño Edward pasando su mano por mi cintura, pegándome a su cuerpo. —No sé porque Jane invito a tanta gente.

 —Ya sabes como es, trata de relajarte—le pedí.


 —Cariño como quieres que me relaje, cuando todos los hombres ha excepción de nuestros padres y mis amigos, te desnudan con la mirada.

Sonreí como tonta, me encantaba este Edward celoso

. —Su atención por favor —la voz de Carlisle inundo la estancia—Buenas Noches. La familia Cullen& Swan les da la bienvenida a la cena en celebración por el primer aniversario de bodas de mi hijo Edward Anthony y su hermosa esposa Isabella. No me queda más que decirle esta frase “Uno aprende a amar, no cuando encuentre a la persona perfecta, sino cuando aprenda a creer en la perfección de una persona imperfecta”. —Levanto su copa de champán—Un brindis por Edward y Bella.

 Todos los invitados levantaron sus copas y brindaron a nuestra salud. 

Luego de las palabras de Carlisle, la orquesta empezó a tocar una canción de moda, un poco lenta.

 —Me concedes esta pieza—pidió Edward extendiendo su mano.

 La tome sin pronunciar palabra y nos dirigimos al centro de la pista de baile. Con ternura poso sus manos en mi cintura, y me apretó contra su duro pecho moviéndose al ritmo de la música. Con la cabeza apoyada sobre su hombro, me deje guiar al compás de la canción.

 Después de bailar tres canciones, Jane nos aconsejó saludar a todos los invitados, mesa por mesa. Esto no le gusto a Edward, pero se trago sus palabras cuando le lance una mirada envenenada.

 Al llegar a la mesa de los Denali, nos encontramos con una Tanya que literalmente botaba humo por los oídos. No abrió la boca en ningún momento y si las miradas matasen ya yo estuviera seis metros bajo tierra.

 Mientras conversábamos con la madre de Benjamín un grito nos sobresalto.

 —Idiota como pudiste ponerle camarones a ese bocadillo—gritaba una furiosa Tanya.

 —Señorita…yo no sabía—se excusaba la camarera.

 —Estúpida, incompetente no ves como se me esta poniendo la cara—al oírla gritar aquello repare en su rostro, que poco a poco se inflamaba y adquiría un tono rosado.

  —Deberías ir a que te viera un medico Tanya—dijo mi padre—Y la camarera no es una adivina, tu debiste preguntarle que traía el bocadillo. 

—Discúlpennos —dijo Eleazar mirándonos a Edward y a mí, apenado. —Nos retiramos. Y salieron de la sala con una Tanya echa el diablo, que no paraba de maldecir a la camarera y quien había preparado el bocadillo. 

—Ha esa señorita le faltan unas buenas clases de educación—comento la madre de Benjamín—Siempre me ha parecido una niña caprichosa.

 —Estoy de acuerdo contigo, madre. —secundo Benjamín.

 —Me disculpan un momento. —les dije.

 Ambos asintieron con una sonrisa.

 —Ya vuelvo Edward—continúe y le plante un beso en la mejilla.

 —No tardes—susurro pasando sus dedos por mi cabello.

 Camine hacia la esquina donde se encontraban Jane, Esme y mi madre. Estaba segura que lo del bocadillo había sido cosa de ellas.

 — ¿Cómo se enteraron que era alérgica a los camarones? —inquirí.

 Las tres rompieron en carcajadas, llamando la atención de varios invitados por lo que tuvieron que reprimir la risa.

 —Fue un golpe de suerte—dijo Jane alzando sus cejas—Estaba en un restaurante y por accidente escuche que su hermana se lo decía a su acompañante, se lo comente a nuestras madres y como has podido ver planearon esto.

 —Le pudo dar una asfixia, es muy peligroso lo que hicieron—las reñí.

 —Viste sus labios—se carcajeo Esme—Parecía que se hubiera pasado en botox. Lo sentimos mucho hija pero ninguna esta arrepentida, esa víbora se lo merecía. —sentencio.

 —No seas aguafiestas Isabella—dijo mi madre. —Y ve a atender a tu marido que no te quita los ojos de encima. Un cosquilleo recorrió mi piel al escuchar las palabras de mamá y por instinto gire mi rostro hacia donde él se encontraba y efectivamente me estaba mirando. Me dedico una sonrisa que volvió mis piernas gelatina. Camine hasta donde se encontraba, sin dejar de mirarlo. Al llegar a su lado busque con mi mano la suya; y entrelazamos nuestros dedos.

 Se inclino para dejar un beso en mi frente.

 — ¿Te la estás pasando bien?

 Asentí. No era propio de mí ser tan callada, sumida y tímida; pero quizá se debía al miedo a como acabaría la noche. Los cambios de humor en Edward me provocaban dolores de cabeza. Pasaba de estar furioso a ser el marido más tierno del mundo.

 ¿Quién lo entendía? Creo que ni él mismo. Bueno tampoco yo me entendía, de estar enojada con él pasaba a caer rendida en sus encantos, pero estaba irrevocablemente enamorada de él y por lo menos eso me excusaba, al ser tan vulnerable frente a este hombre.

 —Bueno… ya nosotros nos vamos—dijo Carlisle.

 —De acuerdo—le respondió Edward dándole un beso a su madre, para luego revolver el cabello de Jane, quien chillo molesta.

 —Gracias por tan bonita fiesta—musite enviándole una mirada significativa a mi cuñada, suegra y madre.

 —No hay de que, mi niña—murmuro mi madre rodeándome con sus brazos—te amo mucho bebé.

 —Yo también mamá—le susurre besando sus cabellos.

 —Un abrazo colectivo—declaro Jane llegando hasta nosotras, seguida de Esme. Unos minutos después la casa quedo solitaria. Me gire para enfrentar a Edward y su penetrantes mirada provoco que una cascada recorriera todo mi centro.

 —Bella…

—Edward—balbuceé llevando mis manos a su pecho.

 —Ya te he dicho que me encanta tu piel—asentí, al tiempo que él pasaba sus dedos por mi cuello. —Tú sabor—beso mi hombro mordisqueándolo.

 En un parpadeo me encontraba entre sus brazos, subiendo las escaleras. Con una pata abrió la puerta de mi habitación. Contuve el aliento cuando me coloco frente al gran espejo que adornaba la recamara, se tomo su tiempo besando la parte descubierta de mi espalda, bajando con torturosa lentitud el cierre de mi vestido. 

—Edward

 — ¿Hum?

 — ¿Qué estas haciendo?

 —Desnudándote, quiero que mires lo hermosa que eres—bajo el vestido hasta mi cintura, dejando al descubierto mis pechos desnudos. —tus pechos me vuelven loco—susurro ronco retorciendo entre sus dedos mis pezones.

 Un escalofrío de placer inundo mi cuerpo, concentrándose en mi centro.

 Me quito por fin el vestido. Un rubor cubrió mis mejillas al verme solo con mis pequeñas bragas de encaje, que casi no cubrían nada.

 —Esto tiene que desaparecer.

 — ¿Hum? —alcance a murmurar, para luego sentir como las tiras de mis bragas quemaban mi piel. 

—Perfecta…—gimió abarcando con su mano todo mi sexo, introdujo un dedo provocando que soltara un gritito de placer. Estaba tan excitada.

 —Siempre tan mojada—continuo diciendo para acariciar casi con arte mi clítoris. —Esta noche no quedara un solo rincón de tu cuerpo sin que sea marcado como mío.

 ©LunaDelCarmen. Todos los derechos reservados ®.
 N/A: Un capítulo que en lo personal me ha encantado escribirlo. Porque lo termine así… Bueno el lemon que le sigue esta larguito, veremos a un Edward muy seductor…Ya sabrán porque la fusión con los Denali.

Besos a todas aquellas que me enviaron mensajes dándome buena vibra para mi tesis. 
Gracias por los comentarios aunque sean para apurarme. Me hace muy feliz que les guste la historia. Cualquier pregunta, donde encontraran los adelantos y fechas de actualización se pasan por mi blog: 
http://caralunadc3.blogspot.com 
Besitos.