Cap 22: Sexualmente Activos

Rendicion

Cuándo llegué a casa me dispuse a terminar mi tarea de álgebra que no pude terminar en clases.

Me llevó alrededor de 45 minutos.

Sabía que tenía que cocinar, pero no estaba de ánimos para hacerlo, así que me tomé la pequeña de molesta de ordenar una pizza caliente.

Miré por la ventana, todo ya se encontraba oscuro, excepto por la iluminación de las luces de la calle.
Inhalé profundamente.

¿Qué estaría haciendo Edward en estos momentos?.

Y aunque quisiera, no me lo imaginaba en una situación normal, cenando con su familia.

¿Cuál era su secreto?, ¿Tan malo era que no podía ni siquiera saludarme en el instituto?.

Una oleada de soledad me abarcó por completo, haciéndome estremecer.

Inconscientemente llevé mis manos a mis ojos, y noté que lloraba en silencio.

Decidí que mis padres podrían cenar sin mí, y sin más subí las escaleras.

Me di una ducha caliente para poder despejar mi mente y calmar el dolor en mi cuerpo, pero fue imposible.

Me estaba terminando de colocar mi viejo pijama que consistía en unos pantalones de algodón celestes y una camiseta holgada color gris cuándo alguien me llamó a la puerta.

-Adelante- murmuré.
-Cielo- me llamó mi padre mientras asomaba su cabeza por un pequeño hueco de la puerta- Te hemos dejado un poco de pizza por si tienes hambre.
-Gracias- le sonreí débilmente- pero no creo que baje, estoy realmente agotada- dije mientras acomodaba mi cama para dormir.
-¿Ha pasado algo con Edward?- quiso saber Charlie.
-No en realidad, sólo estoy cansada por las clases- mentí.
-Okey, buenas noches Bells.
-Adiós papá.

Una vez que se fue, me recosté en mi cama, y me obligué a cerrar los ojos.

Mi mente divagaba de un lugar a otro, sin punto fijo, en todo lo que había pasado en este tiempo, hasta concentrarse nuevamente en Edward.

Bufé, sería una noche difícil.

Cómo si fuera necesario, me levanté y del cuarto de baño tomé unos analgésicos así podía dormir.
Sabía que no eran totalmente necesarios, pero si no los tomaba, probablemente no hubiera pegado un ojo en toda la noche.

Luego de un buen rato, comencé a sentirme pesada y realmente cansada, todo a mi alrededor se volvió nublado, hasta que finalmente mis ojos se cerraron.

Una sensación de deja vú se apoderó de mi cuándo me encontré parada en el bosque de Forks. ¿Qué hacía allí?, mi subconsciente me decía que tan sólo era un sueño, pero no pude evitar la razón de saber porqué.

La última vez que había soñado con el bosque, Edward y Jacob estaban juntos en el sueño.
Unos ojos amarillos a la lejanía me observaron, y me estremecí, pero no me asusté, al contrario, me llamaron la atención.

Una voz sedosa a la lejanía susurraba mi nombre, y pedía que me acercara a ella.

Quise acercarme a esa voz tan hermosa y cantarina, decirle que sería un placer deleitarme con ella, pero de pronto, otra imagen pasó frente a mí.

Un lobo del tamaño de un caballo pero mucho más corpulento, de cabello rojizo, me observaba con detenimiento, cómo exigiéndome algo.

Creo que no debería volver a tomar analgésicos, hacía que delirara sin más.

La voz sedosa nuevamente me llamó, y me concentré nuevamente en los ojos del fondo.

Un gruñido salió del pecho del lobo, pero le ignoré.

Comencé a caminar hacia la voz, y una sonrisa entre las sombras apareció.

Le devolví la sonrisa, absorta ante lo que estaba observando.

Una figura comenzó a formarse, hasta formar la silueta de un hombre.

De pronto, Edward apareció frente a mí.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas, lo que menos me esperaba es que fuera Edward quién saldría de allí.

-Edward- murmuré confusa- ¿Qué haces aquí?- inquirí curiosa.
-Ven Bella- susurró nuevamente, atrayéndome tan sólo con el sonido de su voz- Tienes que saber mi secreto- sonrió- ven.

Mis ojos se abrieron en la penumbra, y mi respiración comenzó a ser agitada.

¿Qué diablos significaba eso?.

Observaba mi reloj en la mesita de noche, y vi que eran alrededor de las 02:00 a.m.

De pronto, mi vista se posicionó en la ventana.

Reprimí el grito, porqué instantáneamente reconocí esa figura.

-Mierda-sisee- Edward, ¿Qué haces aquí?- dije al tiempo que me levantaba y abría la ventana para que pasase.
Suavemente pasó sin hacer el menor ruido posible, y se paró frente a mí, mientras yo me sentaba en posición de indio sobre la cama.

-Te extraño- dijo tristemente.
Le fruncí el ceño.
-Discúlpame, pero yo no soy la persona que te está ignorando, más bien creo que es al revés- dije molesta.
-Lo sé Bella, y lo lamento, pero…- agachó la mirada- no puedo vivir sin ti.

Odiaba ver a Edward así, ¿Porqué tenía que ser tan perfecto?. Di unas pequeñas palmaditas a mi costado para que sentara, y con un gran suspiro, se sentó. Apoyé mi cabeza sobre su pecho, aunque lo noté un poco más frío.

-¿Hace frío afuera?- murmuré confusa.
-En realidad no lo sé- se encogió de hombros para restarle importancia- yo siempre lo noto igual.
-Es que, estás muy frío- dije y él se tensó- ¿Estás bien?- murmuré mientras levantaba mi mirada para observar que lo tenía así.
-Estoy bien- siseó.

Pasó sus brazos alrededor de mi cintura e hizo una prisión entre su cuerpo y el mío, impidiendo moverme. Vi algo distinto en sus ojos, hoy por la tarde eran negros, y ahora eran… ¿Dorados?. Quise creer que sólo estaba loca, o que él quería volverme loca usando lentes de contacto.

De pronto, mis pensamientos se vieron interrumpidos por su voz.

-Quiero que sepas, que nunca malinterpretes mis acciones, ni las cosas que digo- dijo de repente- yo te amo Bella, y estoy intentando luchar conmigo mismo para no lastimarte.
Sus ojos estaban enrojecidos, pero no lloró.
Era cómo si intentara gimotear y llorar, pero algo le impidió hacerlo.
-Si quieres llorar, puedes hacerlo- le ofrecí- yo estoy aquí.
Rió irónicamente por lo bajo.
-No puedo- admitió y luego se mordió la lengua, como si estuviera prohibido decirlo.
-Si no quieres es otra cosa- le rectifiqué.
-M…, en realidad, no puedo.
-¿Cómo es eso?- dije aturdida por la noticia.
¿Me estaba tomando el pelo?.
-Muchas cosas han cambiado Bella.
-¿Y también esto?- dije mientras deslizaba mi mano por su mejilla.

También estaba fría. Por instinto, Edward cerró los ojos mientras sonreía. Con los ojos cerrados, se lo veía tranquilo, y en paz, cómo si no hubiera nada malo, cómo si todos los errores hubieran desaparecido y sólo fuera nuestro amor el que debía ser importante.

-Te extraño- le dije con la vista nublada debido a las lágrimas- te necesito- y él sabía a qué me refería.
-Bella- dijo con el semblante serio mientras habría los ojos- no puedo.
-Yo sé que puedes, sólo inténtalo. Si no quieres, o sientes que no lo lograrás, prometo no volver a tocar el asunto- le ofrecí- pero por favor, extraño hacer el amor contigo.

Sus ojos amarillos, supuse que debido a los lentes de contacto que no admitía usar, me miraron con culpa, pero con deseo.Tomó mi cintura y me subió encima de él. Tomó mi barbilla suavemente, intentando rozarme lo penos posible y acortó las distancias entre nosotros. 

Sus fríos labios me rozaron, y mi cuerpo cobró vida propia. Mordí su labio inferior al tiempo que él incrustaba su lengua dentro de la mía. Un gruñido de placer salió de su garganta, y yo sonreí, él lo estaba intentando, y lo hacía por mí.

Mis manos tomaban su cabello con posesión, incluso creí que le dolería, pero no se quejó.
Comenzaron a bajar suavemente, haciéndome estremecer al tocar cada centímetro de su piel.
Tomé el cuello de su camisa, y poco a poco comencé a desabrochar su camisa.