Cap 3: Eterno Amanecer

CAP.3 – LOS VULTURIS

Bella POV

Estaba oscuro, producto de que el bosque fuera frondoso y húmedo. Todo estaba cubierto de musgo y vegetación hacia donde mirara. El camino que transitaba era angosto y rocoso, y los enormes helechos se abalanzaban sobre mí.

Pero el sendero, a medida que avanzaba, se angostaba y profundizaba, tanto que parecía que mis hombros apenas pasaban por el. La voz de Edward me llamaba a lo lejos y no lograba verlo. Sentí pasos a mi espalda y al mirar atrás alguien enorme y encapuchado, en un abrigo largo y negro, venia tras de mi.

Comencé a correr y de pronto mis pies comenzaron a chapotear en agua. O al menos eso creí. El canal en el que se había convertido el sendero se llenaba de liquido y mis piernas cada vez pesaban mas al transitar por el. Escuchaba la voz de Edward que me decía: "Aquí estoy, amor. No temas"

Entonces como quien libera una presa, una ola irrumpió en el canal y me arrastro golpeándome contra las paredes. Llegue a un punto del canal en el que se abría e intente aferrarme a las plantas de la orilla, pues la corriente seguía siendo fuerte.

Para cuando pude respirar me di cuenta que flotaba en sangre. La corriente viscosa se volvía agitada y violenta, y me arrastraba. Junto a mis manos aferradas a la orilla, cuatro figuras envueltas en las mismas capas oscuras me observaban, amenazantes. Lo único que podía ver dentro de las capuchas eran unos ojos rojos e inquietantes.


Uno de ellos se adelanto, piso mis manos haciendo que me soltara y que el remolino que se había formado me arrastrara cada vez mas rápido para hundirme en el, mientras sentía en mi garganta el sabor a oxido de la sangre que me ahogaba.

Así desperté esta mañana, con un grito aspirado y los brazos extendidos pidiendo ayuda, mientras unas manos muy conocidas y frías tomaban mis hombros fuertemente.

-Bella!

-Edward! – su nombre salio sofocado de mi garganta. Me aferre a su pecho y el acaricio mi cabello.

-Fue solo un mal sueño, amor! Estoy aquí y todo esta bien. – aun podía sentir la falta de aire en mis pulmones. – Respira, Bella... lento y profundo.- y así lo hice.

Cuando sentí que el oxigeno volvía a mi cuerpo, me senté en la cama, con una mano en el pecho, aun agitado. Afuera la lluvia arreciaba y golpeaba contra las ventanas con ganas. El se sentó junto a mí y paso su mano por mis hombros.

-Es muy temprano todavía, porque no te acuestas? – y dejo un beso en mi sien.

-Lo siento, pero no deseo volver a dormir. Fue... demasiado... vívido.

-Quieres contarme?

-Estaba en el bosque y escuchaba que me llamabas y de repente el sendero era un canal que se llenaba de... agua, y me ahogaba en el. – omití los encapuchados, la sangre y la persecución. No quería preocuparlo.

-Debe ser por la tormenta. Anoche los rayos iluminaban la habitación. Diste muchas vueltas en la cama pero siempre me nombrabas. No creí que fuera un mal sueño. Lo siento!

-No lo sientas, no es culpa tuya. - Se inclino sobre mí y dejo un leve beso en los labios. – Voy a darme un baño y a cambiarme – Baje de la cama y encare la cómoda junto a la puerta del baño.

-Está bien. Bajare por el desayuno. Vienes?

-Si, en cuanto este lista, voy a la cocina.

Me rodeo con sus brazos y nos miramos un momento. Note algo de preocupación en sus ojos. Y me beso otra vez con fervor pero tiernamente.

El baño fue relajante, pero aun podía sentir esos ojos amenazantes. Supongo que mi imaginación y la charla recurrente sobre ellos estos días, hacían que mi mente me jugara esta mala pasada.

Hoy no tenia ganas de falda. Me puse un pantalón recto color natural, una camisa de seda negra con botones al frente y mocasines cómodos. De la forma en que llovía estaríamos en casa todo el día.

Al llegar a la cocina me encontré con mi desayuno casi listo, pero no estábamos solos. Toda la familia estaba sentada en la mesa del comedor diario para hacerme compañía. Y por las caras, no había noticias alegres.

Edward me dejo mi te y también me alcanzo leche. Acaricio mi mejilla y se sentó junto a mí. Parece que Carlisle encaraba la charla.

-Bella, Alice tuvo una visión esta madrugada. Hoy será el día. – trague ruidosamente y Edward hizo un poco de presión sobre mi mano.

-Hay algo que deba recordar especialmente en esta ocasión? No deseo causarles más problemas de los que ya he provocado.

-Bella...

-Por favor, Edward! – susurre mirándolo y apreté su mano para luego liberarme. Necesitaba encontrar mi fuerza interior para prepararme

-La posición correcta hacia ellos es siempre de respeto. Esperaran de ti humildad, puesto que consideran a los humanos seres inferiores. Nosotros seremos los de las explicaciones. No te preocupes! Aparentemente, todo saldrá bien.

-Eso es todo?

-Si... por ahora.

El desayuno se desenvolvió en silencio aunque afuera era muy diferente. El viento y la lluvia hacían vibrar los vidrios de las ventanas como preparando el ambiente para el desastre.

Los demás se fueron a la sala a jugar cartas. Alice tomo su gran cuaderno de bosquejos y se acomodo junto a Rosalie a dibujar algo. Yo me senté en la biblioteca a leer Orgullo y Prejuicio para mantenerme alerta. Agradecí que Edward me diera mi espacio y no tratara de sobreprotegerme.

La tormenta se calmo y a eso de las 11 de la mañana ya había cesado. El olor a la hierba húmeda y a las rosas del jardín se colaba por alguna parte. Entonces todos se pusieron de pie y levante la mirada para ver si veía algo. Pasaron unos minutos cuando me pareció que venia un auto.

Todos salieron tranquilamente a la galería y yo me quede en mi lugar. Si la cuestión era humildad, debía esperar a que me vinieran a buscar. De esa forma harían las presentaciones del caso como se debía.

Me cambie de asiento a uno ubicado mas en el centro del salón, donde podía ver lo que sucedía afuera pero sin estar expuesta junto a la ventana. Ahora solo debía aguardar, una vez más, lo que el destino nos tenía deparado.

Un hermoso Buick gris con ribetes blancos estacionaba en las huellas que llevaban al garage. El auto estaba algo embarrado pero no gran cosa. Las puertas laterales se abrieron y un hombre gigante seguido de otros dos descendió del auto. Uno de ellos era joven, de cabello oscuro, y fue quien aguardo para ayudar a alguien a descender. Era una mujer pequeña, casi una niña diría, rubia pero realmente avasalladora.

Carlisle se adelanto al resto y saludo inclinando la cabeza como si fuera una reverencia. Mi corazón latía con fuerza y por más que quise calmarme, fue inútil.

-Jane, Alec... Bienvenidos!

-Gracias, Carlisle.- respondieron y solo asintió el muchacho.

-Dimitri, Félix... No nos hemos visto en mucho tiempo – y también hicieron el mismo gesto a modo de saludo.

-Tus ojos me dicen algo diferente a lo que escuchan mis oídos. Has cambiado de dieta o nos tienes un bocadillo? – pregunto ella y giro su cabeza hacia la ventana. Sus ojos parecían penetrar las paredes y los podía percibir con toda claridad.

-Ni una cosa ni la otra. Dentro de la casa se encuentra la futura esposa de Edward. – y todos rieron.

-Una humana? No puedo creer tal cosa! – dijo sarcástica y sonriente.

-Ella se unirá a mí en todo sentido: Como compañera y como vampiro.- y frunció la nariz como si le diera asco.

-Su aroma es un poco... invasivo, no creen? No me resulta del todo atractivo. Lo es para ti, Edward?

-Así es, Jane. – y sentí su voz contenida. Esperaba que mantuviera la calma porque sino podría ser peor.

-Quiero creer que Aro esta enterado de esto... - y su voz calma y serena sonó amenazante.

-Imagino que en este momento debe estar recibiendo mi carta con las novedades sobre la familia. –respondió Carlisle, calmado.

-Podemos entrar o hablaremos aquí afuera toda la mañana? – su altanería era un fastidio, pero estaba mas asustada que molesta. Me puse de pie y me pare tras el sillón en el que estaba sentada aguardando que entraran.

El ingreso a la sala fue imperceptible. No pude notar sus pasos. Escuche el leve quejido de los almohadones de los sillones y Edward cruzaba la puerta extendiendo la mano hacia mi. Me paro frente a la biblioteca, acaricio mi rostro, le sonreí levemente para darle confianza, y entramos a la sala.

Mis sueños eran nimios en comparación a verlos en persona. Su belleza era inigualable, pero tal como era de esperarse, esa belleza era a su vez una advertencia. Sus ojos brillantes me traspasaban como puñales mientras me examinaban de arriba abajo. Trate de estar lo mas serena posible y apreté la mano de Edward para que no me soltara.

La niña y el joven estaban sentados en un sillón de espaldas a la ventana que da al jardín. Los otros dos de pie justo detrás de ellos. Jasper estaba parado a mi izquierda con Alice junto a el. Rosalie junto a la ventana al otro extremo de la habitación, y Carlisle y Esme frente a ella. Si lo observaba objetivamente, estábamos rodeándolos estratégicamente. Aunque la postura de todos era distendida y relajada.

-Como te llamas? – pregunto Alec.

-Isabella, pero todos me dicen Bella.

-Italiani ... la vostra famiglia è italiana? Parli la lingua?- y esbozo algo parecido a una sonrisa. Edward apretó mi mano y tradujo sus palabras en mi oído.

-No, lo siento. Desconozco porque mi madre me dio ese nombre.- Jane miro a su hermano asqueada. Dimitri tenia una extraña mirada mientras me observaba al igual que Félix, quien había inclinado su cabeza como tratando de entender.

-Desde cuando eres tu tan amable? – Y sonó como un reto – Debes ser muy especial si captas la atención y la cortesía de mi hermano. No te preguntare porque deseas perder tu humanidad. Es comprensible para mí a estas alturas. Aunque me pregunto que los ha detenido para transformar a esta humana?

-Es mi deseo que Bella pueda terminar sus estudios primero, para luego transformarla. No debo explicarte que para nuestro estilo de vida, como neófita, no podría realizar tal cosa. - y su sonrisa fue perversa.

-Me hubiera encantado verlo... Hubiera sido divertido! Y dime Bella, estas de acuerdo con vivir al modo de los Cullen?

-Si, totalmente. – dije mirándola a los ojos con firmeza. Ya me estaba cansando tanta pregunta tonta solo para demostrar que tenía poder sobre nosotros. Ella me devolvió la mirada intensamente.

-Jane, tu visita a America es de rutina o podemos serte de ayuda en algo? – Parece que Carlisle también estaba cansado de las tonterías y fue al grano. Ella levanto una ceja y lo miro con cara de aburrida.

-Lo que sucedió en Chicago fue una estupidez! Especialmente por... esto! – Su voz fue serena mientras movía su mano señalándome de arriba abajo – pero debo reconocer su habilidad para resolverlo y desaparecer. Aunque si lo pienso... el que ella sepa de nuestra naturaleza no es del todo... mmm ... correcto? Así seria el término? – Rosalie parecía furiosa, y Esme la miro inclinando la cabeza para que se calmara y no dijera nada.

-Ella será uno de nosotros, Jane. Así que esa verdad pasara a ser también una prioridad en su existencia. Te garantizo que así será.

-Con tu vida? – y el silencio sepulcral que se genero en ese instante fue absoluto. Me di cuenta que Jasper no estaba tratando de usar su don. La tensión era palpable.

-Por supuesto! Mi familia "es" mi vida. – afirmo Carlisle con una sonrisa y creía que me iba a desmayar. Apenas entraba aire a mis pulmones. Jane sonrió abiertamente, aunque más que ser simpática era totalmente siniestra.

-Deberías haberte quedado con nosotros, Carlisle! Aro estaría mas que complacido en que te convirtieras en uno de nuestros embajadores. Siempre tan acertado en tus palabras!

-Gracias!

-No te preocupes! No corre ningún peligro tu vida, Carlisle. Ya me conoces! Solo deberán notificarnos del suceso cuando ocurra, a menos que Aro decida lo contrario.

-Por supuesto! – Carlisle sonreía y yo rogaba al cielo que esto terminara pronto. Les temía pero los odiaba por hacernos pasar por esto.

-Tu familia ha crecido, Esme! Solo espero que tus "hijos" no te den dolores de cabeza. – Esme sonrió con su bondad y su amor saliéndole por los poros.

-En lo absoluto, son una bendición! Aunque somos muchos, y nos reubicaremos. La casa ha quedado chica y con Carlisle hemos decidido mudarnos.

-Enviare a Aro nuestra nueva dirección y teléfono. No es lejos de aquí, pero la casa es mas cómoda – Jane nos observo a todos y levanto una ceja, exasperada.

-Bien! Y en cuanto a tu pregunta... Debemos ir a Alabama. Los clanes del sur son un dolor de cabeza! – y su comentario pareció preocupar a Jasper.

Jane se puso de pie y Alec la siguió. Salieron a la galería, toda la familia detrás de ellos y Edward me arrastro con el. Estaba tan entumecida, que apenas podía caminar.

- Esperaremos ansiosos novedades sobre los Cullen. Imagino que a Aro le gustara responder personalmente tu carta, Carlisle. Siempre han mantenido una amistad cordial.

-Así es. La espero con ansias. Buen viaje!

Ella se giro altanera y sin despedirse, aunque los demás si lo hicieron. Antes de subirse al auto, Dimitri me lanzo una mirada lasciva que me dio escalofríos. Pareció observarme detenidamente. Acto seguido, Edward paso su brazo por mi cintura y me apretó contra su flanco. Un claro signo de posesión fue lo que sentí en ese momento.

La visita fue breve pero pareció durar horas. Así como habían llegado, así habían partido los Vulturis.

Entramos en silencio en la casa y todos se sentaron en los sofás. Yo me deje caer en uno pero Edward me hizo ponerme de pie. Se sentó y me deposito sobre su regazo para abrazarme tiernamente. Me zambullí en su cuerpo para sentir su protección. Aun me temblaban las rodillas.

-Edward? – pregunto Carlisle.

-Sus palabras estaban en sus pensamientos, pero no le gusto que Bella le sostuviera la mirada. Y mucho menos que Alec fuera gentil con ella. Pero quienes me preocupan son los otros. Dimitri miro a Bella con... – y su ceño se frunció. Estaba molesto – poca caballerosidad. Y en la mente de Félix había sorpresa al verla. El te vio frágil y temerosa. Eso llamo su atención. El te imaginaba diferente. En realidad no te conoce. – me dijo, mirándome.

-Alice?

-Lo de Alabama es cierto. Los veo avanzar en un grupo bastante grande, preocupados porque son demasiados. Jasper, deberíamos avisar a Peter y a Charlotte, no crees? – Jasper asintió, preocupado.

-Maldita perra! Siempre es así? – espeto Rosalie

-Rose... no vale la pena! – respondió Esme

-Hija, debes entender que es su forma de tratar a los demás. Están demasiado habituados a que todos los obedezcan y les teman.

-Puedo preguntar algo? – dije tímida. Todos asintieron – Es solo mi percepción o Jasper no trato de relajar la habitación como hace en otras ocasiones? – y todos rieron.

-No sabia que podías sentirme, Bella!

-Es sutil, pero me doy cuenta.

-Así como tu lo sientes, era probable que ellos también lo notaran. Ellos no saben de vuestros dones y yo prefiero que las cosas se queden así.- contesto Carlisle con una sonrisa.

-Nos mudaremos? – pregunto Rosalie. Edward y Alice se rieron. – Malditos! Ustedes ya lo sabían y no dijeron nada! – y se carcajearon con ganas.

-Si, Rose. La casa quedo pequeña y es mejor así. La propiedad de Carlisle es hermosa, cómoda y tiene espacio para todos. En un mes nos mudaremos a Forks. Son solo 120 kilómetros de aquí. El clima nos favorece todavía más y el bosque es mas rico. La casa tiene un río cercano. Les va a encantar! – respondió Esme

La lluvia volvió a hacer acto de presencia y después de almorzar brevemente decidí acostarme para tomar una siesta. Estaba cansada. La mañana había sido muy intensa y una prueba mas había sido superada. Esperaba que fuera la última.

Edward me acompaño y para que terminara de dormirme, canto en mi oído mientras la lluvia volvía a golpear las ventanas.