Cap 9: Eterno Amanecer

CAP. 9 – AÑO NUEVO CON SORPRESA

Bella POV

La mañana de Navidad fue maravillosa. Me desperté con sus caricias y con un "Feliz Navidad" después de un beso monumental. Cuando bajamos toda la familia me esperaba. Todos se habían cambiado de ropa y lucían relajados e informales.

La sala era otra: El árbol lucia lleno de paquetes y en el centro de la estancia estaba el piano de la sala de música. Mire a Edward sorprendida y pregunte balbuceando que como... y el solo sonrió. Era una tonta! Como preguntarles a un aquelarre de vampiros con extrafuerza como habían bajado un piano de la planta alta. Probablemente se lo habían lanzado como si fuera un libro desde el primer piso. Me hubiera gustado ver eso!

Alice había arreglado para que intercambiáramos un solo regalo entre nosotros, incluyendo a los huéspedes. Así fue como Carlisle y Esme intercambiaron regalos con Eleazar y Carmen; Tanya y Kate lo hicieron con Jasper y Alice; y entonces lo mas interesante del intercambio se produjo cuando Rose y Emmet debían intercambiar regalos entre ellos, al igual que Edward y yo.

Rose compro para Emmet, aconsejada por Carlisle, un bello porta billetes de plata. Hizo que le grabaran sus iniciales y agrego un trébol de 4 hojas, el trébol por Irlanda y de cuatro hojas para la buena suerte. Emmet miro maravillado el regalo. Creí que se lanzaría sobre ella, pero sin mas tomo sus manos y dejo un beso tierno en cada una de ellas. "Siempre estará conmigo... lo prometo" y Rosalie le dio una gran sonrisa.
Luego el le entrego un paquete forrado en papel dorado que ella abrió rompiéndolo. La caja era de terciopelo y decía "Cartier" en letras doradas. Pero todos nos quedamos de boca abierta cuando ella la abrió: un bellísimo brazalete multicolor estaba dentro. Formaba una bella enredadera en zafiros, esmeraldas, rubíes y diamantes. Realmente el brazalete era una joya increíble y se llamaba "Tutti fruti". Ella se quedo boquiabierta mientras el la miraba expectante, a la espera de alguna palabra.

-Yo... yo... – balbuceo ella – Es muy hermoso! Pero es una locura!

-Entre las cosas que traje de Paris elegí esto para ti. Lo aceptaras? Di que si… – El tomo el brazalete y lo puso en su muñeca en un ciantamen. Ella pestaño pero sabia internamente que estaba encantada. El parecía acertar con el hecho que le encantaría .

-Muchas gracias, Emmet! Feliz Navidad! – y entonces ella se acerco a su rostro y le dejo un beso en la mejilla. El grandulón parecía bajo un hechizo y solo pudo llevar la mano a su pómulo, como guardando el beso con adoración.

Después de que todas nos acercamos a verla, Rosalie orgullosa mostraba su regalo y le regalaba una mirada sugestiva a Emmet con el rabillo del ojo. Eran muy tiernos!

Ahora me tocaba a mi y realmente me sentía que era una tontería lo que le daría a Edward, pero esta era yo y esperaba que a el le gustara. "Feliz Navidad!" dije extendiendo mis manos con una caja breve de unos 15 por 20. El se acerco y me dejo un breve beso y me sonrió.

Dentro había un portarretrato de plata inglesa antigua, cincelado a mano cuyo diseño rectangular tenia una leve curva en la parte superior. Parecía lleno de una filigrana que formaba como una enredadera. Lo encontramos con Alice recorriendo negocios y puse en ella una foto mía que fue sacada a principio del año en el bar. La había guardado entre mis cosas. Cuando el la abrió esbozo una gran sonrisa. Me abrazo y dejo un beso en mis labios.

-Es un gran regalo y estas increíblemente hermosa en esta foto!

-Si, aunque un poco triste, no?

-No, para nada. Refleja esa mirada desconcertante e inquisitiva que tanto amo en ti. Gracias! – y sonreí

-De nada.

-Y ahora mi regalo… Ven por aquí.

Todos se sentaron en los sillones que ahora rodeaban el piano. El puso mi portarretrato sobre el y se sentó. Me ubico de pie a su derecha y me miro con sus ojos brillantes, pero serio.

-Este es mi regalo: Es una melodía que escribí para ti.

A continuación el piano empezó a dejar bellísimas notas que acariciaban mi alma. Cada golpe de los martillos sobre las cuerdas provocaba que la onda expansiva de cada nota corriera por mi cuerpo trasmitiéndome todo su amor. Las lagrimas traicioneras inundaron mis ojos y no sabia que mas hacer. El hizo un leve gesto corriéndose apenas en el banco del piano y me senté. Y apoye mis manos en sus hombros mientras la cadencia se volvía mas dulce, lenta hasta terminar cual cajita de música. Nos abrazamos y todos aplaudieron. Era un momento feliz.

A continuación, Esme trajo una bandeja para que picara algo mientras todos se reunían junto al piano a cantar canciones navideñas o algunas picaras, que Edward tocaba mientras Carlisle y Emmet cantaban, en memoria de sus años de amigos y salidas. Fue muy divertido!

La semana previa al año nuevo paso rápido. No volvió a nevar pero hacia mucho frío. Edward me abrigaba y nos íbamos a la cabaña para ver si podíamos tener un momento a solas, pero siempre éramos interrumpidos.

La primera vez por Jacob y Leah, quienes nos desearon feliz navidad. Y fue cuando Jacob me trajo un regalo: Un pequeño lobo tallado en madera. Dijo que lo había hecho el. Lo deje como adorno sobre la repisa de la chimenea. Edward realmente se comportaba como un niño, pues le tenia celos. Como tenerle celos a un niño de 7 años?

Al día siguiente, prendimos la chimenea y nos recostamos sobre la vieja alfombra a charlar, abrazados, cuando un poderoso estruendo nos sobresalto.

Salimos a la puerta y vimos caer dos enormes árboles, a lo lejos en el bosque. Edward me pidió que me quedara allí y salio a investigar pues era nuestro lado del tratado. Volvió enseguida, meneando la cabeza y riéndose.

-Que ha sucedido? Que fue eso?

-Pues que Emmet beso a Rosalie – y abrí la boca muy grande – Y ella no tuvo mejor idea que empujarlo y el por no caer, se agarro de los árboles. Y obviamente has visto los resultados! – y nos comenzamos a reir.

Otra tarde, estábamos en nuestro cuarto cuando Edward empezó a hacerme cosquillas e impedir que siguiera leyendo. Una cosa llevo a la otra y terminamos besándonos tirados sobre la cama. El parecía realmente muy entusiasmado, acariciando mi pierna sobre la suya cuando alguien golpeo la puerta. Era Rosalie que quería hablar conmigo. El salio de la habitación rezongando y yo me reí. No se porque se enojaba si cuando llegaba el momento, el retrocedía sobre sus pasos.

Rose entro disculpándose y me reí. Charlamos sobre su situación actual: Se había enamorado de Emmet. Pero aunque el la había besado no habían hablado de nada importante.

-Bella, dime... Que puedo hacer?

-Pues no se que decirte! Con Edward todo fue gradual y paulatino. Y aunque no lo presionaba, siempre lograba que el fuera dulce y cariñoso conmigo. Fue un camino largo! Ustedes hacen 10 días que se conocen... Estas segura que estas enamorada de el?

-Si! Cuando no lo veo tengo ganas de llorar y cuando estoy con el quiero que me abrace y me bese todo el tiempo... Y lo hace, pero no me es suficiente. Te pasaba lo mismo?

-Si! Y lo peor es que tu hermano creía que no era merecedor del amor que le brindaba. Así que costo un poco. Pero Emmet esta prendado de ti... Eso puede verse a primera vista! Le preguntaste a Alice?

-No quiere hablar conmigo! Dice que no va a arruinar nada contándome el futuro! –e hizo un puchero involuntario.- Y pasado mañana se van! Tanya me dijo que deben volver a buscar a la idiota de Irina para luego seguir camino a su casa. Te das cuenta?

Sus ojos se llenaron de lagrimas, y pude notar que lo que rodaba por sus mejillas realmente no lo no eran. Parecía una sustancia densa y con un dejo plateado. Había visto llorar a Esme pero realmente nunca le había prestado atención. Cuando lo iba a tocar, ella quito mi mano. "No lo hagas, es mi ponzoña. No se si puede hacerte daño" – y volvió a llorisquear. Salio corriendo de la habitación sin decir mas.

Jamás la había visto así! Ella era orgullosa y altiva, nunca un signo de debilidad.

Los días pasaron y la halle mas tranquila. Aunque las miradas que se echaban con Emmet eran, por decirlo de alguna manera, fogosas. Hable con Alice y me tranquilizo diciéndome que todo era parte de enamorarse, y que para ella era su primera vez. Que no me preocupara. También hable con Edward y me dijo lo mismo. Ambos sabían algo y no me lo querían decir!

La noche del año nuevo, la celebración fue tranquila. Todos me acompañaron a la mesa aunque yo fuera la única que cenaba. Esme se había lucido con el arreglo del comedor: su mejor mantel, la platería y copas de cristal. Todo era hermoso y romántico.

Edward toco el piano el resto de la velada. Jasper abrió champagne y sirvió copas para todos ya que deseaban brindar, cuando el gran reloj del primer piso comenzó a marcar los campanazos de la medianoche. Cada uno tomo a su pareja y la beso deseándole un feliz año. 1931 nos prometía amor y felicidad y estaba ansiosa porque las alcanzáramos.

Cuando Edward se alejo pudimos ver como Emmet tomaba a Rosalie de la cintura y la besaba apasionadamente. Los presentes se quedaron boquiabiertos ya que no sospechaban nada. Y juraría que cuando el la soltó, si hubiera podido, ella se hubiera ruborizado.

Y el día había llegado. Finalmente todos nos dejarían para volver a casa. Rosalie tenia una cara terrible y al llegar cerca del mediodía nos reunimos en la sala para despedirnos.

-Realmente les agradecemos que nos hayan invitado. Pasamos unos días maravillosos. Y Bella, ha sido un placer conocerte! – dijo Carmen tomando a Eleazar de la mano, mientras el sonreía. Era un hombre callado pero amable.

-El placer ha sido todo nuestro! Ha sido divertido! – dijo Carlisle pasándole el brazo por la cintura a Esme. Todos reímos

-Y gracias por invitarnos a visitarlos. Prometemos hacerlo pronto – dijo Jasper junto a Alice.

Edward estaba muy callado mirándose con Alice, sonrientes, mientras la pobre Rosalie tenía una cara de pena que me partía el corazón. Había discutido con Edward por esto y el me sostenía que no era bueno meterse en los asuntos ajenos. Que debían mantenerse al margen para que todo siguiera su curso... pero no podía ver a Rosalie triste.

-Carlisle, si me permites... – dijo Emmet y se aclaro la garganta. Todos le prestamos atención y Edward me tomo de la cintura y sin que nadie viera, me guiño un ojo.

-Dime, Emmet

-Bueno, quería anunciar que no volveré a Alaska por el momento.- y Rosalie comenzó a cambiar el semblante.

-Eres bienvenido a quedarte con nosotros mientras decides tu siguiente paso.

-Gracias! Pero deseo decir algo mas… – y se paro erguido y decidido - Deseo hacerte una pregunta muy importante: sabes que me dejo llevar por lo que el destino me plante y fue así como me trajo a tu hogar. A lo cual debo estar tremendamente agradecido. Después de mucho andar por el mundo, fue en tu casa donde encontré el amor de mi vida. Así que sin mas preámbulos y delante del resto de la familia, deseo pedirte la mano de tu hija Rosalie.- y esbozo una gran sonrisa.

Todos quedamos mas que sorprendidos a excepción de Carlisle, Edward y Alice. Esos tres! Mi primera reacción fue mirar a Edward, que me sonrió cómplice. Luego observe a Rosalie, que no salía de su asombro.

-Que? – grito ella, y su cara de furia era increíble. Emmet se acerco e intento tomarle la mano. Ella la retiro de su alcance.

-Pero… no estas contenta? Creí que era lo que deseabas, Rose.- dijo con algo de desesperación - Yo te amo! – y parecía que sus palabras solo la ponían mas furiosa.

-Y NO SE TE OCURRIO PENSAR QUE TENIAS QUE PREGUNTARME A MI PRIMERO? – su grito fue atronador y a continuación salio corriendo de la habitación con una velocidad que pareció desaparecer.

-Pero... – dijo Emmet desconcertado - Carlisle?

-Te diré… que tienes mi bendición! – dijo algo risueño – Y si logras alcanzarla primero y convencerla después, pues… es toda tuya! – y todos reímos.

Emmet salio a la misma velocidad a buscarla y nos reímos aun mas fuerte. Especialmente Alice y Edward. Alice después nos confirmo que Emmet no solo la alcanzaba y la convencia, sino que tenia listo su anillo en el bolsillo de su saco. Y que ella estaría encantada! La boda seria muy pronto a celebrar el día de San Valentín.

Despedimos al resto bajo la galería en la puerta. Todos se subieron al Buick y partieron bajo el día gris, mientras el viento parecía anunciar que nevaría nuevamente.