Cap 17: Eterno Amanecer

Por Diana Méndez   Publicado a las  8:21 p. m.   1 comentario


Cap.17 – TRAVESIA


Edward POV

Dormía placidamente junto a mi y no pude resistir tomar el mechón de cabello que caía sobre su cara para observarla mejor. Su boquita relajada y semiabierta, de vez en cuando dejaba escapar un suspiro. Nunca me cansaría de mirarla dormir. Era realmente adorable cuando se removía, o sonreía como en este momento. Mi nombre salio en un suspiro y hubiera dado cualquier cosa por saber que era lo que soñaba.

Pareció darle frío y la retire de mi pecho para cubrirla, pero se me ocurrió observar si era tan cierto eso de que estaba bien. Revise sus piernas, brazos, espalda y torso y no encontré una sola herida o golpe. Estaba feliz!

Podría amarla mientras lográbamos el momento correcto para su transición sin lastimarla? La respuesta era si! Siempre me tendría que medir, pero era una alegría ver que no me mentía solo para no hacerme sentir mal.
Ahora si, la cubrí con la manta y me levante. Faltaba poco para amanecer, así que baje por las maletas para que tuviéramos nuestra ropa a mano. Alice me había dicho que el día estaría gris y templado y que no tendríamos problemas en andar a la luz del día. Estaba ansioso por mostrarle mis planes de viaje.

El cielo se empezó a teñir de diferentes tonos de púrpura y decidí darme una ducha. Todavía podía sentir en mi piel el perfume de la suya. Al terminar me mire al espejo: parecía que mis ojos mantenían el mismo dorado y no pude evitar sonreír. Esta era una nueva mañana, un nuevo comienzo y una mejor vida para mí... para nosotros.

Escuche un suspiro aspirado y su voz, mezcla de asombro y susto, mencionándome. Abrí la puerta, envuelto en una toalla y allí la encontré sentada en la cama, sosteniendo la sabana sobre si.

-Bella, que sucede? Estas bien? – ella me miro sorprendida

-Como paso esto? Mejor dicho... Cuando paso? – y señalo el respaldo que ya distaba mucho de serlo. Hierros retorcidos o faltantes era lo que podía verse. Me acerque a ella y tome su mano.

-Lo siento! Se lo mucho que te gustaba, pero debía canalizar mis... "excesos" en algo que no fueras tu. – y ella sonrió, poniéndose de pie y abrazándome por la cintura.

-Pues no recuerdo haber escuchado nada de eso. – y se rió, mientras pasaba su mano por mi rostro – Estas húmedo... Te ves hermoso!

-Tu eres la hermosa aquí! Y... Buenos días! – rió, paso sus manos por mi cuello y se paro en puntas de pie

-Buenos días! Quiero creer que no perderás la costumbre de mi beso matutino ahora que estamos casados, no?

Sonreí y me acerque a su boca. Nuestros labios se encontraban fervientes como siempre y mis manos recorrieron su espalda presionándola contra mi. Sus senos desnudos sobre mi pecho húmedo reaccionaron, causando un efecto devastador en mi. Su mano retiro mi toalla y ahí estábamos nuevamente besándonos y tocándonos sin poder evitarlo.

-Creí... que nos... iríamos... de viaje – susurre en su boca entre besos.

-Cual... es el... apuro? – y su boca insistente, mordía mi mentón y mi mandíbula para luego volver a mis labios.

-Sabes que podemos hacer el amor también adonde vamos? – sus besos en mi cuello se detuvieron. Me miro extrañada.

-Ah... Eso quiere decir que ahora no? – sus ojos serios se detuvieron a obsérvame.

-No... No dije... eso – descolocado, no supe que responder. Automáticamente me soltó y me dio la espalda, para subirse a la cama cual niña pequeña.

-No? – y después de que se me pasara el desconcierto me di cuenta que jugaba conmigo. Y me quedo aun mas claro cuando puso cara como triste – Claro... ya no me deseas! – me reí y la tome en mis brazos para besarla.

Ella quedo colgando de mi cuello mientras se reía sobre mi boca. Su lengua jugo con la mía volviendo los besos mas y mas ardientes. Me senté en la cama y cambio de posición, montándose sobre mi regazo, provocándome, meciéndose contra mi. Sus dedos se enredaron en mi pelo deslizándose por mi nuca, y mis manos la acariciaban lentamente mientras su corazón se desbocaba.

El roce de su piel parecía generar un calor sobrenatural y sentía la quemazón sobre la mía. Dios, era tan deliciosa! También para mí constituía todo un aprendizaje. Una nueva manera de conocerla, de complacerla, prestando atención a sus suspiros, a sus murmullos mientras acariciaba su piel, sus senos, su sexo, que palpitaba tanto como su corazón...

Volvimos a hacer el amor, ella sentada en mí, besándonos con pasión con sus ojos clavados en los míos. Parecía que la práctica lograba que me sintiera mas confiado y mas libre. En eso debería darle la razón. Cada uno de sus jadeos hacían que quisiera darle mas de mis caricias, de mis besos, mas... Y para cuando logramos llegar, nos deje caer sobre la cama, que se quejo crujiendo audiblemente. El respaldo se desprendió, golpeando contra la pared y dos de las patas cedieron inclinando la cama y logrando todo un escándalo. Nos miramos y nos reímos a todo pulmón. Menos mal que estábamos en medio del bosque!

Después del ataque de risa, fuimos al baño a darnos una ducha juntos. Tuve la gran satisfacción de enjabonar su espalda y disfrutar de algo que estaba entre mis fantasías desde el tiempo en que compartíamos la casa en Chicago. Parecía que había pasado tanto tiempo!

Cuando terminamos, la envolví en una toalla y ella a mi, aunque siempre jugando. La hice ponerse de espaldas y seque su cabello, a ver si al no estar de frente lograba que dejara de provocarme. Ella solo se reía.

Al salir le tome la mano y la deje frente al sillón donde había acomodado el vestuario que Alice me había indicado. "Dice Alice que te pongas esto, que es lo adecuado para el lugar donde vamos" Ella sonrió y empezó a vestirse. Yo tome la maleta e hice lo mismo cerca de la cama mientras la observaba. Alice había elegido para ella pantalones sueltos blancos, blusa azul de mangas cortas y cinturón rojo. Adoraba verla en azul!

Se paro frente al espejo y se observo con una gran sonrisa. Y luego frunció el ceño. Por que diablos no podía ver que pasaba dentro de su cabeza? Me miro a través del espejo y me observo: yo vestía exactamente al revés, pantalón azul y camisa blanca. Estonces su cara se ilumino y se lanzo corriendo hacia mi.

-Iremos a navegar? – pregunto con una gran sonrisa

-Por que tenias que arruinar mi sorpresa? – y se rió y me beso, feliz.

Antes de bajar nos detuvimos unos segundos a observar la habitación: deberemos comprar una cama nueva. Me dio un poco de vergüenza que todo quedara en ese estado. Sabia que la familia vendría a ordenar la casa.

Bajamos, prepare su desayuno y dejamos todo listo. Las maletas nuevamente al auto y salimos tranquilamente hacia Port Ángeles. Y Alice tenia razón: El tiempo nos acompañaba gris y templado lejos de cualquier lluvia.

Al llegar a puerto la despiste. En lugar de tomar la ruta del otro día, giramos hacia el lado contrario y fuimos directamente a dejar el auto bajo el estacionamiento techado. La ayude a bajar, tome las maletas y le dije que me siguiera. Ella traía una canasta con comida que Esme le había preparado.

Cuando nos acercamos al embarcadero me detuve, ella lo hizo conmigo y baje por una de las veredas hacia el amarre donde estaban los veleros de gran porte. Espere y la llame al ver que se había quedado parada observando.

Aquí estábamos frente a un gran velero de casco negro y velas blancas, cuya cubierta tenía el bello tono de la madera de cedro. El "Great Heart" era un velero maravilloso y seria quien nos albergara durante nuestro viaje de luna de miel.

-Amor, que paso con el "Lost Soul"? – pregunto ella sorprendida

-Hoy no vamos a salir en el. Saldremos en el "Great Heart" porque es mas apropiado para navegar tantos días y poder ir hasta... California. – respondí mirándola. Una gran sonrisa se instalo en su cara.

-Vamos a navegar en esto? Es hermoso! – y saltaba como una nena mientras se abrazaba a mi.- De quien es el velero?

-Es de Esme. Carlisle se lo regalo en un aniversario porque ella adora salir a navegar... Igual que tu!

-E iremos a California? – y se quedo pensando- No es muy soleado para ti?

-No iremos a tierra, sino que recorreremos las islas hasta la Isla Catalina. Que te parece?

-Me parece maravilloso! Nos vamos? – Y se subió toda entusiasmada. Me asombraba que dentro del bote, Bella perdía su torpeza habitual y se volvía toda una experta, como algo natural para ella.

Soltamos amarras y salimos lentamente de puerto. Alineamos las botavaras e izamos las velas, quedando al descubierto sobre el ángulo inferior de la vela delantera la cresta familiar. Una vez que pasamos la escollera, las olas hacían que el bote cabeceara levemente. Pero Bella parecía soportarlo perfectamente. Se había parado junto al palo mayor, sosteniéndose de el con una mano y extendiendo la otra. Dejaba que la brisa hiciera ondear su ropa y su cabello. Era una imagen de belleza única! En mi cabeza automáticamente se genero el recuerdo del Claro de Luna de Debussy... Dios! Estoy hecho un tonto! Pero la amo más allá de la razón.

Consulte si sentía algún mareo ya que es muy diferente navegar a mar abierto, y me dijo que no, que estaba bien. El barco era veloz, y alrededor de las cuatro, estábamos ya frente a la Bahía Neah, a un paso de salir a pleno océano.

-Bella, te sientes bien? Has comido algo?

-Si, tome algo de te y comí una manzana. Todavía no tengo tanto hambre.

-Bien, debo advertirte, saldremos al Pacifico en unas cuantas millas y se sentirá diferente. Allí es mas profundo. Ven aquí, conmigo.

Ella camino hacia mi, y la puse al timón. Me miro sorprendida y la deje al mando mientras iba a ajustar las velas. Se la veía muy seria y concentrada en su función.

El color del océano marcaba el limite a pesar que aun avistábamos la costa. Ajuste el foque y las velas se hincharon dándonos la fuerza que necesitábamos. Volví con ella y me quede pegado a su espalda, apoye las manos sobre las suyas, vire un poco el timón y tomamos el camino hacia el océano. El velero rolo un poco y ella se rió ante el cambio, pero la notaba feliz.

Para cuando llegaba el atardecer, ya habíamos pasado la Isla Carroll –que no era mas que una roca enorme - y para cuando empezó a perderse la luz, nos acercamos a fondear cerca de la Isla Tskawahyah. No había mas que árboles allí, pero era un lugar reparado. Tire anclas y nos dispusimos a hacer noche.

Bella se calentó sopa que había en un termo en la cesta y comió parte de pastel de boda que también nos había dejado Esme.

Nos acomodamos en el camarote de proa que tenia una cama cómoda y grande. Me desvestí y solo con mis calzoncillos me metí en la cama. Ella apareció en la puerta con su camisón de organza color durazno. Pero esta vez sin nada debajo. La tela ondulante y suave caía sobre su cuerpo deliciosamente. Me apoye en mis manos a observarla. Era toda una visión! Sus senos erectos se destacaban bajo la tela, mientras se acercaba con una sonrisa pícara. Creo que esta vez la prenda estaba siendo utilizada en la forma adecuada. Se subió a la cama, se sentó de rodillas frente a mí y se rió.

-Que?

-Menos mal que pasamos la primera noche en casa, de lo contrario hubiéramos hundido el velero de Esme! - Y nos reímos a mas no poder. No había tenido en cuenta eso.

-Es verdad! Pero tu eres muy inteligente – y pase mi mano por su mejilla y por su cuello - y pudiste preveer que era una noche difícil y que era mejor estar en un lugar conocido.

-Además, deseaba que el recuerdo de ella quedara impregnada en esas paredes. Siempre recordare que fue allí donde me hiciste tuya por primera vez.

Y nos miramos con tanto amor! Pase mis manos por debajo de la prenda y la atraje a mi, apoyándola sobre mi pecho. El camisón salio disparado por los aires, lo mismo que mi ropa interior. Los besos y las caricias no tardaron en encendernos, y volví a hacerla mía. Ya me sentía más seguro y a pesar que tomaba mis recaudos, lo disfrutaba mucho más. Cada vez era mejor.

Así pasamos los días, navegando durante el día y amándonos por las noches. Cuando llegamos frente a las costas de California, Bella salto victoreando nuestra hazaña.

Decidimos al atardecer entrar en el puerto de una pequeña ciudad llamada Crescent. Bella había consumido todos los víveres que llevábamos a bordo y debíamos ir por más. Parecía que el mar le abría el apetito.

Cargamos las provisiones y salimos a caminar por el pequeño casco urbano. Nos deleitamos con la caminata entre mimos y besos. La gente nos sonreía al pasar, cosa totalmente extraña para mi. Pero creo que se debía a la felicidad que irradiábamos.

Volvimos al bote a pasar la noche y a la madrugada, mientras ella dormía después de hacer el amor, leve anclas y salí de puerto. La corriente nos favorecía así que encare a toda velocidad hacia las Islas Farallón. No solo es un lugar fascinante sino que posee gran cantidad de fauna, lo que posibilitaría que me alimentara con facilidad.

Al promediar la mañana, el sol estaba alto y me puse mi campera y mi gorra para evitar resplandecer bajo el sol. Las Farallón, en una de sus islas, tienen un faro y no quería llamar la atención. Escuche a Bella despertar, pero había dormido mas de lo normal. Subió tambaleándose y fregándose los ojos, envuelta solamente en la manta de dormir.

-Buenos días, dormilona! – le dije sonriente. Ella corrió hacia mí, a besarme y a abrazarme.- Como amaneciste hoy?

-Buen día, amor! Es que dormí muy profundo y cuando desperté no entendía donde estaba. Mmm... ven conmigo a la cama – dijo y beso mi cuello.

-Mi cielo, ya falta menos para llegar a destino. Ve tu y duerme. Te llamo cuando lleguemos. Prometo que te va a gustar. – tiro de mi camisa para que me inclinase y me beso sugestivamente, mordiendo mi labio inferior. Pero estábamos en medio del océano y no podía detenernos. – Lo siento... Prometo bajar luego.

Ella me soltó y salio corriendo para bajar a la cabina, cuando se dio vuelta y me saco la lengua para luego sonreír. Era un niña traviesa. Escuchaba desde aquí que no había vuelto a la cama, sino que se dio un baño, se vistió, y preparo su desayuno. También la escuche ordenar la cama y la cocina.

Cuando alcanzamos destino, el mar se sereno y respire satisfecho de lograr mi objetivo. Las Farallones son unas islas rocosas y en general, el fondo marino que los rodea también. La gente dejo de venir por aquí por que muchos encallaban y las embarcaciones naufragaban. Pero con Carlisle habíamos descubierto una ruta segura a este atolón hace muchos años y era muy hermoso. El agua de un color azul verdoso y traslucido permitía nadar en un mar muy sereno. Las circulares paredes rocosas nos reparaban de los vientos y era un lugar ideal para quedarnos. Empecé a recoger las velas, cuando Bella salio a cubierta.

-Esto es muy hermoso! Nos quedaremos aquí?

-Si, unos días al sol para nadar y jugar... – y ella sonrió

-Ya mismo bajo por mi traje de baño

-Aquí nadie te ve, amor. Si gustas puedes prescindir de el - le dije sugerente y ella rió.

Amarre las velas, asegure las anclas y baje al camarote a dejar mi campera y mi gorra. Aquí no los necesitaba, lo mismo mis zapatos y mi camiseta. Ella estaba desvistiéndose.

-Vamos a nadar ahora?

-Si, pero luego debo ir a cazar. Es mas seguro para nosotros.

-Quieres hacerlo ahora? Esperare aquí.- y acaricie su mejilla.

-Te amo

-Y yo – y nos besamos de una forma que tuve que poner lo mejor de mi para irme. Ella rió y me acompaño a cubierta para despedirse de mi.

Nade y cruce al otro lado del atolón y a mitad de camino me encontré con uno de los peñascos de las Farallones Norte. Un grupo de leones marinos descansaba allí bastante lastimados hasta que encontré la razón: una orca estaba en las inmediaciones. Era raro encontrar una tan al Sur y sola. Así que al ubicarla, en lugar de huir decidió atacarme. Lo sentí por ella pero era un depredador menos. Las ballenas grises de la zona, agradecidas. A Bella le gustara verlas.

Volví satisfecho alrededor de las cuatro de la tarde. Note que había almorzado y dormía una vez mas placidamente acurrucada en la cama. Me seque el pelo y me cambie para acostarme a su lado.

-Hola! – murmuro

-Hola... cansada? – dije mientras ella se acomodaba sobre mi pecho

-Mmm... un poco.

-Duerme

Y así se fue parte de la tarde. No podía creer que durmiera tanto. A eso de las 6 me levante para prepararle te, sacar unos muffins que habíamos comprado en puerto, y mermelada de arándano. Puse el agua a calentar y el silbato de la tetera pareció despertarla. Restregándose los ojos como una nenita vino a mi, a abrazarme.

-Amor, te sientes bien? No tienes fiebre? – y bese su frente, controle su pulso y observe sus ojitos todavía pequeños.

-No, lo que tengo es hambre! Que rico! - y se sentó a comer con ganas.

Luego de la suculenta merienda salimos a cubierta a mirar el atardecer y así se fue el día. La noche fue tórrida ya que según dijo estaba hambrienta de mi. Mi esposa era una mujer de pasiones álgidas.

La mañana siguiente fue alegre y divertida, así como los días sucesivos. Buceamos junto al bote, hicimos una excursión al atolón y pudimos avistar ballenas grises. Bella estaba encantada. Las noches eran apasionadas y los miedos se habían perdido completamente.

Una mañana, con el sol aun oculto pero prometiendo estar picante, Bella se revolvió en la cama como en un mal sueño. La toque y parecía no tener fiebre pero estaba transpirada.

La desperté suavemente, ella me abrazo y cuando fue a darme un beso, su cara cambio de expresión y subió corriendo a cubierta. La seguí y la encontré arrodillada vomitando en la popa. Tome su pelo para que no le molestara y ella manoteaba conmigo pidiéndome que me fuera.

-Vete!

-No! Me necesitas – y otra arcada para despedir agua. No quedaba ya mucho en su estomago.

-Por favor...

-No, en salud y enfermedad, recuerdas? – ella me miro y pareció que las nauseas se habían ido. Se acurruco y la tome en brazos para entrar al camarote. No podíamos quedarnos allí desnudos a esa hora. Tomaría frío y le haría mal.

-Déjame lavarme los dientes por favor... – y me quede con ella.

-Crees que puede haber sido algo que comiste?

-Puede ser... Demasiados camarones y chocolate? – y puso cara de asco.- Solo de pensar en ellos me da ganas de vomitar otra vez.

-Es que comes muy rápido!

-El mar y el ejercicio nocturno me dan hambre! – dijo sonriente. Y sus colores habían vuelto. – Ya me siento mejor! Voy a preparar el desayuno – y me quede sorprendido

-Tienes hambre?

-Como un león!

Así pasamos dos o tres mañanas y siendo que ya hacia 15 o 16 días que estábamos lejos de casa decidí volver para que Carlisle la viera. Bella protesto al principio, pero navegaríamos a Catalina en otro momento. Ahora estaba preocupado por su salud.

Hola!

Esta luna de miel, solos en el oceano, con el murmullo de las olas pegando en el casco, mientras un Dios como Edward te mima, te besa... Quien, pero quien podría quejarse? Sobre todo cuando podemos ver todo lo que se genera en su interior, toda la belleza que irradia por fuera y por dentro en el amor que le da a Bella. Pero nada puede durar para siempre... o si?

Muchas pero muchas gracias por sus devoluciones. No nos cansaremos de decir que sus comentarios son vitales para nosotras. Muchas gracias a las chicas que nos leen en Diario Twilight. No sabemos por que, pero ultimamente se nos ha vuelto dificil responderles alli, pero ... MIL GRACIAS!

Tambien nos complace - y nos sorprende - encontrar que muchas de ustedes y nuevos lectores, han ido a leer nuestras otras historias. Desde el fondo de nuestro corazon... Gracias!

Les dejamos un beso y un abrazo. Les deseamos un gran fin de semana

Micky y Alice

Acerca del Autor

Nos dedicamos a brindar información a todos los fans de la Saga Crepúsculo. Desde entonces nos hemos encargado de cubrir premieres, eventos, actualizar día a día nueva información sobre el cast. Después de que terminó la épica Saga en Noviembre del 2012, seguimos los proyectos de cada actor como corresponde.
Lee más en: Conócenos

1 comentario:

  1. Anónimo5/18/2012

    ACTUALIZA POOORFA! ESCRIBES MUY BIEN! ACTUALIZA!!!

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