Cap 3: Breathe Me

Capítulo III


El gran salón se encontraba abarrotado por todos los miembros de las familias más adineradas de la región. La decoración no era fea, pero para mi gusto se encontraba muy recargada.

—Edward y Bella Cullen —dijo Carmen Denali interrumpiendo mis pensamientos, y acercándose a nosotros con una sonrisa—Gracias por acompañarnos esta noche.

Edward esbozo una sonrisa.

—Disfrutad la velada. —Hablo Eleazar estrechando la mano de Edward —Si nos disculpan debemos ir a saludar a unos familiares que acaban de llegar.

—Adelante. —hable por primera vez desde que habíamos llegado a la residencia de los Denali.

No es que no me agradaran Carmen y Eleazar, sino que era de aquellas familias superficiales de la alta sociedad. Demostraban ser amables hasta con las personas que no eran de su agrado. ¡Eso me fastidiaba!

—Bella—dijo Jane con la boca llena—Debes probar estos bocadillos está buenísimos.

—Mis padres te enseñaron buenos modales Jane—la regaño Edward.

— ¡Bah! —exclamo Jane con fastidio. —Solo esto nos faltaba.

Como si se tratase de un borrón Tanya Denali se lanzo a los brazos de Edward con tanta efusividad que trastabillaron y mi marido tuvo que sostenerla por la cintura.

—Edward me da tanto gusto el que hayas podido venir—susurro la víbora esa como si no estuviésemos allí.


Edward asintió con un movimiento de cabeza.


—Isabella—pronuncio Tanya no disimulando su desagrado. —Pensé que no te vería por aquí.


Jane iba a replicar, cuando su hermano se adelanto sorprendiéndonos a ambas


—Es mi esposa Tanya, somos una pareja—explico como si fuese retrasada—Es lógico que asistamos juntos a los eventos.

La cara de la Zorra se tiñó de rojo. —No quise insinuar nada Edward —quiso arreglar la situación

—Si nos disculpas—entrelazo nuestros dedos—Mi esposa y yo debemos saludar a unos conocidos.

Lo seguí hasta encontrarnos con los Hale, eran una familia muy amable a pesar de que su hija Rosalie parecía siempre estar de mal humor.

—Tu vestido es precioso Isabella—comento Rosa Hale con aprecio—No he visto ese modelo en ninguna casa de moda.

—Muchas gracias Rosa—le sonreí.

—Bella, luces hermosa—susurro Jasper besando mis mejillas— ¿Cómo has estado?

—Muy bien Jasper. ¿Qué tal tú?

—De aventurero como acostumbra—respondió Benjamín por el—Estás preciosa Bella—elogio besando mi mano.

—Gracias Benjamín, tu también luces muy apuesto.

—Por Dios hombres dejen en paz a mi esposa—dijo Edward pasando sus manos con posesividad por mi cintura—Estoy a punto de pensar que están secretamente enamorados de ella.

—Calma hermano—rio Jasper—Déjate de celos, no demuestres tu inseguridad.

Edward celoso.

Las piernas se me volvieron gelatina y tuve que sostenerme a su chaqueta para no caer.

— ¿Ocurre algo? —me pregunto Edward al oído. Su aliento caliente encendiendo cada una de las terminaciones nerviosas de mi cuerpo.

Negué con la cabeza.

—Bella préstanos a tu esposo unos minutos—hablo Jasper usando su tono formal—Quiero discutir unos problemillas de mi negocio.

Me reí por su fingida formalidad.

—Ya vuelvo—murmuro Edward besando mi mejilla.

La corriente que embargaba mi cuerpo cada vez que él me tocaba, me azoto con una fuerza desmesurada.

Es solo una pantalla Bella, sólo lo hace por que hay muchas personas a su alrededor.

Sacudí con brío la cabeza como si con eso consiguiera alejar todas las fantasías que creaba mi iluso corazón.

Observe a Edward interactuar con sus amigos Jasper y Benjamín. Se conocían desde la infancia y desde entonces eran inseparables.


Jasper Hale era un hombre aventurero y muy mujeriego, hasta ahora no había mujer en la tierra que lo había cazado como decía él mismo. En cambio Benjamín Robson era un hombre más de hogar, de esos que sueñan con tener una profesión y luego formar una numerosa familia.


Eran los tres mosqueteros, más que amigos parecía que fuesen hermanos. Me alegraba mucho que Edward contara con amistades de esas que duran para siempre.

—Puedes llevar su apellido, pero el hombre sigue siendo mío—dijo Tanya llevando su copa llena de champan a su boca.

Forcé una sonrisa.

No permitas que te arruine la noche… ¡No lo permitas!

—Sabes algo Tanya; me da tanta lástima que ya vamos para un año y aún no aceptes que yo soy la esposa de Edward. Soy la que comparte su cama y a la que todas las noches le hace el amor con una pasión insaciable—balanceé mi copa, esbozando una cruel sonrisa. —Seré la madre de sus hijos, ya va siendo tiempo de que aceptes la realidad querida.

Te ganaras un Oscar por tu buen guion de mentiras.

—No cantes victoria, yo todavía tengo muchas cartas por jugar.

—Adelante…Juega tus supuestas cartas, quieras o no Edward seguirá siendo mi marido.

—Eso lo veremos—murmuro recorriendo con cara de fastidio mi vestido—Por cierto, el color que llevas está noche no te queda.

Iba a responderle cuando una voz profunda y desconocida me interrumpió.

—No estoy de acuerdo con usted señorita Denali —dijo con una sonrisa el hombre de ojos oscuros—En mi opinión el color que lleva la señora Cullen le sienta fenomenal.

—Gracias.

Sonreí con el rubor cubriendo mis mejillas.

—Me disculpan—dijo Tanya con odio alejándose entre la multitud.

—No imagine encontrarme con mi jefa en esta reunión—dijo bromeando Paul Meraz. —Esa mujer destila veneno por los poros. —cambio de tema.

Reí de su ocurrencia.

—Eres la primera persona que lo dice tan abiertamente.

—Bueno, estoy seguro de no ser el único que lo piensa.

—Tienes razón—susurre al tanto que un camarero me cambiaba la copa.

Paul frunció el ceño examinando mi copa.

—Sospecho que no te gusta beber.

—Sospechas bien—respondí alzando el dedo pulgar. —Me consideraran una rara pero el sabor del licor para mí es asqueroso.

La carcajada que profirió Paul retumbo en todo el salón.

Mordí mis labios nerviosa, ya que todos los invitados tenían los ojos puestos sobre nosotros.

—Paul—pronuncio cortante Edward—Si me disculpas deseo bailar con mi esposa.

El interpelado asintió tratando de contener la risa.

Edward me arrastro hasta la pista de baile donde había unas pocas parejas. La banda tocaba una suave balada.

Coloque mis manos sobre sus hombros y él aferro las suyas a mi cintura, siguiendo el compas de la música. Así pegada a su cuerpo viril me era difícil pensar; deseaba con todas mis fuerzas que bajara la cabeza y se apoderara de mis labios y como si se tratase de una orden sucedió….




LunaDc. Todos los derechos reservados.

*Mi dirección de blog: http://caralunadc3.blogspot.com

N/A: Gracias a todas por sus hermosos comentarios que me dan ánimos para seguir escribiendo.

Disculpen la demora pero estaban formateando mi computadora que estaba llena de bichos raros =/
¿Abra beso o No? Quiero saber sus teorías.

Besitos.

Luna