El jefe y la recepcionista Cap 4

Cap 4: “Completamente enamorada”


Bella POV
Añoraba tanto ver a mis padres. Sentía la necesidad de abrazarlos, que fastidio. Me había prometido a mi misma que estaba curada. Y este día había sido un gran paso muy importante: tener una conversación sobre preparaciones de comida. Debería estar celebrándolo. Había ganado una batalla importante contra aquella horrible pesadilla. Ya había conquistado muchos de mis objetivos: trabajo, ingresos, nuevos amigos. Todo sería perfecto si me jefe fuera un anciano pelo canoso, felizmente casado y con hijos. Reconozco, el problema: Edward Cullen.


Qué tontería. No podía dejar de pensar en él. Y menos ahora que había vislumbrado varias facetas de su personalidad. Basta, me dije a mi misma. Somos de mundos totalmente diferentes.
Me preparé un plato de pasta y me quedé en la sala. Era una noche hermosa, acogedora. Tal vez podría a invitar a Edward Cullen al famoso programa de televisión de Anthony Bourdain, por suerte haría su programa de Televisión aquí en Forks.
Soy una tonta. Deseaba que Makenna estuviera aquí, mi tía quien fue la que verdaderamente me enseño a cocinar deliciosos postres. Lástima que ella se fue tan pronto. Suspiré. A estas horas, Ángela debería estar con el fotógrafo.
Eso es lo que debería hacer exactamente yo, buscar a muchacho aceptar invitaciones de los jóvenes de la empresa que se me habían acercado a la recepción. ¿Por qué no podía quedarme prendada con una de ellos, en lugar de mi inalcanzable jefe, que pasa delante de mí sin mirarme? Además él ya tenía a una mujer en su vida, a la cual le mandaba violetas.
Traté de no seguirme atormentando y subí a darme una ducha.
Edward POV
Estaba sentado en la oscuridad de mi apartamento mirando el programa de televisión de Anthony Bourdain. Intenté en no pensar en Bella Swan, pero no pude evitar imaginándola aquí, en mi la sala, acurrucándose a mi lado en el sofá con la cabeza apoyada en mi hombro mientras veíamos juntos el programa. “idiota”.
Me puse de pie y me limpie los ojos con las manos tratando de no pensar en Bella Swan. Ella era una empleada y yo su jefe, nunca deberíamos mezclar el trabajo con la vida privada. Además Bella no era mi tipo.
Ella me había dicho que no era muy feliz. ¿Cómo no podía ser feliz? Si mi vida estaba justamente donde yo la quería. Mi empresa avanzaba y tenía un departamento envidiable. ¡Claro que era feliz! Le había dicho a Bella que se parecía mucho a mi hermana Rosalie y en eso no me había equivocado. La semana anterior, cuando fui a dejar a mis sobrinos a su casa, Rosalie empezó a sermonearme con el asunto de las mujeres con las que salía, diciendo que debería buscarme a una persona con la quien le interesara formar una familia. Pero esa era una parte de mi plan quinquenal. No podía permitirme el lujo de una distracción romántica.
En ese momento mi teléfono sonó.
-Hola Edward, soy Alice.
-Hola hermanita ¿qué sucede?
-Llamo para pedirte un gran favor.
Bella POV
Era viernes, el ramo de violetas acababa de llegar. Edward no había llegado. Como siempre, me dirigí al despacho de Gianna para dejar el ramo. Estaba hablando por teléfono, así que yo misma las acomode en el jarrón. Volví a mi recepción, tenía unas cuantas cosas que hacer.
Oí que tocaron la puerta y abrieron, levanté la cabeza y era Edward Cullen. Mi corazón enloqueció. Me Sonrió.
-Buenos días Bella.
Otra vez llamándome así, mejor, en vez de Isabella Swin.
-Me alegro que haya vuelto- dije
-Gracias Bella. Y yo me alegro de estar de vuelta.
Estaba sorprendida por su amabilidad.
-Olvidé mi tarjeta ¿me abre por favor?
-Claro que sí.
Pulsé el botón y deslicé la tarjeta, las puertas se abrieron. Edward no se movió. Tenía la mirada clavada en el suelo y una expresión pensativa en el rostro. Las puertas se cerraron de nuevo, y el retrocedió.
-Bella, quisiera preguntarle una cosa.
-¿Si?- no pude evitar añadir-: da la casualidad de que se le da muy bien lo de hacer preguntas.
El respondió con otra sonrisa.
-Necesito ayuda con algo ¿cree que podríamos vernos aquí esta tarde a las cinco? No la entretendré mucho.
Abrí mi bosa, pero no pude articular palabra.
-¿Hay algún problema?- dijo
-Oh, no- temblaba más que una gelatina- No, ningún problema. A las cinco está bien. Claro, claro que sí.
-Estupendo, entonces hasta luego
.
Edward se acerco de nuevo a la puerta de seguridad y esperó, mientras yo pensaba en lo atractivo y hermoso que era, con su cabellera despeinada, sus ojos dorados y lo guapo que se veía con el traje oscuro.
-Bella- la voz de Edward me devolvió a la realidad- la puerta.
-Oh, perdón- tenía las mejillas encendidas.