El jefe y la recepcionista Cap 2

-Qué típico de Elizabeth, dejar lo mejor para el final-dijo Edward en voz baja- ¿Quiere empezar?
Intenté sonreír sin éxito.
-Preferiría no hacerlo.-dije
Edward echó un vistazo al reloj, por supuesto de oro y muy caro.
-La verdad no creo que podamos hacerlo. Tengo una reunión a las cuatro.
Edward se levantó y Elizabeth ya estaba a su lado.


-Espero que no estés pensando librarte de esta Edward Cullen- dijo en voz alta para que todo el mundo lo escuchara.
-Tengo una reunión muy importante a las cuatro- dijo él apretando la mandíbula.
-Perfecto, tienes tiempo de sobra para hacerlo.
Estaba convencida de que Edward se iba a retirar. Pero para mi sorpresa, Edward me miró con expresión de complicidad.
-Más vale que obedezcamos a la “jefa”- dijo sentándose de nuevo.
Elizabeth se alejó con una sonrisa de oreja a oreja.
-Tranquila Bella… ujum…perdón, Isabella- ¿Bella? ¿Me había llamado con mi nombre favorito?- No voy a comerle. De hecho estoy dispuesto a reconocer que mi impresión de usted la primera vez que la vi, fue equivocada.
Tragué saliva.
-¿De verdad?-
-Sí, pensé que era una descuidada, tenía una actitud poco agradable quiero decirle.
-Sí, a veces soy un poco descuidada. Mi primera impresión de usted fue de impacto. Me reí, su cara fue un poco graciosa.- En ese momento todo lo que vi fue mi móvil perdido. Y luego su falta de respeto.
-¿Faltarle el respeto a usted? Nunca.
-Pero lo hizo- estaba enojándome al recordar ese día.- Mi apellido ¿recuerda?
-¡Oh! Le debo una disculpa por eso. Lo siento
-Gracias – dije con una sonrisa. Amable.-
-Prosiga- me sonrió- No sea demasiado cruel.
-¿Y arriesgarme a que me despida?- solté una risita. Con él era mucho más fácil ser yo – mm… está bien. Mi primera impresión fue que era… alto y su cabello lindo.- ¿yo dije eso?. Edward me observaba con un poco de impresión, añadí rápidamente- Pero creo que le molesta un poco encontrar cosas pérdidas o algo así.- Rió.- Cambié mi perspectiva cuando lo vi jugando con sus sobrinos.
-Suelo jugar con ellos todo el tiempo. No me agradan muchos los niños pero con mis sobrinos es diferente, ha de ser porque quiero mucho a mi hermana.
-También me di cuenta de que siempre está muy ocupado y que es demasiado serio.
-Eso es cierto.
-Al principio pensé que no era muy feliz. Que estaba un poco sólo.
Edward frunció el ceño.
-Hasta que llegaron las violetas.- continué
-¿Violetas?
-Las violetas que llegan todos los viernes por pedidos de usted.
-Oh, sí claro.
-Y me di cuenta que debe de haber alguien muy especial en su vida.
Una ligera sonrisa curvó los labios masculinos.
-Y, si ése es el caso, si hay alguien especial, estoy segura de que debe ser muy feliz. – la verdad sentí una decepción, mi jefe, Edward Cullen, con esposa y todo.-Siguiente pregunta, ¿A quién te recordé?-
-La verdad me recordó a mi hermana Rosalie. Ella es muy enojona cuando se le pierde una cosa. Y le gusta hablar al igual que usted. Pero debo reconocer que mis impresiones son favorables para usted.
Me sonrojé.
-Le toca a usted.
-Bueno, me recuerda a personas como granjeros y capataces, tienen la misma fuerza de voluntad que ellos, y yo diría que le gusta fijarse metas y conseguirlas.
-Creo que en eso tiene razón. Siguiente pregunta.
-¿Cómo te parezco?
-Me parece una persona muy noble y trabajadora.
-Gracias. Ahora creo que usted tiene un lado más blando que intenta ocultar.
Como era de esperar, Edward frunció el ceño.
-Pero supongo que un jefe tiene que fingir que es duro.- dije
-No es cuestión de fingir. Un jefe tiene que ser duro. Va con el cargo.- Edward echó un vistazo al reloj y se puso de pie- Ahora, si me disculpa, debo ir a esa reunión.
Pero que…