Cap 9: Sexualmente Activos

Como si fuera la primera vez

-Ya te dije que te amaba…- me susurró cuándo desprendimos nuestros labios por falta de aire- te amo, conociéndote lo poco que te conozco & lo mucho que te conozco. ¿Lo entiendes?.

Volví a besarlo, pero esta vez más violentamente. Tomé sus cabellos con fuerza para entrelazarlos con mis dedos, mordí sus labios & penetré en su boca con mi lengua.

Él tomó mi cintura, mientras que su otra mano se deslizaba suavemente por mi espalda, trazando dibujitos en ella.

Su lengua también reaccionó junto con la mía.

-Acompáñame- me susurró cuándo volvimos a separarnos.

Ambos comenzamos a correr hasta el centro de la plaza de enfrente.

Tiró al suelo su chaqueta…

¿Estaría preparada para esto?.

Comenzó a besarme nuevamente, pero esta vez con más dulzura, lo hizo con amor.

Nos encontrábamos en medio de toda la espesura verde; parados uno frente al otro.

Se acercó a mí & me abrazó.
-Siempre que tú quieras- dijo en voz ata.

-Siempre que tú quieras- repetí sus palabras.

Sonrió tenuemente & comenzó a sacarme mi blusa negra; junto con mi pollera blanca con encajes negros.

Quedé en mi ropa interior, pero no quería quedar yo sola así; por la vergüenza & porqué estaba deseosa & desesperada por saber cómo era Edward desnudo.

Entre besos, abrazos, roces & palabras de amor, le quité suavemente su camisa.

Su cuerpo parecía tallado por el mismísimo Dios griego, su piel era blanca cómo la cal, delgado pero musculoso al mismo tiempo.

No pude evitar comenzar a dibujar en su cuerpo hasta bajar a su cinturón & desprenderlo.

Ambos nos tiramos sobre la chaqueta de él, para no tener frío, aunque supuse que a estas alturas no nos importaría.

Había quedado arriba de él, así que tomé la ventaja & comencé a jugar con él.

Comencé a sacarme mi sostén en ademán ‘sexy’ si es que yo podría lograr verme así.

Me abalancé sobre él, su torso desnudo tocó mi pecho por primera vez & se sintió… cómo si fuésemos uno desde que nos conocimos, cómo si estuviésemos hechos para encajar.

Acunó mi rostro entre sus manos para depositar un dulce beso en mis labios.

Mis manos descendieron suavemente hasta sus pantalones para confirmar lo que yo quería saber… Edwardcito junior estaba activo.

Reí suavemente, pero él lo notó.

-¿Estás jugando conmigo?- rió.

-Para nada.

-Sí, claro. Ahora es mi turno- dijo malicioso.

Tomó mi cintura e hizo que ambos giremos & quedamos a la inversa, yo abajo & él encima de mí.

Sus manos comenzaron a hacer dibujos en mis pechos, poniéndome nerviosa.

Ni Jacob me hizo sentir lo que en estos momentos sentía.

Su mano comenzó a bajar con suavidad, haciéndome poner la piel de gallina hasta mi ombligo.

-Estás jugando con fuego.

-¿Acaso yo comencé?.

-Ok, ya entendí. Me rindo.

Comencé a quitarle sus pantalones negros, que se fueron junto con sus bóxers.

Mi boca quedó entre abierta & mis ojos cómo platos al ver lo que yo veía, Edward desnudo se veía aún mejor que cualquier otro.

-Eres hermosa- susurró en mi oído para más tarde comenzar a dejar besos por todo mi cuerpo-jamás creí conocer nada mejor- dijo al tiempo que terminaba de sacarme la ropa interior.

-Te amo- dije entrecortadamente.

Sus dedos iban & venían en mis piernas, hasta que me tomó por la cintura.

-¿Estás lista?.

¿Qué clase de pregunta era esa? Estaba desnuda en una plaza, ¿Acaso no era suficiente para saber la respuesta?.

-Siempre- dije mientras mordía mi labio inferior.

Despacio comencé a abrir mis piernas frente a él; Edward sonrió con dulzura & me penetró con delicadeza.

Solté un gemido involuntario que hizo que Edward se pusiera con piel de gallina, pero no se detuvo.

Por un momento pensé que mi corazón iba a salirse del pecho, estaba agitado, escondido contra mi piel.

Supe que Edward estaba a punto de su orgasmo cuándo comenzó a moverse más rítmicamente, pero jamás dejó de ser dulce.

Cayó encima de mí, respirando profundamente; intentando volver a encontrar su pecho para tener una respiración regular.

Le di un beso en su mejilla, a lo que él sonrió.

Con toda la fuerza que pude, logré que Edward quedara debajo de mí, acerqué mi rostro contra al suyo; su aliento embriagador entró en mi boca entreabierta; me acerqué los escasos centímetros restantes que separaban nuestros labios para volver a unirlos.

Esta vez su lengua penetró dentro de mi boca; pero no me negué. Pasé mi lengua por su labio inferior, para que luego ambas jugasen juntas.

Un calor recorrió mi cuerpo, & comencé a depositar suaves besos en su mandíbula; en su cuello, en su pecho; en su estómago.

-Tengo miedo…-susurré casi para mí misma, pero él me escuchó.

-¿A qué le tienes miedo Bella?- Noté bajo su rostro sereno; la nota de histeria en la voz & un sufrimiento que gritaba en sus ojos.

Apoyé mi cabeza nuevamente en su pecho.

-Tengo miedo…-dudé unos minutos- de lo que puedas pensar de mí.

Edward soltó una carcajada, a lo que yo me puse rígida por la sorpresa.

¿Acaso pensaba que esto era una especie de broma?, le fruncí el ceño a su pecho desnudo & me levanté enojada por su reacción.

Busqué con impaciencia mi ropa interior tirada por algún lado del parque.

-¿Qué haces?- preguntó Edward confuso.

-¿Qué mierda crees que hago?- dije furiosa.

Al notar mi respuesta, él abrió los ojos como platos.

-¿Qué?- volví a fruncir el ceño mientras me prendía el sostén.

-¿Qué diablos te pasa ahora?.

-¿Acaso crees que voy a dejar que te rías de mí & que me voy a seguir revolcándome aquí contigo?.

Edward volvió a soltar una risotada.

Tomé sus vaqueros & se los tiré por la cabeza.

-¡Eres un imbécil!.

Comencé a buscar mi vestido, cada vez más frenética por no encontrarlo.

Cuándo me di vuelta, Edward estaba junto a mí; con los vaqueros puestos, pero aún sin la camisa.

-Bella-susurró en mi oído- no me reía de ti- sonrió- me reía de la absurda de idea de que tú crees que yo puedo pensar algo malo de ti.

¡Mierda! Me quejé en mi fuero interno.

Edward suavemente me tomó por la cintura & me abrazó.

-Lo siento- dije con tristeza- yo… no lo sé. Es que todo esto me resulta tan extraño- comencé a sentir el calor en mis mejillas.

-Hay Bella- dijo con un fuerte suspiro- ¿Qué haré contigo?.

Solté una risita nerviosa.

-¿Sabes algo? Sentí que era mi primera vez.