Cap 1: Breathe Me

Me pasé la mañana encerrada en el despacho escribiendo mi próximo libro hasta que la cabeza me dolió, debía entregarlo en un mes y aun me hacían falta dos capítulos y el epilogo. No es que me hiciera falta inspiración, sino que me desconcentraba cada dos minutos pensando en que se encontraría haciendo mi esposo.

Con un largo suspiro observé la fotografía que reposaba en la mesa del despacho; fue justamente tomada cuando salíamos de la iglesia y nuestras madres vociferaban alegres, lanzándonos pétalos de rosas blancas y los clásicos granos de arroz.

Para nuestras madres y el resto del mundo nuestro matrimonio se dio por amor, pero sólo él, nuestros padres y yo sabíamos que no había blasfemia mayor que esa.

Sonreí con tristeza. Me hubiese encantado que el motivo de nuestra unión fuese el amor, pero lo principal para nuestros padres era crear una fusión amistosa entre los dos mejores vinos del mercado.

Arrastré mis piernas hasta el gran ventanal de la habitación, observando los hermosos viñedos (*) de la familia Cullen. La plantación se extendía más allá de lo que eran capaces mis ojos de visualizar.




Nos encontrábamos en la época donde apenas la vid estaba produciendo las uvas. Así que aún los racimos no estaban a la vista, pero eso no hacía menos hermosa a la gran viña.



—Puedo pasar. —pidió Jane.



—Claro que sí. —le dije mientras me acercaba a darle un abrazo. —Que alegría verte, tu hermano no me comento que vendrías.



Chasqueo la lengua con una graciosa mueca. —Edward es el hombre más olvidadizo del mundo.



—Estoy de acuerdo contigo. Sonreí. — ¿Qué te trae por aquí?, aún no estamos en el periodo de vacaciones.



—No lo estamos. —torció los labios. —Sabes que nuestras madres están acompañando a sus respectivos esposos en un congreso de viñas en argentina, bueno el caso es que mi hermano querido y tú están a un mes de cumplir su primer aniversario de casados y mi madre me llamo para que me encargara de los preparativos de la fiesta que daremos para celebrar este hermoso acontecimiento.



Un año. En el que nuestras familias esperaban ansiosos la llegada de un nuevo integrante a la familia o como decía mi querido hermano Jacob el heredero universal de todas las empresas.



Si supieran que ni siquiera habíamos practicado para tener un bebé. Y que era imposible que estuviese embarazada como lo creía mi madre, pues aún era virgen.



—Bueno, Bella—continuó Jane—Estás muy callada. ¿Qué opinas?



—Me parece que dejare todos los preparativos en tus manos Jane, no he terminado el libro y no tengo cabeza para organizar una fiesta para quizá cien personas o más.



Sentí su presencia antes de escuchar su voz.



—Hermana deja de agobiar a Bella por Dios. —le dijo con autoridad.



Con el cabello y rostro cubierto de sudor, me seguía pareciendo el hombre más guapo del mundo.



Sus hermosos ojos verdes se posaron en mi rostro. —Si te sigue molestando con la fiesta me avisas y le prohíbo la entrada. —bromeo haciendo enojar a su pequeña hermana.



—No es justo, pero ni modo.



—Podrías dejarnos a solas un momento hermanita, debo hablar algo importante con Bella.



Con una sonrisa picara, Jane desapareció en segundos.



—Cuando se lo propone puede resultar muy fastidiosa—refunfuño Edward secándose el rostro con un pañuelo. —Mañana por la noche nos han invitado a un coctel que ofrecerán los Denali para celebrar la graduación de su hija Irina.



La sola mención del apellido Denali hizo hervir mi sangre.



—Lo siento, pero no podré acompañarte. —trate de que mi rostro no mostrara ninguna expresión.



—Por favor Bella sabes que es necesario asistir a esa clase de reuniones, aunque a ninguno de los dos nos guste.



Sacudía la cabeza. Al parecer Edward no entendía porque me negaba a asistir a aquél coctel.



—No me gusta la familia Denali Edward, y sé que no soy del agrado de ninguna de sus hijas. —replique con fastidio.



—Pero tenemos que ir. —insistió utilizando el poder de su mirada.



No, esta vez no caería.



— ¿A qué se debe ese afán por ir?



— No es afán Bella, pero seria de mala educación no ir cuando han hasta llamado para recordarnos la fecha.



— No iré, te suplico que no insistas. —camine hacia la puerta del despacho cuando me detuvo halando mi brazo.



— Si iremos Bella esto es importante para nuestros negocios. —me contradijo.



Antes de darme cuenta las palabras fluyeron de mis labios.



— A lo mejor estas desesperado por ver si ella estará allí. —susurre con voz temblorosa. —Quieres ver si Tanya Denali volvió del extranjero.



Me soltó el brazo como si le quemara.



—Tú sabes que lo que tuve con ella termino dos meses antes de casarnos. —dijo pasándose una mano por el rostro y apretándose el puente de la nariz.



—Eso no quiere decir que no sigas pensando en ella.



—Ahora tú eres mi esposa Bella. —exclamo, estaba furioso.



—Una esposa de adorno, a la que ni siquiera tiene el coraje de hacerle el amor. —cuando quise parar ya fue demasiado tarde, estaba dicho.



Le había declarado lo que sentía a Edward. Noté como un torbellino de emociones me invadía y ahogando un sollozo salí corriendo del despacho.