Twilight Tuesday- La pareja del millón

Queridos míos, todos aquellos que hemos sobrevivido a la fiebre de estos sanguinarios Hunger Games, bienvenidos sean. ¡Feliz Primavera! Quisiera que hoy tratásemos un tema quizá más delicado de lo que cabría imaginarse. Es algo que adoramos, que nos cautiva, que nos fascina, y en lo que a pesar de que no podemos estar seguros de que es verdadero centramos muchas ilusiones. Hablemos de Robsten.

No es necesario que explique nada. Sabemos que es esa hermosa pareja formada en el set de Twilight, la primera película de la Saga. Y desde el momento de su creación ha sido el blanco de especulaciones y chismes, quizá la pareja de la que más rumores han nacido en los últimos años: de ser por la prensa amarillista, ya se habrían casado cinco veces, divorciado otras tantas y concebido al menos ocho hijos.

Es impresionante la cantidad de misterio y especulaciones que envuelve a Robert y Kristen. Robert y Kristen. Suena raro, ¿no?, después de años de llamarlos sólo Robsten. Los vemos como una unidad, uno solo, extensiones de un mismo ser.

Robsten fue amor a primera vista. Robert no se avergüenza de contar que su primer impulso al conocer a Kristen fue pedirle su número. Hicieron clic automáticamente y pasó poco tiempo para que estuvieran formalmente juntos. Son una pareja extremadamente discreta y reservada; de por sí a ninguno le agrada dar detalles de su vida privada, y juntos son indescifrables. Sin embargo, por la enorme cantidad de paparazzi y espías que los rodean, hemos podido descubrir algunos de los rasgos de su dinámica como pareja. Se hacen regalos costosos mutuamente: pianos, guitarras, etc., ya que ambos son apasionados de la música.

Sin embargo el regalo más bonito que Robert le ha hecho a Kristen fue Bear, el perrito oficial de la pareja. Salen a cenar con amigos, y también disfrutan de invitarlos a su hogar. Su indumentaria es sencilla y cómoda, quizá fachosa y definitivamente no a la altura de la belleza física de ambos, pero es auténtica, muestra quiénes son en realidad, y eso se aprecia mucho, mucho más.

También se acompañan en las locaciones, aunque esto a veces es más por celos. Un día se supo que Robert y Emilie de Ravin habían desarrollado una gran amistad en el set de Remember Me, y al otro Kristen aterrizaba en Manhattan. Más tardó en salir a la luz que Kristen haría algunas escenas subidas de tono en On The Road que Robert en desplazarse a la locación. Después, pasados los pequeños arranques de celos, hacen su aparición en las premieres, como cuando Kristen acudió a la de Water For Elephants.

Es hasta cierto punto tierno ver cómo son tan posesivos uno sobre otro, porque aprovechan esas visitas y cualquier otro segundo que sus apretadísimas y por desgracia separadas agendas les permiten. Fueron a una boda hace un par de años, salieron a cenar con gente de SWATH ahora que Kristen estuvo en París (adivinen cuánto tiempo tardó su hombre en reunirse con ella), y hacen hasta lo imposible por conseguir un poco de tiempo privado para ellos.
Pero nada de esto nos ayuda con la pregunta crucial que nos ha perseguido durante tres años, a Kristen y Robert más que a nadie: ¿por qué hay tanto alboroto alrededor de Robsten? Muchos los ponen en duda por el cliché que resulta el ver a coprotagonistas juntos; se trata de una historia de amor que ha dejado millones y millones de dólares y un romance como éste, offscreen, resultaría muy redituable. Por si fuera poco existe el halo de misterio del que hablábamos antes, la duda alrededor del hecho de que no sabemos si esta pareja realmente existe. Es obvio que sí, dicen algunos, pero si lo fuera no existirían criaturas como los Nonstens, quienes insisten en que Robsten no es más que una estrategia publicitaria.

La verdad es que absolutamente nada de eso importa. Quién dijo qué, qué nuevo tabloide consiguió qué chisme, cuánto dinero se embolsó este o aquel paparazzi por abalanzarse sobre alguno de los dos al salir de algún lugar o entrar a su casa. Nada de eso tiene el más mínimo valor, para nada y para nadie.

A fin de cuentas, por duro que suene esto, ¿qué nos importa? No es asunto nuestro. Sí, los amamos. Sí, los adoramos. Sí, los veneramos y nada nos fascinaría más que verlos juntos, pero con todo eso no se justifica el acoso del que Robert y Kristen han sido objeto durante años. Los fans casi canonizan a quienes suben fotos de Robert y Kristen en su casa, en una boda, en un restaurante, en una calle, pero por favor deténganse a pensar en lo que sienten ellos cuando no pueden dar un paso, vamos, no pueden ni estar en su hogar sin que circulen imágenes.

Lo han dicho varias veces, piden comprensión y respeto; sin embargo durante años han sido cruelmente ignorados, su privacidad invadida. Imagínense cómo se sentirían ustedes si quisieran pasear con su novia o novio y apenas abren la puerta de su casa cuando ya les llueven flashazos de cámaras. Sentarte a cenar, y que para cuando te levantas imágenes de la velada entera ya están en blogs, cuentas de Twitter y siendo vendidas a periódicos y revistas. Horrible, ¿verdad? Sin embargo hay oleadas de felicidad con cada candid. Sin embargo los fotógrafos se enojaron cuando en París Kristen les dijo “Are you cold? Freeze to death!”

Yo soy firme creyente de la existencia de Robsten. Pienso que el amor salta a la vista en cada entrevista, en cada sesión de fotos, en cada escena de la Saga. Me encanta verlos apoyándose mutuamente en las premieres, o visitándose en sus rodajes, o paseando a Bear. Nada de eso se pone en duda, y sé que miles de personas compartimos ese sentimiento. Pero si realmente los amamos tanto (y sé que sí lo hacemos) nuestra mejor forma de demostrárselo es respetando su intimidad, entender que antes que actores o superestrellas de cine son seres humanos enamorados que quieren gozar de su relación en paz.

Sobretodo gente como Robert y Kristen, tan discreta, tan privada, que prefiere mantener un bajo perfil y a quienes les destruimos la vida al perseguirlos día y noche. Si yo estuviera en su lugar, tendría bastante dificultad en pensar que esa adolescente enloquecida que aplaude y grita cada vez que un pseudoreportero roba una imagen de mi vida realmente me quiere. Más bien sentiría miedo. Piénsenlo de esa manera, si los seguimos hostigando jamás harán al Golden Child, por miedo a que haya paparazzi en el momento.

Si de verdad queremos demostrarles nuestro afecto creo que lo más considerado, lo más amable, sería dejarlos en paz en la medida de lo posible. No compren revistas que les vendan nuevos chismes baratos de Robsten. No apoyen ni feliciten a quienes hacen circular fotos de Kristen y Robert en su casa, en familia o con amigos. Piensen cómo se sentirían ustedes si su vida íntima se estuviera subastando al mejor postor.

Entonces hagámoslo, probemos nuestro amor a Robsten respetándolos en su relación, apoyándolos en lo que decidan, celebrando lo que ellos quieran compartirnos sin robarles esos momentos que son sólo suyos. Démosle el espacio vital que cualquier pareja necesita y eventualmente eso se traducirá en que ellos mismos sentirán más confianza de mostrarnos lo que realmente ocurre entre ellos.

En fin, adorados, por ahora es todo. Prohibidísimo enamorarse de Josh Hutcherson mientras Liam Hemsworth ronde el planeta. Los hermanos Hemsworth son los verdaderos homenajes a la belleza masculina. Afortunadamente el más guapo está de nuestro lado, con nuestra princesa, en SWATH, y el otro, pobrecillo, ha tenido que conformarse con Jennifer Lawrence y su espeluznante cabello rubio. Por eso es que hay que hacerle justicia y no ponerlo debajo de Hutcherson.

Cuídense mucho, sean felices, y hasta el próximo Twilight Tuesday

XOXO