Cap 2: Breathe Me

Capítulo II


—Estaba pensando en vasijas de vidrio redondas llenas de piedras azules—dijo Jane escribiendo con esmero en un cuaderno rosa que reposaba sobre la mesita del jardín. —El azul fue el color dominante en su boda, gracias al cielo es el favorito de ambos.

De la media hora que llevaba parloteando sobre los preparativos del aniversario, era la primera vez que realmente le prestaba atención.

No la estaba escuchando, tenía mis pensamientos puestos en Edward y en su obstinación por asistir al coctel que celebrarían los Denali. Llevaba muchas horas dándole vueltas al asunto y ni siquiera había decido si asistir o no.

— ¿Qué te parece una orquesta?

—Me parece bien—le respondí restándole importancia.

Jane resopló mirándome con desaprobación, lo que me hizo sentir como una mala persona. Ella estaba poniendo todo su tiempo y empeño en la fiesta, y yo no cooperaba en nada, ni siquiera prestaba atención.

— ¿Estás así por la velada de esta noche?

¡Rayos! Jane era muy perceptiva.

—No debes preocuparte Bella, esa zorra no se acercara a mi hermano está noche. Yo no se lo permitiré y no creo que Edward sea tan estúpido.


Asentí no muy segura de su análisis.

— ¿Has invitado a Benjamin para esta noche? —le pregunte para cambiar el rumbo de la conversación.

No quería que mi cuñada sospechara que mi desconfianza se debía a que casi estaba segura que los supuestos viajes de negocio que su hermano realizaba muy a menudo, tenían como único fin reunirse con Tanya, quien antes de casarse conmigo había sido su amante.

—Su madre no se encuentra muy bien de salud y él se quedara con ella. —sonrío con tristeza.

Sulpicia, la madre de Benjamin había caído en una profunda depresión desde la muerte de su marido.

—Bueno, Bella—continuo Jane—. Entonces ya está todo listo las invitaciones, el menú, la música y la decoración. Sólo falta tu vestido, de mi hermano me encargo yo. —termino con un guiño.

—Por el vestido no te preocupes—le sonreí. Ya sabía quien podía ayudarme con ese tema.

Bebí un poco de limonada paseando la vista por los alrededores. El aire fresco que se respiraba en la hacienda (*) era fenomenal.

— ¿Has visto al nuevo veterinario? —pregunto Jane posando sus ojos en la entrada de los establos que se encontraban a unos cien metros de donde nos encontrábamos.
— No
— Míralo allí viene—dijo brincando en su silla—Es todo un machote (*). ¡Me fascina verlo! —canturreo aplaudiendo y con un gesto de cabeza señalo al hombre en cuestión.

Macho; era la palabra adecuada para describirlo. El hombre estaba hecho de metro noventa en músculos. Su cabello negro y su piel morena lo hacían parecer aquellos modelos que salen desnudos en la revistas a excepción de sus partes que las tapan con un sombrero.

Por primera vez estaba de acuerdo con mi cuñada; el hombre es guapo.

—No tenia idea que Edward hubiera contratado un veterinario nuevo.

—Parece que mi hermano y tú en las noche se dejan llevar por la pasión y no hablan de trabajo.

Que equivocada estaba Jane.

Sonreí para no crear sospechas.

—Te cuento—continuo batiendo las pestañas—Su nombre es Paúl Meraz y según sus referencias para ser uno de los mejores en su rama. Hay tres yeguas preñadas y una está muy enferma, creo que Collin no se da abasto con tantos animales y por ello mi hermano lo contrato.

Asentí. —En unos pocos años tendremos unos cinco veterinarios, cada tarde que salgo a cabalgar veo una res nueva o un caballo.

—Tienes suerte de tener un esposo exitoso en los negocios.

—La tengo. Me eche a reír.

— ¡Aaah por Dios!

— ¿Qué pasa?

La sonrisa de Jane se acentúo.

—El veterinario te está mirando.

Iba a voltear a mirar. — ¡Tonta…no mires! Santa madre…te mira con deseo, si Edward se da cuenta lo despide.

Me volví con cuidado mirando hacia donde se encontraba. Y Santo Dios, el tal Paúl tenía sus ojos negros clavados en mí.

Alzo su mano derecha en modo de saludo. Y forcé una sonrisa levantando mi mano para saludarlo.

— ¿Lo has visto? —río mi cuñada.
— ¿Qué tenía que ver mi esposa hermanita? —preguntó Edward sentándose a mi lado.
— Nada que te interese hermanito, nada que te interese…. —le respondió Jane casi corriendo hacia la casa.

Sus carcajadas resonaban en el Jardín. Y mi cara debía parecer un lindo arbolito de navidad.

— ¿Me acompañaras esta noche? —inquirió Edward.
— Claro que sí—le respondí mientras recogía mi vaso y caminaba hacia la cocina.
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El vestido se amoldaba a mi cuerpo como una segunda piel, resaltando mis escasas curvas. Debía agradecerle a Tia haberlo confeccionado exclusivamente para mí. Me enorgullecía que en la velada ningún vestido fuera lo mínimo parecido al mío.

Me sentía segura, no estaba para nada mal mi aspecto. No me parecía en nada a la Bella que diariamente utilizaba vaqueros y blusas sencillas, acompañada siempre por sus inseparables botas de cuero.

Esta Bella, la cual me devolvía la mirada, por el gran espejo que adornaba el baño de mi habitación. Era una mujer sofisticada, pero con cierto aire misterioso.

El vestido de un impresiónate color dorado, resaltaba el tono cremoso de mi piel y el suave maquillaje destacaba mis finos rasgos, los cuales acababa descubrir que poseía.

Por alguna extraña razón el resultado era bueno, la mujer que me miraba en el espejo se podría decir que era sencillamente hermosa.

No permitiría que la bruja de Tanya Denali me hiciese sentir menos esta noche, con su ensayada cara de “Yo no fui” y su supuesto encanto.

Está noche declararía la guerra, si tan solo una vez se insinuaba a mi marido en mi presencia, ya no toleraría que me vieran la cara de idiota, ninguno de los dos.

—Puedo pasar. —inquirió Edward al otro lado de la puerta.

—En un momento salgo—susurre nerviosa, metiendo el lápiz labial en la pequeña bolsa hecha a juego con mi vestido.

La cara de Edward no tenia precio, parecía entre asombrado y nervios, mientas sus ojos recorría mi cuerpo con aprobación y con un poco de ¿deseo?, no podía ser cierto. Ya estás fantaseando Bella.

—Luces hermosa Bella—murmuro con aquella voz sensual de terciopelo que tanto me gustaba.

Las piernas amenazaron son no sostenerme y un calambre se apodero de mi vientre. El deseo que invadió mi cuerpo fue abrazador, tanto que temí desmayarme.

—Nos vamos—pidió ofreciendo su brazo.

Con una sonrisa genuina entrelace nuestros dedos, con la certeza de que esa noche no permitiría por ningún motivo que esa zorra me arruinara la velada.


LunaDc


N/A: Gracias a todas las que se tomaron el tiempo de escribir un comentario y a las que no también. No saben lo feliz que me encuentro por la aceptación de mi historia.


Creo que la mayor satisfacción para las que escribimos es leer comentarios de quienes leen nuestras historias.


*Respecto a las actualizaciones serán todos los sábados y ciertas veces cualquier día de la semana, pero por lo general los sábados.


*Mi dirección de blog: http://caralunadc3.blogspot.com y en fanfiction: http://www.fanfiction.net/s/7932632/1/Breathe_Me


¿Qué les parece el veterinario? Sexy... ¿Cierto? ¿O se quedan con Edward?


Bueno a ver que pasara en el próximo capítulo en el Coctel de los Denali.


Besitos.


Millones de gracias por leer.


Luna




(*)Hacienda: Finca agrícola o ganadera. “En el caso de está historia dentro de los terrenos también esta el viñedo”


(*)Machote: Hombre buen mozo y muy masculino.